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Daños causados por las Metanfetaminas
1. DAÑOS CAUSADOS POR LAS METANFETAMINAS
La metanfetamina no es una droga nueva, a pesar de haberse vuelto más potente en años
recientes debido a que el desarrollo de las técnicas para su elaboración ha evolucionado.
Esta es una droga estimulante adictiva que activa vigorosamente ciertos sistemas del
cerebro, pero sus efectos sobre el sistema nervioso central son mayores, esta droga es
principalmente utilizada en discotecas.
La metanfetamina crea una sensación falsa de bienestar y energía, y de esa forma, la persona
tenderá a exigir a su cuerpo más de lo debido. Por lo tanto, los consumidores de drogas
pueden experimentar una grave “caída” o colapso físico y mental después de que pasen los
efectos de la droga. Los efectos negativos también pueden incluir: trastornos del sueño,
pérdida de peso, hiperactividad, náuseas, delirios de grandeza, aumento de la agresividad,
irritabilidad. Lo más común en un consumidor de metanfetaminas es un intenso picor, ya
que éste puede llegar a convencerse de que hay insectos arrastrándose por debajo de su
piel, es por eso que la mayoría de sus consumidores muestran costras en el rostro y en
diversas partes del cuerpo, además de que los dientes se desgastan excesivamente. Al no
conciliar el sueño durante varios días seguidos, el consumidor a menudo está en un estado
completamente psicótico y él vive en su propio mundo, viendo y oyendo cosas que nadie
más puede percibir. Sus alucinaciones son tan vívidas que parecen reales y, desconectado de
la realidad, se puede volver hostil y peligroso para sí mismo y para los demás. Las
probabilidades de mutilarse a sí mismo son muy elevadas.
La metanfetamina libera altos niveles del neurotransmisor dopamina, que estimula las
células cerebrales, mejorando el estado de ánimo y el movimiento del cuerpo. También
parece tener un efecto neurotóxico, ya que daña las células cerebrales que contienen
dopamina y serotonina (otro neurotransmisor). Con el tiempo, parece que la metanfetamina
reduce los niveles de dopamina, lo que puede resultar en síntomas similares a los de la
enfermedad de Parkinson, un trastorno grave del movimiento.
Se consume por vía oral, intranasal (inhalando el polvo), intravenosa (inyectándosela) o
pulmonar (fumándola). Inmediatamente después de fumarla o inyectársela
intravenosamente, el usuario experimenta una sensación intensa llamada "rush" o "flash" en
inglés, que dura apenas unos pocos minutos y que al parecer es sumamente placentera. El
uso oral o intranasal produce euforia, es decir, un estímulo que no llega a la intensidad del
"rush". Los usuarios se pueden convertir en adictos en poco tiempo, usándola cada vez con
más frecuencia y en dosis mayores.
2. El abuso a largo plazo de la metanfetamina tiene muchas consecuencias negativas, entre
ellas, una pérdida extrema de peso, problemas dentales graves (boca de metanfetamina o
“meth mouth”), ansiedad, confusión, insomnio, convulsiones, perturbaciones en el estado
de ánimo y comportamiento violento. Las personas con historial de abuso prolongado de
metanfetamina también demuestran varias características psicóticas, como paranoia,
alucinaciones visuales y auditivas y delirio.
Hoy en día, los tratamientos más eficaces contra la adicción a la metanfetamina son las
terapias conductuales tales como las intervenciones en la conducta cognitiva y el manejo de
contingencias. Por ejemplo, el Modelo Matriz, que ha demostrado ser eficaz para reducir el
abuso de la metanfetamina, consiste en un enfoque integral de tratamiento conductual que
combina la terapia conductual, educación a la familia, consejería individual, apoyo a través
de un programa de 12 pasos, pruebas para detectar el uso de drogas y el fomento de
actividades no relacionadas a las drogas. También han demostrado ser eficaces las
intervenciones de manejo de contingencias, que ofrecen incentivos tangibles a cambio de
mantenerse bajo tratamiento y abstinente.
Actualmente no existen medicamentos específicos que contrarresten los efectos de la
metanfetamina o que prolonguen la abstinencia y reduzcan el abuso de esta droga por
alguien adicto a la misma. Sin embargo, hay varios medicamentos que han sido aprobados
por la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus siglas en inglés) para otras
enfermedades que también pueden resultar útiles en el tratamiento de la adicción a la
metanfetamina. Los estudios recientes han descubierto que el bupropión, un antidepresivo
comercializado bajo el nombre de Wellbutrín, reduce el efecto estimulante de la
metanfetamina así como los deseos vehementes de usarla, inducidos por señales asociadas
al consumo de la droga o al medio ambiente. Actualmente se están realizando ensayos
clínicos sobre éste y otros medicamentos, al mismo tiempo que se están desarrollando y
estudiando nuevos compuestos en modelos preclínicos.