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Teoría de los cristales rotos
1.
2. En 1969, el profesor Phillip Zimbardo de la
Universidad de Stanford, realizó un
experimento donde dejó dos carros idénticos
abandonados. La misma marca, modelo y
hasta color. Uno lo dejó en el Bronx (una zona
pobre y conflictiva de Nueva York) y otro en
Palo Alto (una zona rica de California).
4. El carro abandonado en el Bronx comenzó a ser vandalizado a
pocas horas de haber sido abandonado. Primero los cauchos, luego
los espejos, posteriormente el motor… Todo lo aprovechable se lo
llevaron. Por otra parte, el carro abandonado en Palo Alto se
mantuvo intacto.
Pasadas algunas semanas, el carro situado en Palo Alto aún seguía
intacto, por lo tanto los investigadores procedieron a romper uno de
los vidrios. El resultado: se desató el mismo proceso que en el
Bronx. El vandalismo se encargó de dejar el carro en la misma
situación de aquel que se encontraba en la zona pobre y conflictiva.
6. Este estudio permitió determinar corroborar que no
todo acto de vandalismo se relaciona directamente
con pobreza. El simple hecho de ver un vidrio roto
y que nadie pague las consecuencias transmite la
idea de que no hay ley que valga, que no hay nadie
que se preocupe y que, por lo tanto, no importa lo
que suceda con el carro ya que a fin de cuentas
nadie reclamará.
8. Esto se relaciona directamente con las “pequeñas
faltas” que cometemos a diario, como no hacer
caso a una luz roja, estacionar en un lugar
prohibido o lanzar una lata de refresco a la
calle. Cada vez que lo hacemos sin que alguien
nos recrimine, se reafirma la idea de que
podemos seguir haciéndolo sin problema alguno.
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10.
11. Consideren un edificio con una ventana
rota. Si la ventana no se repara,
los vándalos tenderán a romper unas
cuantas ventanas más. Finalmente, quizás
hasta irrumpan en el edificio, y si está
abandonado, es posible que sea ocupado por
ellos o que prendan fuegos adentro.
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13. Una de las ideas que se desprende del experimento es que una
buena estrategia para prevenir el vandalismo se encuentra
en solucionar los problemas cuando aún son pequeños, evitando que
se intensifiquen. Basado en esto, Rudolph Giuliani se encargó de
aplicar la teoría a gran escala: en toda Nueva York. Su plan
“tolerancia cero” consistía en castigar severamente cualquier
infracción legal, desde evasores de impuestos hasta personas que
orinaban o consumían bebidas alcohólicas en la calle. De esta
manera, las tasas de crímenes se redujeron significativamente,
incluso a largo plazo.