1. Arquitectura Post-moderna
Marcos Daniel Leopolto Labastidas, C.I. 25.917.876
Instituto Universitario Politécnico “Santiago Mariño”
Historia de la arquitectura III, Seccion 4A
2. Fundamentos Teóricos
Relación con la filosofía positivista
Relación con la filosofía positivista
Auguste Comte (1798 – 1857), el “profeta de la era científica” según Gideon, desarrolla el pensamiento positivista, o filosofía positiva, cuyo “carácter fundamental (...)
es considerar todos los fenómenos como sometidos a las leyes naturales invariables, cuyo descubrimiento preciso y su reducción al menor número posible es el fin
de nuestros esfuerzos”.
“Positivo - dice Comte – es inseparable de relativo, de orgánico, de preciso, de cierto, de real”. El pensamiento humano pasa, de acuerdo a Comte, por tres fases: la
teológica, la metafísica y la positiva. La última, que es la de completa madurez del pensamiento humano, se caracteriza por la renuncia volitiva a las dos primeras
etapas mediante la adhesión estricta a las metodologías de la ciencia.
El pensamiento positivo de Comte adopta los métodos de las ciencias matemáticas como propios, con lo cual puede vanagloriarse de sistemático y preciso. Puesto
que “toda ciencia positiva no es otra cosa que una transformación de la observación y de la experiencia", es evitando toda disquisición sobre lo absoluto y
renunciando a las ontologías como Comte puede definir su método como “sentido común”. A este respecto, Littré, uno de los herederos intelectuales de Comte,
afirmó que “los que creen que la filosofía positiva niega o afirma algo sobre las causas finales o primeras, se engañan, nada niega ni afirma, pues el afirmar o negar
sería declarar que se tiene algún conocimiento del origen y del fin de los seres”.
El pensamiento positivo vendrá a tener influencias innegables en el credo de los arquitectos modernos: la apología del progreso, el orden y la ciencia (la metáfora de
la máquina, la eficiencia y la higiene modernas), la abstracción del individuo en favor de la mitificación de la Humanidad convertida en fin último (la universalidad, el
hombre-tipo), las metáforas biologistas y evolucionistas (la familia tipo y el bloque de viviendas concebidas como célula / organismo).
La cotidianeidad del ser humano, analizada con apego a los métodos de la ciencia, será categorizada y clasificada en la primera Carta de Atenas (1932, por Le
Corbusier) en las funciones elementales de Habitar, Trabajar, Circular y Esparcirse. La vida moderna, convertida en modelo matemático-estadístico, puede ya
manifestarse, tectónica y espacialmente, en la vivienda construida en serie. El bloque de viviendas, que encuentra su más ilustre prototipo en la Unité d´Habitation,
es una invención de la modernidad; la negación de la individualidad personal se materializa en una casa / colmena.
3. Fundamentos Teóricos
Rechazo de la individualidad
“El hombre propiamente dicho, dice, en el fondo no es más que una abstracción; lo
único real es la Humanidad, sobre todo en el orden intelectual y moral”. Esta
reducción del ser humano a número, - a la formulación matemática que es la base
metodológica del positivismo de Comte – encuentra su reflejo en la búsqueda
del Existenzminimun, de la vivienda mínima. Abstraer la vida humana en una red de
funciones, relaciones, procesos, cuantificaciones: “este sujeto no es otro que el
hombre-tipo lecorbusierano, la familia tipo estadística, ese constructo mental que
permitió a los arquitectos ortodoxos objetivar su comportamiento social y
cuantificarlo en aquella experiencia casi delirante que fue el Existenzminimun”.
4. Características de los Fundamentos
La arquitectura practicada en las últimas décadas, desde la segunda mitad del siglo XX, puede ser
entendida, desde las perspectivas denominadas posestructuralistas o postmodernas, como una reacción
a las propuestas del movimiento moderno: Unas veces los arquitectos actuales releen
los valores modernos y proponen nuevas concepciones estéticas (lo que eventualmente se caracterizará
como una actitud llamada arquitectura neo moderna); otras proponen proyectos de mundo radicalmente
nuevos, presentados (ellos mismos o su interpretación, que, al igual que en las demás manifestaciones
del arte contemporáneo, ha pasado a ser tan importante como la propia obra o incluso más
trascendente que esta) como paradigmas antimodernos, o que superan, critican o desprecian consciente
o inconscientemente los dogmas de la modernidad. Cuando no, se presentan
como relecturas u homenajes a las formas arquitectónicas tradicionales, incluyendo en ellas las de la
propia modernidad.
5. Caracteristicas de los Fundamentos
En la década de 1950 aparecen arquitectos influidos por Le Corbusier que interpretan la obra arquitectónica
como un objeto escultórico: Pier Luigi Nervi y Gio Ponti (Torre Pirelli, Milán, 1955-1959), Félix Candela, Jorn
Utzon (Ópera de Sídney, 1957), Eero Saarinen (Terminal aérea de TWA, Aeropuerto Kennedy, Nueva York), Kenzō
Tange (piscina olímpica de Tokio, 1964). Simultáneamente, el nuevo brutalismo (Peter Smithson, Escuela de
Hunstanton; Louis Kahn Palacio de la Asamblea de Dacca) desde 1954 exaltó la capacidad expresiva de los
materiales, dejando a la vista acero, ladrillo y tuberías, mientras que Alvar Aalto Vittorio Gregotti realizan sus
propias propuestas y Lúcio Costa y Oscar Niemeyer desarrollan la nueva ciudad de Brasilia (1956-1960). Los
años 1960 vieron aparecer el metabolismo japonés (Kenzō Tange), y en España, la obra de Sáenz de Oiza (Torres
Blancas, 1965), César Manrique y Ricardo Bofill.
6. Caracteristicas de los Fundamentos
Durante la década de 1980 la revisión del espacio moderno evolucionó hacia su
total deconstrucción. A partir de estudios influidos especialmente por esa corrientes filosófica, se
definió el estilo arquitectónico conocido como deconstructivismo. A pesar de ser muy criticada, esta
línea de pensamiento estético se mantuvo en los estudios teóricos y en la década de 1990,
demostrando cierta capacidad de seducción del gran público, que lo recibió como arquitectura de
vanguardia. Nombres como Rem Koolhaas, Peter Eisenman y Zaha Hadid están conectados a este
movimiento. El norteamericano Frank Gehry, que a veces es clasificado como deconstructivista, ha
sido criticado por los propios miembros de ese movimiento. Otras propuestas de arquitectura
actual no suelen recibir esa etiqueta, como las de los españoles Rafael Moneo(Museo Nacional de
Arte Romano, Mérida, 1980-86) y Santiago Calatrava, o las del norteamericano Richard
Meier (caracterizadas por el uso del blanco y el aprovechamiento de la luz). A pesar de las
tentativas de clasificar las corrientes de la producción arquitectónica más contemporánea, no hay
de hecho aún una clasificación universalmente compartida de "movimientos" o "escuelas" que
agrupen sistemáticamente a obras y arquitectos de todo el mundo. Cabe de destacar la
importancia de la labor modernista del arquitecto Pedro Ramirez Vazquez, quien en sus
distinguidas obras destacó muy bien en este movimiento.