1. LA AVENTURA DE SER MAESTRO
Comentario: Profra. Jaqueline Rosas Ayala
Esta aventura comienza cuando se toma la decisión de iniciar a un institución
formadora de docentes, aquí comienza el arduo recorrido de un profesor, la carrera de
vida, desde la preparación de este profesionista se comienza a adquirir conocimientos,
estrategias y experiencias que se podrán aplicar en un futuro no muy lejano, al ingresar
al campo laboral en situaciones reales, y digo situaciones reales porque dentro de
nuestra formación cumplimos con algunas jornadas de práctica docente en distintos
niveles y contextos con el fin de ir conociendo las situaciones en las que nos podríamos
ver involucrados.
Estas prácticas se hacen por tiempos muy cortos, escasamente de una a cuatro
semanas, esto no nos permite ver la realidad del ámbito educativo y los resultados
obtenidos no siempre pueden ser considerados definitivos puesto que son “practicas
temporales”. Así pues los resultados más valiosos son los que se obtienen estando frente
a grupo de forma permanente, ya que tenemos la oportunidad de conocer a los alumnos,
convivir, trabajar con ellos, identificar sus características y necesidades.
Al ingresar al campo laborar adquirimos un compromiso personal y social,
adoptamos un papel multifuncional que estará lleno de retos que debemos superar
tomando en cuenta las instrucciones y recomendaciones de quienes nos formaron
profesionalmente aunado a la educación que recibimos en el núcleo familiar, es decir,
nuestras particularidades, valores y personalidad.
Ser maestro es estar al pie del cañón, preparado en cualquier momento para dar
respuesta a las inesperadas dudas de los alumnos, las adversidades del contexto social,
las reformas y adecuaciones de nuestra labor, es contar con un chaleco de
conocimientos y herramientas, habilidades y destrezas que estén a la mano y al alcance
de todos.
Es un hecho que no somos perfectos, tenemos errores y deficiencias pero es de
gran valía tener la humildad de saber reconocer esas carencias y sobre todo tener la
disposición, interés e iniciativa de corregirlos.
2. Un maestro no surge de la noche a la mañana, ni se hace de la nada, debe pasar
por un proceso que acredite una serie de capacidades que lo harán competente en el
campo laboral, pero esto no termina aquí porque se debe seguir aprendiendo, algunos
autores han mencionado frases tan significativas como la de:
Joseph Joubert "Enseñar es aprender dos veces"
John Cotton Dana “Quien se atreve a enseñar nunca debe dejar de aprender”
Tan cierto es esto que hoy desde mi postura lo puedo corroborar y confirmar ya
que anteriormente (como alumna de educación básica) también creía que los maestros
trabajaban poco, descansaban mucho y tenían una vida tranquila y sin preocupaciones,
hoy que soy maestra puedo decir que eso es una gran mentira.
Un maestro no descansa ni en fin de semana ni en vacaciones, porque cuando no
está ideando actividades, está planeando, está en cursos, talleres o capacitaciones,
siempre está pensando en sus alumnos, en la clase del día siguiente, en sus
evaluaciones, en cómo mejorar esos resultados o atender las situaciones especiales que
surgen entre sus alumnos, estas y tantas cosas más rondan por nuestra cabeza, su vida
no es tranquila, sino todo lo contrario, va, viene, sube, baja, regresa, juega, baila, ríe, se
enoja, etc.
El maestro se ha descrito como aquella persona que viste elegantemente, usa
lente, guarda sus cosas en un portafolios y siempre trae en la malo un libro, lo más
común es que se le regale una manzana, pero ese maestro dónde está, anteriormente era
una figura muy importante en la sociedad, representativa y hasta una autoridad, el valor
de la profesión se ha denigrado y no por falta de méritos, quizá esa imagen ha cambiado
por el paso del tiempo, el nacimiento de la tecnología que intenta sustituir a un ser
pensante con la capacidad de razonar, con esto no quiero decir que la tecnología sea
mala, sino que está causando gran influencia en al ámbito educativo, el mal uso que se
le da genera un reto más para el docente quien debe estar al día en este aspecto.
Nosotros mismos debemos galardonar nuestra profesión, ejercerla con orgullo y
profesionalismo, demostrar con hechos que la instrucción de un educador es de gran
impacto en la sociedad ya que formamos a los futuros ciudadanos y por nuestras manos
pasan los profesionistas de mañana.
3. No es necesario vestir elegantemente, traer un distintivo o una insignia con la
que nos puedan reconocer como maestros, ser maestro es parte de nuestra personalidad,
como se menciona en uno de los rasgos del perfil docente: Identidad profesional y ética,
dentro y fuera del salón de clases o la escuela somos identificados como maestros,
nunca falta esa experiencia donde vas por la calle sin tu gafete o tarjeta de presentación
y cerca de ti pasa una o dos personas que te dicen: Hola, buenos días maestro, hasta
luego…
Esto es halagador, también puede ser bueno o preocupante porque somos un
ejemplo a seguir una imagen pública y por consiguiente debemos de cuidar esa imagen
para dar buenos ejemplos y no dar pie a críticas o malos entendidos de donde se toman
armas para denigrar nuestra tan valiosa profesión, no somos santos ni las mejores
personas del mundo pero si debemos actuar bajo nuestra educación y valores de una
forma adecuada para conservar esa imagen que tienen de nosotros: Maestro, una
persona culta, con una gran diversidad de cualidades que le facilitan realización de su
labor de forma significativa.
Ya lo menciona José M. Esteve “La aventura de ser maestro” es toda una experiencia y
travesía por el mundo desde un solo lugar, el salón de clases donde se engloba toda una
sociedad diversificada.
Esteve, José M. (1998), “La aventura de ser maestro”, en Cuadernos de pedagogía, núm. 266, febrero,
Barcelona, Prexis, pp 46-50
SEP (2004) Plan de Estudios 1999, Licenciatura en Educación Secundaria.