El documento describe las condiciones de hacinamiento y falta de atención médica en las cárceles colombianas que llevaron a motines en varias prisiones, incluida La Modelo en Bogotá. La respuesta violenta de las autoridades penitenciarias resultó en 23 reclusos muertos y 86 heridos en La Modelo. El documento critica la falta de preparación del gobierno para hacer frente a la pandemia de COVID-19 y sus efectos económicos, y advierte que el hambre creciente podría conducir a una mayor in
1. COVID-19 versus Inpec: Una apuesta a ver quién pone màs muertos
El día sábado 21 de marzo de 2020; los internos de la cárcel “La Modelo” de Bogotá D.C., se
amotinaron, exigiendo mejores condiciones en relación a la alimentación; la salud y menos
hacinamiento. Es un problema generalizado. Desde siempre, diría uno, asì al vuelo. Nunca ha
habido real voluntad, por parte de las autoridades penitenciarias. Ni, por extensión a lo que se
ha dado en llamar “autoridades competentes”. Lo del día sábado 21 de marzo, en
consecuencia, fue una de tantas acciones por la reivindicación de condiciones dignas y
humanas. Además, fue una acción que se replicaría en diferentes cárceles. “Picaleña” en
Ibagué; La Picota en Bogotá D.C.; “Bellavista” en Medellín; “Còmbita” en Boyacá; “El Buen
Pastor” en Bogotá D.C., etc.
En el caso particular de la cárcel “Modelo” la situación presentaría profundo drama. El Inpec, a
través de su fuerza de control y represión; la policía y, en general, lo que se denomina fuerza
disponible. Los internos utilizaron como insumos quema de colchones y algunas armas blancas.
Al interior de los patios, se produjeron acciones como la retención de algunos miembros de la
gendarmería carcelaria. El mismo procedimiento utilizaron los internos e internas de otras
cárceles.
La respuesta de los grupos de asalto oficiales; serìa de absoluta violencia. Casi que podría
decirse que obraron en contra de personas inermes; con la fuerza de las armas. El resultado
serìa tan brutal que resultaron veintitrés reclusos muertos y ochenta y seis personas heridas.
Ahora bien, tanto la alcaldesa de Bogotá D.C., doctora Claudia Nayibe López Hernández; como
la dirección del Inpec; el presidente de la República, justificarían este tipo de asesinato masivo.
Algo asì como entender que los muertos, fueron bien muertos; dado que se insubordinaron en
contra de las “autoridades legítimamente constituidas”. Los y las familiares de los internos
llegarían hasta las puertas de la cárcel, de manera implorante. Averiguando por sus familiares.
El tratamiento de las autoridades fue del mismo corte de quienes cuidaban en los campos de
concentración de los Nazis.
La noticia no trascendió. Todos y todo dizque pendientes de la pantomima de la alcaldesa y del
presidente en relación con la declaratoria de cuarentena. Hable que hable de lo mismo. Cuando
lo único cierto son medidas a manera de decretos y decreticos. Que sirven solo para paralizar al
país. Sin tener nada preparado. Hablando de subsidios que van y vienen en pura letra muerta.
Un presidente que reúne a sus ministros y ministras para que, de manera ampulosa, le digan al
país que “el gobierno en gesto muy humano, està realizando las cosas muy bien. Que tenemos
todo bajo control…”Cuando lo único cierto es que no han podido, siquiera implementar los
controles clínicos por falta de reactivos y demás insumos para tomar las pruebas.
Y, los y las animalistas, pendientes de sacar sus mascotas a hacer popó. Que ellas, las
mascotas, se están estresando por la algarabía. Pero nada, absolutamente nada, del asesinato
de veintitrés personas por parte de la gendarmería. Además de ochenta y seis personas heridas
por la misma vìa. Y esto, de por sí, es sumamente grave.
Diría uno que, hemos llegado a un punto de no retorno. Es decir estamos en un punto en
donde la alharaca en torno al COVID-19 se ha tornado en noticia de día y de noche. Cuando
casi ocho millos de personas están adportas de la hambruna. Los y las habitantes que no tienen
otra opción para subsistir, que no sea la venta en las calles del país. Los y las inmigrantes
venezolanos(as), cerca de un millón cuatrocientas mil personas, quienes llegaron al país
atendiendo el llamado de un presidente irresponsable que està en pura puja ideológica con el
gobierno de Nicolás Maduro Moros; haciéndole el mandado a Donald Trump y a los
gobernantes del Grupo de Lima.
2. En un país que, cada día que pasa, ve profundizarse la crisis económica. En todos los ámbitos.
Obviamente, menos en el sector financiero. Bancos y Corporaciones financieras que están
nadando en dinero; producto de tasa de interés de usura. Està (el país), hoy, por hoy, en una
caída vertiginosa. Producto de medidas demagógicas. De ignorancia supina superlativa.
Autoridades económicas, como el ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla que solo sabe de
enriquecerse haciéndole conejo a las finanzas de los acueductos municipales.
Muertos que duelen, al menos a quienes todavía valoramos el humanismo como posición férrea
al momento de sentir el dolor ajeno. Familias que se han encontrado absolutamente solas.
Mientras alcaldes, gobernadores, el presidente y sus asesores solo tienen como referente la
mentira acerca de los alcances de la pandemia COVID-19; pero de tal manera que se ha
convertido en mera ironía fantasiosa. Medios de comunicación al servicio de la doctrina oficial.
Ejerciendo como idiotas útiles. Ensartando estadísticas mentirosas acerca de la propagación de
la pandemia. Tratando de justificar las decisiones de la gobernanza oficial. Entre tanto sigue
creciendo el malestar. El hambre no da espera. Lo que vendrá, màs temprano que tarde, será
la total insubordinación de esa población desprotegida….que no aguantará màs la falacia oficial,
que desbordará cualquier tipo de control…