En esta obra se intenta encontrar respuestas, en un lenguaje claro y simple que concuerden con el sentido común de la mayoría de las personas, a cuestiones tales como: ¿Cuáles son las aspiraciones básicas del ser humano? ¿Qué son los bienes y valores? ¿Se puede aspirar a la verdad, belleza, bondad, amor y felicidad? ¿Existe un concepto comúnmente aceptado de bien y mal? ¿Es posible un desarrollo moral humano? ¿Cuáles son las motivaciones que estimulan a los seres humanos a hacer el bien? ¿Existen leyes morales universales? ¿Es el hombre bueno por naturaleza? ¿Tiene solución el problema del mal moral y los males sociales?
¿Qué es la conciencia? ¿Puede la ética ofrecer una solución a los problemas humanos actuales?
1. Leyes Naturales y
Leyes Morales:
Libertad y Leyes
Valores y Normas: La Búsqueda de la Felicidad
2. 1. Heteronomía, autonomía, libertad, ley natural y
ley moral
2. Analogías entre las leyes naturales y las leyes
morales
3. La mayoría de las normas morales comunes a
todas las culturas y religiones se pueden derivar
de la ley de dar y recibir
4. La búsqueda de leyes morales universales
basadas en los principios de la naturaleza
CAPÍTULO 3 LEYES NATURALESY LEYES MORALES:
LIBERTADY LEYES
3. Hay una larga tradición en casi todas las culturas
de relacionar o incluso identificar las leyes
naturales con las leyes morales o éticas. Los
griegos pensaban que el mismo Logos, razón y
orden, que regía la naturaleza y los astros
gobernaba también a la sociedad humana, y
cuando alguien violentaba ese orden cometiendo
una desmesura, o exceso, más tarde o más
temprano pagaría cara su osadía.
Los chinos también creían que elTao o el
camino del Cielo gobernaba el universo, incluida la
sociedad. Los que vivieran de acuerdo a ese
camino, atraerían hacia sí buena fortuna, larga
vida y prosperidad, mientras que quienes no lo
siguieran, se acarrearían mala fortuna y
desgracias.
La ley del karma hindú es en esencia lo
mismo. Lo que uno siembra es lo que recoge. La
diferencia está en que, en vez de ser la persona
en su vida o sus descendientes, los que recogen
los buenos o malos frutos son las mismas almas
en otras futuras reencarnaciones.
La creencia judía, que luego heredaron
cristianos y musulmanes, en una legislación
divina instaurada por Dios no es tan distinta de
las anteriores. La diferencia está en que, en vez
hablar de consecuencias buenas o malas de las
acciones, se habla de premios o castigos divinos
a los que obedecen o violan la ley. Pero se
comparte el mismo concepto de una justicia
cósmica.
INTRODUCCIÓN
4. Conceptos de heteronomía y autonomía
Tener autonomía o libertad significa disponer
de un margen de maniobra o elección dentro
de un marco legal natural y moral
Las leyes naturales y morales no se oponen a la
libertad, sino que las leyes son precisamente
las que nos posibilitan ser libres y felices
Respetar las leyes morales no es un fin en sí
mismo sino una condición necesaria o un
medio para cumplir con el propósito de
nuestras vidas
HETERONOMÍA, AUTONOMÍA, LIBERTAD, LEY NATURAL Y LEY MORAL
5. Heteronomía es un concepto que se aplica a una
máquina —como, por ejemplo, un reloj— cuyo propósito
ha sido fijado por alguien exterior, su constructor, así
como las leyes que lo regulan y las funciones de cada
una de sus partes.Además, la máquina cumple con su
propósito de una manera repetitiva y exacta, sin
disponer de ninguna autonomía propia.
Tener autonomía significa generalmente disponer de
una cierta capacidad de autorregularse o ajustarse a
unas circunstancias cambiantes.
En la época de la Ilustración —debido a las ideas de
Descartes— era popular la creencia en que el mundo
natural, incluidos los animales y el cuerpo humano, eran
como un reloj totalmente heterónomo y determinado
por leyes naturales, y que sólo el espíritu humano era
autónomo o libre.
Sin embargo, hoy se admite que todos
los organismos vivos, desde las simples
células hasta los animales superiores,
disponen de un cierto grado de autonomía,
pues son capaces de autorregularse con el
fin de adaptarse al ambiente, e incluso de
tener creatividad, no sólo porque son
capaces de multiplicarse sino porque tienen
la capacidad de modificar sus circunstancias
o ambiente para que sirva mejor a sus fines.
El hombre es el ser vivo que dispone del
mayor grado de autonomía y creatividad,
pero esto no significa que posea una
libertad o independencia completa de las
leyes de la naturaleza.
Conceptos de heteronomía y autonomía
6. Los seres humanos, disponemos de
una cierta libertad de elección o
margen de maniobra, siempre dentro
de unos límites, porque nuestro
cuerpo es un mecanismo que funciona
de acuerdo a unas leyes naturales.
Nadie se siente forzado o se queja
de tener que respirar, o se atreve a
desafiar la ley de la gravedad sin
disponer de un paracaídas.
Al revés, procuramos saber cómo
funciona el cuerpo y respetar sus leyes
para poder disfrutar de una mejor
salud y por tanto de una máxima
libertad de movimiento.
Tener autonomía o libertad significa disponer de un margen de maniobra
o elección dentro de un marco legal natural y moral
7. En nuestras relaciones con los demás
seres humanos disponemos asimismo de
un amplio margen de maniobra y
creatividad, pero también estamos
sujetos a ciertas leyes.
En este caso se denominan leyes
morales que tienen el fin de garantizar la
estabilidad y continuidad de las relaciones
humanas y protegerlas de interferencias
ajenas.
Una relación es un flujo de dar y recibir,
o sea, un intercambio recíproco de bienes,
servicios, emociones o conocimientos.
La ley moral tiene la función de posibilitar y garantizar el libre flujo o
intercambio de afectos y bienes entre las personas
Si este flujo se incrementa cada vez más se
crea una mayor unidad y armonía entre las
personas y, como resultado, éstas se sienten
más felices estando juntos.
Si, por ejemplo, un marido miente o
engaña a su mujer se genera una
desconfianza que deteriora o paraliza el flujo
de dar y recibir, y que al final ocasiona
separación y sufrimiento.
Así pues, la ley moral tiene la función de
posibilitar y garantizar el libre flujo o
intercambio de bienes y afectos entre las
personas.
8. Mucha gente tiene la idea
equivocada de que las leyes se oponen
a la libertad. Es todo lo contrario. Las
leyes son precisamente las que
garantizan la libertad de movimiento.
El Pensamiento de Unificación
sostiene esta postura basándose en
que la autonomía o libertad, por un
lado, y los mecanismos regidos por
leyes, por otro, están presentes en
mayor o menor grado en la
constitución de todos los seres y cosas
del universo, como Sung Hun Lee
explica en la siguiente cita:
«Así pues, libertad y necesidad, intencionalidad y
mecanismo operan de una forma integrada en la
existencia y movimiento de todas las cosas.
En otras palabras, la libertad funciona en conexión con
la necesidad, y la intencionalidad opera junto con los
mecanismos.
Hasta ahora, la relación entre la libertad y la necesidad
ha sido entendida a menudo como una antinomia:
libertad y necesidad han sido considerados como
conceptos opuestos de la misma manera que libertad y
control pueden ser entendidos como dos elementos que
están en tensión.»
Sung Hun Lee, New Essentials of UnificationThought, UTI, Korea,
2006, pp. 29-30.
Las leyes naturales y morales no se oponen a la libertad, sino que las leyes son
precisamente las que nos posibilitan ser libres
9. Sun Myung Moon nos explica lo mismo en la siguiente cita de una manera más gráfica y desde
una perspectiva religiosa:
«Dios creó a los seres humanos para ejercer
la libertad como seres espirituales. Al mismo
tiempo, Dios también les requirió a los seres
humanos que fueran responsables de cómo
usan su libertad. Esto es debido a que la
libertad requiere autodisciplina y autocontrol.
La libertad existe dentro de la ley, no aparte de
la ley.
En el universo operan leyes espirituales y ley
físicas; ellas son el límite último de la libertad.
Por ejemplo, sois libres de saltar desde lo alto
del New Hotel Otani.Tenéis la libertad de
hacerlo, pero ese acto libre os acarreará vuestra
propia destrucción debido que es contrario a las
leyes de la naturaleza.
Sois libres de sumergiros en el océano e
intentar respirar agua en vez de aire, pero en
ese momento actuarán también las leyes de la
naturaleza.Vuestros pulmones no lo
suportaran y moriréis.
Las leyes espirituales no son tan obvias. Sin
embargo, son tan absolutas como las leyes de
la naturaleza. (…) Nuestra felicidad espiritual
se hace realidad cuando cumplimos con
nuestra responsabilidad de acuerdo con la ley
moral de Dios. Si violamos esta ley, el
resultado será nuestra autodestrucción, tan
seguro como si violamos las leyes naturales.»
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-
UWC, 133:289-90, (19 de noviembre de 1984).
10. En otras palabras, si violamos la ley
perderemos la libertad. Si ignoramos las leyes
mecánicas de nuestro coche, éste se
estropeará y dejará de funcionar, con lo cual
perderemos la libertad de movimiento. Si
forzamos nuestro cuerpo, no respetando las
leyes naturales, caeremos enfermos y no
podremos movernos.
De manera semejante, si no respetamos las
leyes morales se deteriorará o se interrumpirá
el flujo de dar y recibir que tenemos con otras
personas y perderemos la libertad de
relacionarnos con ellas y ser felices.
La diferencia radica en que al violar una ley
física el efecto es más visible e inmediato, y
por eso es más fácil darse cuenta del error.
En cambio, las consecuencias de violar la ley
moral suelen ser menos visibles e inmediatas, así
que por ignorancia o egoísmo no la respetamos
pensando que nadie se va a enterar, o que no
vamos a sufrir ningún daño futuro.
Cuando dos personas se quieren y están
emocionalmente muy unidas se cuidan
mutuamente y no se les pasa por la cabeza
hacerse daño, porque el dolor de la persona
amada sería como el suyo propio.Así que las leyes
morales no son algo que se nos impone a la fuerza
y que nos impide ser libres o felices.
Únicamente es así cuando, buscando una
felicidad inmediata, perseguimos el objeto de un
deseo ilícito y las leyes morales se interponen en
nuestro camino.
La libertad dentro de un marco legal natural y moral
11. Sin embargo, respetar las leyes
morales es solamente una condición
necesaria o un medio para cumplir con
nuestros fines en la vida. No es nuestro
fin último, como pensaba Kant.
Afirmar esto es tan absurdo como
decir que utilizamos un coche con el fin
último de respetar las leyes de tráfico.
Cogemos un coche porque queremos ir a
un sitio y respetamos las leyes de tráfico
porque ello nos garantiza llegar a salvo a
nuestro destino.
Respetar las leyes morales no es un fin en sí mismo sino una condición
necesaria o un medio para cumplir con el propósito de nuestras vidas
Vivir respetando las leyes morales
ciertamente, como decía Kant, nos hace
merecedores y dignos de ser felices,
pero haciendo únicamente esto no se
puede ser feliz ni esperar ser premiados
con la felicidad en otra vida.
El respeto a las leyes morales protege
y garantiza la estabilidad y continuidad
de nuestras relaciones de amor con
nuestros seres queridos, que es lo que
realmente nos hace feliz en la vida.
12. Las leyes naturales
Las leyes morales
El sistema estelar
La sociedad humana
Analogía entre las
actitudes y motivaciones
altruistas y el orden en el
universo
Analogía entre las virtudes
de la moderación,
autodominio y término
medio y el equilibrio
planetario
Analogía entre la armonía
y paz en la sociedad
humana y la armonía de
los sistemas planetarios
ANALOGÍAS ENTRE LAS LEYES NATURALES Y LAS LEYES MORALES
13. Formamos parte de una naturaleza regida por
leyes, y por tanto nosotros mismos estamos
sometidos a ellas, es decir, somos heterónomos
con respecto de las leyes naturales.
Lo que nos diferencia de un reloj o del sistema
solar, que funcionan de una manera por
completo heterónoma, es que disponemos de
una amplia creatividad y autonomía o capacidad
de maniobra, siempre que respetemos las leyes
naturales, pues si no las respetamos perderemos
la libertad.
A la inversa de lo que aparenta ser, la ley no
coarta la libertad, sino que es precisamente todo
lo contrario. El respeto a la ley es lo que hace
posible o garantiza la libertad de acción, que
nunca es ilimitada.
Además, no sentimos que las leyes
naturales nos sean impuestas a la fuerza
desde fuera, sino que es algo que forma
parte de nuestra naturaleza.
Por ejemplo, cuando estamos en peligro
de caer por un precipicio o cuando algún
objeto está a punto de chocar con nuestra
cara, reaccionamos instintivamente para
protegernos.
El hecho de que dispongamos de la
libertad de violar conscientemente una ley
natural no significa que seamos autónomos
con respecto de ella, pues, ya sea de una
manera inmediata o a largo plazo, sufrimos
las malas consecuencias de esa violación.
Las leyes naturales
14. Si no respetamos las leyes morales se producirá
un cortocircuito o deterioro en ese flujo de dar y
recibir causando dolor o infelicidad.
El hecho de que podamos violarlas, es decir, que
podamos mentir, engañar o maltratar a los demás
no significa que seamos completamente autónomos
con respecto a ellas.
La prueba está en que siempre sufrimos las malas
consecuencias ocasionadas por esa violación. El
problema está en que el daño o perjuicio no es tan
inmediato o visible como cuando se viola una ley
natural.Así que por inmadurez o ignorancia no se
respetan con el fin de obtener una satisfacción o
beneficio inmediato sin tener en cuenta las malas
consecuencias a largo plazo.
De una manera análoga, las leyes morales son
como las leyes naturales que regulan las
relaciones humanas, y que, como decía Kant,
son inherentes a la naturaleza humana.
Igual que las normas de tráfico regulan la
circulación viaria, las normas morales regulan el
flujo o circuito de dar y recibir en las relaciones
de intercambio recíprocos de afectos, amor,
conocimientos, bienes y servicios entre los seres
humanos.
El respeto de la ley moral no coarta la libertad
sino todo lo contrario, es lo que garantiza que
ese circuito de dar y recibir mutuo fluya de una
manera libre y se incremente continuamente,
dando como resultado una mayor felicidad
compartida.
Las leyes morales
15. Las leyes morales tienen que ser respetadas de una forma libre y responsable
Tampoco las leyes morales se sienten como
una imposición o coacción que viene de fuera.
Por ejemplo, para un marido que ama
profundamente a su esposa ser fiel no es en
absoluto una imposición que coarte su libertad.
Sólo las personas inmaduras o egocéntricas
sienten que las leyes morales son imposiciones,
sobre todo cuando se convierten en un
obstáculo que les impide cumplir sus deseos
egoístas.
El ser humano no está hecho para ser forzado
por nadie a obedecer las normas morales, sino
que está hecho para comprenderlas por sí
mismo, aceptarlas y respetarlas de una manera
voluntaria, responsable y creativa.
En esto consiste su autonomía moral. La
autonomía moral significa también que cada
individuo puede elegir creativamente, de
acuerdo a su propia personalidad y carácter
único, su manera peculiar de servir y amar a
los demás.
16. Podríamos establecer una analogía entre la
sociedad humana y el sistema estelar. Por
ejemplo, la luna gira sobre su propio eje a la
vez que da vueltas alrededor de la tierra, y
ésta, que también rota sobre sí misma,
revoluciona alrededor del sol formando el
sistema solar junto con los demás planetas y
satélites. El sol, que también gira sobre su
propio eje, revoluciona vueltas alrededor del
centro de nuestra galaxia.
Todos los planetas y estrellas rotan sobre
sus propios ejes con el fin de mantener su
propia estabilidad, o sea, para cumplir su
propósito individual, y dan vueltas alrededor
de un centro superior con el fin de formar un
conjunto más grande, o sea, para cumplir su
propósito para el conjunto.
El sistema estelar
17. La sociedad humana
De manera similar, se podría decir que el cuerpo
metafóricamente gira sobre sí mismo con el
propósito de mantener su propia existencia, a la
vez que da vueltas alrededor de la mente con el fin
de garantizar la unidad y armonía del individuo.
La mente también gira sobre sí misma,
buscando adquirir conocimientos, desarrollar
talentos o perfeccionarse, a la vez que desea
formar una familia y contribuir a mantenerla unida
ayudando a los demás miembros que la
componen.
Las familias, giran sobre sí mismo buscando su
propia estabilidad y felicidad, a la vez que forman
clanes, grupos sociales y organizaciones con el fin
de garantizar la estabilidad y paz social.
Y todas las naciones, a la vez que persiguen
sus propios intereses, se esfuerzan en
establecer relaciones de intercambio con otras
naciones y formar organismos internacionales
que garanticen una paz, bienestar y felicidad
común de toda la humanidad.
18. Rotación sobre sí mismoRevolución alrededor de algo más grande
Propósito para el conjunto Propósito individual
CuerpoMente
Familia
Sociedad
Nación
Mundo
Rotación sobre sí mismoRevolución alrededor de algo más grande
Propósito para el conjunto Propósito individual
ANALOGÍA ENTRE EL
SISTEMA SOLARY LA
SOCIEDAD HUMANA
19. Se puede observar que en el universo se
mantiene el orden natural debido a que las
unidades más pequeñas sirven al propósito de
formar unidades cada vez más grandes.
Por analogía, la actitud correcta o natural del
individuo debería ser: «mi cuerpo existe para mi
mente; yo, como mente y cuerpo unido, existo
para mi familia; mi familia existe para mi
sociedad o nación; y mi nación existe para la
humanidad, la naturaleza y para Dios.»
Así pues, el fin natural del individuo debería ser
formar familias unidas y felices, establecer
sociedades y naciones justas y pacíficas, y
contribuir en la construcción de un mundo en paz.
En cambio, la actitud egocéntrica
de pensar que «yo existo para mí
mismo y todos los demás y el
mundo entero existen para mi
beneficio» es una actitud que va en
contra del orden natural. Es como si
la luna pretendiera que todo el
universo girase alrededor de ella.
Por esta razón, todas las
religiones y la mayoría de los
filósofos y pensadores han
considerado al egoísmo como la
principal motivación que está detrás
de todas las acciones malas.
Analogía entre las actitudes y motivaciones altruistas y el orden en el universo
20. Es natural que el cuerpo gire sobre sí mismo, o sea,
que quiera satisfacer sus necesidades o deseos. Pero lo
que no es natural es pretender ser el centro y que la
mente gire a su alrededor. Es decir, pretender que
comer, dormir, tener cosas y disfrutar del sexo se
convierta en el fin principal de la vida, al cual se
supediten los deseos de la mente de tener una
educación y desarrollar los talentos propios.
También es natural que la mente gire sobre sí misma,
o sea, que queramos ser genios o personas
importantes. Pero lo que no es natural es que
pretendamos ser el centro del universo y querer que
todos los demás nos rindan pleitesía, utilizando
nuestros talentos, no para ayudar a los demás, sino
para obtener fama, gloria o poder.
En esto todos los fundadores de
religiones y filósofos estaban de
acuerdo, incluido Demócrito y
Epicuro, que valoraron los placeres de
la mente y la amistad muy por
encima de los placeres del cuerpo.
Sócrates, por ejemplo, en medio
de una cultura que rendía culto al
cuerpo, decía que debido a la
ignorancia se busca la felicidad en los
placeres, riquezas, fama o poder,
pero que lo verdaderamente
importante y lo que puede hacernos
realmente feliz era el cuidado y
cultivo de nuestra alma.
Analogía entre la clásica norma moral de la supeditación del cuerpo a la mente y
las rotaciones y revoluciones planetarias
21. Este principio tan simple que dice que lo natural
es que el cuerpo gire alrededor de la mente y no al
revés, hoy día aún no se entiende. En sociedad
actual existe una fuerte tendencia al materialismo
o hedonismo que pone al dinero, belleza física o
imagen, sexo, fama y poder como los valores
principales de la vida, relegando a un segundo
término los valores de la mente.
Esto crea dentro de las personas un conflicto o
desequilibrio interior. Prueba de ello es el aumento
de enfermedades mentales, depresiones, soledad
y falta de confianza en sí mismo y en los demás,
que conducen a suicidios y a todo tipo de
adicciones o conductas compulsivas, con el
consiguiente aumento de la violencia, delitos y
abusos.
22. Siguiendo con la analogía, la tierra puede rotar sobre
su eje y dar vueltas alrededor del sol de una manera
estable porque se produce un equilibrio de fuerzas
centrífugas y centrípetas.Así pues, para que el cuerpo
gire de una manera estable alrededor de la mente y
ambos estén en armonía es necesario un equilibrio entre
los deseos del cuerpo y los deseos de la mente.
Esto concuerda muy bien con el clásico principio moral
griego de actuar con medida o moderación, evitando los
excesos. Sócrates enseñaba la moderación o autocontrol.
Aristóteles decía que la virtud estaba en el término
medio. Buda eligió el camino del medio entre una vida de
placeres y un ascetismo extremo. Otros ejemplos son la
doctrina del medio de Confucio, así como la templanza y
moderación judía, musulmana y cristiana.
Analogía entre las virtudes de la moderación, autodominio y término medio
y el equilibrio planetario
23. Observando el orden estelar, en el que los
planetas y estrellas giran alrededor de una
sucesión de centros de conjuntos cada vez
más grandes, se podría decir que el fin de
todos estos sistemas es la formación de un
universo unido, armonioso y estable.
Aunque el universo esté en constante
evolución con estrellas viejas que
desaparecen y otras nuevas que nacen —un
fenómeno similar al recambio de células que
ocurre dentro de un organismo— no se
destruye la unión y estabilidad del universo.
No vivimos en un universo inestable y caótico
en continuo peligro de autodestrucción.
De manera análoga, el fin natural del
hombre y la sociedad humana sería la
formación de un mundo unido y estable en
el que toda la humanidad y la naturaleza
vivan en armonía y disfruten de un
bienestar y felicidad común.
La república de Platón y todas las
utopías posteriores y anteriores que
surgieron en todas las culturas, incluidos
los movimientos sociales utópicos y
revolucionarios de los últimos siglos, son
una prueba de que ésta ha sido la máxima
aspiración de los seres humanos.
Analogía entre la armonía y paz en la sociedad humana y la armonía de los
sistemas planetarios
24. Hemos visto en este apartado que hay una gran
similitud entre las leyes naturales y las leyes morales.
Ambas son leyes objetivas que cumplen la misma
función y se basan en los mismos principios.
Estos principios se pueden resumir diciendo que las
unidades pequeñas, al mismo tiempo que cumplen
con el propósito de mantener su existencia individual,
establecen relaciones de dar y recibir unas con otras y
forman unidades cada vez más grandes, cumpliendo
así el propósito de servir al conjunto.
La única diferencia es que ser humano está hecho
para vivir de acuerdo a las leyes morales y cumplir los
fines de su vida de una manera libre, responsable y
creativa.
Conclusiones
25. El principio de las interacciones
recíprocas o ley de dar y recibir
Implicaciones éticas de la ley de dar
y recibir
La ley de dar y recibir y las normas
morales
LA MAYORÍA DE LAS NORMAS MORALES COMUNES A TODAS LAS CULTURASY
RELIGIONES SE PUEDEN DERIVAR DE LA LEY DE DARY RECIBIR
26. El principio de las interacciones recíprocas o ley de dar y recibir
El principio de las interacciones
recíprocas o ley de dar y recibir es la ley
natural más simple y universal del cosmos.
Las entidades o unidades más pequeñas
establecen relaciones recíprocas entre sí,
formando unidades más grandes que de
nuevo interactúan entre sí y crean nuevas
unidades o sistemas más grandes, y así
sucesivamente hasta formar un todo que
está interconectado e interrelacionado
entre todas sus partes.
Asimismo, el ser humano —igual que todos
los seres vivos— existe, se mueve y se
multiplica debido a las múltiples relaciones de
intercambios recíprocos que se establecen
dentro de cuerpo, como la circulación
sanguínea, y con el ambiente, como inhalar o
exhalar aire.
También, las familias, empresas,
instituciones y sociedades se forman y se
mantienen unidas a través de establecer
relaciones de dar y recibir, o de intercambios
recíprocos de amor, afectos, conocimientos,
bienes y servicios entre individuos.
27. Implicaciones éticas de la ley de dar y recibir
Desde un punto de vista ético, lo natural,
saludable y bueno en una familia sería que
hubiera un intercambio fluido e intenso de
amor, bienes, cuidados, atenciones, ideas y
afectos entre todos sus miembros.
Cuanto más libres, fluidas e intensas sean las
relaciones de dar y recibir dentro de la familia,
más armonía y felicidad común podrán
experimentar juntos.
Lo antinatural, enfermizo o malo sería que las
relaciones de intercambio recíprocos se
obstaculizarán o se deterioraran, o que, en vez
de un armonioso intercambio de bienes,
hubiera peleas y violencia entre sus miembros.
Lo mismo se puede aplicar a las relaciones
entre familias, grupos sociales o naciones.
Para que se establezca una relación de intercambio,
primero alguien tiene que iniciarla dando algo. Entre
dos personas que sólo quieren recibir es imposible que
haya un intercambio.
En el caso de que ambas partes se den cosas
esperando recibir más de lo que han dado, aunque
inicien una relación, ésta se debilitará poco a poco
hasta desaparecer.
Para que la relación pueda mantenerse, como
mínimo, debe haber una equivalencia entre lo que se
da y lo que se recibe.
Pero, cuando ambas partes quieren dar más de lo
que reciben se generará una espiral de
agradecimientos, afectos y bienes. Entonces, el
circuito o flujo de dar y recibir no solamente podrá
mantenerse, sino que se incrementará continuamente.
28. LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES
El principio de las interacciones
recíprocas o ley de dar y recibir es el
principio fundamental en el que se basan
las más elementales, comunes y
universales normas morales.
Esto es así porque todos ellas se pueden
reinterpretar como variaciones de esta
simple ley de dar y recibir.
29. 1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones
morales
2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del
karma
3) La ley de la reciprocidad y el principio de la
equidad o justicia
4) Regla de Oro y Regla de Plata
5) Principio de la prioridad de dar sobre recibir
6) Principio del valor absoluto del amor
incondicional
LA LEY DE DARY RECIBIRY LAS NORMAS MORALES
30. 1) Las cuatro prohibiciones y prescripciones morales
Las cuatro prohibiciones de
no robar, no mentir, no matar y
no tener relaciones sexuales ilícitas,
y las cuatro prescripciones de piedad
filial, fidelidad conyugal, fraternidad y
lealtad, comunes a todas las religiones
y culturas
31. Las cuatro prohibiciones morales
Si las personas pensaran que existen para los
demás y decidieran vivir haciendo cosas por el
beneficio de otros, o sea, queriendo dar más de lo que
reciben, entonces todos serían felices porque las
relaciones humanas serían fluidas, estables y
duraderas.
Sin embargo, históricamente vemos que los seres
humanos, en general, han tendido a mantener la
actitud inmadura y egoísta de pensar que existen
para su propio beneficio y, por ello, sus deseos de
recibir han sido, por lo general, más fuertes que sus
deseos de dar.
La actitud egoísta hace que el deseo natural de
recibir se convierta en un deseo de tomar, quitar o
arrebatar a la fuerza, y también hacer daño o matar,
que es otra forma de privar a alguien de algo.
Por esta razón, para tratar de evitar que se
realizaran estas acciones motivadas por deseos
egoístas, en todas las religiones y culturas
aparecieron las mismas cuatro prohibiciones
morales de no robar, no mentir, no matar y no
cometer incesto, adulterio y otros abusos
sexuales, que básicamente significan no tomar,
no dañar o no privar indebidamente de algo
valioso a otras personas.
Estas prohibiciones tenían la función de
impedir que se destruyeran las relaciones de
intercambios recíprocos de bienes y afectos
dentro de la familia y la sociedad.
32. Además de estas prohibiciones, existen otras
cuatro prescripciones morales que son también
comunes a todas las religiones o culturas: la piedad
filial hacia los padres y cuidado de los abuelos; la
fidelidad conyugal entre esposos; la fraternidad y
confianza mutua entre hermanos; y la extensión de
estos deberes familiares hacia la sociedad, nación,
naturaleza o Dios, en la forma de fidelidad y lealtad
hacia amigos, maestros, gobernantes y Dios.
Todas estas normas morales prescriben el deber
de ser agradecido y corresponder a quienes nos han
ofrecido amor, protección, favores o cuidados, y
cumplen la función fortalecer y preservar las
relaciones humanas dentro de la familia y la
sociedad.
Estas prohibiciones y prescripciones morales,
que fueron codificadas en forma de decálogos
por varias religiones, son en esencia, salvo
ligeras diferencias, las mismas que hoy se
expresan en la forma de respeto a la dignidad
del hombre y a sus derechos humanos básicos a
la vida, libertad y propiedad, o el imperativo
kantiano de respetar al hombre como «un fin en
sí mismo».
Estas normas morales definen un mínimo
moral necesario para garantizar unas buenas
relaciones de intercambios recíprocos y una
convivencia pacífica entre los seres humanos.
Las cuatro prescripciones morales
33. 2) Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
“Lo que se da, se recibe,” “el que la hace, la
paga” (Sentencias populares)
“Quien mal hace, mal recibe” (Esquilo, Las
coéforas)
“Dad y os darán” (Lucas 6.38)
“Según sean las acciones de los hombres, así
será su recompensa” (Adi Granth, GauriVar)
“Tal como siembres, así recogerás” (Cicerón, De
Oratore)
34. El concepto más antiguo o ancestral de
justicia cósmica se basa también en el principio
de dar y recibir.
Dichos populares, sentencias antiguas y
máximas presentes en todas las culturas y
religiones, tales como «lo que se da, se recibe»,
«el que la hace, la paga», «quién mal hace, mal
recibe», «tal como siembres, así recogerás»,
«dad y os darán», expresan todas ellas la
creencia universal en una justicia cósmica,
retribución divina o ley natural que
recompensa las acciones buenas y malas de las
personas con premios y castigos, o buenas y
malas consecuencias.
Se podría decir que la acción de dar o
beneficiar a otros causa automáticamente una
reacción natural de agradecimiento y respuesta
semejante por parte de los demás, la naturaleza,
el Cielo o Dios.
No obstante, la acción de arrebatar o privar a
los demás de algo, provoca inexorablemente una
reacción contraria equivalente.
Con estas máximas se intenta hacer
comprender a las personas que dar o hacer el
bien a otros es a la larga más beneficioso que
quitar, hacer daño o privar a lo demás de cosas.
Justicia cósmica, retribución divina, ley del karma
35. La ley de la reciprocidad
(“Corresponder en la misma
medida que se recibe”)
El principio de la equidad o justicia
(“Dar a cada uno lo suyo”)
3) La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia
36. El concepto clásico de equidad o justicia que se
deben los hombres unos a los otros, definido por
Ulpiano como «dar a cada uno lo suyo», así como
la igualdad entre los derechos y los deberes, el
reparto justo de beneficios de acuerdo al trabajo o
el mérito, el justo precio en los intercambios
comerciales, y la ley de la reciprocidad que
prescribe «corresponder en la misma medida que
se recibe», se basan todos ellos en que tiene que
haber una equivalencia entre lo que se da y lo que
se recibe.
Como vimos antes, ésta es la condición mínima
necesaria para que la relación de dar y recibir
pueda mantenerse, ya que si en una relación de
intercambio las partes devuelven menos de lo que
reciben la relación decaerá hasta interrumpirse
totalmente.
La famosa ley del talión de «ojo por ojo y diente
por diente» se basa también en este principio de
dar y recibir. Si alguien arrebata algo o causa un
daño a otra persona tiene que reparar lo quitado o
pagar por el daño con algo equivalente.
Esta ley cumplió la función de evitar las
venganzas desmesuradas, que llevaban una espiral
de violencia, y ayudar a reparar las relaciones rotas
o conflictivas entre familias y clanes.
El sistema penal actual se sigue basando
esencialmente en la ley del talión. La única
diferencia es que la pena, en vez de ser equivalente,
es proporcional al daño causado y se limita a la
privación de libertad o al pago de una
indemnización monetaria.
La ley de la reciprocidad y el principio de la equidad o justicia
37. 4) Regla de Oro y Regla de Plata
“Trata a los demás como queréis que os
traten a vosotros”
(Jesús, Mateo 7.12)
“No hagas a los demás lo que no
quisieras para ti”
(Confucio, Los cuatro libros clásicos)
38. Regla de Oro y Regla de Plata
Esta máxima ética, tanto en su
versión positiva como negativa,
está considerada como el principio
ético más universal, autoevidente,
simple y conciso que se encuentra
en todas las tradiciones religiosas y
filosóficas antiguas.
Se basa en la equivalencia entre
lo que se da y lo que se recibe, que
como señalamos antes es la
condición mínima indispensable
que permite que el circuito de dar y
recibir se mantenga y perpetúe.
La versión positiva de Jesús, «trata a los demás
como queréis que os traten a vosotros», es considerada
superior a la negativa de Confucio, «no hagas a los
demás lo que no quisieras para ti.»
En cierto sentido, la versión positiva implícitamente
alienta o exhorta a las personas a amar, servir o hacer
el bien a otros, ya que eso es lo que queremos que
hagan con nosotros, mientras que la versión negativa
simplemente indica no hacer daño o perjudicar a otros
como no queremos que nos lo hagan a nosotros.
Es decir, engloba en una sola máxima las cuatro
prohibiciones de no mentir, no robar, no matar y no
desear al marido o la esposa de otro.
39. Los valores de la generosidad, altruismo,
desinterés, caridad y solidaridad.
“Más vale dar que recibir” (Hechos 20.35)
“No des esperando ganancias” (Corán 74.6-7)
“Cuando tú hagas limosna, no sepa tu mano
izquierda lo que hace la derecha” (Mateo 6.3)
“La más pura acción está en el servicio
desinteresado” (Adi Granth, Maru)
5) Principio de la prioridad de dar sobre recibir
40. Cuando en un intercambio recíprocos las
partes desean dar más de lo que reciben,
entonces se producirá una espiral de bienes,
que hará que el flujo de dar y recibir se
incremente continuamente, aumentando así el
bienestar y la satisfacción común que se
experimentan en las relaciones.
Por esta razón, en las enseñanzas de la
mayoría de las religiones y en los escritos de
muchos filósofos se enfatiza los valores de la
generosidad, altruismo, desinterés y
solidaridad. Se dice que «más vale dar que
recibir», «no des esperando ganancias», «la más
pura acción está en el servicio desinteresado.»
Todas estas máximas tienen en
común que exigen que el dar sea
superior al recibir, y que el dar sea
desinteresado, lo que hace que las
relaciones de intercambios recíprocos
se intensifiquen y se incremente la
felicidad común.
Estas máximas van más allá de la
Regla de Oro o la reciprocidad, es decir,
apuntan a un máximo moral hacia el
cuál se debe tender, puesto que no
ponen límites ni a la cantidad ni a la
forma de dar.
Principio de la prioridad de dar sobre recibir
41. 6) Principio del valor absoluto del amor incondicional
“Tened benevolencia hacia todos los seres vivientes”
(Tattvarthasutra 7.11)
“Tenéis que mostrar compasión por todos”
(Basavanna,Vachana 247)
“Invierte la ira con perdón”
(Samanasuttam 136)
“El verdadero amor da, olvida que ha dado y sigue
dando sin cesar”(Sun Myung Moon)
“Amad a los enemigos” (Mateo 5.43)
“Conquista el odio con el amor”
(Dhammapada 223)
42. Este máximo moral, que reconoce el valor
absoluto y supremo del amor incondicional, es una
enseñanza común de los fundadores de las
grandes religiones y de muchos filósofos.
Se exhorta a aliviar el sufrimiento de los demás,
amar de una forma incondicional y sacrificial,
tener un corazón paternal o maternal hacia todos
los seres vivientes, procurar la felicidad de todos,
perdonar a los demás, devolver bien por mal e
incluso a amar a los enemigos.
De hecho, la mayoría de las religiones valoran
tanto este tipo de amor incondicional, que
consideran que la fuente de este valor absoluto y
supremo es Dios, el Cielo, la Mente del universo, el
Espíritu o la Realidad absoluta.
Buda enfatizó la compasión,Confucio la
humanidad o benevolencia, Mahoma la
misericordia y Jesús el amor al prójimo.
Sócrates sacrificó su vida por enseñar, y
comparó su trabajo al de una comadrona que
ayudaba a sus discípulos a dar a luz o descubrir la
verdad por sí mismos. Aristóteles afirmó que un
hombre bueno es el que hace muchas cosas por
sus amigos y su patria, hasta morir por ellos si
fuera necesario.
Estas enseñanzas éticas apuntan hacia un
máximo moral que se lograría cuando las
personas desarrollasen la capacidad de dar amor
de una manera desinteresada e incondicional,
alcanzando así una madurez o perfección moral.
El valor absoluto del amor incondicional
43. Incluso la justicia distributiva tampoco puede ser
completa si sólo se aplica el principio de equidad, en
el sentido de procurar una igualdad de
oportunidades o un reparto justo de beneficios de
acuerdo al trabajo o al mérito. Se debe
complementar con un principio de redistribución.
Igual que los padres redistribuyen los ingresos
familiares de una manera igualitaria entre los hijos,
sin considerar el mérito o trabajo que aporta cada
miembro de la familia, e incluso prestando más
atención al hijo enfermo que al sano, en el ámbito
social también es necesario un cierto sistema de
redistribución que garantice un bienestar general de
todos sus miembros, prestando atención a los que
más lo necesitan.
A escala mundial, si se quiere garantizar una
paz duradera, también debería haber un sistema
de redistribución que garantice un bienestar
común en todas las partes del mundo. Este
principio de redistribución se debe basar en una
actitud paternal o maternal de favorecer a los que
más lo necesitan.
Por ejemplo, el famoso principio de la
diferencia de Rawls, que indica que los más
afortunados o los más capacitados por la
naturaleza deberían usar sus dones de manera
que ayuden a los menos favorecidos, es
simplemente otra expresión de este principio de
redistribución motivado por un corazón parental o
fraternal hacia los demás.
Principio de redistribución motivado por un corazón parental
44. Resumiendo lo expuesto en este
capítulo, hay muchas razones e indicios
para pensar que las leyes morales se basan
en los mismos principios fundamentales
que rigen la naturaleza y que, por tanto,
son leyes objetivas y universales.
Se podría decir que las leyes morales son
tan objetivas como la ley de la gravedad.
Los arquitectos e ingenieros tienen toda la
libertad del mundo de construir edificios y
puentes con diseños originales, pero si no
se ajustan a la ley de la gravedad acabarán
derrumbándose y convirtiéndose en ruinas.
LA BÚSQUEDA DE LEYES MORALES UNIVERSALES BASADAS EN LOS
PRINCIPIOS DE LA NATURALEZA
De una manera análoga, tenemos la libertad de
crear organizaciones e instituciones que funcionen
de acuerdo a todo tipo reglas o normas
convencionales. Pero las principales, las que
sustentan las instituciones, deben ajustarse a las
leyes morales universales. Si no es así, más tarde o
más temprano acabarán desmoronándose.
Esta confianza racional en que es posible
fundamentar las leyes morales en las leyes
naturales que rigen el universo propiciaría un
acercamiento entre los puntos de vistas científicos,
filosóficos y religiosos, ya que la naturaleza es lo
más visible, real y común que tenemos.
Notas del editor
Esquilo, Las coéforas, cit. en F. Palazzi y S.S. Filippi, El libro de los mil sabios, Dossat 2000, Madrid, 1995, c. 1706, p. 226.
Lucas 6.38, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
Sikismo, Adi Granth, Gauri Var, M.4, p.308, Sri Guru Granth Sahib, 4 vols., Punjabi University Press, Patiala, 1984.
Cicerón, De Oratore 2, 65, 261, cit. en Aurea Dicta. Dichos y proverbios del mundo clásico, Selección de Eduard Valentí, Crítica, Barcelona, 1987, p. 134.
Mateo 7.12, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
Mateo 7.12, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
Hia-Lun V.23, Confucio, Los cuatro libros clásicos, Ediciones B, Barcelona, 1997.
Hechos 20.35, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
Corán 74.6-7, El Corán, Editora Nacional, Madrid, 1984.
Mateo 6.3, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, 1995.
Sikismo, Adi Granth, Maru, M.1, p. 992, Sri Guru Granth Sahib, 4 vols., Punjabi University Press, Patiala, 1984.
Tattvarthasutra 7.11, Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of Sacred Texts, Parangon House, New York, 1991, p. 684.
Basavanna, Vachana 247, Shivamurthi, Religion and Society at Cross-roads, Sigigere, India, 1990.
Samanasuttam 136, Wilson, ed., World Scripture, A Comparative Anthology of Sacred Texts, Parangon House, New York, 1991, p. 701.
Sun Myung Moon, Selecciones de charlas, Seúl, HSA-UWC, (12 de septiembre de 2005).
Mateo 5.43, Biblia del Peregrino, Ediciones Mensajero, Bilbao, Bilbao, 1995.
Dhammapada 223, El Dhammapada, camino de perfección, Editorial Diana, México, 1976.