EVIDENCIA 2 EXPOSICIÓN (1).pptx, gestion de cadena de suministros
Vilcabamba.doc
1. Aquella mañana, el solo despertó llevando alegría a los pobladores de
Vilcabamba; un acogedor pueblito enclavado en los andes más profundo
de la región apurimeña.
En diciembre, el apacible pueblo adquiría un nuevo brillo y entusiasmo.
Era la alegría que imprimían los jóvenes que retornaban a celebrar la
navidad y el año nuevo, la llegada de las vacaciones de fin de año, era
motivo perfecto para reencontrarse con la familia, los amigos, las
vivencias, los que haceres de la chacra, gozar del arrullo de la tierra y el
cariño de sus padres.
Las primeras lluvias de noviembre sumadas a las copiosas de
diciembre, incrementaron el cauce del rio Vilcabamba, lenguas
marrones discurrían enfurecidas lamiendo las orillas. El pequeño
puentecito hechas de cal y canto desde donde se podía escuchar las
enormes piedras que arrastraba el rio.
En el cielo azul, el sol seguía su lento transitar, muchos vilcabambinos
caminaban presurosos hacia sus parcelas con lampa en mano para la
“cutipa” de sus maicitos que crecían vigorosos. Todo iba transcurriendo
sin sobre salto alguno.
De pronto un grito alteró la tranquilidad del pueblo: _Apashan, apasha_
eran dos mujeres que corrían tras la correntada, gritado
desesperadamente.
_Qapiychis, qapiychis_ insistían las señoras. A las dos señoras se
sumaron algunos niños curiosos que andaban por ahí, formando un
2. pequeño grupo, corrieron río abajo como quien persigue las aguas
marrones.
Las embravecidas aguas, venía arrastrando a dos mujeres, ellas aún
jovencitas, solo minutos antes habían bajado del camioncito que las
trajo desde el Cusco, en el improvisado paradero, ya les esperaba dos
caballos debidamente ensillados, junto a ellos el pequeño Ramoncha, el
los guiaría hasta la cabaña de sus padres.
Debian tomar el sendero amplio, pero Ramoncha decidió ir por el
camino más corto, caminaba detrás de los animales, cada cierto hacia
sonar su waraka para apurar a los caballos. Un extraño sonido salió de
entre los qeuñales, provocando que los caballos se asustaran. Los
animales empezaron a qepetear, asustadas iniciaron a galopar sin
dirección, provocando que ambas jovencitas cayeran a las turbulentas
aguas del rio Vilcabamba.
El rio los fue arrastrando por casi doscientos metros antes que las
mujeres se dieran cuenta, las muchachas lanzaban gritos
desesperados, luchaban con la correntada sin éxito. El rio los
arrastraba fácilmente, pronto el grupo se hizo numeroso, se ubicaron en
el viejo puente de cal y canto. Era el lugar propicio para arrebatar el rio a
las víctimas.
_Ahí viene, ahí viene_ gritó el gentío, cogiendo una soga y con el dorso
desnudo se vio a un joven saltar a las aguas turbulentas. Nadó
intensamente como si peleara con las embravecidas aguas, después de
algunas brazadas, salió con una mujer en las manos, la muchedumbre
3. inmediatamente jaló furiosamente la cuerda, apenas habían tomado de
los brazos a la mujer, nuevamente se escuchó _ahí viene, ahí viene_ El
joven nuevamente se internó en las marrones aguas, luchó tenazmente
para arrebatar rescatar a la muchacha.
A un borde del rio, todos con los rostros compungidos observaban a las
dos jovencitas tendidas en el frio pasto, sus jóvenes corazones habían
dejado de latir, estaban inertes, tiesos, pese a ello en sus delicados
rostros se dibujaba una leve sonrisa, no habían pedido su belleza
juvenil. La gente se abrazaba para consolarse, era un escenario triste,
algunos ojos llorosos se perdían mirando el cielo azul buscando quizá
consuelo en las blancas nubes.