1. Artículos científicos 1
Volumen 9 Número 2 diciembre 2020 ISSN 2174-4068
La Revista Desexología está incluida en el catálogo de revistas de investigación
científica Latindex
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Asociación Española de Especialistas en Sexología (AES)
Academia Española de Sexología y Medicina Sexual (AESyMES)
Instituto ESPILL de Psicología, Sexología y Medicina Sexual
Federación Latinoamericana Universidad Nacional Asociación Mundial
de Sociedades de Sexología y de Educación a Distancia para la Salud Sexual
Educación Sexual (FLASSES)
UNED
2. Revista desexología 2020; 9(2) 2
Volumen 9 Número 2
ÍNDICE / CONTENTS
Editorial / Editorial
Identidad de género e identidad sexual: a veces coincidentes, pero no
siempre lo mismo 5
Gender identity and sexual identity: sometimes coinciding, but not always
the same
M. Gómez Balaguer, F. Hurtado-Murillo, I. Pardo Modrego, C. Morillas Ariño
Artículos científicos originales / Original scientific articles
Estudio sobre el efecto del uso de anticonceptivos hormonales en el deseo
sexual de las mujeres 8
Study on the effect of the use of hormonal contraceptives on the sexual desire
of women
F. Hurtado-Murillo, R. Sánchez Pérez, BJ. Orenga Orenga, F. Donat Colomer
J. Perpiñá Cano, I. Salvador Vila, MI. Parra Ribes, J. García Cervera
IM. Silva Reus, S. Bernabeu Pérez
Restricciones eyaculatorias como factor en el tratamiento de parejas judías
Ultraortodoxas 31
Ejaculatory restrictions as a factor in the treatment of Haredi (ultraorthodox)
jewish couples
A. Silberstein Davidsohn, DS. Ribner
Anorgasmia en mujeres con historia de abuso sexual en la niñez 40
Anorgasmia in women with a history of childhood sexual abuse
M. Livent Almonte, JA. Acosta García, R. Alarcón Rodríguez, AC. Ochoa Pineda
Uso de pornografía en adolescentes y educación sexual 52
Teen pornography use and sex education
G. Serrano Romero, A. Villena Moya, C. Chiclana Actis
Original breve / Short original
Perfiles de jóvenes consumidores de pornografía. Pautas para su
acompañamiento 60
Profiles of young pornography consumers. Guidelines for accompaniment
3. Artículos científicos 3
M. Arellano Mercadal
Vivencias sexuales en adultas mayores. Parroquia Sucre, Loja-Ecuador 71
Sexual experiences in elderly adults. Sucre Parish, Loja-Ecuador
PS. Auquilla Yangari
Caso clínico / Clinical case
Trastorno de Comportamiento Sexual Compulsivo por Masturbación 80
Compulsive Sexual Behavior disorder by Masturbation
R. Somalo Toyas, J. Jiménez González
Reflexiones en sexología / Reflections on sexology
Tratamiento de la Disforia de Género 83
Treatment for Gender Dysphoria
L. Chisbert-Victory
Protocolos / Protocols
Delitos de violencia sexual a niños, niñas y adolescentes. Propuesta de
protocolo de actuación psicológica en el ámbito policial 87
Crimes of sexual violence against children and adolescents. A psychological
intervention protocol proposal for law enforcement
M. del Amo Vázquez, M. Pérez Conchillo
Agenda / Events 102
Normas de publicación / Authors guidelines 103
Boletín de suscripción / Subscription form 132
4. Revista desexología 2020; 9(2) 4
Revista Desexología
Revista Científica de Sexología
Director
Felipe Hurtado Murillo
Directores asociados
Carlos San Martín Blanco (Santander) María Pérez Conchillo (Valencia)
Consejo de redacción
Ana Rosa Jurado López (Málaga) María Lameiras Fernández (Ourense)
Antonio Casaubón Alcaráz (Granada) Andrés López de la Llave (Madrid)
Comité editorial
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Carmen Pérez-Llantada Rueda (Madrid) Antonio Pacheco Palha (Oporto, Portugal)
Manuel Más García (Tenerife) Teresita Blanco Lanzillotti (Uruguay)
José Bustamante Bellmunt (Alicante) Beverly Whipple (New Jersey, EE.UU.)
Ignacio Moncada Iribarren (Madrid) Eli Coleman (Minnesota, EE.UU.)
Rafael García Alvarez (Rep. Domnicana) José Cáceres Carrasco (Navarra)
Felipe Navarro Cremades (Alicante) Francisco Donat Colomer (Valencia)
Marcelino Gómez Balaguer (Valencia) Olatz Gómez Llorens (Valencia)
Antonio Martín Morales (Málaga) Ángel Luis Montejo González (Salamanca)
Manuel Lucas Matheu (Almería) Ramón González Correales (Ciudad Real)
Ana Puigvert Martínez (Barcelona) Gemma Pons Salvador (Valencia)
Antonio Sánchez Ramos (Toledo) M. José Tijeras Úbeda (Almería)
Froilán Sánchez Sánchez (Valencia) Inmaculada Bayo (Barcelona)
Rafael Prieto Castro (Córdoba) Isbelia Segnini (Venezuela)
Carolina Villalba (Uruguay) Kevan Wyle (UK)
Rosa María Montaña (Valladolid) Carlos De La Cruz (Madrid)
Silverio Saenz Sesma (Zaragoza) Natalia Rubio (Madrid)
Koldo Seco (Bilbao) Concepción San Luis Costas (Madrid)
Francisco Javier Giménez Rio (Granada) Luz Jaimes (Venezuela)
Jaqueline Brendler (Brasil) María de Los Ángeles Nuñez (Ecuador)
Dinorah Machin (Uruguay) Cristina González Martínez (España)
Ligia Vera Gamboa (México) Francisco Javier del Rio Olvera (España)
María Honrubia Pérez (España) Francisca Molero Rodríguez (España)
Guillermo González Antón (España)
5. Artículos científicos 5
Revista desexología 2020; 9(2): 5-7
EDITORIAL
Identidad de género e identidad sexual: a veces coincidentes, pero no siempre lo
mismo
Gender identity and sexual identity: sometimes coinciding, but not always
the same
Gómez Balaguer M1
, Hurtado-Murillo F2
, Modrego Pardo I1
, Morillas Ariño C1
1- Servicio de Endocrinología y Nutrición. Unidad de Identidad de Género. Hospital Universitario
Dr. Peset (Valencia).
2- Centro de Salud Sexual y Reproductiva. Unidad de Identidad de Género. Centro de salud Arabista
Ambrosio Huici (Valencia).
Correspondencia
Felipe Hurtado Murillo
Centro de Salud Sexual y Reproductiva “Fuente San Luis”
Calle Arabista Ambrosio Huici, 30
46013-Valencia
Correo electrónico: felipehurtadomurillo@gmail.com
Fecha de recepción: 1 de junio de 2020. Fecha de aceptación: 30 de junio de 2020
Palabras clave: Identidad de género. Identidad sexual.
Keywords: Gender identity. Sexual identity.
El estudio no ha recibido financiación. No existen conflictos de intereses.
En su última versión (CIE-11) la OMS
propone el término “Incongruencia de
Género”, en sustitución del de
“Transexualidad”, y aparece ligado al
concepto de Identidad de Género1
. Sin
embargo, en la literatura científica y también
de forma coloquial, es frecuente observar
como “Identidad de Género” e “Identidad
Sexual” se usan de forma indistinta y casi
sinónima. Aunque empleados de forma
similar se hace necesario diferenciarlos puesto
que no siempre son coincidentes. Esta
distinción de conceptos tendrá posiblemente
importantes connotaciones en futuras leyes
que puedan concernir a personas con
incongruencia de género. Por ello se hace más
necesario el uso apropiado de los términos.
Por este motivo hemos creído necesario
aclarar y delimitar de la mejor manera posible
los conceptos “Sexo”, “Sexualidad”,
“Género” e “Identidad”. De esta forma
podremos usar de forma más precisa la
terminología y evitar confusiones y
conflictos2-4
.
El sexo es una condición orgánica o
biológica que categoriza a las personas como
hombres o mujeres y está basada en cinco
criterios físicos: sexo cromosómico, sexo
gonadal, sexo hormonal, órganos sexuales
internos y órganos sexuales externos.
La sexualidad es la forma en que las
personas experimentan y se expresan como
seres sexuados, siendo el resultado de la
interacción de factores biológicos,
psicológicos, culturales, socioeconómicos,
6. Revista desexología 2020; 9(2) 6
éticos, religiosos y espirituales. Basada en el
sexo incluye: el género, las identidades de
sexo y género, la orientación sexual, el
erotismo, la vinculación afectiva o amorosa y
la reproducción.
El género es un constructo social y hace
referencia a las diferencias entre roles
sociales, atributos y comportamientos que las
sociedades esperan de los hombres y de las
mujeres de su cultura en un momento
determinado. En cierta forma se podría
considerar como el sexo psicológico.
La identidad, en general, es la forma en
que las personas piensan de sí mismas, o se
describen a sí mismas ante otras personas. Es
un sentimiento de pertenencia y puede
cambiar con el tiempo. La cuestión de la
identidad ha sido largamente debatida y
desarrollada desde diversas disciplinas que
integran las Ciencias Sociales y no es un
concepto estático. El proceso de construcción
identitaria es complejo e implica varios
aspectos dado que en su definición influyen
factores socioculturales, geográficos,
educativos, familiares, la nacionalidad, la
etnia, el género, la edad, la economía, las
políticas públicas y el entorno social. La
identidad se obtiene a partir de la vida en
relación y no es inmutable, sino que es un
proceso dinámico estando en continua
evolución.
Identidad Sexual alude a una valoración
de condición orgánica o biológica que
categoriza a las personas como hombres o
mujeres y concierne e involucra a criterios
físicos. Estaría constituida por la suma, no
siempre en la misma proporción de: sexo
biológico, identidad de género, rol y
orientación sexual. Por ello cuando hay
discordancia con la identidad sexual sentida y
las características fenotípicas de su sexo se
puede producir malestar o disforia y por ello
la persona solicita modificar estas
características sexuales primarias y
secundarias5-6
.
Identidad de Género es la vivencia interna
e individual del género tal y como cada
persona la siente. Incluye la vivencia personal
del cuerpo y otras como la vestimenta, el
modo de hablar o de expresarse. Es un marco
de referencia interno, construido a través del
tiempo, que permite a las personas organizar
un auto-concepto y a comportarse socialmente
en relación a la percepción de su propio sexo
y género. Así en las personas binarias
Identidad Sexual e Identidad de Género son
coincidentes, pero en las personas no binarias
no tiene porque serlo.
Roles de género son los papeles asignados
a hombres y a mujeres por la sociedad en un
momento determinado de la historia,
condicionando las formas en que las personas
expresan socialmente su sentimiento de
identidad. No son innatos, sino que se
aprenden, variando entre las culturas y con el
paso del tiempo.
Orientación sexual es la atracción
afectiva, sexual, romántica o psicológica que
la persona siente.
En resumen, usar de forma equivalente
como sinónimos los conceptos Identidad de
Género e Identidad Sexual puede llevar a
confusión y generar conflicto dado que no
siempre coinciden. No son conceptos
idénticos, pero tampoco son independientes.
En concordancia con la literatura científica
actual y guías internacionales publicadas,
creemos necesario distinguir ambos conceptos
y no generalizar su uso de forma sinónima.
Otras posibles connotaciones más particulares
deben ser tratadas desde la sociología y desde
el derecho7
.
Con todo entendemos que nos encontramos
en un debate terminológico y conceptual y por
tanto está sometido a los cambios,
modificaciones y variaciones que con el
tiempo sufren las ideas. Es un proceso abierto
y en continua transformación y que
posiblemente no debe ajustarse, por su fluidez,
a rígidas estructuras.
BIBLIOGRAFÍA
1- Hembree WC, Cohen-Kettenis PT,
Gooren L, Hannema SE, Meyer WJ, Murad
MH et al. Endocrine Treatment of Gender-
Dysphoric/Gender-Incongruent Persons: An
Endocrine Society Clinical Practice
Guideline. J Clin Endocrinol Metab.
2017;102:3869-3903.
https://doi.org/10.1210/jc.2017-01658
2- WHO. FAQ on health and sexual
diversity: The basics, World Health
Organization, 2016 [consultado 12 Oct 2020].
7. Artículos científicos 7
Disponible en: https://www.who.int/gender-
equity-rights/news/20160517-faq-on-health-
and-sexual-diversity.pdf
3- Naciones Unidas. Glosario de Proyecto
‘‘Libres e Iguales’’, 2017 [consultado 12 Oct
2020]. www.unfe.org/es/definitions/
4- Naciones Unidas. Proyecto ‘‘Libres e
Iguales’’, 2017 [consultado 12 Oct 2020].
https://www.unfe.org/es/learn-more/
5- Shively MG & De Cecco JP.
Components of Sexual Identity, J of
Homosex. 1977;3:41-48.
https://doi.org/10.1300/J082v03n01_04
6- Moreno-Pérez Ó, Esteva De Antonio I.
Guías de práctica clínica para la valoración y
tratamiento de la transexualidad. Grupo de
Identidad y Diferenciación Sexual de la SEEN
(GIDSEEN). Endocrinol Nutr. 2012;59:367–
82.
https://doi.org/10.1016/j.endonu.2012.02.001
7- Hurtado Murillo F y Gómez Balaguer M.
Atención sanitaria a la transexualidad y
diversidad identitaria. Sotavento Editores.
2020.
8. Revista desexología 2020; 9(2) 8
Revista desexología 2020; 9(2): 8-30
ARTÍCULO CIENTÍFICO ORIGINAL
Estudio sobre el efecto del uso de anticonceptivos hormonales en el deseo sexual
de las mujeres
Study on the effect of the use of hormonal contraceptives on the sexual desire of
women
Hurtado-Murillo F1
, Sanchez Pérez R1
, Orenga Orenga BJ2
, Donat Colomer F1
, Perpiñá Cano J3
,
Savador Vila I4
, Parra Ribes MI5
, García Cervera J6
, Silva Reus IM7
, Bernabeu Pérez S8
1- Centro de Salud Sexual y Reproductiva “Fuente San Luis” de Valencia. España.
2- Facultad de Enfermería y Podología. Universidad de Valencia. España.
3- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Aldaia. Valencia. España.
4- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Moncada. Valencia. España
5- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Sueca. Valencia. España
6- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Massamagrell. Valencia. España
7- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Villena. Alicante. España
8- Centro de Salud Sexual y Reproductiva de Elda. Alicante. España
Correspondencia
Felipe Hurtado Murillo
Centro de Salud Sexual y Reproductiva “Fuente San Luis”
Calle Arabista Ambrosio Huici, 30
46013-Valencia
Correo electrónico: felipehurtadomurillo@gmail.com
Fecha de recepción: 20 de junio de 2020. Fecha de aceptación: 2 de octubre de 2020
Resumen
Objetivo: Analizar el efecto de los anticonceptivos hormonales, en sus diferentes formulaciones y
formas de presentación, sobre la función sexual femenina a lo largo de un año de utilización. Diseño:
estudio multicéntrico descriptivo y longitudinal con mediciones antes-después tras intervención.
Emplazamiento: La muestra fue reclutada en Centros de Salud Sexual y Reproductiva de dos
provincias de la Comunidad Valenciana. Participantes: La muestra final fue de 131 mujeres que
acudieron a consulta entre octubre de 2017 y marzo de 2020. Mediciones principales: Las variables
sociodemográficas, sexuales, hábitos de consumo y antecedentes de salud general y sexual de
interés, fueron recogidas mediante hojas de recogidas de datos. La función sexual femenina se ha
medido con la escala de valoración de la actividad sexual validada en población española (EVAS-
M). Resultados: la edad media fue de 27,03 años de edad y la mayoría (85,5%) eran españolas. La
mayoría de las mujeres refirió tener pareja estable. La frecuencia sexual más frecuente, en los tres
momentos evaluados, fue de 2-3 veces por semana. La mayoría no tuvo enfermedades importantes
y tenía bajo consumo de fármacos. La anticoncepción hormonal oral fue la mas frecuente (61,6%),
seguido del implante subdérmico (18,6%), el anillo vaginal (9,3%), el dispositivo intrauterino
hormonal (8,1%) y la inyección trimestral (2,3%). Los efectos secundarios causados por el uso
anticonceptivo, fueron manifestados en una tasa muy baja de mujeres tanto a los seis meses como al
año de uso, siendo la disminución del deseo sexual el más relatado. Solamente nueve mujeres de
112 encuestadas informaron de disminución del deseo sexual en ambas mediciones. Conclusiones:
el uso de anticonceptivos hormonales no ocasiona directamente alteraciones en la respuesta sexual
9. Artículos científicos 9
en la gran mayoría de las mujeres que los utilizan, siendo necesario para entender las causas
subyacentes en las mujeres que manifiestan alteraciones en el deseo sexual, el analizar otras variables
explicativas: sociodemográficas y culturales, antecedentes de salud, personalidad, conductas
sexuales y ambientales, así como la satisfacción con la pareja.
Palabras clave: Anticoncepción hormonal. Efectos secundarios. Deseo sexual. Respuesta sexual.
Ambiente sexual. Conductas sexuales.
Abstract
Objective: To analyze the effect of hormonal contraceptives, in their different formulations and
forms of presentation, on female sexual function over a year of use. Design: descriptive and
longitudinal multicenter study with measurements before-after after intervention. Setting: The
sample was recruited in Sexual and Reproductive Health Centers of two provinces of the Valencian
Community. Participants: The final sample was of 131 women who came for consultation between
October 2017 and March 2020. Main measurements: The sociodemographic and sexual variables,
consumption habits and general and sexual health history of interest were collected through data
collection sheets. Female sexual function has been measured with the validated sexual activity rating
scale in the Spanish population (EVAS-M). Results: the mean age was 27.03 years of age and the
majority (85.5%) were Spanish. Most of the women reported having a stable partner. The most
frequent sexual frequency, in the three moments evaluated, was 2-3 times a week. Most had no major
illnesses and had low drug use. Oral hormonal contraception was the most frequent (61.6%),
followed by the subdermal implant (18.6%), the vaginal ring (9.3%), the hormonal intrauterine
device (8.1%) and the quarterly injection (2.3%). Side effects caused by contraceptive use were
manifested in a very low rate of women both at six months and at one year of use, the decrease in
sexual desire being the most reported. Only nine women out of 112 respondents reported decreased
sexual desire on both measures. Conclusions: the use of hormonal contraceptives does not directly
cause alterations in the sexual response in the vast majority of women who use them, being necessary
to understand the underlying causes in women who manifest alterations in sexual desire, analyzing
other explanatory variables: sociodemographic and cultural, health history, personality, sexual and
environmental behaviors, as well as satisfaction with the partner.
Keywords: Hormonal contraception. Side effects. Sexual desire. Sexual response. Sexual
environment. Sexual behaviors.
Todos los autores aceptan la versión enviada. No se recibió financiación de ninguna fuente. No
existen conflictos de intereses.
INTRODUCCIÓN
El derecho a la salud, incluido el acceso a
la información y servicios de salud forma
parte de los derechos humanos aprobados por
la Asamblea General de la Organización de
Naciones Unidad (ONU) en 1948 (1).
Los derechos sexuales y reproductivos
como derechos humanos fundamentales,
incluida la salud materno-infantil, fueron
proclamados en la Conferencia Internacional
sobre Población y Desarrollo en El Cairo en
1994 (2). La reafirmación de los derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres que
incluyen su derecho a ejercer el control y
decidir libre y responsablemente sobre las
cuestiones relativas a su sexualidad, incluida
su salud sexual y reproductiva, libre de
coerción, discriminación y violencia, fueron
aprobados en la Cuarta conferencia mundial
sobre la mujer en Beijing en 1995 (3).
En este marco de derechos, la sexualidad es
definida como la forma en que las personas
experimentan y se expresan como seres
sexuados, siendo el resultado de la interacción
de factores biológicos, psicológicos,
10. Revista desexología 2020; 9(2) 10
socioeconómicos, culturales, éticos, religiosos
y espirituales (4). El término salud sexual se
refiere, por consiguiente, a la experiencia del
proceso continuo de bienestar físico,
emocional, mental y social relacionado con la
sexualidad, que requiere un entorno libre de
coerción, discriminación y violencia (5).
Ahora bien, para asegurar el desarrollo de una
sexualidad saludable y exenta de malestar,
riesgos, sufrimiento, culpa y vergüenza, los
derechos sexuales deben ser reconocidos,
promovidos, respetados, protegidos y
defendidos por todas las sociedades con todos
los medios a su alcance (4,6,7).
El día 9 de mayo de 2020, la píldora oral
contraceptiva celebró el 60 aniversario, siendo
usada en la actualidad por cerca de 100
millones de mujeres en todo el mundo (8).
Diversos libros han sido escritos acerca de
diferentes aspectos sociales de la píldora
contraceptiva y alrededor de 44.000
publicaciones científicas han sido archivadas
en PubMed en el último medio siglo (9).
Sin embargo, los efectos de la píldora
anticonceptiva sobre la sexualidad de las
mujeres no han sido bien estudiados ni
comprendidos. De los cientos de artículos
científicos que han examinado los diferentes
efectos de la anticoncepción hormonal,
sorprendentemente, pocos han valorado el
impacto sobre la función sexual femenina; en
cambio, hay muchos estudios sobre seguridad
y eficacia, ganancia de peso, irregularidades
menstruales, sensibilidad en los senos,
nauseas y efectos sobre el estado de ánimo.
La mayoría de los escasos estudios
realizados para valorar el impacto de la
anticoncepción hormonal sobre la sexualidad
femenina, han sido ensayos no controlados y
sus resultados son controvertidos, mostrando
que el uso de dicho tipo de anticoncepción
puede afectar tanto positivamente como
negativamente a la función sexual femenina.
Ahora bien, hay que tener en cuenta que
muchos otros factores pueden afectar a la
función sexual en las mujeres y dichos
factores podrían eclipsar algún efecto,
positivo o negativo, atribuido al uso de
contraceptivos hormonales.
En cuanto a los efectos positivos del uso de
contraceptivos hormonales sobre la función
sexual femenina descritos en la literatura. Una
de las indicaciones más comunes es para tratar
el dolor o molestias en trastornos
ginecológicos benignos como la
endometriosis, la dismenorrea y la
metrorragia. Son bien conocidos los efectos
positivos de los anticonceptivos hormonales
en la disminución del dolor causado por estos
trastornos así cómo en la disminución de la
cantidad de sangre menstrual (10). En cambio,
hay pocos estudios que hayan evaluado el
efecto de los anticonceptivos hormonales
sobre la función sexual cuando se han usado
como tratamiento de estos trastornos
ginecológicos. Otro de los efectos positivos es
la eliminación del miedo al embarazo y, por
consiguiente, proporcionan una sexualidad
más relajada y placentera (11).
Por otro lado, también se utilizan para el
tratamiento del acné moderado (12) y es de
sentido común que la apariencia y la
autoestima están ligadas a la sexualidad,
puesto que una mejoría en la apariencia por la
eliminación del acné en la cara debido al uso
contraceptivo hormonal, puede promover la
autoconfianza e incrementar la autoestima y
de este modo tener un efecto positivo sobre la
función sexual.
Respecto a los efectos negativos de los
contraceptivos hormonales sobre la
sexualidad femenina, hay estudios que indican
un decremento en la lubricación vaginal (13).
Otros estudios han encontrado un
incremento de riesgo de desarrollar dolor en el
vestíbulo vulvar (vestibulodinia), pareciendo
estar más asociada su aparición en mujeres
con larga duración en el uso anticonceptivo
hormonal y en aquellas que iniciaron el uso a
temprana edad (14). Alternativamente, otros
autores no han encontrado una asociación
entre usar anticoncepción hormonal y dolor
vestibular (15). Pero quizás ningún otro efecto
secundario del uso de anticonceptivos
hormonales ha recibido tanta atención, como
el potencial efecto negativo sobre el deseo
sexual.
Los estudios de prevalencia sobre
disfunciones sexuales en la población general
femenina sugieren que afecta del 10 al 52% de
las mujeres, teniendo un gran impacto tanto
individual como en la relación interpersonal,
11. Artículos científicos 11
así como sobre la calidad de vida (16). El bajo
deseo sexual parece ser la disfunción sexual
más común en mujeres con una prevalencia
que va del 20 al 30% de las mismas (17).
Diferentes revisiones que han examinado el
uso de anticoncepción hormonal y libido,
encuentran resultados contradictorios, puesto
que la mayoría de las usuarias no tuvieron
efectos negativos en su deseo sexual y
solamente algunos estudios publicados, con
diferentes y viejas formulaciones y sin
aleatorizar, han publicado tasas de mujeres
que experimentaron un decremento en el
mismo y que oscilaban entre el 5% hasta el
32% de las mimas (18-21) y, por otra parte,
estos estudios pueden no ser pertinentes en el
momento actual, puesto que los
anticonceptivos usados hoy día difieren en sus
formulaciones de los que se usaban hace más
de 25 años.
En estudios más recientes podemos
encontrar algunos que siguen apuntando que
el uso de anticoncepción hormonal afecta
negativamente a la función sexual, sobre todo
al deseo sexual (22-24). Concretamente, en un
estudio publicado se informa que un 2,5% de
mujeres decidieron retirar el implante
subdérmico de Etonorgestrel por decremento
de la libido (29).
La mayoría de los estudios han encontrado
efectos neutros o positivos en la sexualidad
femenina con el uso de diferentes
anticonceptivos hormonales (anticonceptivos
orales combinados, anillo, parche, dispositivo
intrauterino “Mirena” con Levonorgestrel y
progesterona sola en forma depot), con
demostrados decrementos de la testosterona
total y del índice androgénico libre unido a un
incremento de la hormona transportadora de
las globulinas (SHBG) debido al uso
anticonceptivo hormonal (25-27, 30). Estos
estudios encuentran que las mujeres usuarias
mostraron incremento en el disfrute sexual,
mayor frecuencia de orgasmos, mayor
satisfacción sexual y mejoría significativa en
el deseo sexual. Por consiguiente, aunque el
uso de anticoncepción hormonal implica un
decremento en la biodisponibilidad de
andrógenos y el déficit de éstos se considera
generalmente como un potencial factor causal
del trastorno del interés/excitación sexual de
las mujeres; el preciso rol de la testosterona en
la sexualidad femenina no ha sido todavía
aclarado y no es suficiente para causar una
disminución del deseo sexual, siendo probable
que múltiples factores psicológicos, sociales y
culturales tengan mayor influencia sobre el
deseo sexual femenino (28).
OBJETIVO: Analizar el efecto de los
anticonceptivos hormonales, en sus diferentes
formulaciones y formas de presentación, sobre
la función sexual femenina a lo largo de un
año de utilización.
MATERIAL Y MÉTODO
Se trata de un estudio multicéntrico
descriptivo y longitudinal con mediciones
antes-después con intervención, en una
cohorte de mujeres entre 15 y 44 años, que
solicitaron iniciar anticoncepción hormonal,
según la preferencia de cada mujer y con el
asesoramiento médico pertinente.
La muestra fue reclutada en Centros de
Salud Sexual y Reproductiva de dos
provincias de la Comunidad Valenciana, entre
octubre de 2017 y marzo de 2020.
Los criterios de inclusión fueron iniciar por
primera vez un método anticonceptivo
hormonal o tener el deseo de volver a
utilizarlo de nuevo, tras haber pasado más de
un año desde el último tratamiento
anticonceptivo hormonal. Se excluyeron a
quienes tenía una edad inferior a 15 años o
superior a 44 años y a quienes no desearon
participar en el estudio.
Variables estudiadas
A) Variables sociodemográficas: edad, país
de origen, nivel de estudios, situación laboral,
creencia religiosa, estado civil, tipo de pareja,
orientación sexual, frecuencia de relaciones
sexuales, hábitos de consumo de sustancias
adictivas.
B) Antecedentes de alteraciones sexuales:
tipo de disfunción sexual, uso de tratamiento
sexual y tipo.
C) Antecedentes de salud: intervenciones
quirúrgicas, motivos de hospitalizaciones,
enfermedades crónicas o agudas y
medicaciones de uso.
D) Variables sexuales y de pareja: ambiente
sexual, tipo de estímulos sexuales, tiempo
dedicado y calidad de la relación de pareja.
12. Revista desexología 2020; 9(2) 12
E) Calidad de la función sexual en sus
diferentes fases de respuesta sexual
Valoración de la calidad de la función sexual,
en sus diferentes fases de la respuesta sexual
(deseo, excitación-lubricación, orgasmo,
satisfacción y dolor) de las mujeres
demandantes de uso anticonceptivo hormonal,
antes y tras un año de utilización.
F) Uso anticonceptivo: tipo de
anticonceptivo usado, composición, dosis y
efecto no deseado en la función sexual.
Instrumentos de medida: Las variables
sociodemográficas, sexuales, hábitos de
consumo y antecedentes de salud general y
sexual de interés, fueron recogidas por el/la
profesional médico/a o de enfermería del
Centro de Salud Sexual y Reproductiva
participante de forma anónima, por muestreo
consecutivo y poniendo un código según las
hojas de recogidas de datos del modelo I del
anexo, que le permita conocer a la usuaria para
volver a pasar la evaluación a los seis y doce
meses de uso anticonceptivo.
La función sexual femenina se ha medido con
la escala de valoración de la actividad sexual
validada en población española (EVAS-M)
(31,32), mediante seis dominios (deseo,
excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción
y dolor), a través de ocho preguntas tipo Likert
con graduación de menor a mayor frecuencia
o intensidad, con un rango de puntuación de 1
a 5 y una ponderación de 2 puntos en cada una,
excepto en la categoría de satisfacción sexual
que al constar de dos preguntas la ponderación
es de un punto por cada una. Cada dominio
tiene una puntuación mínima de 2 y una
puntuación máxima de 10 y siendo los
dominios de excitación, lubricación y dolor
inversos. El rango o puntuación total de la
escala tiene una puntuación mínima de 12 y
una puntuación máxima de 60, siendo el punto
de corte que indica probable disfunción sexual
haber obtenido una puntuación inferior a 38.
Procedimiento: En cada Centro de Salud
Sexual y Reproductiva que participó en el
estudio, a cada mujer demandante inicial de
uso anticonceptivo hormonal se le dio a
rellenar en un ambiente de intimidad adecuado
y apropiado el modelo de hoja informativa y
consentimiento informado, el modelo de hojas
de recogida de datos sociodemográficos y de
salud junto a la escala de valoración de la
actividad sexual (EVAS-M). A los seis y 12
meses se volvió a dar a cada usuaria el modelo
de recogida de datos sociodemográficos y de
salud junto a la escala de valoración de la
actividad sexual (EVAS-M) poniendo el
mismo código asignado a la usuaria en la
evaluación inicial.
El investigador principal recogió todos los
datos obtenidos de las usuarias en las tres
mediciones tomadas, teniendo solamente el
código de identificación de cada una y que se
le dio en su Centro de Salud Sexual y
Reproductiva, de tal forma que el investigador
principal no tuvo conocimiento de
identificación de la usuaria.
Análisis de datos: Para una mejor
comprensión de los datos hemos hecho un
análisis descriptivo de las diversas variables,
transformando las puntuaciones directas en
porcentajes para las variables cualitativas y en
medias y desviaciones estándar para las
variables cuantitativas. En las preguntas de la
escala de valoración de la función sexual
(EVAS-M) dado que la puntuación mínima es
2 y la máxima es 10 para cada fase de la
respuesta sexual evaluada, obtendremos la
mediana y la moda. Para investigar el efecto
del uso anticonceptivo en la función sexual a
lo largo del año, en los tres momentos
evaluados hemos analizado la relación de las
variables con la prueba de normalidad de
Kolmogorov-Smirnov y posteriormente
hemos realizado la prueba T-Test para
medidas repetidas a través del programa
estadístico SPSS versión 22.
Estimación de la relevancia clínica
Según los resultados obtenidos, en el caso
de que se cumpliera la hipótesis, ayudaría a
eliminar mitos en la población general y en las
mujeres usuarias de métodos anticonceptivos
hormonales en particular, además de en los
profesionales de la medicina y de la salud que
los aconsejan y prescriben, optimizando el
asesoramiento y la toma de decisiones.
Aspectos éticos:
El consentimiento informado se ha
realizado ajustándolo a lo establecido en la
Declaración de Helsinki cumpliendo con los
criterios de ética y buenas prácticas en salud.
RESULTADOS
13. Artículos científicos 13
Variables sociodemográficas
En la tabla 1a, se pueden ver las
características sociodemográficas. La muestra
final fue de 131 mujeres, con una edad media
de 27,03 años de edad (edad mínima de 17
años y máxima de 44 años). Respecto al
origen, la mayoría (85,5%) eran españolas y el
14,5% extranjeras. Por niveles de estudios, la
mitad (51,1%) tenía estudios secundarios, el
35,1% universitarios y el 13,7% primarios. En
cuanto a la situación laboral, el 38,2% era
asalariada, el 35,1% estudiante, el 13% estaba
en el paro, el 7,6% era ama de casa y el 3,1%
eran empresarias o con profesiones liberales.
A nivel de creencias religiosas, el 50% era
calificaba de atea o agnóstica y la otra mitad
como creyente. Los datos sobre orientación
sexual indicaron que el 97,7% se definía
heterosexual, el 1,5% bisexual y el 0,8
homosexual.
En la tabla 1b, se pueden ver otros datos
sociodemográficos que fueron evaluados en
tres momentos, al inicio, a los seis y a los doce
meses, debido a que pudieran sufrir cambios
temporales.
Según el estado civil el 40% eran solteras,
ser pareja de hecho era la segunda tasa mayor
(entre el 25 y el 33%), en tercer lugar, estaban
las casadas (del 19,6 al 24,5%),
separadas/divorciadas eran el 5% y solamente
había una viuda. Respecto al tipo de pareja, la
mayoría de las mujeres refirió tener pareja
estable (entre el 84,5 y el 93,1%), sin pareja
fue la segunda categoría pasando del 3,8% al
inicio al 12,6% en la evaluación anual.
Aquellas que refirieron tener pareja
esporádica alcanzaron la tasa del 3%.
Los datos de la frecuencia sexual más
frecuente, en los tres momentos evaluados, fue
de 2-3 veces por semana (53,3% inicial al 48%
al año), la segunda tasa fue una vez por
semana (19%). Menos de una vez por semana
varió desde el 9,4% al inicio hasta el 19% al
final. 4-6 veces por semana se situó en cuarto
lugar con una tasa inicial del 13,3% y del 10%
al año. Finalmente, la quinta categoría fue la
frecuencia diaria que supuso el 5,5% al inicio
y el 4% al año. En cuanto a los hábitos de
consumo, la mitad de las mujeres fumaba
tabaco en los tres periodos evaluados, entre el
15% y el 19% consumía alcohol y para otras
sustancias las tasas eran inferiores al 4%.
Antecedentes de salud
Los antecedentes de salud (tabla 2),
mostraron los siguientes datos: el 42%
reconoció intervenciones quirúrgicas al inicio,
el 16% a los seis meses y el 6,9% a los 12
meses. Solamente el 3,8% había estado
ingresada al inicio del estudio, el 1,5% a los
seis meses y ninguna al año. La mayoría no
tuvo enfermedades importantes ya que el
80,9% no había tenido enfermedades al inicio,
el 96,9% no tuvo a los seis meses y el 98,5%
no tuvo al año. En consonancia, hubo
igualmente un bajo consumo de fármacos.
Variables del uso anticonceptivo: tipo,
composición y dosis
El tipo de anticonceptivo pautado y su
composición se puede ver en la tabla 3a. La
anticoncepción hormonal oral fue la mas
frecuente (61,6%), seguido del implante
subdérmico (18,6%), el anillo vaginal (9,3%),
el dispositivo intrauterino hormonal (8,1%) y
la inyección trimestral (2,3%). En cuanto a la
composición, destaca como más frecuente
Dienogest 2mg/ Etinilestradiol (EE) 0,03mg
(10%), en segundo lugar, Etonogestrel 68mg,
en tercer lugar, Desogestrel 75mcg (3,1%) y
para el resto composiciones y dosis las tasas
bajan del 3%. La mayoría lleva un
progestágeno que es variable y un estrógeno
que siempre es el mismo (Etinilestradiol).
Los efectos secundarios causados por el
uso anticonceptivo (tabla 3b), indican que son
manifestados en una tasa baja de mujeres tanto
a los seis meses (15,2%) como al año de uso
(16,7%). La disminución del deseo sexual fue
el mas relatado y solamente nueve mujeres de
112 encuestadas informaron del mismo en
ambas mediciones. El resto de efectos
secundarios como la sequedad vaginal, el
sangrado vaginal, la irritabilidad o la retención
de líquidos, fueron referidos por dos mujeres
solamente. El dolor de cabeza, infecciones de
orina y dolor de ovarios lo refiere una mujer
solamente.
Antecedentes de disfunciones sexuales
previas
Los antecedentes de disfunciones sexuales
previas al inicio del uso de método
anticonceptivo hormonal, es referido por 15
14. Revista desexología 2020; 9(2) 14
mujeres (11,4%) de las 131 evaluadas (tabla
4), siendo la alteración más referida la falta de
lubricación vaginal (9 mujeres), el trastorno
del interés/excitación sexual (2 mujeres), la
falta de orgasmo (3 mujeres) y el dolor coital
y la insatisfacción sexual por una mujer.
Solamente 9 mujeres refirieron haber utilizado
tratamiento para dichas disfunciones sexuales,
de las cuales 4 usaron fármacos, 3 lubricantes,
una terapia de pareja y otra terapia sexual.
Variables ambientales, estimulares y
temporales de la actividad sexual
Las variables sexuales ambientales,
estimulares y de tiempo dedicado a la
actividad sexual, pueden verse en la tabla 5. El
ambiente para la actividad sexual fue valorado
como adecuado para la gran mayoría, al inicio
(94,6%), a los seis meses (95,5%) y al año
(96,9%). Los estímulos sexuales utilizados
son también valorados como suficientes para
la mayoría, al inicio (95,3%), a los seis meses
(78,4%) y al año (80,6%). Lo mismo ocurre
con el tiempo dedicado a la actividad sexual,
que es valorado como suficiente al inicio por
el 83,7%, por el 95,3% a los seis meses y por
el 95,8% al año.
Calidad de la función sexual en las
diferentes fases de la respuesta sexual
La valoración de la actividad sexual en
cada una de sus variables ha sido medida
mediante el cuestionario EVAS-M y puede
verse en la tabla 6. Cumplimentaron
inicialmente el cuestionario 112 mujeres, pero
tanto a los seis meses como a los 12 meses
hubo pérdida experimental en su
cumplimentación (95 cuestionarios a los seis
meses y 87 a los doce meses fueron
cumplimentados).
Los datos iniciales de la valoración del
deseo sexual mostraron que nueve mujeres
(7,2%), afirmaron que en las cuatro últimas
semanas no habían tenido o raramente habían
tenido interés por la actividad sexual. A los
seis meses de la evaluación fueron 11 (11,6%),
las que volvían a manifestar las mismas
dificultades en el deseo sexual y finalmente, a
los doce meses volvieron a ser nueve mujeres
(10,2%), las que tuvieron la misma
manifestación sobre el deseo o interés sexual.
En la valoración inicial de la respuesta de
excitación sexual tres mujeres (2,7%)
indicaron que a menudo o casi siempre-
siempre tuvieron dificultad, a los seis meses
solo una mujer tuvo esta dificultad, pero a los
doce meses fueron otra vez tres mujeres
(3,4%) las que volvieron a indicar está
dificultad en su respuesta sexual. La sequedad
vaginal como signo externo de la capacidad de
excitación sexual mostró en la evaluación
inicial que ocho mujeres (7,2%) a menudo o
casi siempre-siempre tuvo esta dificultad, a los
seis meses fueron nueve (9,5%) y a los 12
meses fueron 10 (11,4%) a las que le ocurría.
El dolor coital que suele estar asociado
muchas veces a la falta de lubricación vaginal
y de excitación sexual, en la valoración inicial
afectó a tres (2,7%) mujeres, a los seis meses
afectó a dos (2,1%) mujeres y a los 12 meses
se manifestó en cinco (5,7%) de las mismas.
En el orgasmo los datos del cuestionario
inicial mostraron que seis (5,4%) mujeres
nunca o raramente tuvieron el reflejo
orgásmico, a los seis meses y a los 12 meses
fueron el mismo número de mujeres que al
inicio (6,4% y 6,9% respectivamente) las que
manifestaron la misma dificultad.
En cuanto a la satisfacción sobre la
actividad sexual, los datos de la evaluación
inicial indicaron que 16 (14,3%) estaba
insatisfecha, a los seis meses fueron 15
(15,8%) las insatisfechas y a los 12 meses
fueron 12 (13,7%). En cuanto al tiempo de
insatisfacción el 50% de las que indicaron
estar insatisfechas al inicio del estudio,
manifestaron que hacía meses y el 37,5% que
años. En la evaluación semestral el 63,6%
indicó que llevaba meses insatisfecha y 27,3%
que años y finalmente, a los 12 meses el 70%
indicó llevar insatisfecha meses y el 30%
años. Respecto a la cercanía emocional y
confianza con su pareja en las relaciones
sexuales solamente una mujer manifestó que
nunca o raramente la tuvo y este dato se
mantuvo tanto a los seis como a los 12 meses.
Respecto al rango o puntuación total de la
escala, de las 112 mujeres que
cumplimentaron al inicio del estudio la escala
EVAS-M (tabla 6), siete obtuvieron
puntuaciones de posible disfunción sexual al
tener una puntuación inferior al punto de corte
<38 puntos (tabla 7), pero solamente en dos de
ellas había afectación en el deseo sexual. Otras
15. Artículos científicos 15
seis mujeres manifestaron que durante las
cuatro últimas semanas nunca o raramente
habían tenido interés algún tipo de actividad
sexual, aunque la puntuación global fue
superior al punto de corte. Por consiguiente,
ocho de trece mujeres tuvieron problemas en
el deseo sexual en la evaluación inicial (tabla
6). De las siete que tuvieron la puntuación
global indicativa de posible disfunción sexual,
como hemos indicado previamente, dos nunca
o raramente tuvieron deseo sexual junto con
problemas de lubricación y falta de orgasmo.
De las cinco restantes, dos tuvieron dificultad
para sentirse excitadas, cinco habían sentido
sequedad vaginal, tres tuvieron dolor coital y
dos tuvieron falta de orgasmo.
A los seis meses de iniciar el uso del
método anticonceptivo hormonal fue evaluada
de nuevo la actividad sexual con el mismo
cuestionario, reduciéndose la muestra a 95
mujeres por pérdida experimental (tabla 6).
Ocho mujeres mostraron puntuaciones de
probable disfunción sexual (tabla 7). Cinco
eran las mismas que lo manifestaron en la
evaluación inicial y solamente hubo tres
mujeres distintas en las que apareció una
puntuación global de probable disfunción
sexual y que en la evaluación inicial sus
puntuaciones estaban en el rango de
normalidad. De las ocho mujeres con
alteraciones en la actividad sexual, cinco
manifestaron que durante las cuatro últimas
semanas nunca o raramente habían tenido
interés algún tipo de actividad sexual. Dos
tuvieron problemas de lubricación y
excitación sexual y otra tuvo problemas de
confianza y cercanía emocional hacia la
pareja. Hubo, además, seis mujeres que en la
puntuación global tuvieron puntuación por
encima del punto de corte para probables
disfunciones sexuales, que nunca o raramente
tuvieron interés sexual. Por consiguiente, en la
evaluación de seis meses tras la toma de
anticonceptivos hormonales, hubo 11 mujeres
con problemas en el deseo sexual (tabla 6).
A los 12 meses de iniciar el uso del método
anticonceptivo hormonal fue evaluada de
nuevo la actividad sexual con el mismo
cuestionario, reduciéndose de nuevo la
muestra a 87 mujeres por pérdida
experimental (tabla 6). Hubo siete mujeres
que mostraron puntuaciones de probable
disfunción sexual en esta medición (tabla 7).
Cuatro eran las mismas que lo manifestaron
tanto en la evaluación inicial cómo a los seis
meses de uso anticonceptivo y solamente hubo
tres mujeres distintas con puntuaciones de
probable disfunción sexual y que cuando
fueron evaluadas inicialmente sus
puntuaciones estaban en el rango de
normalidad. Dos manifestaron que nunca o
raramente habían tenido interés algún tipo de
actividad sexual durante las cuatro últimas
semanas, las otras cinco manifestaron
problemas con la excitación sexual, con la
falta de lubricación, dolor coital y falta de
orgasmo. Además, hubo otras siete mujeres
qué si bien en la puntuación global tuvieron
puntuación por encima del punto de corte para
probables disfunciones sexuales, en cambio, si
manifestaron que durante las cuatro últimas
semanas nunca o raramente habían tenido
interés algún tipo de actividad sexual. Por
consiguiente, en la evaluación de 12 meses
tras la toma de anticonceptivos hormonales,
hubo nueve mujeres que nunca o raramente
tuvieron deseo sexual (tabla 6).
Analizando las nueve mujeres qué tras un
año de uso anticonceptivo, manifestaron que
nunca o raramente tuvieron interés sexual
durante las cuatro últimas semanas, sus datos
en las diferentes variables estudiadas se
detallan a continuación: ocho mujeres tenían
pareja estable y una no tenía pareja; la
frecuencia de relaciones sexuales fue en orden
de mayor a menor frecuencia la siguiente:
cinco mujeres menos de una vez a la semana,
dos mujeres una vez por semana, una mujer 2-
3 veces por semana y otra mujer 4-6 veces por
semana. Respecto a los hábitos de consumo
cuatro mujeres fumaban tabaco y las cinco
restantes no consumían ninguna sustancia de
abuso. Solamente dos mujeres tenían
antecedentes médicos: una de ellas con hernia
discal para la que tomaba analgésicos y otra
con asma, alergias y migrañas cuyo
tratamiento era antihistamínicos, corticoides y
anti-inflamatorios. Respecto al ambiente para
llevar a cabo las actividades sexuales, cinco
mujeres consideraban que era adecuado,
mientras que el tiempo dedicado a la actividad
sexual era suficiente para siete de ellas. La
16. Revista desexología 2020; 9(2) 16
calidad de la relación de pareja era
satisfactoria para seis. En cuanto a variables
relacionadas con el tipo de anticonceptivo,
siete usaban anticoncepción hormonal de tipo
oral, una un anillo vaginal y otra mujer un DIU
hormonal. Siete referían no tener efectos
secundarios por el método anticonceptivo y
dos si tenían: una sequedad vaginal y otra tuvo
sangrados continuos.
En la comparación de diferencias de
medias de la valoración de la actividad sexual,
halladas mediante la prueba de contraste t de
Student para datos de medidas repetidas (tabla
8), no aparecieron diferencias significativas ni
a los seis meses (t=0,923; p=0,358) ni al año
(t=1,211; p=0,229) de uso de métodos
anticonceptivos hormonales, con
independencia de sus diferentes
formulaciones y formas de presentación.
DISCUSIÓN
Las disfunciones sexuales femeninas son
altamente prevalentes en el mundo y su
etiología es multifactorial implicando a
factores biológicos, psicológicos,
socioculturales y relacionales (33). La
prevalencia mostrada en diferentes estudios y
países se sitúa entre el 27% y el 70% (34-36).
En nuestra cohorte, la tasa es más baja. Los
antecedentes de disfunciones sexuales previas
al inicio del uso de método anticonceptivo
hormonal, es referido por 15 mujeres (11,4%)
de las 131 evaluadas y de las 112 mujeres que
cumplimentaron al inicio del estudio la escala
EVAS-M, solamente siete (6,25%) obtuvieron
puntuaciones de posible disfunción sexual.
El deseo sexual espontáneo es inusual en
las mujeres, excepto en nuevas relaciones,
pero este hecho no significa necesariamente
una disfunción sexual, del mismo modo que a
menudo las mujeres no distinguen entre deseo
y excitación sexual (37).
El bajo deseo sexual es el problema de
salud sexual femenino más comúnmente
informado y está asociado significativamente
con bajos niveles de testosterona libre y
androstendiona en mujeres premenopáusicas,
pero en general en diferentes estudios
publicados no ha sido demostrada una
asociación significativa con los niveles de
andrógenos. Aparte de la variación cíclica en
los niveles de andrógenos ováricos en mujeres
en edad gestante, no es equivalente la
regulación homeostática de la testosterona
libre en mujeres que en hombres y hay una
mayor variedad de factores a la unión de
esteroides en mujeres comparadas con los
hombres, como ocurre con los niveles de
estrógenos (37).
Es un hecho conocido que el
hipoestrogenismo ocasiona signos y síntomas
que impactan negativamente en la función
sexual: reducción de la lubricación vaginal,
disminución de la vasocongestión vaginal en
la fase de excitación sexual, atrofia vaginal y
dispareunia (38). Además hay factores que
incrementan los niveles de la hormona
transportadora de las globulinas (SHBG) y
bajan la testosterona libre, como la terapia con
estrógenos, el embarazo y el uso de
anticonceptivos hormonales, pero hay una
ausencia de evidencia de algún tipo de
impacto del uso de anticonceptivos
hormonales en la función sexual general y en
deseo sexual en particular, causado por el
decremento de la actividad androgénica,
siendo, por consiguiente, la relación entre la
función sexual femenina y la contracepción
hormonal controvertida y un tema importante
de debate y estudio (39).
Varios tipos de anticonceptivos
hormonales han sido asociados con cambios
en la función sexual de las mujeres, pero los
resultados mostrados son mixtos (efectos
positivos, negativos o ningún efecto) y no
existe un patrón consistente con respecto a la
vía de administración o tipo de
anticonceptivos: estrógeno-progestágeno
versus anticonceptivos de progestágenos solo
(37, 39, 40). Mientras unos estudios expresan
que las mujeres que usan píldoras
anticonceptivas pueden tener decrementos en
la líbido, otros estudios informan que los
progestágenos con efectos antiandrogénicos
usados en las píldoras anticonceptivas no
afectan al deseo sexual, lo que parece posible
es que algunas mujeres pueden ser más
susceptibles a la alteración de los niveles de
andrógenos que otras (37, 41).
Por lo tanto, la revisión de la literatura
muestra que la influencia de los
anticonceptivos hormonales en general sobre
la función sexual no está aclarada y los
17. Artículos científicos 17
resultados son controvertidos, particularmente
con respecto al impacto sobre la libido,
aunque si que un posible efecto sobre la
función sexual figura en los prospectos de los
mismos. La evidencia disponible indica que
parece haber efectos mixtos sobre la libido con
un pequeño porcentaje que experimenta un
aumento o una disminución, y la mayoría no
se ve afectada. Además, los factores
contextuales como la duración de la relación y
la edad parecen ser predictores más fuertes
para el deseo sexual a largo plazo que el tipo
de anticonceptivo (8, 42,43). Asimismo, una
minoría de mujeres experimenta un cambio en
el funcionamiento sexual con respecto a la
respuesta sexual general, el deseo, la
lubricación, el orgasmo y la satisfacción, pero
los mecanismos fisiopatológicos que
conducen a las dificultades sexuales
notificadas aun no están claros. También es
cierto, que hay muy pocos estudios
controlados en este campo de evidencia (44).
En nuestra cohorte de mujeres, se han
mostrado resultados en la misma línea que los
publicados, dado que una minoría de mujeres
usuarias de anticoncepción hormonal ha
manifestado cambios en el funcionamiento
sexual.
A los seis meses del uso anticonceptivo
hormonal solamente ocho mujeres mostraron
puntuaciones de probable disfunción sexual.
Cinco de ellas eran las mismas que lo
manifestaron en la evaluación inicial,
habiendo tres mujeres distintas en las que
apareció una puntuación global de probable
disfunción sexual que no fue manifestada en
la evaluación inicial. De las ocho mujeres con
alteraciones en la actividad sexual, cinco
manifestaron que no tenían interés sexual de
forma sostenida. Dos tuvieron problemas de
lubricación y excitación sexual y otra tuvo
problemas de confianza y cercanía emocional
hacia la pareja. Hubo además seis mujeres que
en la puntuación global tuvieron puntuación
por encima del punto de corte para probables
disfunciones sexuales, pero que nunca o
raramente tenían interés sexual. Por
consiguiente, en la evaluación de seis meses
tras la toma de anticonceptivos hormonales,
hubo 11 mujeres con problemas en el deseo
sexual.
A los 12 meses del uso anticonceptivo
hormonal solamente siete mujeres mostraron
puntuaciones de probable disfunción sexual.
Cuatro eran las mismas que lo manifestaron
tanto en la evaluación inicial cómo a los seis
meses de uso anticonceptivo y tres mujeres
eran distintas apareciendo el problema sexual
después. Dos manifestaron que nunca o
raramente tenían interés en la actividad sexual,
las otras cinco manifestaron problemas con la
excitación sexual, con la falta de lubricación,
dolor coital y falta de orgasmo. Además, hubo
otras siete mujeres qué si bien en la
puntuación global tuvieron puntuación por
encima del punto de corte para probables
disfunciones sexuales, en cambio, si
manifestaron que durante las cuatro últimas
semanas que nunca o raramente habían tenido
interés algún tipo de actividad sexual. Por
consiguiente, en la evaluación de 12 meses
tras la toma de anticonceptivos hormonales,
hubo 9 mujeres que nunca o raramente tenían
deseo sexual.
Conforme a una revisión sistemática sobre
la influencia de los anticonceptivos orales
combinados en la función sexual (28), el 85%
de los estudios no mostraron cambios
significativos o incrementos en la libido y el
15% informó tener disminución del deseo
sexual en las mujeres usuarias. En la mayoría
de los estudios se observó una disminución en
los niveles plasmáticos de testosterona libre y
un aumento en los niveles de globulina
fijadora de las hormonas sexuales (SHBG).
Otro estudio también informa sobre tasas
altas de satisfacción sexual usando el
dispositivo intrauterino de Levonorgestrel, no
produciendo diferencias en la función sexual
al comparar este dispositivo con mujeres con
el dispositivo de cobre (45). En cambio, en
otro estudio más reciente realizado en Suecia
donde compararon el efecto de los dos mismos
tipos de dispositivos intrauterinos (Cobre y
Levonorgestrel) en la función sexual de una
cohorte de 153 usuarias (103 con Cobre y 50
con Levenorgestrel), encontraron que las que
usaron el Dispositivo de hormonas informaron
mas a menudo de efectos negativos sobre el
deseo sexual que las que usaban el de cobre
(46).
18. Revista desexología 2020; 9(2) 18
Ahora bien, muchos estudios fueron
retrospectivos, prospectivos, sin grupo de
control o con comparaciones aleatorizadas
entre diferentes tipos de anticonceptivos sin
un grupo placebo. Solamente dos estudios
aleatorizados controlados con placebo fueron
publicados entre los años 1978 y 2011, ambos
con resultados inconclusos (47, 48).
Un estudio realizado en Suecia mediante
cuestionario validado y enviado a 3740
mujeres entre 22 a 29 años de edad, donde se
pretendía determinar si era más prevalente un
decremento en el deseo sexual entre las
mujeres que usaban anticoncepción hormonal,
frente a aquellas que usaban un anticonceptivo
libre de hormonas. Fue contestado por el 50%
de las mismas y de ellas el 88% estaban
satisfechas con el método usado. El 27% de las
que usaban anticoncepción hormonal
informaron de un decremento en el deseo
sexual atribuido a su uso y ello condujo a
interrumpir la contracepción o a cambiar a
otro tipo de contraceptivo, en cambio, solo el
12% de las mujeres que usaban un método
anticonceptivo libre de hormonas manifestó
disminución de la libido. Las mujeres con
pareja estable mostraron tener un reducido
deseo sexual dos veces más que las mujeres
sin pareja (24).
Un estudio ensayo más reciente a doble
ciego, aleatorizado y controlado con placebo,
realizado también en Suecia a una muestra
total de 340 mujeres de edades comprendidas
entre 18 a 35 años, con el uso de un
contraceptivo oral combinado (150 µg de
levonorgestrel y 30 µg de etinilestradiol), los
resultados mostraron no producir un impacto
negativo en general en la función sexual,
aunque tres dominios de los siete medidos
estuvieron afectados negativamente: deseo
sexual, excitación sexual y placer sexual, en
las mujeres usuarias frente al grupo placebo
(49).
Desde que fue aprobada el uso de la píldora
anticonceptiva en 1960, ésta ha
experimentado muchas evoluciones en dosis,
tipos de hormonas y régimen de uso.
Habiendo sido usada por más de 100 millones
de mujeres en el mundo con una amplia
distribución geográfica (50).
Los anticonceptivos orales combinados son
una forma de contracepción asequible y
reversible de contracepción. A nivel mundial,
es el tercer método anticonceptivo más
popular junto a la esterilización y los
dispositivos intrauterinos, teniendo un alto
grado de eficacia con un excelente perfil de
seguridad y es un método reversible
disponible en todo el mundo. El uso de los
anticonceptivos orales combinados en mujeres
de edad reproductiva en el mundo alcanzó al
14% de las mismas en 2015 (51). Aunque
existen directrices de la Organización Mundial
de la Salud (OMS) y de los Centros para el
Control y la Prevención de Enfermedades de
los Estados Unidos (CDC) sobre el uso de
anticonceptivos orales combinados, en ellas
no hay mención sobre los efectos en la
sexualidad, a pesar de que hay evidencia que
sugiere que la vieja generación de este tipo de
anticonceptivos, pueden causar disfunciones
sexuales femeninas (52).
En un estudio reciente de revisión de
diferentes influencias de los métodos
anticonceptivos hormonales reversibles en la
función sexual, de acuerdo a diferentes
composiciones hormonales y mecanismos de
acción (50). Estos métodos incluyen:
anticonceptivos hormonales combinados
(píldora oral, parche y anillo vaginal),
anticonceptivos de progestágenos solo
(píldora de solo progestágenos, acetato de
medroxiprogesterona depot y el implante
subdérmico de etonogestrel) y contraceptivos
intrauterinos (dispositivo intrauterino de
Levonorgestrel). Diferentes progestágenos
son usados en los anticonceptivos orales
combinados, éstos pueden tener diferentes
efectos: estrogénico, antiestrogénico,
androgénico, antiandrogénico o
antimineralcorticoide. Se conoce que las
progesteronas sistémicas pueden estar
asociadas con pérdida del deseo sexual debido
a la supresión de la función ovárica y de la
producción endógena de estrógenos. Por otro
lado, está establecido y aceptado que el deseo
sexual, el autoerotismo y las fantasías sexuales
en las mujeres dependen de los niveles de
andrógenos, pero también está aceptado que
hay diferencias individuales ante los mismos
19. Artículos científicos 19
niveles de andrógenos entre unas mujeres y
otras.
Tanto los anticonceptivos orales
combinados con diferentes dosis de
etinilestradiol (<20, 20 a 30 y > 30 µg) y
progestágenos parcialmente androgénicos o
antiandrogénicos como las píldoras con solo
progestágenos han sido ampliamente
estudiados y los resultados en diferentes
estudios son mixtos, es decir, tienen efectos
positivos o ningún cambio en muchos de ellos
y en otros alteran el deseo sexual, pero no hay
una asociación significativa con la dosis del
estrógeno o con el tipo de progestágeno (53).
Datos similares a los encontrados en nuestros
datos, donde la anticoncepción hormonal oral
ha sido el método anticonceptivo más
utilizado (61,6%), siendo las píldoras
combinadas con Dienogest 2mg/EE 0,03mg
las más frecuentes. Al año de uso
anticonceptivo el 54% tiene a menudo o casi
siempre deseo sexual, el 35,6% tiene a veces
y solamente el 10,2% no tiene deseo sexual.
El parche contraceptivo ha mostrado
positivos efectos sobre la sexualidad. El anillo
contraceptivo ha mostrado en la literatura
resultados mixtos similares a los
anticonceptivos orales, lo mismo que el
acetato de medroxiprosterona depot. En
cambio, el implante subdérmico de
etonogestrel ha mostrado en los estudios
efectos negativos con pérdida de interés
sexual y decremento de la líbido. Finalmente,
el dispositivo intrauterino con Levonorgestrel
ha mostrado mejoría en el deseo sexual y la
calidad de vida (50, 54).
Por consiguiente, la evidencia de una
asociación entre el uso de anticoncepción
hormonal y disfunción sexual es inconsistente
a la luz de la evidencia de los datos actuales,
ya que los hallazgos encontrados en estudios
que han comparado mujeres que no usaban
métodos hormonales con las que si que los
usaban han mostrado resultados mixtos y
contradictorios, siendo necesarios realizar
mas estudios, particularmente con el impacto
en el deseo sexual (38, 50).
Aunque durante varias décadas en la
literatura médica se ha venido analizando la
relación entre la anticoncepción hormonal y el
deseo sexual. Aunque se han observado
efectos secundarios sexuales en varios
subgrupos de mujeres que han usado
anticoncepción hormonal, no existe un patrón
de efecto consistente que sugiera un
determinante hormonal o biológico. Los
efectos sobre el deseo sexual probablemente
representan una combinación compleja e
idiosincrásica debido a que la naturaleza de la
sexualidad es compleja y esta influenciada por
muchos factores tanto biológicos como no
biológicos (55).
Las fluctuaciones de las hormonas
esteroideas han sido investigadas y ha sido
demostrado que modulan la actividad sexual
de las mujeres durante el ciclo menstrual.
Asimismo, se ha demostrado que ocurren
cambios en las concentraciones de estrógenos,
SHBG y testosterona libre con el uso de
anticonceptivos hormonales y que estos
efectos pueden afectar al deseo sexual de
algunas mujeres quizás por tener una mayor
sensibilidad a las mismas o por la influencia
de otros factores psicológicos o
socioculturales. Aproximadamente el 12%
experimentan un incremento o un decremento
en su deseo sexual, frente a la mayoría que no
experimenta ningún tipo de alteración (51).
Otros estudios informan de tasas cercanas, por
arriba y por abajo, de decremento del deseo
sexual por el uso de contraceptivos
hormonales, el 15% en la revisión sistemática
de Pastor, Holla y Chmel de 2013 (28) y el 8%
en el estudio de revisión de Burrow, Basha y
Goldstein de 2012 (8).
Nuestros resultados se sitúan en el mismo
rango de tasas, puesto que, tras 12 meses de
uso de anticonceptivos hormonales,
solamente hemos tenido 9 mujeres (10,2%)
que nunca tenían deseo sexual, de las cuales
siete usaban anticoncepción hormonal de tipo
oral, una un anillo vaginal y otra un DIU
hormonal.
CONCLUSIONES
En la comparación de diferencias de
medias de los resultados mostrados en la
valoración de la actividad sexual, no
aparecieron diferencias significativas ni a los
seis meses ni al año de uso de métodos
anticonceptivos hormonales, con
independencia de sus diferentes
formulaciones y formas de presentación.
20. Revista desexología 2020; 9(2) 20
En el análisis pormenorizado de las
variables descriptivas, de las nueve mujeres
con manifestación de inhibición del deseo
sexual al año de uso anticonceptivo, indica
que, para cuatro de ellas hay variables que
podrían justificar los problemas de deseo
sexual sin ser un efecto directo del uso
anticonceptivo: en dos de ellas hay
antecedentes médicos, posibles efectos
secundarios de fármacos, ambiente
inadecuado y escaso tiempo para la actividad
sexual. En otras dos mujeres hay efectos
secundarios del método anticonceptivo que
podrían afectar su deseo sexual. Para las otras
cinco mujeres restantes no hay datos
explicativos que justifiquen la alteración en el
interés sexual, salvo el posible efecto
secundario del uso del anticonceptivo.
Confirmándose la hipótesis que planteamos
en el estudio, de que el uso de anticonceptivos
hormonales no ocasionan directamente
alteraciones en la respuesta sexual en la gran
mayoría de las mujeres que los utilizan, siendo
necesario para entender las causas
subyacentes en las mujeres que manifiestan
alteraciones sexuales, tanto en el deseo sexual
como en cualquiera de las otras fases de la
respuesta sexual, el analizar otras variables
explicativas: sociodemográficas y culturales,
antecedentes de salud, personalidad, variables
sexuales y de satisfacción con la pareja.
Limitaciones del estudio
Nuestro estudio tiene la fortaleza de ser
multicéntrico y muestra una variedad
representativa de mujeres. Otra fortaleza es
haber podido analizar factores biológicos,
psicológicos, culturales y relacionales que
pueden tener una influencia importante sobre
el deseo sexual. Ahora bien, también tiene
varias limitaciones. La muestra analizada es
más pequeña que el total de la cohorte inicial
debido a la pérdida experimental y la ausencia
de grupo de control sin usar contracepción
hormonal es otra limitación.
Por otra parte, seria necesario en futuros
estudios, aumentar el tamaño de la muestra a
estudiar, porque si aparece un número mayor
de mujeres con probable disfunción sexual
detectadas mediante el cuestionario de
evaluación, se podrá analizar si hay un efecto
significativo derivado del uso anticonceptivo
hormonal. En nuestro estudio no ha sido
posible dado el pequeño numero de mujeres
detectadas.
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24. Revista desexología 2020; 9(2) 24
TABLAS
Tabla 1a. Características sociodemográficas iniciales de las mujeres participantes.
Variables N (%) Edad DT Edad Edad
Media Mínima Máxima
Edad 131 (100,0) 27,03 7,484 17 44
Origen
Española 112 (85,5)
Extranjera 19 (14,5)
Total 131 (100,0)
Nivel de estudios
Primarios 18 (13,7)
Secundarios 67 (51,1)
Universitarios 46 (35,1)
Total 131 (100,0)
Situación laboral
Asalariada 50 (38,2)
Ama de casa 10 (7,6)
Estudiante 46 (35,1)
Paro laboral 17 (13,0)
Profesional liberal 4 (3,1)
Empresaria 4 (3,1)
Total 131 (100,0)
Religión
Atea o agnóstica 65 (50,0)
Creyente practicante 5 (4,6)
Creyente no practicante 59 (45,4)
Total 130 (100,0)
Orientación sexual
Heterosexual 127 (97,7)
Homosexual 1 (0,8)
Bisexual 2 (1,5)
Total 130 (100,0)
DT= Desviación típica.
25. Artículos científicos 25
Tabla 1b. Características sociodemográficas iniciales, a los 6 meses y a los 12 meses.
Variables Inicial 6 meses 12 meses
N (%) N (%) N (%)
Estado civil
Soltera 53 (40,5) 55 (49,1) 46 (45,1)
Casada 27 (20,6) 22 (19,6) 25 (24,5)
Pareja de hecho 44 (33,6) 28 (25,0) 26 (25,5)
Separada/divorciada 6 (4,6) 6 (5,4) 5 (4,9)
Viuda 1 (0,8) 1 (0,9) 0 (0,0)
Total 131 (100,0) 112 (100,0) 102 (100,0)
Tipo de pareja
Sin pareja 5 (3,8) 13 (11,6) 13 (12,6)
Estable 122 (93,1) 98 (87,5) 87 (84,5)
Esporádica 4 (3,1) 1 (0,9) 3 (2,9)
Total 131 (100,0) 112 (100,0) 103 (100,0)
Frecuencia sexual
Diaria 7 (5,5) 3 (2,8) 4 (4,0)
4-6 por semana 17 (13,3) 16 (14,7) 10 (10,0)
2-3 por semana 67 (52,3) 49 (45,0) 48 (48,0)
1 por semana 25 (19,5) 22 (20,2) 19 (19,0)
< 1 por semana 12 (9,4) 19 (17,4) 19 (19,0)
Total 128 (100,0) 109 (100,0) 100 (100,0)
Hábitos de consumo
Tabaco 34 (54,0) 28 (53,8) 24 (49,0)
Alcohol 12 (19,0) 8 (15,4) 9 (18,4)
Marihuana 1 (1,6) 2 (3,8) 1 (2,0)
Tabaco + Alcohol 10 (15,9) 9 (17,3) 13 (26,5)
Tabaco + Marihuana 5 (7,9) 5 (9,6) 2 (4,1)
Cocaína 1 (1,6) 0 (0,0) 0 (0,0)
Total 63 (100,0) 52 (100,0) 49 (100,0)
27. Artículos científicos 27
Tabla 3a. Uso anticonceptivo.
Variables N (%)
Tipo de anticonceptivo pautado
Anticoncepción hormonal oral 53 (61,6)
Anillo vaginal 8 (9,3)
Parche anticonceptivo 0 (0,0)
Inyección trimestral 2 (2,3)
Implante subdérmico 16 (18,6)
Dispositivo intrauterino hormonal 7 (8,1)
Total 86 (100,0)
Composición
Depo-progevera 150mg cada 3 meses 2 (1,5)
Desogestrel 75mcg 4 (3,1)
Dienogest 2mg/EE 0,03mg 13 (10,0)
Drospirenona 3mg//EE 0,03mg 3 (2,3)
Drospirenona 3mg//EE 0,02mg 1 (0,8)
Etonogestrel 120mg/EE 0,015mg 3 (2,3)
Etonogestrel 125mg/EE 0,015mg 1 (0,8)
Etonogestrel 68mg 5 (3,8)
Gestodeno 0,075mg/EE 0,02mg 1 (0,8)
Levonorgestrel 0,02mg 1 (0,8)
Levonorgestrel 0,1mg/EE 0,02mg 2 (1,6)
Levonorgestrel 100 mcg/EE 20mcg 3 (2,3)
Norgestimato 250mcg/EE 35mcg 1 (0,8)
Tabla 3b. Efectos secundarios por el uso anticonceptivo.
Variables 6 meses 12 meses
N (%) N (%)
Efectos secundarios no deseados
Si 17 (15,2) 17 (16,7)
No 95 (84,8) 85 (83,3)
Total 112 (100,0) 102 (100,0)
Tipos de efectos secundarios
Disminución del deseo sexual 9 (50,0) 9 (47,3)
Sequedad vaginal 2 (11,1) 2 (10,5)
Sangrado vaginal 1 (5,5) 2 (10,5)
Aumento de flujo vaginal 1 (5,5) 0 (0,0)
Dolor de ovarios 1 (5,5) 1 (5,2)
Pareja nota anillo en coito 1 (5,5) 0 (0,0)
Infecciones de orina 1 (5,5) 1 (5,2)
Irritabilidad/labilidad emocional 2 (11,1) 1 (5,2)
Cefalea 0 (0,0) 1 (5,2)
Retención de líquidos 0 (0,0) 2 (10,5)
Total 18 (100,0) 19 (100,0)
28. Revista desexología 2020; 9(2) 28
Tabla 4. Antecedentes de alteraciones sexuales iniciales.
Variables N (%)
Disfunción sexual
Si 15 (11,4)
No 116 (88,6)
Total 131 (100,0)
Tipo disfunción sexual
Trastorno del interés/excitación sexual 2 (13,3)
Trastorno orgásmico 2 (13,3)
Falta de lubricación vaginal 7 (46,7)
Dolor coital 1 (6,7)
Insatisfacción sexual 1 (6,7)
Trastorno orgásmico + Falta de lubricación 1 (6,7)
Dolor coital + Falta de lubricación 1 (6,7)
Total 15 (100,0)
Tipo de tratamiento utilizado
Fármacos 4 (44,4)
Lubricantes vaginales 3 (33,3)
Terapia de pareja 1 (11,1)
Terapia sexual 1 (11,1)
Total 9 (100,0)
Tabla 5. Variables sexuales ambientales, estimulares y de tiempo dedicado.
Variables Inicial 6 meses 12 meses
N (%) N (%) N (%)
Ambiente sexual
Si 122 (94,6) 106 (95,5) 95 (96,9)
No 7 (5,4) 5 (4,5) 3 (3,1)
Total 129 (100,0) 111 (100,0) 98 (100,0)
Estímulos sexuales
Si 123 (95,3) 87 (78,4) 79 (80,6)
No 6 (4,7) 24 (21,6) 19 (19,4)
Total 129 (100,0) 111 (100,0) 98 (100,0)
Tiempo dedicado
Si 108 (83,7) 102 (95,3) 91 (95,8)
No 21 (16,3) 5 (4,7) 4 (4,2)
Total 129 (100,0) 107 (100,0) 95 (100,0)
29. Artículos científicos 29
Tabla 6. Valoración de la actividad sexual en la mujer mediante el cuestionario EVAS-M.
Variables Inicial 6 meses 12 meses
N (%) N (%) N (%)
Satisfacción
Muy insatisfecha 5 (4,5) 7 (7,4) 3 (3,4)
Bastante insatisfecha 11 (9,8) 8 (8,4) 9 (10,3)
Ni satisfecha-ni insatisf 9 (8,0) 11 (11,6) 12 (13,8)
Bastante satisfecha 54 (48,2) 44 (46,3) 40 (46,0)
Muy satisfecha 33 (29,5) 25 (26,3) 23 (26,4)
Total 112 (100,0) 95 (100,0) 87 (100,0)
Tiempo insatisfacción
Semanas 0 (0,0) 1 (9,1) 0 (0,0)
Meses 4 (50,0) 7 (63,6) 7 (70,0)
Años 3 (37,5) 3 (27,3) 3 (30,0)
Nunca he estado satisfecha 1 (12,5) 0 (0,0) 0 (0,0)
Total 8 (100,0) 11 (100,0) 10 (100,0)
Deseo sexual
Nunca 1 (0,9) 2 (2,1) 2 (2,2)
Raramente 7 (6,3) 9 (9,5) 7 (8,0)
A veces 39 (34,8) 37 (38,9) 31 (35,6)
A menudo 39 (34,8) 32 (33,7) 32 (36,8)
Casi siempre-siempre 23 (20,5) 15 (15,8) 15 (17,2)
Total 112 (100,0) 95 (100,0) 87 (100,0)
Dificultad excitación
Casi siempre-siempre 1 (0,9) 1 (1,1) 1 (1,1)
A menudo 2 (1,8) 0 (0,0) 2 (2,3)
A veces 24 (21,4) 23 (24,2) 25 (28,7)
Raramente 45 (40,2) 41 (43,2) 29 (33,3)
Nunca 40 (35,7) 30 (31,6) 30 (34,5)
Total 112 (100,0) 95 (100,0) 87 (100,0)
Sequedad vaginal
Casi siempre-siempre 3 (2,7) 5 (5,3) 3 (3,4)
A menudo 5 (4,5) 4 (4,2) 7 (8,0)
A veces 34 (30,4) 25 (26,3) 25 (28,7)
Raramente 35 (31,3) 34 (35,8) 21 (24,1)
Nunca 35 (31,3) 27 (28,4) 31 (35,6)
Total 112 (100,0) 95 (100,0) 87 (100,0)
Orgasmo
Nunca 3 (2,7) 1 (1,1) 2 (2,3)
Raramente 3 (2,7) 5 (5,3) 4 (4,6)
A veces 17 (15,2) 18 (18,9) 15 (17,2)
A menudo 29 (25,9) 25 (26,3) 24 (27,6)
Casi siempre-siempre 60 (53,6) 46 (48,4) 42 (48,3)
Total 112 100,0) 95 100,0) 87 (100,0)
Dolor
Casi siempre-siempre 1 (0,9) 0 (0,0) 0 (0,0)
A menudo 2 (1,8) 2 (2,1) 5 (5,7)
A veces 24 (21,4) 19 (20,0) 18 (20,6)
Raramente 46 (41,1) 35 (36,8) 28 (32,1)
Nunca 39 (34,8) 39 (41,1) 36 (41,3)
Total 112 (100,0) 95 (100,0) 87 (100,0)
Cercanía emocional
Nunca 0 (0,0) 1 (1,1) 0 (0,0)
Raramente 1 (0,9) 1 (1,1) 1 (1,1)
A veces 2 (1,8) 3 (3,2) 1 (1,1)
A menudo 8 (7,2) 7 (7,5) 6 (6,9)
Casi siempre-siempre 101 (91,0) 81 (87,1) 79 90,8)
Total 111 (100,0) 93 (100,0) 87 (100,0)
30. Revista desexología 2020; 9(2) 30
Tabla 7. Estadísticos descriptivos de casos con puntuación total en EVAS-M menor de 38.
N Mínima Máxima Media (DT) Varianza
EVAS-M inicial 7 23 37 33,14 (4,947) 24,476
EVAS-M 6 meses 8 32 37 35,00 (1,604) 2,571
EVAS-M 12 meses 7 27 36 32,43 (3,101) 9,619
DT= Desviación típica.
Tabla 8. Prueba de contraste (t de Student) para la puntuación total Escala EVAS-M.
N Media (DT) 95% IC para la diferencia t p
Inferior superior
EVAS-M inicial 112 48,17 (6,375) -,471 1,288 0,923 0,358
EVAS-M 6 meses 95 47,76 (6,528)
EVAS-M inicial 112 48,17 (6,375) -,446 1,834 1,211 0,229
EVAS-M 12 meses 87 47,81 (6,932)
DT= Desviación típica; IC= Intervalo de confianza
31. Artículos científicos 31
Revista desexología 2020; 9(2): 31-39
ARTÍCULO CIENTÍFICO ORIGINAL
Restricciones eyaculatorias como factor en el tratamiento de parejas judías
ultraortodoxas
Ejaculatory restrictions as a factor in the treatment of Haredi (ultraorthodox) jewish
couples
Silberstein Davidsohn A1
, Ribner DS2
1- Voluntario en la Comunidad Alianza “Monte Sinaí”. Ciudad de México.
2- Doctorate of Social Work. Director of the Sex Therapy Training Program, School of Social Work,
Bar-llan University. Israel.
Correspondencia
Arie Silberstein Davidsohn
Calzada de la naranja, 166, 3-A
Col. Industrial alce blanco
Naucalpan
México-53370
Correo electrónico: asilberstein@live.com
Fecha de recepción: 17 de noviembre de 2020. Fecha de aceptación: 12 de diciembre de 2020
Resumen
El judaismo ortodoxo tiene una actitud positiva hacia la intimidad marital y se involucra
mínimamente en la actividad sexual conyugal. Una excepción notable, sin embargo, es que, en la
mayor medida posible, la eyaculación masculina está contenida en su mayor parte por vía vaginal.
Los médicos que trabajan con parejas judías haredi (ultraortodoxas) tendrán dificultades para sugerir
intervenciones de tratamiento para ciertas disfunciones sexuales sin una comprensión profunda de
esta restricción. Este artículo examina el origen y el alcance de este dicho, su impacto en una serie
de disfunciones sexuales e implicaciones para el tratamiento, ilustrado con un ejemplo de caso.
Palabras clave: Terapia sexual. Religión. Haredi. Judaismo. Eyaculación prematura.
Abstract
Orthodox judaism has a positive attitude toward marital intimacy and minimally involves itself in
spousal sexual activity. one notable exception, however, is that, to the greatest possible extent, male
ejaculation most be vaginally contained. Clinicians working with haredi (ultraorthodox) jewish
couples will be hard pressed to suggest treatment interventions for certain sexual dysfunctions
without a thorough understanding of this restriction. This articule examines the origin and extent of
this dictum, its impact in a number of sexual dysfunctions and implications for treatment, illustrated
with a case example.
Keywords: Sex therapy. Religion. Haredi. Jewish. Premature ejaculation.
Todos los autores aceptan la versión enviada. No se recibió financiación de ninguna fuente. No
existen conflictos de intereses.
32. Revista desexología 2020; 9(2) 32
INTRODUCCIÓN
Simpson y Ramberg (1992) han señalado
que "los profesionales en el campo de la
terapia sexual deben desarrollar un conjunto
de valores personales respetuosos y no
juiciosos" (pág. 512). La literatura existente
tiende a considerar este punto principalmente
con respecto a la etiología de las disfunciones
sexuales; por ejemplo, hasta qué punto una
educación religiosa conservadora puede
conducir a la insatisfacción sexual de un
individuo o pareja (Charlton, 1997; Kaplan,
1974; Masters, Johnson, & Kolodny, 1986;).
La religión también puede desempeñar un
papel completamente diferente en el área de
las disfunciones sexuales de los clientes, no
como un factor causal, sino como parte del
contexto cultural, que definirá la legitimidad
de las intervenciones sexuales (Burt &
Rudolph, 2000). Por lo tanto, si una técnica
terapéutica queda fuera de las actividades
religiosamente permitidas, el médico puede
verse obligado a sustituir otras intervenciones,
tal vez menos efectivas, buscar alternativas
innovadoras y/o modificar las expectativas de
resultados.
El judaísmo ortodoxo tiene una actitud
positiva hacia la intimidad conyugal y se
implica mínimamente en la actividad sexual
conyugal. Una excepción notable, sin
embargo, es que, en la mayor medida posible,
la eyaculación masculina debe ser contenida
vaginalmente. Al igual que con las
restricciones paralelas (por ejemplo, estrictas
regulaciones alimentarias kosher), los
miembros comprometidos de esta comunidad
de fe aceptan esta prohibición como un hecho
y viven sus vidas en consecuencia. Los
médicos que trabajan con parejas judías
ultraortodoxas tendrán dificultades para
sugerir intervenciones de tratamiento
aceptables para ciertas disfunciones sexuales
sin una comprensión completa de esta
restricción.
Este artículo examina el origen y la
extensión de este dictum, su impacto en una
serie de disfunciones sexuales e implicaciones
para el tratamiento, ilustrados con un ejemplo
de caso. Un segundo enfoque es el desafío que
implica crear una relación de trabajo exitosa
terapeuta-rabino en áreas donde la religión y
el tratamiento pueden encontrarse en la
oposición.
La concentración específica son las parejas
judías Haredi (Ultra-Ortodoxas). Se reconoce
que lo que se presenta aquí puede ser
percibido de manera diferente por aquellos
que no están en una relación de pareja, no se
identifican como judíos ortodoxos o no
aceptan todos los puntos de vista judíos
tradicionales de las normas sexuales.
PERSPECTIVAS JUDÍAS
TRADICIONALES
Los judíos Haredi viven sus vidas sobre la
base de leyes y parámetros dictados por
fuentes bíblicas, expuestas por los Talmud y
codificadas por varios eruditos rabínicos de la
Edad Media a través de nuestros tiempos. La
palabra haredi significa que Dios teme y se
refiere a aquellos dentro de la comunidad judía
ortodoxa más grande cuyas vidas se rigen por
la observancia escrupulosa de la ley judía (el
término "Ultra-Ortodoxo" se ha utilizado para
referirse a esta población). Cualquier
desviación de los requisitos religiosos es
generalmente inaceptable, con énfasis en
interpretaciones jurídicas más estrictas que
más indulgentes. El enfoque no se centra en el
ascetismo, sino más bien en la creencia en la
participación activa de Dios con la humanidad
y, en consecuencia, en la necesidad de
santificar literalmente todos los aspectos de la
vida diaria.
Aquellos que llevan a cabo sus vidas como
Haredi pueden identificarse con diversas
tradiciones relacionadas con la ubicación
geográfica, como Europa del Este o el norte de
Africa, o orientación filosófica, como el
Hassidismo. Algunas manifestaciones
externas, sin embargo, son comunes a todos,
incluyendo modos de vestir que son modestos
y tienden a ser uniformes, particularmente
33. Artículos científicos 33
para los hombres; expectativas relativamente
específicas de género en el papel; valores
centrales del matrimonio y las familias
numerosas; prohibición estricta del contacto
físico hombre-mujer antes del matrimonio, y
reglas explícitas que rigen el contacto después
del matrimonio; oración y estudio diarios, más
comunales para los hombres que para las
mujeres; que viven en los barrios de Haredi y,
siempre que sea posible, haciendo uso de
instituciones comunitarias exclusivamente
Haredi.
Como en todas las demás áreas de la vida
judía, las normas de las relaciones maritales y
la sexualidad están determinadas por fuentes
tradicionales. El derecho bíblico y las
aplicaciones prácticas subsiguientes enfatizan
el valor y la importancia de la sexualidad
humana y su función reproductiva, con el
deseo y el deseo sexual humano vistos como
herramientas divinamente dadas para asegurar
la población del mundo y la satisfacción
matrimonial (Boyarin, 1993; Rosenheim,
2003; Shlanger, 5751[1991]; Westheimer &
Mark, 1995). En consecuencia, algunas
discusiones de los eruditos rodean los detalles
de la sexualidad, incluyendo referencias, que
exhortan a los varones judíos a abstenerse de
"destrucción de semilla" basada en
interpretaciones de versículos bíblicos. Esta
transgresión se ha equiparado con la toma de
la vida humana, ya que el potencial de tal ha
sido destruido.
La explicación de la "destrucción de
semillas" ha generado una considerable
discusión desde los primeros tiempos
talmúdicos hasta el presente, y las normas
contemporáneas tienen sus raíces en las
interpretaciones anteriores que marcan
precedentes. Diferentes definiciones han
engendrado diferentes escuelas de
pensamiento y, posteriormente, diferentes
resoluciones. A pesar de estas variaciones, la
mayoría emplea un lenguaje
excepcionalmente fuerte y advertencias de
consecuencias nefastas como medio de
enfatizar la importancia de esta ley.
Comprender esta prohibición (Feldman,
1968) se basa en la delineación de parámetros
para el "uso adecuado de la semilla". El primer
y principal objetivo de la eyaculación es lograr
el embarazo. Por lo tanto, las relaciones
sexuales vaginales serían la categoría
principal de un acto sexual aprobado
bíblicamente. Como el objetivo de la
eyaculación en este caso es la concepción,
cumple claramente con los requisitos de uso
adecuado de la semilla. La segunda
eyaculación bíblicamente permitida implica
relaciones sexuales vaginales en una relación
heterosexual en la que la concepción no puede
tener lugar, por ejemplo, una mujer post
menopáusica, o una que ya está embarazada.
Aunque en estas situaciones el resultado no
puede ser concebido, se considera un acto
reproductivo normativo y, por lo tanto, está
permitido.
Una tercera categoría proporciona otra
perspectiva contrastante: el concepto de un
acto sexual distinto de un acto reproductivo.
Cualquier acto sexual prohibido en la Biblia
cuando se realiza en una unión prohibida
puede constituir un acto sexual permitido
dentro de una relación heterosexual
sancionada. En consecuencia, se permitiría la
eyaculación extra-vaginal en una relación
conyugal, siempre que no se elija como una
forma de anticoncepción.
Estas diferentes interpretaciones de la
construcción "destrucción de semillas" han
llevado a normas rabínicas divergentes en lo
que a veces parecen ser situaciones idénticas.
Las implicaciones de estas escuelas de
pensamiento sobre el uso de técnicas médicas
modernas en áreas tales como la fertilización
in vitro, clonación, tratamientos de
infertilidad, y el tratamiento de las
disfunciones sexuales se ven claramente en
varios escritos rabínicos. Las preguntas
religiosas contemporáneas sobre la
intervención para la disfunción sexual que
implica la eyaculación serán tratadas por
rabinos dentro de los parámetros de una de
estas escuelas de pensamiento.
CONSIDERACIONES DE
TRATAMIENTO
Rabinos y leyes judías
La tradición judía entiende la función del
rabino como educativa y adjudicativa, más
que sagrada. El estatus y el título de rabino
significan, principalmente, la finalización
exitosa de un largo curso de estudio y sanción
34. Revista desexología 2020; 9(2) 34
comunitaria para decidir sobre cuestiones de
derecho y tradición judía (Donin, 1972).
Cuando los asuntos de práctica sexual se
cruzan con el dictado o las expectativas judías,
es el rabino quien puede ser llamado a tomar
una decisión legal. Como consecuencia, una
buena relación de trabajo entre rabino y
clínico es a menudo un sine qua non cuando se
trata a parejas religiosas.
El rabino se guiará por dos consideraciones
generales al tratar con cuestiones sexuales
conponsales, ambas de igual importancia. El
primero consiste en el mandamiento
procreador bíblico de "ser fructífero y
multiplicarse" (Génesis I, 28), que el judaísmo
tradicional ve como una responsabilidad que
incumbe a cada pareja. Dos niños, uno de cada
género, es el mínimo necesario para cumplir
con este requisito y el rabino hará el máximo
uso de cualquier flexibilidad legal para ayudar
a la pareja a cumplir con esta expectativa. En
ese sentido, hay una considerable discusión
entre los eruditos judíos contemporáneos en
cuanto a la permisibilidad de la eyaculación
extra-vaginal para permitir el uso del semen en
procedimientos de inseminación artificial
donde las relaciones sexuales normales no
conducirán al embarazo (Bleich, 1997; Grazi,
1994).
La segunda consideración primaria
consiste en promover el éxito de la relación
marital en todas sus manifestaciones. La
tradición judía da una importancia crucial a la
satisfacción sexual de ambos cónyuges
(Boteach, 1999; Friedman, 1996; Kanohal,
5763 [2003]) y la desarmonía sexual pueden
ser causa legítima para el divorcio. El rabino a
menudo sirve como la fuente inicial de guía
para las parejas que buscan asesoramiento
para problemas de intimidad, y dependiendo
de su propio nivel de comodidad y
experiencia, puede elegir continuar con ellos o
referirlos. La ley judía tiene mucho que decir
con respecto a los tiempos legítimos y lugares
para las actividades sexuales (Ribner, 2003a),
pero sorprendentemente poco aviso se da a los
comportamientos íntimos reales. La única
excepción importante es, como se señaló
anteriormente, la eyaculación extra-vaginal.
Aquí el papel del rabino adquiere especial
importancia cuando los protocolos de
tratamiento recomendados para condiciones
tales como la eyaculación prematura o
retardada pueden requerir el uso temporal de
la eyaculación extra-vaginal guiada.
En circunstancias en las que la pareja puede
sentirse incluso ligeramente incómoda con las
implicaciones religiosas de tales sugerencias
de tratamiento, es imperativo que el terapeuta
converse con un rabino lo antes posible. El
clérigo adecuado para consultar es el más
aceptable para la pareja en tratamiento. El
terapeuta debe estar listo para proporcionar al
rabino información pertinente a la
formulación del problema, duración y eficacia
del tratamiento y posibles alternativas de
intervención y sus implicaciones. El terapeuta
debe estar preparado para intercambiar un
tratamiento posiblemente más eficaz por el
bien de los clientes más cooperativos.
Técnicas alternativas
La postura de la comprensión de un rabino
en particular de la ley judía con respecto a la
eyaculación extra-vaginal puede poner
restricciones a los protocolos existentes para
el tratamiento de algunas disfunciones
sexuales; sin embargo, la solicitud del cliente
de alivio de síntomas y resolución de
problemas requiere éticamente una respuesta
profesional. La terapia sexual culturalmente
sensible se basa en la expectativa de que el
médico posee una amplia variedad de
opciones de intervención y la creatividad para
modificar las existentes de acuerdo con las
normas y creencias no patológicas de los
clientes.
Un ejemplo notable de esta dinámica
religioso-profesional involucra casos de
eyaculación precoz (PE). La definición misma
de este comportamiento como problemático
debe verse en el contexto cultural de la
comunidad Haredi, un factor central es el
fenómeno del "aislamiento sexual" de esta
comunidad. Ribner (2003a) señaló que:
Aparte de situaciones poco problemáticas,
como el retraso en el embarazo o la disfunción
sexual intolerable, una pareja de Haredi puede
esperar casi ningunos insumos sexuales de
fuentes externas durante todo el curso de su
matrimonio. Este grupo de población no tiene,
por regla general, televisores, a menudo sin
radios, no ve películas y no lee novelas