1. UNA MUJER
Manuel Arango Arias
Abril 2012
En la historia de México, desde sus inicios hasta la fecha, ninguna mujer ha logrado alcanzar el
poder para conducir el gobierno del país. Sin embargo, son ya muchas las naciones en el
continente americano que han elegido mujeres para presidir sus gobiernos. Tal es el caso de
Argentina, Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Haití, Nicaragua y Panamá.
Hoy, habiendo triunfado recientemente en las elecciones de su partido, una mujer con grandes
cualidades ocupa el segundo lugar entre las preferencias electorales, según muestran las
principales encuestas del país, y surge la posibilidad de que, por primera vez en la historia, ella
pueda obtener el triunfo que la llevaría a ocupar el cargo más alto de la nación.
Sin embargo, algunos intentan desvirtuar sus méritos atribuyéndole estereotipos y banalidades
como debilidad física, entonación de voz, corte de pelo, estatura y otros detalles que no son
determinantes ni influyen en la capacidad de la persona para destacar y cumplir con éxito el
cargo propuesto.
Pobres de nosotros si para ocupar el papel que desempeñamos en la vida, hubiéramos tenido
que someternos a rigurosos perfiles físicos de talla, altura, raza, color de ojos, fuerza física y
belleza de facciones. Sin duda tendríamos menos diputados y senadores, lo cual no estaría mal,
pero también se habrían quedado en el camino maestros, médicos, científicos, músicos, jueces,
obreros, padres de familia y muchos más, por no alcanzar las expectativas físicas y carecer de
ese sobrevaluado carisma que en ocasiones cautiva pero no garantiza la solidez, compromiso y
valores de la persona.
El carácter, la voluntad, la honestidad, la generosidad, la trayectoria y la vocación de servicio
requieren de un análisis más profundo que todos debemos hacer si queremos elegir con
responsabilidad a quien deba conducir el país durante los siguientes seis años.
Con los riesgos que ello implica, pero consciente de mis palabras, escribo estas líneas que me
comprometen, y cuya intención es manifestar aquello en lo que creo, con el deseo de motivar
tu reflexión seria antes de ejercer el voto en esta próxima contienda electoral.
Fui adherente del Partido Acción Nacional en la pasada elección presidencial y voté por Felipe
Calderón, pero nunca he militado en ningún partido, ni es mi intención hacerlo. Mi voto es por
las personas y no por los partidos, a los que considero muy distantes de la ciudadanía y sus
demandas, preocupados y ocupados más bien por sus propios intereses. Voté por Andrés
Manuel López Obrador para Jefe de Gobierno del Distrito Federal en julio del año 2000. Es
cierto también que posteriormente me aparté de sus posiciones extremas, por considerarlas
ilegales e irrespetuosas de las instituciones y de las personas que las representan.
Hoy, mi voto está decidido a favor de Josefina Vázquez Mota porque la conozco y la admiro, y
porque creo en su capacidad, su voluntad, su honestidad y vocación de servicio. También,
porque ella representa mi deseo de ver a una mujer alcanzar el poder máximo de la nación,
convencido de notables cualidades de género que pueden llegar a superar las del hombre,
2. como lo han probado más de 50 destacadas estadistas en diversos países del orbe entre las que
se encuentran Corazón Aquino, Michelle Bachelet, Indira Gandhi, Golda Meir, Angela Merkel,
Mary Robinson, Dilma Rouseff y Margaret Thatcher.
Como empresario ocupado también desde hace muchos años con temas de la sociedad civil y
las organizaciones ciudadanas, conviví en muchas ocasiones con Josefina Vázquez Mota como
Secretaria de Desarrollo Social, incluyendo una gira en situaciones precarias y de emergencia
con motivo del huracán Isidoro en Yucatán y Campeche. Ahí pude comprobar su energía,
compromiso y carácter, habiendo permanecido en medio de la devastación, angustia y reclamo
de la población, para dar continuidad a los programas de ayuda y atención a los miles de
afectados.
Así mismo, seguí de cerca su actuación en la Secretaría de Educación Pública, donde a pesar de
enormes presiones mantuvo una posición firme, logrando avances importantes con el sindicato
e impulsando temas que se han vuelto hoy prioritarios.
Como Coordinadora del Grupo Parlamentario de su partido en la Cámara de Diputados también
demostró fuerza y poder conciliador con la oposición, habiendo llegado a ocupar la presidencia
de la Junta de Coordinación Política de la misma Cámara.
Me une a Josefina un gran aprecio y merecido respeto por sus múltiples logros que, a base de
trabajo, honestidad, compromiso e inteligencia, le han permitido alcanzar los altos cargos que
ha ocupado, habiendo sido la primera mujer en ocupar la titularidad de la Secretaría de
Desarrollo Social y de la Secretaría de Educación Pública. Al mismo tiempo, ha formado una
familia unida, manteniendo con orgullo su limpia trayectoria, siempre fundamentada en el
trabajo y los valores.
En lo personal, considerando mi edad, no busco ni pretendo recibir algo a cambio, sino sólo
hacer lo posible porque México progrese bajo un liderazgo capaz, honesto y conciliador que
nos una en vez de dividirnos, y lograr así un país más igualitario donde impere la ley, mejore
la educación, se atienda la salud y todos obtengan la oportunidad de trabajo que merecen.
Estoy convencido de que Josefina es la persona que podrá guiar a México durante los próximos
seis años, en un gobierno de coalición que apruebe las reformas necesarias para lograr un
crecimiento económico que se traduzca en bienestar para todos. Josefina debe ser considerada
por méritos propios, haciendo a un lado intrigas, descalificaciones y rumores mal intencionados
con fines destructivos pero sin fundamento.
Ejerce el poder de tu voto y evita que otros lo hagan por ti al abstenerte o anular tu derecho a
elegir. Opta por quien te inspire confianza y basa tu criterio en el análisis serio de la persona,
su conducta a través de los años y su honestidad.
Finalmente, sólo deseo pedirte, si consideras que estas palabras tienen algún valor, las hagas
llegar a otras personas y te sumes a la tarea de luchar por el México que todos queremos legar
a nuestros hijos. Tu esfuerzo, opinión y voto pueden hacer la diferencia.