El boletín del convento San Alberto Magno anuncia el inicio del Año Jubilar en el Santuario de Fátima en Portugal con motivo del centenario de las apariciones de la Virgen a los tres pastores. El obispo de Lamego explica que la luz de Fátima muestra que la humanidad sin Dios causa guerras y sufrimiento. Además, señala que el Año Jubilar es una ocasión para unir a las personas en torno a María y Jesús. El boletín también presenta información sobre la beata arequipeña Sor Ana
1. BOLETÍN DEL CONVENTO SAN ALBERTO MAGNO
Jubileo de los 400 años de la Muerte de Santa Rosa
AÑO 12/ N°102/ENERO 08 2017 / Epifanía del Señor
conventosanalbertomagno@peru.op.org
El Santuario de Fátima, en Portugal, inició el
Año Jubilar, con motivo de cumplirse 100
años de las apariciones de la Virgen a los
tres pastores, con una misa en la basílica de
la Santísima Trinidad, presidida por el
obispo de Leiria-Fátima, monseñor António
Marto, el pasado domingo 27 de
noviembre. El papa Francisco concedió
indulgencia plenaria durante todo el año
jubilar que culminará el 26 de noviembre de
2017 y tiene por lema: “Mi Inmaculado
Corazón será tu refugio y el camino que te
conducirá hasta Dios”.
Durante la Jornada de apertura del jubileo
el obispo de Lamego, monseñor Antonio
Couto, explicó el signicado del tema
señalando que “la luz de Fátima que surge
en 1917 nos viene a decir hoy que el camino
cerrado de la humanidad, de la humanidad
sin Dios, provoca guerras sin n, fosas
comunes sin n, como nunca hubo en la
historia de la humanidad”.
Por otra parte monseñor Couto señaló que
la celebración de un Año Jubilar es ocasión
para “hacer nacer comunidades” y
transformar “el ‘yo' y el ‘tú' en ‘nosotros' y en
‘ustedes'”, y agregó además que “lo
esencial de este jubileo es hacer nacer
personas reunidas alrededor de María y
alrededor de este Pan, que es Jesús, fruto
bendito del vientre de María”.
fuente: aica.ar
Epifanía es la manifestación del amor de Dios que congrega a todos los pueblos
para que busquemos en Él la luz de la vida, del amor, de la verdad, de la justicia
y de la Paz. Es la luz que abre nuestros corazones y que nos mantiene abiertos a
toda la humanidad que cree en la salvación de un Dios cercano, que ríe,
acompaña, que nos muestra su compasión y su misericordia para ver su rostro
en los niños hambrientos y sedientos de amor y de justicia, en los sedientos de
pazparaquelocontemplemosen elcorazóndenuestros hogares.
Fr. Héctor Herrera Herrera, OP
100 años de
Fátima
Ana Monteagudo Ponce de León conocida
c o m o S o r A n a d e l o s Á n g e l e s
Monteagudo, es una beata peruana.
Nació en Arequipa el 26 de julio de 1602 o
1604. Fue hija del español Sebastián
Monteagudo de la Jara, y de la dama
arequipeña Francisca Ponce de León. Fue
la cuarta de ocho hermanos. No se conoce
exactamente la fecha de su nacimiento
porque su partida de bautismo se perdió
durante un incendio en la Iglesia Mayor de
Arequipa en 1620. A los tres años, fue
entregada a las monjas catalinas que
residían en el Monasterio de Santa
Catalina, de la Orden Dominica. para ser
educada e instruida.
Cuando tenía aproximadamente 14 años
de edad, sus padres decidieron que ya
había llegado el momento de reintegrarla
a la vida de la ciudad y fue retirada del
monasterio, con el n de comprometerla.
La joven Ana, de vuelta a su casa, decidió
seguir con el mismo género de vida que
hasta entonces había llevado en el
monasterio de Santa Catalina. Hizo de su
habitación un lugar de retiro, donde
trabajaba y rezaba, sin descuidar los
quehaceres de la casa. Un día, mientras
meditaba en su aposento, se le apareció
en una visión, Santa Catalina de Siena,
quien le hizo saber de parte de Dios, que
había sido elegida para entrar en el estado
religioso, vistiendo el hábito dominicano.
Le dirigió estas palabras: "Ana, hija mía,
este hábito te tengo preparado; déjalo
todo por Dios; yo te aseguro que nada te
faltará".
Muchas cosas sucedieron en adelante. Te
invitamos a seguir el siguiente sitio web:
www. monjasdominicas.org.pe para que
puedas enterarte un poco más de la vida
de nuestra beata arequipeña camino a la
santidad. Su esta la celebramos los 10 de
enero.
Anade los
Ángeles
¡Una estrella que es guía y Luz!
El Santuario de Fátima, en Portugal, inició el
Año Jubilar, con motivo de cumplirse 100
años de las apariciones de la Virgen a los
tres pastores, con una misa en la basílica de
la Santísima Trinidad, presidida por el
obispo de Leiria-Fátima, monseñor António
Marto, el pasado domingo 27 de
noviembre. El papa Francisco concedió
indulgencia plenaria durante todo el año
jubilar que culminará el 26 de noviembre de
2017 y tiene por lema: “Mi Inmaculado
Corazón será tu refugio y el camino que te
conducirá hasta Dios”.
Durante la Jornada de apertura del jubileo
el obispo de Lamego, monseñor Antonio
Couto, explicó el signicado del tema
señalando que “la luz de Fátima que surge
en 1917 nos viene a decir hoy que el camino
cerrado de la humanidad, de la humanidad
sin Dios, provoca guerras sin n, fosas
comunes sin n, como nunca hubo en la
historia de la humanidad”.
Por otra parte monseñor Couto señaló que
la celebración de un Año Jubilar es ocasión
para “hacer nacer comunidades” y
transformar “el ‘yo' y el ‘tú' en ‘nosotros' y en
‘ustedes'”, y agregó además que “lo
esencial de este jubileo es hacer nacer
personas reunidas alrededor de María y
alrededor de este Pan, que es Jesús, fruto
bendito del vientre de María”.
fuente: aica.ar
El Papa Francisco nos pide en ENERO orar por todos los cristianos, para que, eles a las
enseñanzas del Señor, aporten con la oración y la caridad fraterna, a restablecer la plena
comunión eclesial, colaborando para responder a los desafíos actuales de la humanidad.
2. NI TRES NI REYES, Y
MAGOS
l evangelio de Mateo dice que,
Euna vez nacido Jesús, “unos
magos que venían de Oriente”
buscaban en Jerusalén “al rey de los
judíos que había nacido”. Interesante
este detalle de “rey de los judíos”. El
evangelista abre (en su nacimiento) y
cierra (en su muerte en cruz) la vida de
Jesús calificándolo de “rey de los
judíos”. Si había nacido un rey, lo lógico
es que los magos le buscasen en la ciudad
de los grandes palacios, o sea, en
Jerusalén. Se equivocaron de camino y
de lugar. El Rey de reyes que ellos
querían adorar solo podía nacer entre los
pobres.
Me detengo en la cuestión popular de los
tres reyes magos. El evangelista no ofrece
ningún número, ni se refiere a ninguna
realeza que no sea la de Jesús. Por eso los
magos “se postran” ante el Dios-Rey
y le ofrecen unos dones que son un
reconocimiento de su dignidad regia. Lo
de magos es otra cosa. Los había buenos
y malos. En el libro de los Hechos (13,10)
un brujo es calificado de mago “repleto
de todo engaño y de toda maldad”.
Mago es también el sabio. Tal vez estos
magos que se presentaron en Jerusalén
fueran astrónomos.
La religiosidad popular y la tradición le
han puesto imaginación al relato
evangélico. Es la tradición la que ha
interpretado que eran reyes, procedentes
de los tres continentes entonces
conocidos: África, Asia y Europa. El rey
negro aparece siempre. En el reino de
Jesucristo no hay distinción por la raza o
por el origen. Jesucristo une a todos los
pueblos y a todas las personas, sin perder
la riqueza de su variedad.
Detrás de este relato, ¿hay algo histórico
en el sentido moderno de la palabra? No
hay una respuesta segura. Pero lo
importante no es lo que puede haber
“detrás” de la narración, sino lo que en
ella se quiere significar, a saber: estos
sabios representan a la humanidad en
búsqueda de paz, verdad y justicia.
Representan el anhelo profundo del
espíritu humano, la marcha de las
religiones, de la ciencia y de la razón
humana al encuentro de Cristo.
El evangelista termina su relato notando
que, una vez que los magos se han
encontrado con Cristo, “regresaron a su
país por otro camino”. Lectura
espiritual: si tú te has encontrado con
Cristo, volverás a tu casa, a tu trabajo, a
tus ocupaciones, pero ya no será lo
mismo. Volverás de otra manera, por
otro camino, con un corazón y un
espíritu nuevo.
Al nalizar el año de la misericordia, el Papa
Francisco publicó la carta apostólica “Misericordia
et misera” para seguir alentándonos en el
compromiso de ser misericordiosos como el Padre. A
continuación iremos publicando algunos puntos
resaltantes.
Misericordia et misera son las dos palabras que
san Agustín usa para comentar el encuentro
entre Jesús y la adúltera (cf. Jn 8,1-11). No
podía encontrar una expresión más bella y
coherente que esta para hacer comprender el
misterio del amor de Dios cuando viene al
encuentro del pecador: «Quedaron sólo ellos
dos: la miserable y la misericordia»[1].
Cuánta piedad y justicia divina hay en este
episodio. Su enseñanza viene a iluminar la
conclusión del Jubileo Extraordinario de la
Misericordia e indica, además, el camino que
estamosllamadosaseguirenel futuro.
1. Esta página del Evangelio puede ser
asumida, con todo derecho, como imagen de
lo que hemos celebrado en el Año Santo, un
tiempo rico de misericordia, que pide ser
siempre celebrada y vivida en nuestras
comunidades. En efecto, la misericordia no
puede ser un paréntesis en la vida de la
Iglesia, sino que constituye su misma
existencia, que maniesta y hace tangible la
verdad profunda del Evangelio. Todo se
revela en la misericordia; todo se resuelve en
el amormisericordiosodelPadre.
Una mujer y Jesús se encuentran. Ella,
adúltera y, según la Ley, juzgada merecedora
de la lapidación; él, que con su predicación y
el dontotal de sí mismo,que lo llevará hasta la
cruz, ha devuelto la ley mosaica a su genuino
propósito originario. En el centro no aparece
la ley y la justicia legal, sino el amor de Dios
que sabe leer el corazón de cada persona, para
comprender su deseo más recóndito, y que
debe tener el primadosobretodo.
Fr. Martín Gelabert Ballester, OP
Provincia de Hispania/ Blog: Nihil Obstat
Fr. Lino Dolan Kelly, OP
os Magos venían del Oriente siguiendo una
Lestrella que los llevaban a su destino – un
pesebre en Belén de Judea donde yacía un
niño con su madre y lo reconocieron como el Rey
de Israel a quien buscaban. El hecho que el Niño no
se encontraba en un palacio real, rodeado de
riqueza, no impedía que le rindieran homenaje. De
esta manea Dios se manifestó que la misión del
reciénnacido no selimitabaalpueblo de Israel.
El viaje largo y difícil de los Reyes Magos contiene
una gran lección y un profundo cuestionamiento
para cada uno/a de los que profesamos ser
discípulos/as de Cristo. Nuestro Bautismo es el
punto de partida de la gran aventura de ser
cristiano/a. Es como el momento en que nos
despertamos y vemos la estrella que tenemos
que seguir para descubrir el Niño salvador en
nuestras vidas.
Toda nuestra vida cristiana es una aventura de
seguir la luz que nos llevará a unirnos con Cristo.
Cuantas veces nos encontramos con los Herodes
de este mundo que tratan de desviarnos de
nuestra búsqueda .La perseverancia de los
Magos, a pesar de las dicultades, es, para
nosotros, una valiosa lección. Y, el
cuestionamiento que nos hace esta Fiesta de la
Epifanía es: ¿Sinceramente estamos buscando a
Cristo? No lo vamos a encontrar en un palacio
real sino siempre entre los pobres de este mundo
como leemos en el Capítulo 25 del Evangelio de
San Mateo.
Como los Magos, también
nosotros caminamos atentos,
incansables y valerosos para
encontrar a Dios que ha nacido
por nosotros.
Misericordia
et misera