Este documento describe las experiencias del autor y su amigo Roberto durante un viaje a Roma. Conocieron a una mujer de mediana edad apodada "La Arana" que se emborrachó en una discoteca y luego acosó sexualmente a Roberto, asustándolo. El autor sugiere que las pasiones de una mujer mayor pueden ser superiores a las de las más jóvenes, aunque él no pudo comprobarlo personalmente con "La Arana".
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El beso de la mujer araña
Puig escribió una obra del mismo nombre, fue llevada al cine y el
papel femenino fue interpretado por Sonia Braga. Pues nuestra mujer
araña no se parecía tanto a Sonia Braga…
Cuando llegamos a Roma conoci a un taxista el cual me llevaba a
conocer los lugares que el frecuentaba: billares, bares y prostibulos. Por
la mañana me iba con el tour y/o con Roberto a conocer museos y
lugares históricos, la ciudad me pareció maravillosa, lo mas hermoso
que he visto, muchísima gente elegante, mujeres bonitas, sin llegar a
hermosas, pero con donaire y estilo que las hacían mucho mas
magneticas que muchas hermosas, los hombres eran un equivalente,
como me decía el taxista Gianni –“tenemos un solo par de zapatos y un
solo traje, pero elegantes…”, el bronceado en las chicas llamaba mucho
mi atención, era perfecto, mas tarde supe que tomaban caroteno en
abundancia para lograrlo, la zanahoria contiene esta sutancia.
Gustandome tanto la historia podía platicarle a las chicas y no tan
chicas del tour anécdotas acerca de los autores de las obras que
contemplábamos, y el verlas in situ fue grandioso.
Una de las no tan chicas era nuestra mujer araña, apenas
cuarentona, cabello largo y alaciado, pero el “friz” le daba un toque
Salem (de bruja pues…), algo entrada en carnes y de filetes bailarines, y
pues su cara, si no era fea, tampoco era agraciada. Su compañera de
cuarto a) “La Tribilina”, contaba que Laponia nerviosa porque dentro
del cuarto siempre estaba desnuda, bebiendo y llorando por viejos
amores y maldiciendo a los hombres, y acercándose a ella como
buscando “consuelo”, estaba tres cuartos del nuestro, en el mismo
piso, aunque pase largos ratos en nuestro balcón contemplando la
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ciudad nunca me percate del arácnido nudismo (a ella la apodamos “La
Arana”).
No se en que artes fui a dar a una discoteca que entonces era muy
famosa mundialmente, “The Piper”, me pareció curioso que hubiera
“Taxi dancing” (ficheras que bailaban mediante dinero), y como me
divertí le dije a las chicas del lugar, y allá fuimos todos al otro día, nos
estábamos organizando cuando se adhirió al grupo “La Arana”, parecía
bromear al abrazar y estrujar a Roberto diciendo –“Roberto es mío”,
tomamos varios taxis y nos fuimos a la disco.
Ya en la disco Roberto bailaba con una y otra, las chicas esperaban
turno para bailar con él, mientras tanto “La Arana” no honraba a su
apodo (las arañas no beben),cuando sintió que su carburación estaba a
nivel se levanto y se puso a bailar con Roberto, no dejaba que ninguna
otra le quitara su lugar, le “arrimaba la mochila” a Roberto y él se sentía
incomodo, una chica intento rescatarlo y “La Arana’ la empujo
sacándola de la pista, Roberto se refugiaba con las demás chicas, pero
ella insistía…
En ese momento salí de la disco en busca de una mujer que
repartiera arroz mediante la recepción de emolumentos que habrían de
satisfacer sus necesidades básicas (una wila), fui a varios lugares
frecuentados por Gianni el taxista, la pase muy bien, y regrese al hotel
ebrio y sonriendo estúpidamente, mi satisfacción era plena. Al llegar a
nuestro cuarto me percate que Roberto no estaba, me pareció extraño,
ya que el siempre llegaba primero que yo, como Dios me dio a
entender me acosté, ya estaba soñando cuando alguien toco a la
puerta, como pude me levante y fui a abrir, era Roberto, lívido, sus
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nervios eran tales que no le atinaba al cerrojo de la puerta con la llave,
y no estaba ebrio…
Entro diciendo –“se me lanzo una vieja”
Ebrio y filosófico replique
-“es lo mas natural del mundo, ha pasado de siempre en la historia de
la humanidad”.
-“No!, Una vieja vieja!”- ‘La Arana” lo había jaloneado y querido besar a
la fuerza, la había ofrecido disfrutar de su cuerpo y Roberto ni pio pudo
decir porque el terror lo dominaba, como pudo se zafo y salió huyendo
sin rumbo fijo, por eso tardo tanto en llegar al hotel.
-“Pues esta a tres puertas de nosotros, va a venir aquí”- mal terminaba
de decirlo cuando Roberto empujo un enorme ropero contra la puerta.
-“Si quiere entrar se va a saltar por el balcón…”- no fui de mucha ayuda
para tranquilizarlo…
Afortunadamente ya no paso mas, al otro dia “La Arana” se
escurría entre las chicas sumamente apenada, las otras chicas(todas
chilangas) me contaban horrorizadas lo que había sucedido.
Para ser honesto yo no me hubiera rehusado, Gregorio Marañón,
en “Tiberio, Historia de un Resentimiento” afirma que la pasión de una
mujer de cuarenta es superior a la de las jovencitas, y como
desgraciadamente yo no fui el objeto de las arácnidas pasiones tuve
que esperar algunos años para comprobar plenamente lo que Marañón
afirmaba.
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Al final de esta serie colocare algunas fotos de este viaje, han
pasado muchos años, Roberto y yo lo recordamos con mucho gusto y
recordamos las anécdotas que vivimos, generalmente es en reuniones
sociales donde alguien platica acerca de sus viajes por aquellas
latitudes, de repente preguntan si conocemos por allá, y cuando
escuchan nuestra narración sienten que les “matamos el gallo” en
forma contundente. Y esto me lleva afirmar que en esta vida hay
personas que saben divertirse, mientras que otras necesitan que las
diviertan…