1. Los 63 artículos del texto aseguraban los derechos feudales frente
al l poder
del rey y protegían otros: el derecho de la Iglesia a quedar fuera de la intervención del Gobierno, los de todos los ciudadanos
libres a poseer y heredar bienes, el de las viudas con propiedades a decidir no volver a casarse, etc. Asimismo, establecían
garantías de igualdad ante la ley y contenían disposiciones que prohibían el soborno y la mala conducta de los funcionarios. Por
todo ello, la Carta Magna está considerada un precedente de las constituciones modernas que limitan el poder del rey o presidente
a través de un consejo, senado, parlamento o asamblea y uno de los documentos legales más importantes en el desarrollo de la
democracia.
LA CARTA MAGNA, LA PRIMERA CONSTITUCIÓN DE LA HISTORIA
Juan I de Inglaterra (1166-1216) ha pasado a la Historia como Juan sin Tierra debido a su carencia de herencia por
ser el menor de los hijos de Leonor de Aquitania y Enrique II y también a haber perdido los territorios en Francia de su
dinastía, los Plantagenet. Además, el cine y la literatura lo han consagrado como un malvado absoluto, reverso de su virtuoso
hermano mayor y antecesor en el trono, Ricardo I o Corazón de León. Pero, si bien es cierto que ya en vida fue acusado de
crueldad, despotismo e ineptitud militar esta “cualidad” le valió otro apodo: Espada Suave, debe reconocerse su participación
en uno de los grandes hitos del largo camino de lucha por los derechos humanos: la Carta Magna.
La Carta Magna o Gran Carta (en latín, Magna Charta libertatum:
Carta Magna de las libertades) fue la influencia primitiva más significativa
en ese extenso proceso histórico, que condujo a las leyes constitucionales
actuales. En realidad, Juan sin Tierra se vio forzado a aceptar y firmar el
documento, ante los graves problemas sociales y de política exterior que
padecía el reino, por los miembros de la nobleza anglosajona, que
reclamaban los mismos derechos que los aristócratas normandos
(favorecidos por los Plantagenet, que también lo eran). La Carta fue
elaborada tras tensas y complicadas reuniones y, después de muchas
luchas entre los nobles, sería finalmente sancionada por el Rey en Londres
el 15 de junio de 1215.