Este documento narra las experiencias del autor durante un viaje a Viena y Venecia. En Viena, pasó tiempo en una taberna local conversando con los parroquianos sobre la historia de la ciudad. Luego tomó un autobús y tren a Venecia, donde se decepcionó por la suciedad y malos olores de la ciudad. A pesar de esto, disfrutó de un paseo en góndola donde tuvo que soportar el mal olor del gondolero y cantante.
1. Mis quince años en Europa 2
Gondoleros sin desodorante
De Viena viajamos a Venecia en tren, el tren por poco me deja en
Viena, como me sobraban muchas monedas decidi gastarlas en una
pequeña taberna cercana al hotel, los pintorescos parroquianos eran
muy amistosos, casi todos ya mayores, éntrelos sesenta y setenta anos,
al principio nos observaban con curiosidad, al poco rato platicábamos
en Ingles, la taberna tenia una barra de madera y mesas del mismo
material muy pesadas, el lugar era oscuro pero acogedor, pedimos ron
en la barra y el tabernero nos miraba extrañado
-“ ¿del que beben los piratas?” –pregunto sorprendido
Decidimos tomar vino de la casa, nos dieron vasos de vidrio con la
leyenda “1/4 lt” pintada en ellos.
Pedíamos y pedíamos, les invitábamos a los parroquianos y las
monedas no se acababan, Roberto se fue al hotel a empacar nuestras
cosas y me dijo que no me preocupara, que guardaría todos mis
enseres en mi maleta y que pasaría por mí cuando el autobús partiera
rumbo a la estación del tren. La platica era divertida, me contaban
acerca de la Emperatriz Sissy (Rommy Schneider hizo su papel en el
cine, y mi abuela paterna me llevo a ver todas sus películas), según me
dijeron no era tan bien portada como la presentaban en sus películas,
pero que al Emperador Francisco José lo traía loco con sus artes
petateras y que le disculpaba todo, en esta parte de la conversación
reapareció Roberto y como pude salí de la taberna despidiéndome
presidencialmente de mis colaboradores en la lucha por acabar mis
monedas.
2. Mis quince años en Europa 2
Cuando salí a la calle entendí en toda su profundidad la frase “se
puso una de tapicero”, me tuve que sostener con ambas manos de la
pared, como si estuviera colocando un papel tapiz, subí mi maleta al
autobús y me senté lo mejor que pude, al llegar a la estación tuve que ir
al baño, por más de diez minutos utilice el mingitorio de manera
ininterrumpida, y me gritaban de fuera que el tren ya se iba, con
sincronización casi perfecta llegue al andén con mi maleta, el tren se
movía, de una de las ventanas algunas de las chicas tomaron mi maleta
y subí con el tren en movimiento, seguramente si me hubiera tomado
otro cuarto de litro mas todavía estaría en el baño de la estación y el
tren hubiera partido sin mí.
En una litera y abrazando mi maleta cai dormido, me pareció que
había transcurrido solo un instante y nuevamente me apurabanpara
que bajara del tren, ahora aventando mi maletapor la ventana y
corriendo alcance a bajara tiempo.
Estábamos en Venecia, las conductoras del tour agitaban sus
banderolas para que las viéramos y no nos perdiéramos, como éramos
mas de 90 personas y las banderolas eran rojas, la policía creyó que era
una manifestación comunista y llegaron a calmar a las “agitadoras”,
aunque me dio risa las proporciones dantescas de mi resaca me hacían
sentir que me iba como globo de gas que un niño suelta.
Tuvimos que caminar al hotel, cargando nuestro equipaje, al
menos sudaría el alcohol…, de principio creí que la estación de tren
estaba en un barrio bajo, tras caminar mucho tiempo me di cuenta que
Venecia en verano es apestosa, y que toda es sucia, callejuelas como las
de Guanajuato pero sucias y con ratas como gatos, no veía gatos,
supongo las ratas se los comieron. Fue decepcionante mi primer
3. Mis quince años en Europa 2
encuentro con Venecia, puestos ambulantes de ropa de mala calidad,
basura flotando en los canales, no muy agradable, pero por fin llegamos
al hotel, afortunadamente tenia bano completo en cada cuarto,
molesto por mi propio hedor a alcohol y sudor me meti a banar,
Roberto esperaba su turno viendo por el balcón de nuestro cuarto a
otra sección del hotel, había enredaderas y muchas flores, Sali de la
regadera revitalizado, me secaba cuando Roberto me dijo:
-“Estas dando show” – y señaló a las camaristas que del balcón de
enfrente observaban mi ritual de secado y aplicación de loción. Voltee a
verlas y sin inmutarse siguieron ahí, hasta que no me termine de vestir
se fueron, no creo que haya sido mi musculatura lo que les llamo la
atención, sino el ver que alguien se banaba, no lo acostumbran mucho
por allá…
Salimos a la calle con el grupo, al principio las chicas estaban
fascinadas porque multitud de chicos italianos se les acercaban, pero
cuando por todos lados las palpaban brincaban sorprendidas y sin saber
que hacer, con las banderolas las conductoras golpeaban a los
moscardones
-“Pues querían galanes guapos… ahí los tienen, İ atásquense ahora que
hay lodo!’” – pero muy “apretadas” hasta gritaban pidiendo ayuda.
Me separe del grupo y fui a varias tiendas buscando una navaja de
muelle, la encontré, una hoja de 20 cms., cacha de cuerno de ciervo,
esta navaja me habría de acompañar muchos anos en otros viajes a
lugares un poco mas agrestes, muy satisfecho retorne al hotel.
Nos tenían preparado un romántico viaje en góndola, y nos
formamos y fuimos subiendo a las góndolas, en la película que tomaron
4. Mis quince años en Europa 2
aparecía esta escena. El hermano de Roberto usaba el pelo largo, era
flaco y cual biafrano portaba, y sigue portando a la fecha una barriga
tipo mariachi. Nos toco compartir góndola, solo que a la nuestra le toco
un cantor, como si hubiéramos sido una pareja de enamorados
-“Van a creer que somos chotos”- decía Javier preocupadísimo.
El gondolero remaba y al levantar sus brazos nos llegaba el aroma
del autentico bouquet que proviene del autentico añejamiento (le
chillaba la ardilla), İzas!, y el cantor otro tanto…, peste del canal y peste
de las axilas de este par, éramos atacados en cuadrafónico.
Nos cruzamos con otro tour de mexicanos, quienes al vernos con el
romántico cantor decían
-“son dos hombres”- Javier estaba sumamente nervioso
En eso un muchacho dijo con tono de sapiencia
-”la flaca es mujer”- y ahí sí que Javier reclamo y mentó madres…
Claro que yo iba desternillándome de risa, no recuerdo a donde
fuimos a cenar, pero el narrarle a las chicas esta escena nos hizo el dia a
todos, menos a Javier…