Clasificaciones, modalidades y tendencias de investigación educativa.
Cuando la historia deja de ser verdad
1. CUANDO LA HISTORIA
DEJA DE SER
HISTORIA
Por
Ricardo Darío Primo
Todos los que de una forma u otra alguna vez
encaramos 1a, lectura de un libro de Historia Argentina, nos
encontramos con una narración de hechos y circunstancias
condensados seguramente con impresiones personales del autor,
en el caso de que sea uno de los participantes del proceso
histórico o en todo caso tenga algún interés particular en
presentar los hechos de una forma determinada.
¿Por qué sucede esto en la Historia
Argentina? ¿Por qué nos encontramos con diversas "historias"
sobre un mismo hecho? ¿Porqué no hay una sola Historia
Argentina que sea imparcial en su contenido extraño fenómeno el
nuestro, donde los protagonistas históricos de nuestro pasado
son presentados en diversos textos de una forma determinada
dejando oculta otras facetas de su vida.
Este es el caso más cruel de nuestra
historia y es el de la falta de veracidad... cuando el autor
toma parte en el proceso histórico tomando una de las banderas
en pugna o directamente etiquetando los hechos con definiciones
de claro interés particular sobre el tema.
Los datos básicos, que son los mismos para
todos los historiadores, más bien suelen pertenecer a la,
categoría de materias primas del historiador que a la historia
misma. El historiador en consecuencia es necesariamente
selectivo. La condición de "hecho histórico” dependerá de una
cuestión de interpretación. Este elemento interpretativo
interviene en todos los hechos históricos.
Y paulatinamente, el autor se ve envuelto en
la tarea de descubrir los pocos datos relevantes y convertirlos
en hechos históricos descartando los muchos datos carentes de
importancia por ahistóricos
Claro está que este es el proceso serio por
el que debe pasar el autor de obras históricas. Este pasado que
estudia, no es un pasado muerto, sino un pasado que en cierto
modo vive aún en el presente. Y aquí entramos en uno de los
problemas que presenta la Historia Argentina.
Los hechos de nuestra historia, nunca nos
llegan en estado "puro”, ya que ni existen ni pueden existir en
2. una forma pura, siempre hay una refracción al pasar por la,
mente de quien los recoge. De ahí que cuando llega a nuestras
manos un libro de historia, nuestro primer interés debe ir al
historiador que lo escribió y no a los datos que contiene. Y
aquí debemos estudiar al autor antes de estudiar los hechos.
No falta asimismo quienes encaran un tema
histórico sin tratar de llegar a establecer algún contacto con
la mente de aquellos sobre los que escribe. La función de éste
no es ni amar el pasado ni emanciparse de él, sino dominarlo y
por sobre todo, comprenderlo.
De esta, forma; 1a Historia Argentina
presentada por autores quienes en su momento formaron parte del
proceso histórico que luego narran, no deja de ser una simple
versión de hechos en la que los puntos de vista del autor se
convierten usualmente en verdades históricas. Y en nuestra
historia, encontramos a muchos autores; que en su momento
fueron actores de la misma y que luego en la paz de su hogar y
dando un paso al costado tratan de explicarnos lo que según
ellos sucedió. ¿Será verídica esta historia así contada?
¿Puede; quien en su momento formó parte
del proceso histórico ,escribir luego lo que el mismo denomine
verdad histórica? Partiendo desde el punto de vista de que
nadie es dueño de la verdad y que no existe una, verdad
histórica sobre hechos de cientos de años atrás y sobre los que
nadie puede precisar realmente cómo sucedieron, llegamos al
punto máximo de pensar que la Historia Argentina tradicional
contada por sus protagonistas, escrita y tratada como "verdad
histórica", deja en consecuencia de ser un hecho real y
cierto.
Nos encontramos con que existe otra
historia. La que por algún motivo en especial no fue contada
nunca o por lo menos parte de ella.
Esa historia que a lo mejor por
considerarla demasiado cruel, se prefirió dejarla de lado
resultando más fácil dividir a nuestro pasado en la parte buena
y mala. A los amantes de la libertad y el honor y a los
retrógrados y malvados tiranos por el otro. A los paladines de
la organización constitucional argentina, pero solamente viendo
un aspecto de ellos.
Ocultos en consecuencia quedarán datos
imborrables que demuestran que los protagonistas de nuestra
historia fueron personas, seres humanos y como tales no
estaban exentos de presentar diversas facetas buenas y malas,
virtudes y también defectos.
3. ¿Pero porqué se prefirió mostrar solamente
una cara, de la historia? A lo, mejor con la idea de mostrar a
la posteridad una imagen de argentinos sin errores que forjaron
nuestro pasado y que nunca fueron tentados por la codicia o la
maldad sanguinaria de sus opositores.
Y aquí es cuando la historia deja de ser
historia.
Cuando descubrimos al recorrer anaqueles de
viejos libros olvidados en alguna que otra biblioteca, que
existe otra historia argentina o mejor dicho varias. Que 1a
versión tradicional presentada a generaciones enteras con el
tiempo deja mucho que desear y entonces nos vemos en la
obligación inquebrantable de no sorprendernos cuando surgen
hechos o circunstancias que nos pueden parecer increíbles,
sorprendentes y también, de mal gusto.
Pero así es la historia argentina. Plagada
de enigmas y sorpresas que con el tiempo van quedando
descubiertas y que con la perseverancia y también el riesgo de
1a marginación de quien enfrenta una opinión pública muchas
veces mal informada, van revelando de a uno los hechos
desconocidos de nuestro pasado teniendo como aliado solamente
al compromiso inclaudicable con la verdad desconocida, por la
mayoría.
Quizás cuando comprendamos que no todo lo
presentado en historia muchas veces es el reflejo real de lo
que sucedió y que todo hecho histórico puede ser presentado en
diversas formas por diversos autores, tomemos conciencia de
nuestro probable destino y remediemos el defecto de la Historia
Argentina, que nos ilustra claramente cuando la Historia deja
de ser Historia.