1. TEXTO 4 2012-2013
Si echamos un vistazo a nuestro alrededor, si leemos o escuchamos (entiendo que esto ya es
un gran esfuerzo), nos daremos cuenta rápidamente de que las palabras han sido traicionadas,
violadas y transformadas en pequeños instrumentos artificiosos para defenderse de la
realidad. Ya no hablamos de recesión, sino que usamos la expresión “crecimiento negativo”, o
no utilizamos un instrumento agresivo como el examen, sino que superamos “pruebas”,
dándole un animado estímulo a nuestras jornadas laborables (siento los ejemplos, pero son los
que me inquietan en estas frías tardes).
Si las palabras pierden su verdadera función, su incuestionable sentido, ¿para qué
preocuparnos por comunicarnos? Esa terrible realidad me atormentó en el último congreso al
que pude acudir. No solo los ponentes mostraban frases sin sentido, sino que también
expresaban amagos de ideas hacia un público que no prestaba atención. Lo curioso es que
quien debía “comunicar” mostraba más interés por poner un “símbolo” en el móvil
(actualmente se llama emoticono) que por escuchar al otro. Bien es sabido que una imagen
muestra, aunque no demuestra.
Solo por la pérdida del valor y del sentido de la palabra podemos entender nuestra situación
actual. Un instrumento de construcción tan vital tiene la capacidad de mostrar, de convencer y
de emocionar. Cuando nos preguntamos hacia dónde vamos, nos daremos cuenta que solo las
palabras pueden solucionar este terrible misterio. Y es que, en definitiva, el desapego a la
comunicación, a la palabra como medio de transformación social, se explica por el peso que
transporta. El miedo a la carga revela nuestra inseguridad ante el futuro, ante el otro, ante
nuestras debilidades, frente a la verdad.
1. Resumen
2. Análisis del texto.
3. Comentario sintáctico:
Cuando nos preguntamos hacia dónde vamos, nos daremos cuenta que solo las
palabras pueden solucionar este terrible misterio.