Laura numa el confuso futuro de la salud en colombia
1. El confuso futuro de la salud en Colombia
¿Qué retos tiene el sistema de salud?: una de las preguntas del IV Congreso
Nacional de la Asociación Colombiana de Economía de la Salud.
El lunes pasado el presidente Juan Manuel Santos sancionó la nueva
Ley Estatutaria de la Salud. Según el mandatario, con esta reforma se
acabarán algunas cosas que hoy atormentan a los colombianos. El
'paseo de la muerte', el abuso en los precios de los medicamentos, el
POS, llegarán –según él- a su fin.
La salud dejó de ser un servicio obligatorio y pasó –según Santos- a
ser un derecho fundamental que se debe garantizar a toda la
población. Es decir, ahora no solo se podrá exigir un servicio médico
argumentando el respeto por el derecho a la vida sino que, además, se
agrega a la lista otro derecho por el cual pelear: a la salud.
"Ahora los colombianos somos pacientes y no unos simples clientes…
Los hospitales no podrán alegar problemas de afiliación, falta de
contratos con las EPS o dificultades al tramitar las autorizaciones",
aseguró el mandatario al resaltar las ventajas de la nueva ley.
¿Qué retos tiene el sistema de salud? ¿Qué opinan los distintos
sectores de esta Ley Estatutaria? ¿Los recursos alcanzan para
cumplirles a todos? Estas fueron algunas de las preguntas que
intentaron responder médicos, administradores, economistas,
estudiantes, científicos, entre otros, en el IV Congreso Nacional de la
Asociación Colombiana de Economía de la Salud que se llevó a cabo
esta semana en la ciudad de Cali.
La capital vallecaucana no respiraba mucha convicción. La ley tiene
un objetivo de llegar a todos los colombianos y de acabar con la
inequidad en el país, o por lo menos así la ha presentado el Gobierno.
Que a todas las personas se les cumpla este nuevo derecho, sin
distinguir de clase social, es el ideal. La utopía que toda sociedad
anhela. Pero es innegable que hace falta más explicaciones sobre
cómo se logrará.
De ahora en adelante los hospitales deberán tener disponibilidad para
todas las personas que necesiten atención médica, se requerirán los
2. profesionales necesarios para atender a los pacientes, la oferta de
medicamentos aumentará, y, por supuesto, la inversión. ¿Se logrará?
Ramiro Guerrero, economista y director del Centro de Estudios en
Protección Social y Economía de la Salud (Proesa), habló con
Semana.com y aseguró que “toda la población tiene derecho a muchas
cosas, pero en la ley hay un desbalance estructural entre lo que se
promete y los recursos que hay para cumplir”. Al parecer, Santos se
metió en una camisa de once varas.
Otro reto grande que salió a relucir en el congreso, es que el Gobierno
debe tener una mejor regulación, inspección, vigilancia y control en el
sistema de salud. Las entidades deben empezar a tener funciones
específicas y definidas.
Son muchas las instituciones las que se traslapan funciones de una a
otra y, al final, ninguna tiene responsabilidades claras. Si el Gobierno
quiere llegar a todos, debe dejar detallada la labor de la
Superintendencia de Salud, del ministerio, de las secretarías, y de
cada institución que tenga competencias en este sector. “Hay líneas de
autoridad que son inexistentes”, resaltó Ramiro Guerrero en
ponencia.
En el congreso también se resaltó lo difícil que será lograr un acceso a
la salud para todos, mientras las oficinas de inspección solo tengan
sus ojos puestos en la capital del país. Es importante pensar en todo el
territorio y de reformar entendiendo que cada municipio es diferente
y merece un trato particular.
Varios analistas llegaron a una misma conclusión. Es necesario
esperar y mirar cómo avanza la nueva ley, pues por ahora el
panorama es confuso, y los vacíos y retos son muchos.
Una propuesta para avanzar
Entre los conferencistas invitados al congreso estuvo el
estadounidense Michael Grossman, un reconocido economista de la
salud que ha pertenecido a la Oficina Nacional de Investigación
Económica.
Grossman ha sido considerado el cuarto mejor profesor de Economía
3. de la Salud del mundo y el segundo autor más citado en este tema. A
lo largo de su vida académica ha desarrollado investigaciones que
relacionan, muy estrechamente, la salud con la educación.
Para él, un mayor nivel educativo aumenta la “eficiencia productiva”
del individuo y por eso espera que los más educados alcancen mejores
estados de salud.
El investigador explicó a Semana.com que la inversión en educación
aportará significativamente a la salud de las personas. “Un individuo
educado sabrá alimentarse, sabrá tener en un su vida hábitos
saludables, sabrá que el tabaco hace daño (…) tendrá una mejor
calidad de vida”, dijo.
Si Grossman tiene razón, el gobierno colombiano podría pensar en
una alternativa que beneficie en dos aspectos fundamentales para la
sociedad y, quizá, salir bien librado de este gran reto en el que se
metió.