La actual configuración de la Universidad española dificulta
enormemente la labor del profesor universitario novel. A los problemas propios de su
inexperiencia docente se unen los derivados de la inestabilidad laboral que propicia
el marco normativo vigente. La Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se
modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOMLOU),
no define una adecuada carrera docente para los jóvenes en el ámbito universitario.
El paso de las etapas preliminares basadas en becas y contratos de investigación a
las de las figuras propias del personal docente e investigador queda supeditado, casi exclusivamente, a la obtención de complejas acreditaciones que requieren del
profesor principiante un elevado número de méritos; méritos que difícilmente ha
podido adquirir debido, fundamentalmente, a su juventud. Pese a todo lo anterior, el profesor novel universitario cuenta con poderosas armas
que le permiten luchar contra todas estas dificultades: ilusión, capacidad de trabajo,
adaptación a los cambios y uso de las nuevas tecnologías. La creación del Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES) en nuestras universidades precisa de
nuevos agentes dispuestos a afrontar grandes transformaciones en los procesos de
enseñanza-aprendizaje y a afanarse por la búsqueda de su mejora permanente. El
profesor principiante se perfila como el agente ideal para ello. En este caso, su
inexperiencia juega a su favor al eliminar la inercia a adaptarse a los nuevos tiempos
característica de profesores con una dilatada trayectoria universitaria. En este sentido, creo que la clave del éxito de la Universidad del Siglo XXI estriba en
la conjunción de la experiencia de los profesores veteranos y la renovación de los
profesores principiantes. Este binomio experiencia-renovación permitirá construir en
nuestras aulas un Espacio Europeo de Educación Superior de excelencia, capaz de dar una eficiente respuesta a las cambiantes necesidades de la sociedad.
LA PROBLEMÁTICA DEL PROFESORADO PRINCIPIANTE EN LA UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI
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Dra. Mª Victoria de Montes Delgado
LA PROBLEMÁTICA DEL PROFESORADO PRINCIPIANTE EN LA
UNIVERSIDAD DEL SIGLO XXI
Resumen: La actual configuración de la Universidad española dificulta
enormemente la labor del profesor universitario novel. A los problemas propios de su
inexperiencia docente se unen los derivados de la inestabilidad laboral que propicia
el marco normativo vigente. La Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se
modifica la Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOMLOU),
no define una adecuada carrera docente para los jóvenes en el ámbito universitario.
El paso de las etapas preliminares basadas en becas y contratos de investigación a
las de las figuras propias del personal docente e investigador queda supeditado, casi
exclusivamente, a la obtención de complejas acreditaciones que requieren del
profesor principiante un elevado número de méritos; méritos que difícilmente ha
podido adquirir debido, fundamentalmente, a su juventud.
Pese a todo lo anterior, el profesor novel universitario cuenta con poderosas armas
que le permiten luchar contra todas estas dificultades: ilusión, capacidad de trabajo,
adaptación a los cambios y uso de las nuevas tecnologías. La creación del Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES) en nuestras universidades precisa de
nuevos agentes dispuestos a afrontar grandes transformaciones en los procesos de
enseñanza-aprendizaje y a afanarse por la búsqueda de su mejora permanente. El
profesor principiante se perfila como el agente ideal para ello. En este caso, su
inexperiencia juega a su favor al eliminar la inercia a adaptarse a los nuevos tiempos
característica de profesores con una dilatada trayectoria universitaria.
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En este sentido, creo que la clave del éxito de la Universidad del Siglo XXI estriba en
la conjunción de la experiencia de los profesores veteranos y la renovación de los
profesores principiantes. Este binomio experiencia-renovación permitirá construir en
nuestras aulas un Espacio Europeo de Educación Superior de excelencia, capaz de
dar una eficiente respuesta a las cambiantes necesidades de la sociedad.
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Introducción
El objetivo de la presente comunicación es reflexionar sobre la situación
actual del colectivo formado por los profesores que “comienzan” su andadura en la
universidad, los denominados profesores noveles o principiantes, y sobre su
importante papel como agentes de cambio en la construcción del nuevo Espacio
Europeo de Educación Superior (EEES). Para ello analizaremos las principales
dificultades a las que han de hacer frente, así como las armas de las que disponen
para superarlas. Finalmente, extraeremos algunas conclusiones y formularemos
propuestas encaminadas a mejorar su “precaria” situación y, por extensión, la del
conjunto de la universidad.
Mi pertenencia a este colectivo, como profesora novel de la Universidad de
Sevilla, si bien puede incorporar una cierta subjetividad a esta reflexión, a buen
seguro aporta un profundo conocimiento de la realidad descrita, emanado de mis
propias vivencias.
El contexto actual en el que nos encontramos inmersos los profesores
principiantes universitarios es el de una universidad que está experimentando
profundos cambios en aras de integrarse en el Espacio Europeo de Educación
Superior y de incrementar sus niveles de calidad en todos los servicios que presta a
la sociedad del conocimiento. En esta nueva universidad los principales agentes
siguen siendo los profesores y los alumnos. Al igual que con el paso del tiempo van
pasando por nuestras aulas sucesivas generaciones de estudiantes “ávidos” de
adquirir nuevo conocimiento y destrezas con las que desempeñar una carrera
profesional y formarse como personas, también se hace necesaria la incorporación a
los equipos de profesores de nuevos miembros que introduzcan aires de renovación
y actualización en los mismos.
Podemos destacar como principales características de los profesores noveles
su ilusión y tesón por hacer bien su trabajo, el de transmitir el conocimiento existente
por medio de la docencia y generar nuevo conocimiento mediante la investigación.
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Como veremos a continuación no resulta fácil para el profesor principiante
hacerse un hueco en la universidad actual; un hueco desde el que poder tener la
autonomía suficiente para trabajar en lo que más le gusta y desde el que su labor
pueda ser reconocida por el resto de los agentes universitarios.
Ventajas y desventajas del profesor novel
Entre las principales dificultades a las que nos enfrentamos los profesores
noveles destaca la inestabilidad laboral a la que nos encontramos sujetos. La carrera
docente se perfila como una carrera larga, difusa y “ciertamente” incierta; en
definitiva, una carrera de fondo en la que apenas se vislumbra la meta. Esta
situación genera momentos de gran desaliento en los que te planteas seriamente si
realmente perseguir tu sueño de ejercer como docente e investigador universitario,
con tanto esfuerzo y dedicación, merece la pena. Es en estos decisivos momentos
en los que el profesor principiante ha de hacer uso de toda su ilusión y ganas de
trabajar para impulsar su lucha.
En mi caso, ingresé en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura (ETSA)
de la Universidad de Sevilla en el año 1994. Tras cursar los 6 cursos
correspondientes al Plan de Estudios de 1979 y redactar mi proyecto fin de carrera
finalicé mis estudios en el curso 2000/2001.
Ya en mi etapa de estudiante, mi vocación universitaria me condujo a
participar como alumna interna en el Departamento de Historia, Teoría y
Composición Arquitectónicas y en el Departamento de Construcciones
Arquitectónicas I de la ETSA de Sevilla. En este último departamento, además, tuve
la ocasión de trabajar en el curso académico 1999/00 como becaria de colaboración
gracias a la concesión de una beca del Ministerio de Educación y Cultura.
Tras la obtención del título de arquitecta, inicié mis estudios de doctorado
dentro del programa “Teoría y práctica de la rehabilitación arquitectónica y urbana”
del Instituto Universitario de Ciencias de la Construcción (IUCC) de la Universidad
de Sevilla. En diciembre de 2003 me fue concedida una beca de formación de
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personal docente e investigador (FPDI) de la Junta de Andalucía (Orden de 12 de
mayo de 2003 de la Consejería de Educación y Ciencia de la Junta de Andalucía
publicada en el BOJA nº 100 de 28 de mayo) que me permitió comenzar mi andadura
dentro de la universidad.
Cabe destacar la gran oportunidad que brindan este tipo de becas a los jóvenes
aspirantes a profesores universitarios, posibilitando su formación integral como docentes
e investigadores. Como docente, te permiten dar tus primeros pasos como profesor
impartiendo un cierto número de créditos y, como investigador, te facilitan la incorporación
a grupos de investigación universitarios y la realización de una tesis doctoral.
De este modo, la mencionada beca FPDI me brindó la oportunidad de
incorporarme al grupo de investigación ARDITEC (código PAI: TEP-172) del
Departamento de Construcciones Arquitectónicas II de la Universidad de Sevilla, realizar
mi tesis doctoral “Nuevo modelo de presupuestación de obras basado en procesos
productivos” bajo la tutela del Dr. D. Antonio Ramírez, leída el pasado mes de diciembre
de 2007 con la calificación de sobresaliente cum laude por unanimidad, y estrenarme
como profesora impartiendo clase en la asignatura de “Mediciones, presupuestos y
valoraciones” de la titulación de Arquitecto Técnico de la Escuela Universitaria de
Arquitectura Técnica (EUAT) de la Universidad de Sevilla.
El verdadero problema para el profesor novel llega cuando se acaban las becas. El
marco legislativo vigente en el ámbito universitario español se encuentra regulado a nivel
nacional por la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley
Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOMLOU). Su principal
inconveniente es que no define una adecuada carrera docente para los jóvenes
recién incorporados a la universidad. Antes de la LOMLOU, el camino natural
trazado para los profesores noveles que querían trabajar en la universidad partía de
las becas de investigación y continuaba con su incorporación a los departamentos
como Profesores Ayudantes. Tras la LOMLOU se puede afirmar que este camino ha
quedado dramáticamente truncado, ya que la drástica reducción de la carga docente
asignada a la figura del Profesor Ayudante a 2 horas semanales ha mermado
enormemente su demanda en los departamentos universitarios al no satisfacer
adecuadamente sus necesidades docentes.
6. 6
Así, la única opción de supervivencia para los profesores noveles pasa por su
acreditación para figuras como las de Profesor Ayudante Doctor y Profesor
Contratado Doctor. El problema de estas acreditaciones estriba en el elevado nivel
de exigencia al que son sometidos los profesores principiantes. Los méritos
requeridos son, en la mayoría de los casos, imposibles de conseguir dada la
juventud de los solicitantes: publicaciones en revistas de impacto, asistencia a
congresos internacionales, redacción de patentes, dilatada experiencia docente y en
procesos de gestión universitaria, entre otros. Si a todo ello unimos la experiencia
profesional requerida, paradójicamente totalmente incompatible con el desarrollo de
una beca de investigación, nos encontramos con que el profesor novel ha de ser un
“súper-profesor” y debiera plantearse muy seriamente dejar de dormir, comer,
relacionarse con familiares y amigos, si realmente quiere dar cumplimiento a todas
estas exigencias. Exigencias, que para colmo de males, no abundan en el
profesorado veterano de nuestras universidades.
En mi caso, he tenido la suerte de poder continuar ejerciendo mi vocación
universitaria tras la finalización de mi beca de investigación el pasado mes de
diciembre de 2007, cubriendo la baja de un profesor del departamento desde el
pasado mes de febrero de 2008. Pese a todo, la precariedad de mi situación laboral
en la universidad es manifiesta: tras 14 años de vinculación con la misma, como
estudiante y profesora novel, lo único de lo que puedo presumir es de tener un
contrato temporal que puede finalizar en cualquier momento. A la espera de la
resolución de mi solicitud de acreditación para la figura de Ayudante Doctora no me
queda más remedio que seguir trabajando duramente con la esperanza de que,
algún día, mi ilusión y esfuerzo se vean recompensados con una plaza de profesora.
Con todo, he de estar agradecida porque muchos de mis compañeros noveles
no han corrido la misma suerte. Y tras finalizar su periodo de becarios han tenido
que renunciar a su vocación docente y buscar mejor fortuna en otros entornos
laborales.
7. 7
Dejando a un lado, el incierto contexto en el que se desarrolla la actividad del
profesor novel, centrémonos ahora en las dificultades internas a las que ha de hacer
frente el mismo dada su falta de experiencia y formación como docente.
Inseguridad.
La falta de experiencia como docente genera una gran inseguridad en el
profesor novel. Su inicial desconocimiento de los temarios de las asignaturas
a impartir, de los procedimientos que han de seguirse en cada caso, el temor
a no tener respuesta para todas las preguntas de los alumnos, el escaso
control de la voz, son algunas de las barreras que ha de franquear el profesor
principiante para ganar en autoestima y poder ejercer adecuadamente su
trabajo. En general, la falta de formación docente del profesorado universitario
genera una gran desorientación en los profesores noveles sobre cómo
abordar con éxito su trabajo. El profesor ha de buscar mecanismos para
completar esta formación que no ha recibido y resolver todas las dudas que le
suscite su ejercicio como docente. Sin duda el trabajo diario, la confianza en
uno mismo y el apoyo de los compañeros son aliados indispensables para
superar este problema.
Falta de reconocimiento.
En numerosas ocasiones los profesores noveles no gozan del reconocimiento
suficiente como para que sus aportaciones en la configuración de las
asignaturas, metodologías docentes y sistemas de evaluación, sean tenidas
en consideración por el conjunto de profesores que componen el equipo.
Incluso, en algunos casos, proponer nuevas ideas puede reportarles el
rechazo de sus compañeros por considerarlos como una amenaza a su
estabilidad y posicionamiento dentro del grupo. Esta falta de reconocimiento a
sus sugerencias y a su labor redunda en la merma de la autonomía y
autoestima como docente del profesor novel.
Falta de tiempo.
El elevado nivel de exigencia al que está sometido el profesor novel como
docente, investigador y gestor, al igual que el resto del profesorado
8. 8
universitario, le impide dedicarse con el rigor y profundidad necesarios a cada
una de sus facetas universitarias. La gran diferencia entre el profesor
principiante y el resto del profesorado sometido a esta misma situación de
falta de tiempo para poder realizar adecuadamente su trabajo, estriba en que
para el novel depende su continuidad en la universidad de la superación de
estos niveles de exigencia. La impotencia de no poder ser “súper-hombres” y
“súper-mujeres” genera grandes niveles de estrés y ansiedad entre el
profesorado. Por este motivo, sería conveniente regular y racionalizar los
niveles de exigencia a los que se somete al personal docente e investigador
de nuestras universidades buscando su equilibrio y optimización.
Excesiva burocratización
Un mal endémico de la universidad actual es el excesivo papeleo que es
necesario elaborar para gestionar cualquier proceso universitario. En el
profesor novel esta carga se acentúa, ya que además de su propio papeleo
destinado a la búsqueda de becas y acreditaciones, suele recaer en él la
carga de parte del grupo con el que trabaja. En el seno de los equipos de
trabajo ha de evitarse sobrecargar a los profesores más jóvenes con toda la
gestión administrativa de los proyectos docentes e investigadores, bien
repartiendo dicha labor para que todos puedan trabajar con eficiencia o, en la
medida de lo posible, contratando a personal cualificado para ello.
Incomunicación en el aula.
La comunicación en clase es la gran asignatura pendiente por parte del
profesorado universitario y, especialmente, del profesorado novel. Conseguir
que los alumnos presten atención en aulas masificadas y participen de forma
activa en los procesos de enseñanza-aprendizaje requiere de un esfuerzo
adicional por parte del profesor novel que desconoce las pautas de su
comportamiento. Aunque la reducida diferencia de edad, entre los profesores
principiantes y los alumnos puede propiciar un mayor acercamiento entre
ellos, es fundamental establecer con claridad los límites de dicha
comunicación desde el principio para evitar la merma de credibilidad y
autoridad del profesor.
9. 9
Para contrarrestar todo lo anterior, me gustaría resaltar las principales
virtudes con las que cuenta el profesor novel y que tanto necesita el sistema
universitario para seguir evolucionando y mejorando.
Ilusión.
Su gran vocación es el motor que le impulsa a superar todas las dificultades
que, como hemos comentado anteriormente, se presentan en su camino. Al
profesor principiante le sobran idealismo, ganas de trabajar, de superarse a sí
mismo y de mejorar día a día como docente, investigador y gestor. Transmitir
estas ganas en el desarrollo de los procesos de enseñanza-aprendizaje es
fundamental para motivar al alumno y conseguir su máxima implicación en los
mismos. Con el paso de los años, el cansancio y los desengaños van
mermando esta ilusión e ímpetu asociado a la juventud de la persona. Por
este motivo, es fundamental que la transmisión de esta energía se produzca
también entre compañeros. En este sentido, es muy positiva la incorporación
a los grupos de investigación y a las asignaturas de profesores principiantes
que contagien de ilusión y ganas de trabajar al conjunto del equipo,
rejuveneciendo su espíritu.
Capacidad de trabajo.
Otra de las grandes cualidades que caracterizan el perfil del profesor novel
universitario es su gran capacidad de trabajo, individual y en equipo. La
constancia, el esfuerzo y su profundo sentido de la responsabilidad son sus
grandes aliados para combatir todos los problemas, miedos e inseguridades
que le acompañan en los inicios de su trayectoria como docente e
investigador. A esta capacidad, se unen una profunda capacidad de escucha
y espíritu crítico que le impulsan a revisar permanentemente su trabajo para
seguir mejorando y aprendiendo día a día de sus compañeros y de los
propios alumnos. El trabajo en equipo es percibido por el profesor novel como
un valor en alza fundamental para propiciar el intercambio de puntos de vista
entre profesionales procedentes de diferentes áreas de conocimiento.
Formación especializada.
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Los profesores noveles se caracterizan también por tener a su corta edad un
elevado y completo nivel formativo en sus respectivas áreas de conocimiento,
en el manejo de diferentes idiomas y de las herramientas informáticas.
Conscientes de la importancia de la formación continua en la sociedad del
conocimiento en la que vivimos inmersos dedican gran parte de su tiempo y
esfuerzo a adquirir y renovar su saber, alcanzando los más altos niveles
universitarios. Así, se trata de un colectivo formado en su mayoría por jóvenes
doctores ávidos de conocimiento y formación permanente.
Capacidad de adaptación a los cambios.
La flexibilidad y versatilidad son otras de las principales características que
definen el perfil de un profesor novel. Estas cualidades le permiten adaptarse
a nuevas y cambiantes circunstancias con facilidad, como las que se suceden
en la actualidad en la configuración del nuevo Espacio Europeo de Educación
Superior (EEES). La creación de nuevas titulaciones, nuevos planes de
estudios, nuevas asignaturas, la incorporación de nuevas metodologías
docentes y sistemas de evaluación, la movilidad y la formación continua son
facetas de la vida universitaria que no asustan al profesor principiante, sino
que, por el contrario, se plantea como nuevos retos que afrontar y
oportunidades de mejora.
Cercanía al uso de las nuevas tecnologías.
Las nuevas generaciones de profesores noveles manejan con naturalidad y
destreza las nuevas tecnologías. El uso de ordenadores para la presentación
de contenidos en clase, de Internet para la búsqueda de información y para el
empleo de plataformas de enseñanza virtual son sólo algunos ejemplos del
amplio abanico de posibilidades que abren estas nuevas tecnologías en los
procesos de enseñanza-aprendizaje. Combinar el uso de estas nuevas
herramientas con los medios tradicionales, basados en la comunicación oral y
la pizarra, dota al docente universitario de infinitas posibilidades para
desarrollar eficientemente su labor. Consciente de ello, el profesor novel
incorpora a su docencia todas estas herramientas para propiciar un
acercamiento al alumno y enriquecer sus asignaturas.
11. 11
Creatividad e innovación.
Los profesores noveles aportan a la docencia universitaria nuevos enfoques,
puntos de vista y herramientas desde los que abordar el desarrollo de los
procesos de enseñanza-aprendizaje, enriqueciéndolos enormemente con
nuevas metodologías, sistemas de evaluación, etc. Esta espontaneidad y
frescura se hace indispensable para renovar procesos anclados en visiones
del pasado.
Todos estos valores de los profesores noveles son fundamentales en la
universidad actual. La creación del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES)
en nuestras aulas precisa de nuevos agentes dispuestos a afrontar grandes e
incesantes cambios en los procesos de enseñanza-aprendizaje y a afanarse por la
búsqueda de la mejora permanente de los mismos. El profesor principiante es el
agente ideal para abordar esta situación de transición entre el modelo universitario
tradicional y el modelo europeo universitario. En este caso, hasta su inexperiencia
juega a su favor al eliminar la inercia a adaptarse a los nuevos tiempos de
profesores con una dilatada trayectoria universitaria que se aferran vehementemente
a modelos pasados. El profesor principiante sabe de dónde viene, dónde se
encuentra y hacia dónde le gustaría dirigir sus pasos. Por este motivo, gusta de
aprender del pasado y seguir formándose en el presente para construir ese
anhelado futuro.
En este sentido, creo que la clave del éxito de la Universidad del Siglo XXI
estriba en la conjunción de la experiencia de los profesores veteranos y la
renovación de los profesores principiantes. Este binomio experiencia-renovación
permitirá construir un Espacio Europeo de Educación Superior de excelencia en
nuestras aulas capaz de dar una adecuada respuesta a las cambiantes necesidades
de la sociedad.
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Conclusiones
Mi trayectoria, aún breve pero intensa, en la Universidad de Sevilla como
profesora principiante me ha permitido analizar, a grandes rasgos, la problemática
del colectivo al que pertenezco a raíz de lo vivido a partir de mi propia experiencia.
La identificación de los problemas y cualidades de los profesores noveles
universitarios es el primer paso que hay que dar para poder plantear soluciones que
minimicen dichos problemas, haciendo uso y reforzando esas cualidades
detectadas.
En la siguiente tabla se resumen las principales ventajas e inconvenientes
que caracterizan al profesorado principiante de la universidad española actual:
Profesorado principiante universitario
Ventajas Inconvenientes
Ilusión Inestabilidad laboral
Capacidad de trabajo Inseguridad
Formación especializada Falta de reconocimiento
Capacidad de adaptación a los
cambios
Falta de tiempo
Cercanía al uso de las nuevas
tecnologías
Excesiva burocratización
Creatividad e innovación Incomunicación en el aula
Tabla 1. Ventajas e inconvenientes del profesorado principiante universitario
Una vez caracterizada la situación del profesorado novel universitario
mediante la identificación de sus principales ventajas e inconvenientes,
13. 13
propondremos medidas que fomenten su mejora y, por extensión, la mejora del
conjunto de la universidad.
La primera gran medida a adoptar sería abordar la reforma de la mencionada
Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica
6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (LOMLOU). La nueva ley
habría de trazar con claridad una carrera docente pensada en beneficio del
conjunto de la comunidad universitaria y de la sociedad a la que ésta dirige
sus servicios. Una carrera que permitiera a los profesores principiantes dar
continuidad a su trabajo, centrarse en el eficiente desarrollo del mismo y en
su disfrute, eliminando de su quehacer diario los miedos e inquietudes
asociados a la incertidumbre de la que será su situación laboral mañana. Para
ello, sería necesario recuperar figuras como la de Profesor Ayudante
mediante el incremento de su carga lectiva y crear nuevas figuras que
colmaten el gran vacío existente entre las figuras de Profesor Ayudante
Doctor y Profesor Contratado Doctor. Incluso podría ser deseable la creación
de figuras especializadas, dedicadas en profundidad a desarrollar la faceta
docente o investigadora del profesorado universitario.
Fomentar el diseño, difusión e implementación de ambiciosos programas de
becas sería fundamental para permitir a los jóvenes universitarios con
vocación docente e investigadora desarrollar su carrera profesional en este
ámbito. Asimismo, sería necesario dotar de mecanismos de continuidad a los
becarios que quisieran continuar su carrera docente, favoreciendo su
incorporación a las universidades como Profesores Ayudantes.
En relación con los procesos de acreditación, sería conveniente
racionalizarlos ajustando su nivel de exigencia para cada figura y para cada
área de conocimiento. Así, los méritos requeridos habrían de ajustarse, en
cantidad y calidad, a las características propias de la investigación y docencia
de cada área de conocimiento.
La creación de un mayor número de programas de formación continua y
orientación del profesorado universitario posibilitaría a los profesores noveles
dotarse de herramientas para vencer sus inseguridades y a los profesores
14. 14
veteranos para reciclar sus conocimientos y metodologías. La construcción de
espacios de encuentro entre docentes con diferentes grados de experiencia
que permitieran el intercambio de enfoques entre jóvenes y no tan jóvenes y
la adquisición de nuevas competencias docentes enriquecería enormemente
los procesos de enseñanza-aprendizaje de nuestras universidades. Por
ejemplo, dentro de estas dinámicas de encuentro se podría propiciar la
asistencia a las clases de otros compañeros y el posterior establecimiento de
sesiones críticas en las que se debatieran sus fortalezas y debilidades. Con
estas prácticas se conseguiría un doble objetivo la maduración y
afianzamiento de los profesores noveles y el rejuvenecimiento y renovación
de los profesores veteranos. Asimismo, redundaría en una mayor
coordinación en el desarrollo de las asignaturas de una misma titulación.
La implementación de programas de reconocimiento de la labor del
profesorado universitario, especialmente en momentos como el actual de
incesantes cambios que requieren un sobreesfuerzo añadido al derivado de
su trabajo docente e investigador, es fundamental en una universidad de
máxima calidad que piense siempre, en primer lugar, en las personas. En
estos programas debería existir un apartado dedicado al reconocimiento de la
labor de los profesores noveles y a su denodado esfuerzo de integración en el
conjunto del mundo universitario.
La minimización de la burocracia que rodea a los procesos universitarios se
hace indispensable si se quiere que los mismos sean realmente eficientes.
Para ello sería conveniente homogeneizar los documentos necesarios para
cada procedimiento, tales como el formato de los currícula, y, en la medida de
lo posible, destinar estas tareas a personal administrativo especializado.
El desarrollo de programas de refuerzo de la motivación del profesorado
principiante y del veterano contribuiría a incrementar la motivación del
alumnado, ya que en la medida en que los profesores disfruten de su trabajo
serán capaces de transmitírselo a sus alumnos. Asimismo, sería conveniente
el diseño de metodologías docentes más dinámicas que propicien la
15. 15
participación del alumno, dentro y fuera del aula, ajustadas a las necesidades
propias de cada asignatura.
En definitiva, todas las propuestas relacionadas inciden en dar más
oportunidades y apoyo a la labor de los profesores principiantes con una verdadera
vocación docente e investigadora, reforzando e incentivando el desarrollo de sus
cualidades y subsanando sus carencias con programas formativos entre el
profesorado. La estrecha colaboración entre profesores principiantes y veteranos es
fundamental para superar esta situación. Así, los principiantes compartirán con los
veteranos su ilusión, capacidad de trabajo, formación especializada, capacidad de
adaptación a los cambios, cercanía al uso de las nuevas tecnologías, creatividad e
innovación. Mientras que los profesores veteranos, por su parte, compartirán con los
noveles su experiencia, sabiduría y confianza como docentes e investigadores,
disipando en gran medida todos sus interrogantes.
Sin lugar a dudas, esta mejora de la situación de los profesores principiantes,
fruto de la colaboración interna del profesorado, redundará en beneficio del conjunto
de la comunidad universitaria, favoreciendo el incremento del nivel de eficiencia y
calidad de los servicios por ella prestados, lo cual se traduce en mayores niveles de
satisfacción de la sociedad del conocimiento a la que van dirigidos. Estos son los
objetivos perseguidos por el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior, un
espacio que sólo podrá ser construido con la participación de todos (profesores
veteranos, profesores principiantes y alumnos) y para el que todos son igualmente
importantes y necesarios.
Con este convencimiento, seguiré trabajando y luchando por hacer realidad
mi sueño de ser cada día mejor docente, investigadora y persona, tratando de
encontrar en mi vida el justo equilibrio entre todas estas facetas. Y llegará un día en
el que perderé la etiqueta de “principiante”, pasando a ser una profesora
experimentada que trate de ayudar a los que vengan detrás, pues procuraré no
olvidar nunca que los comienzos siempre son difíciles.
16. 16
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