En esta obra se intenta encontrar respuestas, en un lenguaje claro y simple que concuerden con el sentido común de la mayoría de las personas, a cuestiones tales como: ¿Cuáles son las aspiraciones básicas del ser humano? ¿Qué son los bienes y valores? ¿Se puede aspirar a la verdad, belleza, bondad, amor y felicidad? ¿Existe un concepto comúnmente aceptado de bien y mal? ¿Es posible un desarrollo moral humano? ¿Cuáles son las motivaciones que estimulan a los seres humanos a hacer el bien? ¿Existen leyes morales universales? ¿Es el hombre bueno por naturaleza? ¿Tiene solución el problema del mal moral y los males sociales?
¿Qué es la conciencia? ¿Puede la ética ofrecer una solución a los problemas humanos actuales?
2. 1. Crecimiento y desarrollo moral
2. Modelo de desarrollo moral de Piaget
3. Modelo de desarrollo moral de Kohlberg
4. Modelo de desarrollo moral integral basado en la ley
de dar y recibir
5. Etapa de formación o niñez
6. Etapa de desarrollo o juventud
7. Etapa de madurez o edad adulta
CAPÍTULO 4 DESARROLLO MORAL:
UNA REVISIÓN DE KOHLBERG
3. Para comprender mejor cuál serían las
actitudes y las motivaciones que mueven
o deberían mover a los seres humanos a
actuar bien, así como entender el origen
del deber o la obligación moral, y también
saber cuándo actuamos bien o mal, es
necesario estudiar cómo cambian y
maduran las actitudes, motivaciones,
juicios morales y conciencia de las
personas a lo largo de las etapas de
crecimiento biológico y desarrollo
psicológico.
INTRODUCCIÓN
4. Los seres humanos, igual que los demás
seres vivos, crecen o se desarrollan a partir
de una semilla o embrión hasta convertirse
en seres completos o maduros. Hay dos
aspectos de este crecimiento; por un lado,
ocurre un desarrollo fisiológico que se
produce de una manera automática de
acuerdo a leyes naturales; y, por otro, hay
un desarrollo psicológico paralelo, es decir,
aprender a comunicarse, hablar, escribir,
manejar conceptos, así como otras
habilidades expresivas, artísticas, técnicas e
instrumentales.
CRECIMIENTO Y DESARROLLO MORAL
5. “El hombre es la única criatura
que ha de ser educada”
Como señaló Kant, a diferencia de
los animales «el hombre es la única
criatura que ha de ser educada.»
Aquellos nacen con unos fuertes
instintos innatos que se despiertan
muy pronto sin apenas necesidad de
educación de parte de sus
progenitores, lo cual les permite
disfrutar de una muy temprana
independencia. El ser humano, en
cambio, tiene que aprender a hacer
prácticamente todas las cosas, y el
periodo de dependencia es mucho
más prolongado.
Kant, Pedagogía, Akal, Madrid, 1983, p. 29.
Esto, que parece una desventaja inicial, es una ventaja a
largo plazo, pues los seres humanos, al aprender, estudiar,
investigar, entrenarse, practicar y hacer experiencias, hacen
un esfuerzo propio, creativo y responsable para desarrollar
sus habilidades y capacidades innatas, así que al madurar
llegan a disponer de un mayor grado de autonomía y
creatividad que los animales, cuya creatividad y conducta
es muy repetitiva y está siempre controlada por instintos.
6. Todo esto nos da a entender que el desarrollo
psicológico de las personas, que incluye
básicamente un desarrollo intelectual, emocional y
volitivo, no se produce de una manera espontánea
o automática de acuerdo a leyes naturales —como
es el caso del desarrollo fisiológico— sino que se
requiere una educación y un esfuerzo voluntario,
responsable y creativo de la propia persona.
De forma análoga, es razonable pensar que
deba ocurrir también un proceso de desarrollo
moral paralelo, que partiendo de una condición
inconsciente, ignorante, inmadura e irresponsable
se ascienda hacia una madurez moral o un mayor
conocimiento, consciencia y responsabilidad,
mediante un esfuerzo voluntario y creativo de la
propia persona, así como por una buena educación
y unas circunstancias favorables.
El desarrollo moral
7. La meta de este desarrollo moral sería
alcanzar una madurez o perfección moral.
Kant, en su Metafísica de las Costumbres,
escribía que el primer deber de hombre para
consigo mismo —que es a la vez un fin suyo—
es «el deber para sí mismo de elevar su propia
perfección moral.»
En este sentido, son meritorias las
investigaciones en psicología moral de Piaget,
continuadas y completadas por Kohlberg, que
muestran que el comportamiento, la actitud y
el juicio moral de los niños van madurando a
través de varias etapas paralelas a las etapas
que marcan su crecimiento fisiológico y
psicológico.
Kant, La metafísica de las costumbres, Tecnos, Madrid,
1989, p. 314.
“El deber para sí mismo de elevar su propia perfección moral”
8. Piaget, basándose en estudios acerca de
la actitud de los niños ante las normas
morales, llega a la conclusión que los niños
pasan de una manera gradual desde una
actitud egocéntrica a una actitud
cooperativa, y desde una moral heterónoma
—que él llama moral de deber— en la que los
niños creen y aceptan como algo sagrado las
normas impuestas por los padres, y sin
entenderlas las obedecen por obligación,
hacia una moral autónoma—que él llama
moral del bien— en la que a través de la
cooperación con otros niños entienden que
la moral es algo necesario para que haya
respeto mutuo y reciprocidad en las
relaciones.
«Así como el niño cree en la omnisciencia del
adulto, cree en el valor absoluto de los imperativos
recibidos. Este resultado del respeto unilateral tiene
una gran importancia práctica, pues la conciencia
elemental del deber y el primer control normativo
que el niño es capaz se constituye de este modo.
Pero nos ha parecido evidente que esta
adquisición no era suficiente para constituir la moral
verdadera. Para que una conducta pueda ser
calificada de moral, (…) es necesario además que la
conciencia tienda a la moralidad como a un bien
autónomo y sea capaz de apreciar el valor de las
reglas que se le proponen.»
Jean Piaget, El criterio moral en el niño, Ediciones Martinez Roca,
Barcelona, 1984, p. 339.
MODELO DE DESARROLLO MORAL DE PIAGET
9. Piaget considera que la moral heterónoma
es una moral primitiva o inferior, pero que sirve
de base o condición necesaria pero no
suficiente para que luego se desarrolle una
moral superior, racional y autónoma, basada en
la cooperación, en la que la conciencia de las
personas considera necesario un ideal de bien
independiente de una presión exterior.
Piaget también hizo una comparación entre
el progreso moral individual y el progreso
moral histórico, señalando que en la mayoría
de los pueblos primitivos imperaba una moral
impuesta por una obligación exterior rígida
basada en el cumplimiento de la letra de la ley,
y que más adelante fueron surgiendo nuevos
tipos de moral más autónomas y racionales
basadas más bien en la conciencia.
«¿Cómo llega el niño a la autonomía
propiamente dicha? La vemos anunciada en el
momento en que descubre que la veracidad es
necesaria a las relaciones de simpatía y respeto
mutuos. La reciprocidad parece ser, en este
sentido, un factor de autonomía.
Efectivamente, hay una autonomía moral
cuando la conciencia considera necesario un
ideal independiente de toda presión exterior. (…)
La autonomía, pues, aparece con la
reciprocidad cuando el respeto mutuo es lo
bastante fuerte para que el individuo
experimente desde dentro la necesidad de tratar
a los demás como él querría ser tratado.»
Jean Piaget, El criterio moral en el niño, Ediciones Martinez
Roca, Barcelona, 1984, p. 165.
¿Cómo llega el niño a la autonomía moral?
10. Moral del deber
Heteronomía moral
Moral primitiva inferior
(niñez)
Moral del bien
Autonomía moral
Moral racional superior
(juventud)
Actitud egocéntrica
Se aceptan como algo sagrado las normas morales
impuestas por los padres, y se obedecen por
obligación
Actitud cooperativa o de reciprocidad
La conciencia de las personas consideran necesario
un ideal de bien independiente de una obligación o
presión exterior.
Se siente la necesidad de tratar a los demás como
uno querría ser tratado (Regla de Oro).
Se descubre que la veracidad es necesaria para las
relaciones de simpatía y respeto mutuo.
MODELO DE DESARROLLO MORAL DE PIAGET
11. Kohlberg continuó los estudios sobre el desarrollo moral en la
misma línea de investigación de Piaget, esta vez centrados en la
evolución del juicio moral y la variación del concepto de lo justo o
correcto a lo largo de las etapas de crecimiento de las personas.
Propuso que había seis etapas de desarrollo moral, repartidas en
tres niveles principales, el preconvencional, el convencional y el
posconvencional, que se corresponden básicamente a la etapa de la
niñez, adolescencia y madurez.
Según el modelo de Kohlberg, la actitud de las personas va
cambiando de forma gradual a lo largo de las seis etapas. Se parte
desde una actitud inicial egocéntrica en la infancia. Luego se pasa
por una actitud individualista e interesada en la niñez, para luego
adquirir una mayor conciencia de los intereses y necesidades de los
demás y desarrollar gradualmente la capacidad de ponerse en el
lugar de otros. Hasta adquirir, en la madurez, una actitud
preocupada por el bien de la mayoría y un respeto incondicional a
unos principios éticos universales.
MODELO DE DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG
12. El motivo que mueve a actuar bien y respetar las
normas va también cambiando desde actuar
obligados por normas impuestas para evitar
castigos, o actuar por provecho propio, pasando por
estar motivados por el deseo de ganarse el aprecio
de los demás o del grupo, a actuar movidos por la
propia conciencia, pensando en el bien de la
sociedad, hasta llegar al nivel de actuar por un
respeto incondicional a unos principios morales
universales que se cree válidos y justos, que es el
grado más alto del desarrollo moral.Aunque
Kohlberg señala que solamente algunas personas
excepcionales alcanzan ese nivel más alto de
desarrollo moral.
MODELO DE DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG
13. Nivel 1
Moralidad
Preconvencional
(niñez)
Etapa 1
Obediencia:
Actitud egocéntrica
Motivación:
Evitar el castigo
Etapa 2
Individualismo:
Actitud interesada
Motivación:
Interés personal, intercambio
Nivel 2
Moralidad
Convencional
(juventud)
Etapa 3
Relaciones interpersonales:
Actitud de reciprocidad
Motivación:
Aprobación de los demás, Regla
de Oro
Etapa 4
Sociedad:
Actitud cooperativa
Motivación:
Conformidad orden social
Nivel 3
Moralidad
Posconvencional
(madurez)
Etapa 5
Utilidad y Derechos:
Actitud centrada en el bien de la
mayoría
Motivación:
Felicidad de todos
Etapa 6
Principios Éticos:
Actitud incondicional
Motivación:
Respeto a los principios éticos
universales
MODELO DE DESARROLLO MORAL DE KOHLBERG
14. Vamos a exponer ahora un modelo de desarrollo moral
basado en la ley de dar y recibir, que como sostiene el
Pensamiento de Unificación, es la ley más simple y fundamental
del universo. Los seres humanos están hechos para establecer
relaciones fluidas, armoniosas y estables de intercambios
recíprocos de amor, afectos, cuidados, conocimientos, bienes
y servicios con sus semejantes, que les permiten experimentar
una felicidad común.
En esto radica el fin o sentido de la vida, y por tanto el
objetivo principal al que se dirigen las acciones humanas. La
moral pues no consiste, como sostiene Kohlberg, en
desarrollar un respeto hacia unas normas morales o principios.
De hecho, el respeto a las normas —a semejanza de las
normas de tráfico que regulan y garantizan la libre circulación
de vehículos— es sólo una condición necesaria pero no
suficiente para que ese flujo de intercambios recíprocos entre
las personas sea estable y se incremente continuamente.
MODELO DE DESARROLLO MORAL INTEGRAL BASADO EN LA LEY DE DAR Y RECIBIR
15. Dado que el ser humano está hecho para
establecer relaciones recíprocas de dar y recibir
que les haga felices, básicamente posee dos tipos
de deseos:
Un deseo de recibir amor y protección, de ser
apreciado y valorado, y de ser feliz satisfaciendo
las necesidades individuales, que tiende a
cumplir el propósito individual de preservar la
propia existencia.
Y un deseo de dar y ofrecer amor y protección
a otros, de hacer felices a los demás, y de
contribuir al bienestar de las familias,
comunidades y naciones, que tiende a cumplir el
propósito para el conjunto de constituir y
mantener unidades más grandes que el
individuo.
MODELO DE DESARROLLO MORAL INTEGRAL BASADO EN LA LEY DE DAR Y RECIBIR
16. El proceso de desarrollo moral, que
básicamente se compone de las etapas de
niñez, juventud y madurez, se puede resumir
diciendo que primero se pasa por una etapa de
inmadurez y dependencia en la que el deseo de
recibir es más fuerte que el de dar.
Luego, por otra etapa más autónoma e
independiente en la que —después de cultivar
poco a poco la capacidad de dar— se produce
un equilibrio a veces inestable entre el deseo de
recibir y el deseo de dar.
Para llegar —después de desarrollar aún más
la capacidad de dar— a una etapa de madurez
moral en la que el deseo de dar es más fuerte
que el deseo de recibir.
17. Modelo de desarrollo moral basado en la ley de dar y recibir
Etapa de formación
moral
(Etapa de la niñez)
La actitud y motivación predominante es egocéntrica e
interesada
Se cultiva incipientemente el deseo de dar
El deseo de recibir es más fuerte que el de dar
Etapa de crecimiento
moral
(Etapa de la juventud)
La actitud y motivación predominante es la de reciprocidad o
correspondencia mutua
Se aprende a dar en la misma medida que se recibe
Se produce un equilibrio entre el deseo de recibir y el deseo de dar
Etapa de madurez
moral
(Edad madura o adulta)
La actitud y motivación se vuelve altruista y desinteresada
Se desarrolla la capacidad de amar incondicionalmente
El deseo de dar se vuelve más fuerte que el de recibir, incluso hasta
el punto de convertirse en un impulso irreprimible de dar o amar
18. Los tres niveles de moralidad
Moralidad de la
Autoridad
Formación moral
(Etapa de la niñez)
Ética mínima basada en la obediencia a unas normas o mandamientos
morales que se reciben de una autoridad exterior (padres, maestros,
sociedad, naturaleza, Dios, etc.)
La motivación principal es el deseo de recibir premios o evitar castigos.
Moralidad de la
Reciprocidad
Crecimiento moral
(Etapa de la juventud)
Ética basada en el principio de la reciprocidad o Regla de Oro.
La motivación principal son las expectativas recíprocas de beneficios
mutuos y felicidad compartida.
Se respetan las normas morales por comprender por la propia
conciencia que son necesarias para mantener las relaciones de afecto y
confianza mutua.
Moralidad del amor
Incondicional
Madurez moral
(Edad madura o adulta)
Ética máxima en la que se desarrollar la capacidad de amar de una
forma desinteresada e incondicional.
La acción de dar ya no está condicionada por si se recibe o no una
respuesta.
La motivación principal es hacer felices a los demás, y el respeto a las
normas y principios éticos universales es ya incondicional.
19. Etapa de formación moral
Moralidad de la autoridad
¿Cómo se origina el deber o
la obligación?
Tres tipos de motivaciones
morales en los niños
ETAPA DE FORMACIÓN O NIÑEZ
20. La primera actitud en la infancia es la actitud
egocéntrica. Esto es debido a que el niño nace
en una situación de dependencia y a que su
principal deseo es recibir protección, atención,
cuidado, cariño y amor, es decir, satisfacer sus
necesidades y ser feliz.
Esto es un proceso natural, pues estamos
hechos para establecer relaciones de dar y
recibir, y el primer paso es aprender a recibir,
que obviamente es más fácil que aprender a dar.
La capacidad de dar de un niño en su infancia
es muy limitada, pero desde una edad muy
temprana muestra una incipiente capacidad de
dar que cultiva aprendiendo a responder a sus
padres y a compartir cosas con sus hermanos y
compañeros de clase.
Poco a poco el niño es consciente de que los
demás tienen también intereses. Así que a
través de establecer relaciones con otros niños
desarrolla gradualmente esta capacidad de
compartir cosas, aunque al principio da cosas
pensando en recibir algo a cambio.
Es decir, se pasa de una actitud egocéntrica
a una actitud interesada. Se hacen tratos, se da
algo, pero se pide otra cosa a cambio.
Esto es lo que Kohlberg llama la etapa de la
moral individualista.Aunque esta actitud
interesada pueda imperar en términos
generales en los niños de menos de nueve
años, como dice Kohlberg, no se puede
universalizar para todos los casos.
Etapa de formación moral
21. El tránsito hacia una actitud más
desinteresada también puede producirse
en esta edad por inducción emocional o
imitación de buenos ejemplos de
personas mayores o por el desarrollo de
sentimientos propios de empatía y afecto.
Esto es debido a que el deseo y la
capacidad de dar y hacer cosas por los
demás está presente en los niños desde
una edad muy temprana. Capacidad que
se puede desarrollar antes o después
dependiendo de los buenos ejemplos, la
educación y los esfuerzos del propio niño.
Etapa de formación moral
22. En cuanto a la moral heterónoma de la autoridad,
esto es, acatar normas de conducta o reglas impuestas
desde fuera por la autoridad de los padres, es evidente
que es algo necesario en esta etapa de la niñez.
Además, es una preparación para desarrollar la moral
autónoma de cooperación y reciprocidad de la etapa
superior.
Los niños desean jugar todo el día, divertirse y
pasárselo bien, pero no les gusta estudiar, pues no
piensan en el futuro y no entienden la necesidad de
tener que estudiar y prepararse para el futuro. Por ello,
los padres tienen que empujarles a estudiar.
También cuando el niño pega a otros niños o les quita
cosas, los padres le castiga y le obliga a devolver las
cosas. Estas normas y conductas impuestas por los
padres tienen como fin evitar que los niños se hagan un
daño a sí mismo o lo ocasionen a otros.
Al principio, los niños no dicen mentiras ni
les quitan cosas a otros debido a la presión
moral de sus padres, pero más adelante, al
relacionarse con otros niños, comprenden
por sí mismos que no mentir o no robar es
necesario mantener relaciones recíprocas de
mutua confianza y afecto con sus amigos.
Así pues, la moralidad heterónoma de la
autoridad basada en la confianza en una
autoridad exterior no es ni contradictoria ni
opuesta a una moralidad autónoma basada
en la convicción propia y la reciprocidad, sino
un paso previo y preparatorio para
desarrollar ésta última.
Moralidad de la autoridad
23. ¿Cómo se origina el deber o la obligación?
Cuando alguien nos beneficia sentimos
agradecimiento y se genera en nosotros una cierta
fuerza interior que nos empuja a corresponder. Es
como si fuera una reacción espontánea provocada
por la acción de dar, similar al principio de la acción
y reacción en la física.
¿Cómo y cuándo se origina por vez primera este
deber u obligación moral? La primera relación de
dar y recibir que establece un niño es con sus
padres. Se siente agradecido a sus padres porque
de ellos recibe protección, cuidados, alimentos y
amor.
El deseo principal del niño es recibir, pero la
capacidad de responder está ahí desde el principio.
De hecho, dar y recibir genera un circuito de fuerzas
de forma que el recibir nos empuja casi
mecánicamente a dar.
Así pues, el primer deber u obligación moral
que se siente es el de corresponder al amor y
cuidados que recibimos de nuestros propios
padres.
24. Un primer tipo de motivaciones basadas en un
incipiente deseo de dar: Admiran, creen y confían en sus
padres y se sienten agradecidos, y por eso hacen lo que les
dicen; intentan animarles y hacerles feliz cuando ven que sus
padres tienen una preocupación; tratan de comportarse bien
por no hacerles sufrir; ayudan a sus hermanos cuando lo
necesitan por empatía.
Un segundo tipo de motivaciones basadas en un
deseo de recibir: obedecen a sus padres para recibir más
atención o cariño, para que les valoren o aprecien más, o
para llegar a ser el favorito; se comportan bien para recibir
un premio o una recompensa.
Un tercer tipo de motivaciones basadas en el miedo a
perder lo que tienen o reciben: obedecen porque tienen miedo a
perder el cariño y protección de sus padres, y ser reprobados o
abandonados; se comportan bien para evitar ser castigados.
Tres tipos de motivaciones morales en los niños
25. «Según Kohlberg los niños actúan movidos por el
castigo o el premio. Pero esta afirmación contradice
muchos hallazgos empíricos. En la observación naturalista
de la conducta, los niños manifiestan frecuentemente una
conducta espontáneamente altruista: ayudan, comparten
o consuelan a otros.
Cuando se les pregunta los motivos aclaran que han
actuado así porque el otro lo necesitaba o, simplemente,
porque querían ayudar. También en muchos estudios se
ha comprobado la existencia de una cierta empatía que
llevaba a una conducta altruista espontánea. (Blasi, 1984;
Keller y Edelstein, 1986; entre otros).»
María Victoria Gordillo, Desarrollo del altruismo en la infancia y la
adolescencia, Centro de Publicaciones del Ministerio de Educación y
Ciencia, Madrid, 1996, p. 78.
Según Kohlberg, las
motivaciones del niño para hacer
lo correcto «son evitar el castigo y
el poder superior de las
autoridades» dando a entender
que el niño es un ser puramente
egocéntrico y egoísta.
Aun siendo esto parcialmente
cierto, desde muy temprana edad
el niño también siente un impulso
incipiente de dar amor de forma
altruista a sus padres o hermanos,
como lo confirman otros
psicólogos morales como María
Victoria Gordillo.
El incipiente altruismo del niño
26. El deseo más fuerte del niño es el de recibir amor
y atención, y ser valorado y apreciado. Este es el
estímulo más fuerte que le motiva a obedecer a sus
padres o a esforzarse por actuar bien.
Por ejemplo, los niños que no reciben mucha
atención de sus padres suelen cometer travesuras
para atraen su atención sin que les importe ser
castigados. Lo que hace sufrir más a los niños es no
ser queridos, o ser ignorados y abandonados,
aparte claro está de ser maltratados.
El castigo es sólo un refuerzo negativo
secundario que puede ser necesario
ocasionalmente pero que no es lo que más motiva
al niño a comportarse bien.
El estímulo más fuerte que motiva a los niños a obedecer a sus padres y
esforzarse por actuar bien es el deseo de recibir amor y atención
27. Etapa de desarrollo moral
Moralidad de la reciprocidad
Autonomía moral e independencia
de la personalidad
Tres tipos de motivaciones morales
en los adolescentes
La heteronomía de la moral del
sistema social
Perspectiva pre-social de la juventud
ETAPA DE DESARROLLO O JUVENTUD
28. Con la llegada de la adolescencia se
va pasando de una etapa de
heteronomía y dependencia hacia otra
etapa en la que se va adquiriendo un
mayor margen de autonomía,
independencia y libertad.
Se pasa de obedecer y confiar
ciegamente en los padres a querer
actuar por decisión propia. El joven no
quiere sentirse forzado por otros, sino
que desea seguir su propia conciencia o
comprender las razones por las cuales
hay que actuar de una manera u otra.
Etapa de desarrollo moral
29. Desde la perspectiva de la ley de dar y
recibir, durante esta etapa de desarrollo, el
joven —a través de profundizar y ampliar sus
relaciones de intercambios recíprocos con sus
padres, hermanos y hermanas, compañeros y
amigos— es más consciente intelectualmente
y emocionalmente de las expectativas,
sentimientos y situación de los demás.
De esta manera, su capacidad de ponerse
en lugar del otro aumenta y así abandona la
actitud infantil interesada de querer siempre
recibir algo de los demás y se da cuenta que
tiene que dar o corresponder de una manera
recíproca.
El deseo de dar se equipara al deseo de recibir
Así pues, a través de experiencias
propias desarrolla su capacidad de dar
hasta el punto que el deseo de dar se
equipara al deseo de recibir, o al menos
se produce un equilibrio, que a veces es
inestable debido a que estos dos
deseos suelen fluctuar muy a menudo.
Vemos que esta explicación encaja
con el tipo de moral que Kohlberg
coloca en este nivel de desarrollo
moral, que es la moral de la
reciprocidad o la Regla de Oro, o sea,
“da a los demás lo mismo que esperas
recibir de ellos.”
30. La moralidad de la reciprocidad es el nivel
medio de moralidad autónoma basada en el
principio de la reciprocidad (da en la misma
medida de lo que recibes) o la Regla de Oro
(trata a los demás como a ti te gustaría ser
tratado).
En los jóvenes que están en la etapa de
crecimiento moral —para las cuales es
adecuado este nivel medio de moralidad— el
deseo de dar tiende a ser tan fuerte como el
deseo de recibir, y la actitud egocéntrica e
interesada infantil se va transformando en una
actitud de reciprocidad, así que el estímulo
principal para actuar bien viene de las
expectativas recíprocas de beneficios comunes
o felicidad compartida.
Moralidad de la reciprocidad
En este nivel de moralidad se alcanza
la autonomía moral, y se avanza hacia el
autodominio o control de sí mismo, es
decir, se desarrolla la propia conciencia y
juicio moral de tal manera que ya no se
cumplen las normas morales por una fe u
obediencia ciega a una autoridad, sino
porque se comprende por uno mismo la
necesidad de respetarlas para mantener
las relaciones de cooperación,
reciprocidad y confianza mutua entre las
personas.
31. Autonomía moral e independencia de la personalidad
La autonomía moral no significa una
independencia absoluta en el sentido de que ya
cada uno puede inventarse sus propias normas.
El deseo de independencia de los adolescentes
y jóvenes es debido a que están en la etapa en la
que tienen que desarrollar su propia personalidad.
Cada ser humano nace con un carácter y unas
cualidades innatas únicas, y es su responsabilidad
cultivar esas cualidades de una manera creativa e
independiente de cualquier presión exterior.
Que cada persona disfrute de una
independencia de personalidad y un carácter
único no significa que pueda hacer lo que quiera o
disponga de una total independencia moral.
La personalidad, la forma de expresarse y los
talentos de las personas son muy diferentes entre
sí, pero de todas ellas se espera que sean buenas,
honradas y que hagan algo útil para los demás.
El desarrollo moral consiste en cultivar unas
cualidades morales humanas comunes, como
pueden ser la honestidad, la integridad y ser
consecuente con lo que se dice.
Lo cual no significa una uniformación de la
forma de ser de las personas.Además, cada
individuo tiene la libertad de escoger
creativamente su forma única de hacer algo en
beneficio de los demás, elegir el papel que quiere
desempeñar y cumplir con sus deberes de una
forma única.
32. Dar de una forma altruista motivado por confianza y afecto
En los jóvenes —a diferencia de los niños— al haber desarrollado
más la capacidad de dar, este primer tipo de motivación va
adquiriendo cada vez más fuerza. El agradecimiento, aprecio y
afecto por los padres se profundiza, se llega a comprender más sus
sentimientos e ideales, así que se actúa bien por hacerles felices y
se está más dispuestos a ayudarles en caso de problemas.
Este aprecio y afecto se extiende a otras personas como
hermanos, compañeros y amigos. Se empieza a hacer cosas por
agradar, complacer o hacer feliz a compañeros o amigos. Se
desarrolla la simpatía o compasión. Se pasa de admirar o imitar por
empatía emocional a los padres a admirar o imitar otras personas
con las cuales se identifican porque se consideran ejemplos de
idealismo, heroísmo o altruismo.Y a menudo este deseo de emular
conductas altruistas les conduce a hacer trabajos voluntarios por el
bien de las personas desfavorecidas de la sociedad o de otras
naciones.
En esta etapa ya no se puede
hablar que este tipo de desarrollo
moral ocurre realmente o
necesariamente en la mayoría de
los jóvenes, sino más bien
hablamos de lo que debería
ocurrir o de lo que ocurre en una
cierta proporción.
Pues, el desarrollo moral no
tiene lugar automáticamente, sino
que depende de la educación, los
esfuerzos responsables y las
experiencias propias de las
personas, y de unas circunstancias
adecuadas y favorables.
Tres tipos de motivaciones morales en los adolescentes
33. Recibir o ganar un premio o recompensa
Este segundo tipo de motivación siguen
teniendo mucha fuerza o influencia en esta
etapa. El deseo de ser amado, apreciado y
valorado por los padres se extiende al deseo
ser valorado, amado, apreciado y bien visto por
los círculos de amigos, y luego por la sociedad.
Éste es el premio o recompensa que se
desea más en esta etapa. Se actúa bien para
ganarse la confianza de los amigos, para ser
apreciado y valorado por ellos. El niño busca
más su propia felicidad o satisfacción, el joven
busca más una felicidad compartida en sus
relaciones con compañeros y amigos.
En este sentido esto constituye un progreso
moral, pues así evitan hacer cosas que rompan
estas relaciones de confianza mutua.
Miedo a perder algo o evitar un castigo
En el caso del tercer tipo de motivación, el
miedo al castigo se convierte en el miedo a
que se rompan las relaciones de amistad, a
no ser correspondido, a sufrir desengaños
amorosos, a ser ridiculizado o despreciado, a
ser excluido o marginado por los amigos o
por el grupo, y luego, más tarde, por la
sociedad.
En vez de ingenuamente creer que cuando
se actúa bien se recibe un premio y cuando
se actúa mal un castigo, se empieza a
comprender que las acciones tienen
consecuencias buenas y malas.
34. La etapa de la adolescencia o juventud es la que se
corresponde al nivel convencional de Kohlberg, en el
que están incluidas la moral de la Regla de Oro y otro
tipo de moral que él llama moralidad del sistema
social, que es algo así como aceptar las leyes y normas
de la sociedad sin cuestionarlas, para que el sistema
pueda funcionar y no se derrumbe —una especie de
convencionalismo o conformismo social. No obstante,
este tipo de moralidad del sistema social es más
heterónoma que autónoma.
Por ejemplo, los adolescentes a veces pasan de ser
influidos y presionados por la autoridad de sus padres,
a ser influidos y presionados por su grupo de
compañeros o amigos, de imitar y aceptar sin
cuestionar las conductas y normas recibidas en casa, a
imitar y aceptar sin cuestionar las conductas y normas
del grupo.
La razón de esto es que el deseo del
adolescente de ser valorado, querido y
apreciado por los padres se transfiere al deseo
de ser valorado, querido y apreciado por el
grupo de amigos.Así que cuando éstos fuman,
beben, se visten o se comportan de una cierta
manera, el joven los imita para no ser excluido y
marginado por el grupo.
La heteronomía de la moralidad del sistema social
35. Por consiguiente, muchos adolescentes cambian sus
conductas y dejan de hacer lo que sus padres les han
enseñado, no por tener una mayor autonomía moral en
el sentido de comprender por sí mismo lo que es mejor,
más bueno o más justo, sino simplemente por influencia
o presión heterónoma de los compañeros de clase, las
modas, o los valores dominantes en la sociedad.
Esto no es un progreso moral en el sentido de
desarrollar una mayor autonomía. Es simplemente
seguir bajo una moral heterónoma cuya autoridad y foco
de presión ha cambiado.
Si un adolescente ve que un actor, cantante o modelo
es una persona famosa muy apreciada y valorada por el
conjunto de la sociedad, lo imitará y querrá ser como él o
ella, puesto que su deseo es también llegar a ser
apreciado y valorado por todos.
La heteronomía moral de la presión del grupo sobre los adolescentes
36. Lo mismo ocurre cuando los miembros adultos
de una sociedad aceptan ciegamente unos
valores, leyes o normas establecidos por la
tradición o por lo que actualmente se llama «lo
políticamente correcto», porque quieren ser
personas respetadas y valoradas por su sociedad,
y porque no quieren ser marginados, criticados o
excluidos.
Mucha gente cree que esto de aceptar ciega y
heterónomamente una tradición o valores
vigentes sin cuestionarlos ocurría solamente en las
sociedades antiguas en las que había un único
sistema de valores impuesto a la fuerza.
Piensan que ahora no ocurre debido a que
vivimos en sociedades democráticas en las que
hay una pluralidad de valores y no se imponen
nada a la fuerza, y en las que todos disfrutamos de
una gran autonomía moral.
Sin embargo, hoy en día en las sociedades
democráticas ocurre exactamente lo mismo que
antes, pues, aunque hay pluralidad de valores,
algunos valores dominantes se imponen, ya no a la
fuerza, pero si con el poder de influencia de los
medios de comunicación, la publicidad, las
industrias del espectáculo u otras instituciones que
ejercen una presión moral heterónoma sobre los
ciudadanos imponiéndoles dichos valores que, por
lo general, se aceptan ciegamente sin
cuestionarlos.
En las democracias actuales hay algunos valores
muy positivos como la solidaridad, la tolerancia, la
ecología, y otros mucho menos positivos como el
culto al dinero, la fama, la imagen, el sexo, la
violencia y el poder, que ejercen una fuerte
influencia y presión moral heterónoma
especialmente sobre los jóvenes y adolescentes.
La heteronomía moral de “lo políticamente correcto”
37. Kohlberg explica que en el nivel
posconvencional se adopta una perspectiva
presocial, en el sentido de que el individuo se da
cuenta o comprende que es poseedor de un
valor intrínseco y de unos derechos innatos
como persona, que son previos al hecho de
formar parte de una sociedad y que, por esta
razón, en lugar de acomodarse con las leyes y
normas de conducta vigentes de la sociedad, las
evalúa para ver si están en conformidad o no con
estos valores y derechos presociales.
En el caso de que no lo estén, se plantea
entonces reformar la sociedad o configurar una
nueva sociedad que respete esos valores y
derechos irrenunciables.
Perspectiva presocial de la juventud
38. Esta actitud en realidad comienza en los
jóvenes, por lo general, a partir de los 16 años
como fruto del desarrollo de una conciencia y
juicio moral autónomo.
La gente joven quiere investigar las cosas por
sí mismo, saber las razones por las cuales una
cosa está bien o está mal. Entonces, si los
valores y normas que han recibido de sus padres
o de su sociedad no les satisfacen sienten el
deseo de cambiar el mundo. Es la época de
soñar y creer en grandes ideales o utopías.
Algunos se conforman con encontrar a su
pareja ideal, otros desean llegar a ser alguien
importante que contribuya con algo significativo
a su sociedad, o incluso a toda la humanidad.
Muchos de los grandes científicos, poetas,
artistas, filósofos, políticos y reformadores
soñaron y se determinaron a luchar por sus
ideales cuando eran muy jóvenes.
Esto ocurre así porque la conciencia les empuja
a no conformarse con las cosas que sienten que
están mal, como las injusticias o situaciones de
miseria, sino que siempre les impulsa a perseguir
ideales cada vez más elevados.
Los grandes ideales y utopías defendidos por la juventud
39. La etapa de madurez
moral según Kohlberg
La etapa de madurez
moral según la ley de dar
y recibir
Moralidad del amor
incondicional
Tres tipos de
motivaciones en la etapa
de madurez
ETAPA DE MADUREZ O EDAD ADULTA
40. Esta etapa es la que se corresponde al nivel
posconvencional. En este nivel, según Kohlberg, las
personas parten de la convicción de que los seres
humanos tienen unos derechos básicos fundamentales, y
hacen pactos sociales y respetan las normas acordadas
siempre que éstas garanticen el respeto de estos
derechos para todas las personas por igual.
También emprenden acciones y elaboran leyes cuyas
consecuencias sean el mayor bien o felicidad para la
mayoría de las personas.Y en el nivel más alto, de
acuerdo a Kohlberg, están las personas que creen en la
validez en unos principios éticos generales,
universalizables y reversibles, y que se comprometen y
actúan conforme a ellos motivados exclusivamente por
un respeto incondicional.
Estos principios serían el principio de equidad o
justicia, la igualdad de derechos y el reconocimiento del
valor y la dignidad de las personas.
Así pues, cuando se cree en estos
principios, se adopta la convicción de que
cada ser humano tiene un valor y dignidad
intrínseca, no utilitaria, y es poseedor de
unos derechos básicos, y por tanto se
actúa respetando la dignidad de cada ser
humano como un fin en sí mismo.
La etapa de madurez moral según Kohlberg
41. La etapa de madurez comienza cuando los jóvenes,
a través de establecer relaciones de intercambios
recíprocos más intimas y estrechas, desarrollan o
deberían desarrollar aún más la capacidad de dar de
una forma desinteresada y altruista.
Esto ocurre especialmente en las relaciones de
amor conyugal entre marido y esposa. Para que esta
relación tenga éxito, cada cónyuge tiene que tener
una actitud de amar y hacer feliz a su pareja en vez de
querer ser amado y servido por ella.
Al establecer relaciones de amor más íntimas
también la capacidad de identificarse
emocionalmente con la situación y sentimientos de
otra persona o de ponerse en su lugar aumenta. Si se
hace sufrir a la persona que se quiere, sufre uno
mismo, y, si se procura que sea feliz, uno mismo se
siente también feliz.
La etapa de madurez moral según la ley de dar y recibir
42. En especial, cuando se tienen hijos, esta
capacidad de amar de forma altruista e incluso
sacrificial puede desarrollarse todavía más. Por
ejemplo, una madre puede seguir amando a su
hijo aunque éste no le corresponda o le
abandone.
La razón de esto es que cuando se desarrolla
la capacidad de dar o amar, se llega a un punto
en el que el deseo de dar se convierte en un
deseo irreprimible. No se puede parar de amar,
se sigue amando aunque no se reciba
respuesta. Es decir, el deseo de dar se vuelve
incondicional.Ya no se da por el interés de
recibir, ya el dar no está condicionado por la
respuesta.
La etapa de madurez moral según la ley de dar y recibir
43. La etapa de madurez moral se
corresponde a este nivel superior de
moralidad del amor incondicional. En esta
etapa el deseo de dar se va volviendo más
fuerte que el deseo de recibir, y la actitud de
reciprocidad se va cambiando en una actitud
centrada en los demás.
Al final el estímulo principal para hacer el
bien viene simplemente de contemplar el
bienestar o felicidad ajena. Incluso la
infelicidad propia por la falta de respuesta no
obstaculiza el deseo de dar o amar, de igual
modo que los padres son felices al ver felices
a sus hijos, y no dejan de amarlos, aunque
éstos los abandonen.
Moralidad del amor incondicional
La madurez moral desde el punto de vista
emocional significaría extender esta actitud y
sentimientos más allá de los límites de la propia
familia, nación, raza o cultura. Una persona
madura moralmente cuando es capaz, incluso
aunque no tenga hijos propios, de tener este
tipo de corazón paternal y maternal
incondicional hacia todos los seres humanos.
Si una madre, al ver a una persona de otra
raza o país que está siendo maltratada o sufre
necesidades, se identifica con la madre de esa
persona o se imagina por un momento que
fuera su hijo, se sentirá motivada a hacer algo
para que se respete el valor y la dignidad de
todos hombres, o se procuren los medios para
lograr un bienestar y felicidad para todos.
44. Las máximas, principios o virtudes que se
corresponden a este nivel de moralidad son:
El respeto incondicional por los principios
éticos universales.
La máxima de procurar la felicidad de todos.
Y los preceptos, comunes a todas las
tradiciones religiosas y filosóficas, que
alientan a ser generosos, a vivir por los
demás, a ayudar o servir a otros de forma
desinteresada, a sentir amor, compasión y
benevolencia por todos los seres humanos,
e incluso a perdonar, a devolver bien por mal
y amar a los enemigos.
Moralidad del amor incondicional
45. En la etapa de madurez también uno actúa
por los mismos tres tipos de motivaciones que
en las etapas anteriores, pero en cierta forma
transformados.
La confianza ciega infantil, que más tarde
en la juventud se transforma en actuar bien
por comprender uno mismo las razones,
madura por las propias experiencias hasta
alcanzar una mayor sabiduría práctica o
convicción propia en unos principios éticos
universales. El amor y agradecimiento hacia
los padres se extiende hacia todo el género
humano y la naturaleza.Y como hemos
explicado antes, el deseo de dar se convierte
en un deseo irreprimible e incondicional de
amar.
El deseo de recibir algo o ganar un premio, y el
miedo a perder algo o ser castigado son
motivaciones que van cambiando a lo largo de las
etapas de desarrollo moral, pero no desaparecen
sino que se vuelven menos importantes.
Por ejemplo, en los jóvenes estas motivaciones
infantiles se cambian por querer ser apreciado por
sus amigos y tener miedo a ser rechazado por
éstos.También, se empieza a tener más en cuenta
los premios y castigos interiores, como ganar
autoestima, estar en paz con la propia conciencia, y
el miedo a la pérdida de confianza en uno mismo, a
los remordimientos de conciencia y a reprocharse a
sí mismo por haber hecho o dejado de hacer algo.
Tres tipos de motivaciones en la etapa de madurez
46. En cambio, en la madurez moral, en lugar de
pensar en ganar un premio para uno mismo, o
conseguir una satisfacción inmediata, se piensa en
las buenas consecuencias futuras que puedan
reportar nuestras acciones a los demás.
El mejor premio para unos padres es ver que sus
hijos están bien y son felices en sus vidas. El peor
castigo sería que, por su culpa, sus hijos fueran
desgraciados en el futuro. Así pues, una persona
madura puede decidir hacer algo pensando en que
ello repercutirá en el bienestar o felicidad de
muchas personas en el futuro, o evitará el
sufrimiento de muchos.
Esto no significa que desaparezca el deseo de ser
correspondido o valorado por la labor que se hace
en beneficio de otros. Éste es un deseo natural.
Tres tipos de motivaciones en la etapa de madurez
En una etapa madura estas motivaciones de
querer recibir premios o evitar la pérdida de algo
son estímulos o refuerzos positivos y negativos que
siguen teniendo importancia, pero no tanto como
en la infancia o adolescencia.
Por esta razón, una madre puede sacrificar la
vida por salvar a su hijo, o unos padres pueden
trabajar duro y sacrificarse durante mucho tiempo
pensando en la felicidad futura de sus hijos.
Es el caso también de muchos grandes hombres
y reformadores éticos, como Sócrates, Buda,
Confucio. Mahoma o Jesús, quienes, a pesar de
haber sido perseguidos, maltratados o ridiculizados
por la gente de su época, no dejaron de tratar de
educar y ayudar a sus semejantes por amor o
compasión hacia ellos.