2. EL CUIDADO DE NUESTROS MAYORES EN VERANO: EL SOL
La exposición al sol y las altas temperaturas hacen que nuestro organismo pierda agua.
Así que la deshidratación se convierte en otro problema para las personas mayores
durante el verano.
A diferencia de lo que sucede en los jóvenes que la sensación de sed los protege de la
deshidratación actuando como un chivato que alerta de la necesidad de beber agua e
hidratarse; en las personas mayores esta necesidad aparece mucho más tarde, y puede
incluso, no aparecer. Al no tener esta sensación tienden a no beber agua
regularmente y por lo tanto, a ser un sector mucho más proclive a sufrir
deshidrataciones.
¿Cómo evitarla?
La única manera de evitar la deshidratación es mediante la prevención. Si una persona
adulta debe consumir dos litros de líquidos al día, una persona mayor debe aumentar
esta cantidad medio litro más, para evitar este problema. Si es cierto que no es fácil
beber agua sin tener sed, pero sin duda alguna, es la medida de prevención más eficaz.
No es necesario que sean dos litros y medio de agua, existen muchos alimentos ricos
en agua como la fruta, los granizados, sopas frías como el gazpacho o el salmorejo, las
gelatinas, etc.
Hay que prestar especial atención a los mayores que padezcan infecciones, sigan
tratamientos que incluyan el consumo de diuréticos, o aquellos que tengas dificultad
para moverse, ya que la deshidratación puede agudizar su enfermedad.
¿Qué síntomas pueden alertarnos de una deshidratación?
- Falta de energía y sensación de cansancio
- Boca seca
- Inestabilidad o caídas
- El síndrome de inmovilidad incipiente
- Episodios de agitación
- Trastornos en la conducta habitual
3. Esperamos que el presente documento haya
sido de su agrado.
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