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La entrada triunfal de Jesús a Jerusalén
1. EL EVANGELIO SEGÚN
SAN MARCOS
Mr 11:1-11
Un Estudio Expositivo de los 16
capítulos del Evangelio de Marcos
2. (11:1-6) Traed al Burrito
En la noche del sábado se ofreció en su
honor una cena en la casa de “Simón el
leproso” (Mr 14:3-9), al día siguiente (do-
mingo) se produjo su entrada triunfal en
Jerusalén.
(11:1) Salió de Jericó,
caminó 24 Km hasta Be
tania, le tomó 7 horas.
Si salió a las 8 am llegó
a las 3 pm del viernes.
Jesús disfrutó del repo-
so con sus discípulos.
3. (11:1-6) Traed al Burrito
Betfagué (“la casa de los higos”). Lo
cual es llamativo, pues el siguiente pa-
saje se conoce como la maldición de la
higuera (Mr 14:12-14).
Betania (“la casa de los dátiles”). Even-
tos importantes como la resurrección de
Lázaro, el ungimiento, y la ascensión de
Jesús tuvieron lugar allí.
Nosotros llamamos a este evento “la en-
trada triunfal”, pero ningún romano hu-
biera usado tal término. Un “triunfo ro-
mano” oficial ¡era algo digno de verse!
4. (11:1-6) Traed al Burrito
Lo más probable es que Pedro fue uno
de los dos discípulos enviados por Je-
sús a buscar y traer al burrito, pues to-
dos los detalles que Marcos menciona
son los de un testigo ocular.
Veamos un mapa de estos pueblos…
Betania y Betfagué eran dos pueblos
pequeños situados en los declives del
monte de los Olivos, estando el primero
situado a 3 Km y el segundo a 6 Km al
oriente de Jerusalén.
8. El pico que destaca es el
Monte de los Olivos, al lado
occidental está ubicada
Jerusalén, y al lado oriental
está ubicada Betania
JERUSALÉN BETANIA
Mt. Olivos
9. El monte de Los Olivos está
flanqueado por Jerusalén (O),
Betfagué (NE) y Betania (E)
JERUSALÉ
N
BETANIA
Mt. Olivos
12. (11:1-6) Traed al Burrito
Da órdenes específicas: encontrarán un
burrito atado, no domado, tráiganlo. No
haber sido montado hace referencia a un
animal reservado para ser usado en el
servicio a Dios. Jesús lo montaría.
(11:2) Temprano el
domingo, los envió a
la aldea de Betfagué
a 3 km de distancia.
El viaje pudo tomar-
les aproximadamen-
te 3 horas.
13. (11:1-6) Traed al Burrito
dueños del burrito que lo tomaría?
¿Conocía Jesús el futuro y les dijo sim-
plemente lo que iba a suceder?
Jesús es Dios, y sabe con antelación to-
do lo que ha de acontecer.
(11:3) Si intentan de-
tenerlos, dirán que
Jesús lo necesita y ni
bien termine les será
devuelto. ¿Había
quedado Jesús de
antemano con los
14. (11:1-6) Traed al Burrito
“¡Da voces de júbilo, hija de Jerusalén!
Mira que tu rey viene a ti, justo, y
salvador y humilde, y montado sobre un
asno, sobre un pollino, hijo de asna”
(Zacarías 9:9)
Mateo nos dice específicamente en su
evangelio, que esto sucedió para que se
cumpliera la profecía que había dado el
profeta Zacarías respecto al Mesías,
profecía que Jesús cumplió (Mt 21:4-5).
15. (11:1-6) Traed al Burrito
Al desatarlo, tal como Jesús también lo
había dicho, unas personas reacciona-
ron y les preguntaron cual era la razón
por la que estaban desatando al burrito.
(11:4-5) ¿Qué fue lo
que vieron los discí-
pulos apenas entra-
ron a Betfagué? ¡Al
burrito, atado junto a
una puerta, tal como
Jesús lo dijo!
16. (11:1-6) Traed al Burrito
Lo más probable era que estos hombres
habían escuchado hablar de Jesús y sin
dudarlo identificaron a los discípulos y
dejaron que Jesús usará su burrito.
¿Por qué Jesús escogió ir montado en
un burro a Jerusalén?
(11:6) La sola mención
de que Jesús necesita
ba al burrito, fue sufi-
ciente para obtener el
permiso y así pudie-
ron traerlo ante Jesús.
17. (11:1-6) Traed al Burrito
Con esto Jesús abiertamente aseveraba
su mesianismo, mas los judíos no lo es-
peraban, y no lo aceptaron.
Jesús tenía seguidores por donde iba.
Ya fuese hospedaje, un burrito o incluso
una tumba, estos amigos estaban pron-
tos a apoyarlo. Las solas palabras, “el
Señor lo necesita” era todo lo que se re-
quería.
Jesús escogió ir montado en un burrito a
Jerusalén para cumplir con la profecía
de Zacarías.
18. (11:7-11) La Entrada Triunfal
Lucas en su evangelio nos explica que
los discípulos ayudaron a Jesús para
que pudiera montar al burrito (Lc 19:35).
(11:7) Al no tener
montura sus dis-
cípulos usaron
sus mantos. Al
no haber sido
nunca montado,
el burro podría
encabritarse.
19. (11:7-11) La Entrada Triunfal
Jesús, pasó en medio de quienes lo a-
clamaban, tal como los reyes entraban a
sus ciudades. En medio de la algarabía
Jesús era reconocido como rey.
(11:8) La multitud
que lo acompaña-
ba comenzó a al-
fombrar el camino
con sus mantos y
las ramas frondo-
sas que cortaban
de los árboles.
20. (11:7-11) La Entrada Triunfal
(11:9) Noten que se
distinguen 2 grupos.
El primero de sus dis
cípulos y peregrinos
que venían desde Ga
lilea pasando por Pe-
rea y Jericó.
El segundo de los habitantes de Betania,
que habiendo presenciado la resurrec-
ción de Lázaro, se habían adelantado a
Jerusalén a contar a los que allí estaban
lo del profeta que venía de Nazaret.
21. (11:7-11) La Entrada Triunfal
Aquella gente se abalanzó hacia la puer-
ta oriental para salirle al encuentro. To-
dos adoran y celebran a Jesús como el
Mesías.
Juan en su Evangelio nos dice: “Como
estaba próxima la pascua de los judíos,
muchos de aquella región fueron a Jeru-
salén antes de la Pascua, para purificar-
se. Buscaban a Jesús, y mientras esta-
ban en el templo, se preguntaban unos a
otros: ¿Ustedes qué creen? ¿Vendrá él a
la fiesta?” (Jn 11: 55-56).
22. (11:7-11) La Entrada Triunfal
Lucas añade en su evangelio: “Cuando
se acercó a la bajada del monte de los
Olivos, todo el conjunto de sus discípu-
los comenzó a gritar de alegría y a ala-
bar a Dios por todas las maravillas que
habían visto” (Lc 19:37).
Hacían eco a los salmos ascendentes o
Hallel: “¡Bendito el que viene en el nom-
bre del Señor!” (Sal 118:26a).
“Hosanna” significa ‘salva ahora’, en es-
ta exclamación se combinan la súplica y
la adoración.
23. (11:7-11) La Entrada Triunfal
“Algunos de los fariseos que iban entre
la multitud le dijeron: Maestro, ¡repren-
de a tus discípulos! Pero Jesús les dijo:
Si éstos callaran, las piedras clamarían”
(Lc 19:39-40)
(11:10) Estos salmos e-
ran cantados antifonal-
mente por los peregri-
nos que se acercaban
a Jerusalén y aquellos
que los recibían en la
puerta de Jerusalén.
24. (11:7-11) La Entrada Triunfal
“Ya cerca de la ciudad, Jesús lloró al ver
la, y dijo: ¡Ah, si por lo menos hoy pudie
ras saber lo que te puede traer paz! Pero
eso ahora está oculto a tus ojos. Porque
van a venir sobre ti días, cuando tus ene
migos levantarán un cerco a tu alrede-
dor, y te sitiarán. Y te destruirán por com
pleto, a ti y a tus hijos dentro de ti, y no
dejarán en ti piedra sobre piedra, por
cuanto no te diste cuenta del momento
en que Dios vino a visitarte” (Lc 19:41-44)
25. (11:7-11) La Entrada Triunfal
El gentío escolta a Jesús descendiendo
por la ladera occidental del monte de los
Olivos para entrar en la ciudad.
Es difícil entender el domingo de Ramos
a menos que consideremos que, la úni-
ca vez que Jesús recibió reconocimien-
to público, Él lloró ¡era una tragedia!
Jesús lloró sobre la ciudad al ver la du-
reza del corazón de los habitantes de
Jerusalén. Vio lo que ocurriría años más
tarde cuando Roma , en el año 70 d.C.
destruiría la ciudad (Ver Mt 23:37-39).
26. (11:7-11) La Entrada Triunfal
sús, el profeta de Nazaret de Galilea” (Mt
21:10-11).
Jesús entro en la ciudad y en el templo;
la entrada del rey no concluye en el pa-
lacio sino en el templo, porque su reino
es espiritual y no temporal.
(11:11) “Cuando Jesús
entró en Jerusalén, to-
dos en la ciudad se con
mocionaron, y decían:
¿Quién es éste? La mul
titud decía: Éste es Je-
27. (11:7-11) La Entrada Triunfal
Debido a que era tarde ese día, se fue a
Betania con los doce, para gozar de un
tiempo de comunión con ellos.
Jesús mirando alrededor sintió dolor y
enojo por la evidente corrupción. Sabe
que las autoridades judías están enarde-
cidas en su contra, y además sabe que
su hora de morir ocurrirá pronto, en solo
cinco días. Por estas razones, no puede
quedarse en Jerusalén aquella noche.
28. (11:7-11) La Entrada Triunfal
No había lugar para él en
Jerusalén. Salvo la noche
de su arresto y juicio, no
pasó ni una noche en ella.
En cambio se encontraba
cómodo en la acogedora
casa de María, Marta y
Lázaro en Betania.
Esperó la hora propicia hasta la maña-
na, dónde enfrentaría a los sacerdotes
saduceos, los corruptos en el templo.
29. Conclusión
Los líderes judíos no querían ningún es-
cándalo durante la Pascua así que su in-
tención era aprenderlo después.
La multitud que fue a encontrar a Jesús
consistía de peregrinos foráneos. La ma-
yoría de los ciudadanos de Jerusalén le
eran hostiles. Los fariseos temían dar los
pasos finales contra Él ante la pre-sencia
de estos peregrinos durante la fiesta,
pues notaban un movimiento a favor
suyo. Jesús entró aclamado como
Rey, firmaba así su sentencia de muerte.
30. Conclusión
Aquella noche, es probable que no hu-
bo una sola casa, en Jerusalén, en la
cual no fuera conocida la entrada del
profeta de Nazaret y de la que no se ha-
blaría aquella noche, pues los habitan-
tes de Jerusalén le eran hostiles.
Nuestro Señor llevó a cabo el último
acto de su vida deliberadamente de
forma pública. Fue a Jerusalén para
morir y deseaba que todo Jerusalén lo
supiera.