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353
Introducción. Se efectúa una revisión de las
características y significado de la respuesta in-
flamatoria. Se describen las reacciones progra-
madas que se desencadenan cuando la respues-
ta inflamatoria se generaliza y se analizan los
mecanismos de puesta en marcha y finalización
del proceso.
Material. Revisión bibliográfica de los estudios
recogidos en Medline.
Resumen de la revisión. Tras la agresión se
desencadena una serie de respuestas orgáni-
cas programadas que tienden a limitar el cua-
dro inflamatorio. La pérdida del control local
induce una respuesta inflamatoria generaliza-
da, rápida y ampliada, controlada humoral y ce-
lularmente (complemento, cininas, coagulación
y cascada fibrinolítica) y desencadenada por la
activación conjunta de fagocitos y células en-
doteliales. Si esta respuesta inflamatoria no es
adecuadamente modulada, se origina un sín-
drome inflamatorio sistémico, que puede alte-
rar el metabolismo intermediario y el funcio-
nalismo de los diferentes órganos. Se describe
el complejo entramado de los mediadores de
la inflamación, así como sus relaciones con la
respuesta neuroendocrina y con la respuesta
de fase aguda. Se pasa revista a los mecanis-
mos que ponen en marcha la respuesta infla-
matoria y a los sistemas orgánicos estableci-
dos para su modulación o contrarregulación.
Se concluye en la necesidad de sistematizar el
estudio de las diferentes respuestas a la infla-
mación, con fines pronósticos y terapéuticos.
PALABRAS CLAVE: inflamación, SIRS, citocinas, mediadores
inflamatorios.
SYSTEMIC INFLAMMATORY RESPONSE:
PATHOPHYSIOLOGY AND MEDIATORS
Introduction. Inflammatory response characte-
ristics and significance are reviewed. The pro-
grammed reactions which are displayed when
the reactions is widespread and those mecha-
nisms involved in its onset and ending are analy-
sed.
Methods. Systematic review of Medline’s biblio-
graphy.
Review’s summary. When injury ensues, there
are several programmed reactions displayed
which tend to restrict the inflammatory reaction.
When local control is overwhelmed, a quick and
generalized reaction promoted by the joint acti-
vation of phagocytes and endotelial cells and un-
der humoral and cellular control (complement,
citokynes, clotting and fibrinolysis) takes place.
As long as this inflammatory reaction is not
adequately suppressed, a systemic inflammatory
syndrome ensues which may disturb the inter-
mediate metabolism and several organ function.
Inflammatory mediators are described, as well as
their role in the neuroendocrine and in the acute
phase reaction. Mechanisms involved in the on-
set of the inflammatory reaction and its up or
downregulation are reviewd. To sum up, we
stress the need of systematic approaches to
study the different reactions to inflammation if
we try to achieve improvements in prognosis
and therapy.
Revisión
Respuesta inflamatoria sistémica:
fisiopatología y mediadores
A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS*, J. LÓPEZ MARTÍNEZ** Y M. SÁNCHEZ CASTILLA***
*Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario La Paz.
**Unidad de Cuidados Intensivos y
***Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital Severo Ochoa. Leganés. Madrid.
Correspondencia: Dr. A. García de Lorenzo y Mateos.
Servicio de Medicina Intensiva.
Hospital Universitario La Paz.
Paseo de la Castellana 261.
28046 Madrid.
Manuscrito aceptado el 5-III-2000.
KEY WORDS: Inflammation, SIRS, citokines, inflammatory me-
diators.
(Med Intensiva 2000; 24: 353-360)
INTRODUCCIÓN
Ante una agresión de cualquier etiología, se de-
sencadena un proceso inflamatorio mediado por fac-
tores humorales y celulares, que intenta limitar y re-
parar la lesión producida.
La inflamación localizada es una respuesta de
protección estrechamente controlada por el organis-
mo en el lugar de la lesión. La pérdida de este con-
trol local o la aparición de una respuesta hiperacti-
vada condiciona una repuesta sistémica que se
conoce como síndrome de respuesta inflamatoria
sistémica o SIRS. Una vez iniciada la respuesta in-
flamatoria se ponen en marcha mecanismos com-
pensadores concertados y la evolución (resolución,
síndrome de disfunción multiórganica [SDMO] o
muerte) depende del balance entre el SIRS y estos
mecanismos.
En el paciente crítico, la incidencia de SIRS es
alta (68%) y puede evolucionar hacia el SDMO/
FMO, pudiéndose estratificar su riesgo con criterios
de isogravedad tipo APACHE II, MPM1
o ISS (In-
jury Severity Score).
El SDMO es la consecuencia deletérea del SIRS
y puede definirse como el fallo para mantener la
homeostasis sin intervención. El SDMO primario es
resultado directo de la agresión, mientras que el
SDMO secundario es consecuencia de la respuesta
del huésped, independiente de la agresión.
La incidencia de SDMO es variable según la etio-
logía del SIRS. Casi todos los pacientes sépticos de-
sarrollan disfunción de un sistema orgánico, pero el
SDMO sólo aparece en el 30% de los pacientes con
sepsis o traumatismo, en el 24% de las pancreatitis
agudas y en el 40% de los quemados críticos.
El SIRS es una reacción inflamatoria anormal y
generalizada que afecta a órganos a distancia de
la agresión inicial. Su etiología más frecuente es la
sepsis y, basándose en su fisiopatología se han pro-
puesto diversas terapias innovadoras2
. A pesar de su
adecuado diseño, los diferentes ensayos clínicos en
sépticos han obtenido resultados ambiguos, peligro-
sos o negativos3
, y no han conseguido mejorar, hasta
la fecha, la evolución de la sepsis o del SIRS4
. La
eficacia de ciertos agentes a nivel celular o en mode-
los animales no ha podido confirmarse en estudios
clínicos. Se hace necesario un mayor conocimiento
de las respuestas compensadoras antiinflamatorias
y de las respuestas mixtas pro y anti inflamatorias.
FISIOPATOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN
La defensa natural del organismo se basa en tres
elementos: barrera externa, sistemas inespecíficos, y
respuestas antígeno-específicas. La inflamación es
la respuesta inicial e inespecífica del organismo ante
estímulos mecánicos, químicos o microbianos. Es
una respuesta rápida y ampliada, controlada humo-
ral y celularmente (complemento, cininas, coagula-
ción y cascada fibrinolítica) y desencadenada por la
activación conjunta de fagocitos y células endotelia-
les. Es una respuesta beneficiosa si el proceso infla-
matorio mantiene un equilibrio entre células y me-
diadores.
Aparece vasodilatación, aumento de la permeabi-
lidad vascular, activación/adhesión celular e hiper-
coagulabilidad. La vasodilatación y el incremento
de la permeabilidad microvascular en el lugar de la
inflamación aumentan la disponibilidad local de nu-
trientes y de oxígeno, produciendo calor, hinchazón
y edema tisular. Los cambios hemodinámicos pro-
ducen los cuatro síntomas clásicos asociados a la in-
flamación local: rubor (eritema), tumor (edema), ca-
lor y dolor.
La respuesta a la agresión induce cambios cardio-
vasculares (aumento de la frecuencia cardíaca, de la
contractilidad y del gasto cardíaco) y neuroendocri-
nos5
(liberación de catecolaminas, cortisol, hormona
antidiurética, hormona de crecimiento, glucagón e
insulina). Existe atrapamiento de líquidos debido al
tercer espacio, e incremento del consumo de oxíge-
no. La diferencia en la concentración arteriovenosa
de oxígeno se mantiene en rangos normales por la
adaptación del aporte de oxígeno (DO2) pero, si apa-
rece deuda de oxígeno, el organismo adopta rápida-
mente la vía anaerobia. Asociado al aumento en las
necesidades metabólicas, se comprueba una caída en
las resistencias vasculares sistémicas. Si no aparece
una segunda agresión estas alteraciones fisiológicas
locales y sistémicas persisten de tres a cinco días y
desaparecen en siete-diez días, con reducción clínica
del tercer espacio, aumento de la diuresis y normali-
zación del pulso y de la temperatura6
.
En ocasiones, la intensidad o la repetición de la
agresión provocan la pérdida del control local o la ac-
tivación de unos mecanismos de respuesta que están
habitualmente quiescentes y que sobrepasan los siste-
mas de control, con una reacción sistémica exagerada
que se denomina SIRS. Puede desencadenarse por
una infección (virus, bacterias, protozoos y hongos) o
por una causa no infecciosa (traumatismo, reacciones
autoinmunes, cirrosis o pancreatitis).
Bone7
, en 1996, describe tres fases en el desarro-
llo del SIRS (fig. 1). En la fase I, como respuesta a
la agresión, se liberan localmente citocinas que in-
ducen la respuesta inflamatoria, reparan los tejidos y
reclutan células del sistema retículoendotelial. En la
fase II, se liberan pequeñas cantidades de citocinas a
la circulación para aumentar la respuesta local. Se
reclutan macrófagos y plaquetas y se generan facto-
res de crecimiento. Se inicia una respuesta de fase
aguda, con disminución de los mediadores proinfla-
matorios y liberación de los antagonistas endógenos.
Estos mediadores modulan la respuesta inflamatoria
inicial. Esta situación se mantiene hasta completar
la cicatrización, resolver la infección y restablecer la
homeostasis. Si la homeostasis no se restablece,
MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000
354
aparece la fase III o reacción sistémica masiva. Las
citocinas activan numerosas cascadas humorales de
mediadores inflamatorios que perpetúan la activa-
ción del sistema retículo endotelial, con pérdida de
la integridad microcirculatoria y lesión en órganos
diversos y distantes.
INFLAMACIÓN AGUDA. MECANISMO
DE PUESTA EN MARCHA Y FINALIZACIÓN
La inflamación aguda es un proceso que interesa
al tejido conectivo, a los vasos, y a los leucocitos de
la línea mieloide no involucrados en la inmunidad
específica.
Según Metchnikoff8
la inflamación es una reac-
ción local, frecuentemente beneficiosa, de los teji-
dos vivos frente a la sustancia irritante. Esta reac-
ción está principalmente producida por la actividad
fagocítica de las células mesodérmicas. Sin embar-
go, en esta reacción pueden participar no sólo los
cambios en el sistema vascular sino también la ac-
ción química del plasma sanguíneo y de los fluidos
tisulares en la licuefacción y disolución de los agen-
tes irritantes.
Esta definición, publicada en 1892, puede ser em-
pleada –palabra por palabra– en el momento actual.
Metchnikoff consigue reconocer los elementos ma-
yores de la inflamación y su naturaleza beneficiosa
porque valora el proceso desde una perspectiva de
comparación biológica. Sus observaciones le condu-
jeron a la conclusión de que el fenómeno vascular
era secundario a la reacción de los fagocitos, en tér-
minos evolutivos y patogénicos.
Actualmente, Slejelid y Plytycz9
describen la in-
flamación como un prototipo. El primer cambio ob-
servado en los tejidos del huésped es la aparición de
A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS ET AL– RESPUESTA INFLAMATORIA SISTÉMICA: FISIOPATOLOGÍA Y MEDIADORES
355
Agresión
Respuesta local
Citocinas
Macrófagos Células endoteliales
Respuesta paracrina/Autocrina
Alteración de la homeostasis
SIRS
Síndrome de distrés respiratorio agudo
Síndrome de disfución orgánica múltiple
Hematológico
Endocrino Hepático
Cardíaco
Renal
Cerebral Metabólico
Intestinal
Fase I
Fase II
Fase III
Fig. 1. Fases evolutivas de los procesos inflamatorios. En una primera fase se produce la activación de las células inflamatorias y la libe-
ración de sus mediadores. Si el síndrome inflamatorio progresa, se inicia una segunda fase con activación de sistemas endocrino, autocri-
no y paracrino que conduce al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica. La desfavorable evolución de este síndrome da lugar a una
tercera fase de disfunción y fallo orgánico múltiple. La aparición de distrés respiratorio agudo suele marcar el inicio de esta cascada de
fracasos orgánicos.
una nueva categoría de moléculas (moléculas de ad-
hesión) en la membrana plasmática de los pequeños
vasos endoteliales. Esas moléculas intercelulares de
adhesión (ICAM) y las moléculas de adhesión del
endotelio leucocitario (ELAM), son inducidas por
las citocinas proinflamatorias y funcionan como re-
ceptores para los correspondientes ligandos de los
leucocitos circulantes, particularmente los granulo-
citos10
.
La trombina, la interleucina (IL)-1 o el factor de
necrosis tumoral (TNF-α), inducen primero a P-se-
lectina (también llamada GMP-140 o CD62), y ulte-
riormente la E-selectina (ELAM-1) y la ICAM-1,
estas últimas inducidas únicamente por la IL-1 y el
TNF. La expresión de estas dos moléculas de la
membrana endotelial favorece la unión de los granu-
locitos al endotelio, haciéndole rodar por su superfi-
cie. La unión entre el endotelio y los leucocitos está
forzada por la interacción entre las integrinas hete-
rodímeros CD11/CD18 (inducidos por la IL-8) so-
bre una de las superficies y la del ICAM-1 sobre la
otra.
Los tejidos inflamados producen diversas sustan-
cias quimiotácticas. Entre ellas destacan el factor
C5a, el leucotrieno B4, el factor de agregación pla-
quetar (PAF) y los péptidos bacterianos formilata-
dos.
Los ganulocitos inician rápidamente la fagocito-
sis de bacterias y de detritus tisulares, y sus restos
necrosados, junto a las bacterias y detritus, forman
la sustancia denomina pus. Los pequeños vasos se
dilatan con aumento de la permeabilidad, siendo es-
tos cambios vasculares secundarios a la acción de
los leucocitos, con depleción de granulocitos circu-
lantes. Los cambios estructurales y la dilatación de
los pequeños vasos permiten la salida de las proteí-
nas plasmáticas induciendo, entre otros efectos, acti-
vación del complemento y de la coagulación, con
producción secundaria de cininas y activación pla-
quetaria.
Si la evaluación es favorable, los macrófagos de-
rivados de los monocitos engloban y disuelven las
bacterias muertas, los leucocitos y los detritus tisula-
res. Los factores locales de crecimiento sustituyen
las células dañadas del tejido conectivo y de la ma-
triz extracelular, retornando los tejidos en su conjun-
to a su composición y morfología originales (fig. 2).
Se están investigando los mecanismos que inician
este proceso y cuál es la primera señal que induce a
las células endoteliales a producir moléculas de ad-
hesión y conduce a los fagocitos al espacio extravas-
cular. Existen dos posibilidades:
1. Un efecto directo del agente inflamatorio sobre
los vasos sanguíneos.
2. Activación de las células normales del tejido
conectivo por factores irritativos y producción de
substancias estimuladoras (mediadores).
Analizando la primera posibilidad, no se ha de-
mostrado ninguna acción directa de las bacterias, o
de sus productos, sobre los capilares en la induc-
ción de las moléculas de adhesión. Los productos
microbianos pueden atraer químicamente a los gra-
nulocitos, pero este efecto sólo aparece cuando los
leucocitos se han unido al endotelio del área infla-
mada. Esto nos conduce a la segunda posibilidad.
Las moléculas endoteliales de adhesión tipo ELAM
e ICAM son inducidas por las citocinas (IL-1 y
TNF). Se ha demostrado que algunas células del te-
jido conectivo normal pueden reaccionar con el
agente agresor, liberando cantidades significativas
de citocinas; entre ellas las células endoteliales del
tejido conectivo, los fibroblastos, los macrófagos y
los mastocitos.
Aunque in vitro el endotelio puede producir IL-
1 e IL-6, es difícil que la primera señal se origine
en dicho endotelio, al producirse la inflamación
como resultado de infección o daño en los tejidos
extravasculares. Los fibroblastos no producen IL-1
y TNF en cantidades significativas al ser estimula-
dos, lo que involucra a los mastocitos y los macró-
fagos. Los primeros contienen en sus gránulos,
TNF y otras citocinas que son liberadas tras estí-
mulos inmunológicos e inespecíficos. No se ha de-
mostrado la activación de los mastocitos por los
microbios o sus productores, pero el estrés mecáni-
co y otros estímulos inespecíficos pueden causar su
degranulación. Aunque los mastocitos no sean muy
abundantes en algunos tejidos, actúan significativa-
mente en los primeros estadios de la inflamación.
Los macrófagos, muy ubicuos en el organismo, son
los principales productores de IL-1 y TNF11
. Los
agentes infecciosos activan a los macrófagos del
tejido conectivo para producir y liberar citocinas e
inducir los cambios endoteliales que favorecen la
marginación, detención y diapédesis de los leuco-
citos12
.
Las toxinas microbianas desempeñan un impor-
tante papel, actuando como superantígenos y cau-
sando una activación masiva, inespecífica e incon-
trolada del sistema inmune. Los superantígenos son
MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000
356
Agresión
Respuesta inflamatoria
Equilibrada
Hiporreactividad Hiperreactividad
SIRS + CARS
CARS SIRS MODS
MARS
Curación
Muerte Muerte
Fig. 2. Respuesta inflamatoria local normal. Aunque se represen-
ta de forma secuencial, una vez desencadenada la reacción infla-
matoria varios procesos pueden actuar de forma simultánea.
estructuras microbianas capaces de activar un gran
número de linfocitos T, independientemente de su
clase (CD4 y CD8) y de su especificidad antigénica.
Algunas de las sustancias que funcionan como supe-
rantígenos en la fase inicial de la activación dan lu-
gar al proceso inflamatorio ya que los linfocitos
Th1, activados tanto fisiológicamente como por sue-
roantígenos, producen mediadores de la inflamación
inmune similares a los del shock séptico endotóxico
convencional13
.
Aunque actualmente se dispone de abundante in-
formación sobre las fase precoces de la agresión, no
existen descripciones fiables de las fases tardías del
proceso inflamatorio agudo. La mayoría de los es-
tudios contemplan los mecanismos patogénicos de
iniciación y propagación de la respuesta inflamato-
ria, sin profundizar en su limitación y resolución.
Muchas citocinas y especies de ARN implicadas en
la inflamación aguda tienen una vida media corta y
el proceso puede finalizar simplemente por agota-
miento de los mecanismos iniciadores. Además,
existen antagonistas naturales de las citocinas de
alarma, como el IL-1 Ra (receptor antagonista) y
los receptores solubles de TNF (TNF Rs I y II).
Estos receptores solubles se elevan en las situacio-
nes de agresión14
y se ligan a las citocinas específi-
cas evitando su unión a los receptores celulares. La
producción de IL-1 y de IL-2 Ra está regulada de
forma diferente, aunque la misma célula pueda sin-
tetizar ambas citocinas. Otras citocinas intervienen
en el balance entre la IL-1 y la IL-1 Ra; la IL-4, el
factor-β de crecimiento y la IL-10 incrementan la
síntesis de IL-1 Ra y deprimen la síntesis de IL-1.
La IL-4 induce infrarregulación del TNF y de la IL-
1, y suprarregulación de la IL-1 Ra y de la VCAM
(molécula endotelial de adhesión para los monoci-
tos); además, media el cambio a la última fase de la
inflamación en la cual predominan los monocitos
sanguíneos. Por otra parte, la IL-4 favorece la apop-
tosis de los monocitos, reduciendo el número de és-
tos en el tejido inflamado. La IL-10 producida por
los linfocitos Th2, monocitos, macrófagos y células
B, inhibe la síntesis por el monocito/macrófago de
IL-1, TNF, IL-6, IL-8 y del factor estimulador de
colonias (CSF), al tiempo que suprarregula la IL-1
Ra. La IL-4 y la IL-10 parecen ser cruciales para la
finalización de la reacción inflamatoria aguda. El
número de linfocitos Th2, principal fuente de estas
dos citocinas aumenta por acción de los glucocorti-
coides, que modifican el balance Th1/Th2 a favor
de Th2. Los glucocorticoides, algunas citocinas
(IL-4 e IL-10) y el IL-1 Ra son suficientes para li-
mitar la respuesta inflamatoria aguda15
. Los gluco-
corticoides se liberan al activarse el eje hipotálamo-
pituitario-adrenal por las citocinas de alarma (IL-1,
IL-6 y TNF) y generan un sistema de retroalimenta-
ción negativo inhibiendo la expresión génica de las
citocinas. Éste es el mecanismo más conocido para
detener la reacción inflamatoria, pero otros centros
nerviosos y endocrinos, así como los receptores
opioides endógenos, están también involucrados en
estas reacciones homeostáticas.
MEDIADORES DE LA RESPUESTA
INFLAMATORIA
Las reacciones inmediatas o de fase aguda que si-
guen a la agresión y que pretenden la separación y la
restauración de la homeostasis constituyen el fenó-
meno inflamatorio.
Estas reacciones se inician en el lugar de la agre-
sión aunque determinan, mediante mediadores, una
respuesta generalizada16
. Aunque forman un entrama-
do muy complejo, con fines didácticos, los mediado-
res suelen agruparse en genéricos y específicos17
.
Mediadores genéricos
Citocinas
Los macrófagos y monocitos son activados por la
agregación plaquetar y sus mediadores quimiotácti-
cos, o directamente por los productos bacterianos
(endotoxinas) o los subproductos de la agresión (op-
soninas). Las citocinas son los mediadores más im-
portantes en el inicio de esta respuesta, especialmen-
te el TNFα y la IL-Iβ, considerados determinantes
fisiopatológicos de la sepsis y shock séptico18,19
.
Los macrófagos activados20
producen un amplio
espectro de mediadores y las citocinas iniciales,
IL-1 y TNF, claves en el inicio de la respuesta. Estas
citocinas de alarma poseen acción local y general.
Actúan sobre las células del estroma, sobre los fi-
broblastos y el endotelio induciendo la producción
de una segunda ola de citocinas, IL-1, IL-6, IL-8 y
el Macrophage Chemotactic Protein o MCP. Las
IL-8 y el MCP son altamente quimiotácticos para
granulocitos y monocitos que son, a su vez, fuente
de citocinas y de elementos quimiotácticos. En la
sepsis experimental se demuestra un aumento se-
cuencial de las concentraciones plasmáticas de
TNF-α, IL-β, IL-6 y IL-8.
La propia agresión, junto al TNFα y la IL-1β, in-
ducen una intensa respuesta celular con liberación
de nuevos mediadores: otras citoquinas (IL-6, IL-8),
eicosanoides, factor activador de las plaquetas
(PAF), óxido nítrico, etc.21
Se liberan también cito-
cinas antiinflamatorias (IL-4 e IL-10) que disminu-
yen la producción de TNFα e IL-1β en los monoci-
tos como respuesta a la agresión.
En el endotelio, estas citocinas favorecen la ex-
presión de moléculas de adhesión (integrinas, selec-
tinas y adherinas) para los monocitos y neutrófilos,
permitiendo su posterior migración tisular. La libe-
ración de radicales libres y la producción de óxido
nítrico (NO) por las células endoteliales, junto con
los derivados del ácido araquidónico o eicosanoides
(tromboxanos, prostaglandinas y leucotrienos), ge-
neran una reactividad vascular anómala con vasodi-
latación y extravasación características del fenóme-
no inflamatorio22
. La IL-1 y la IL-6 actúan sobre el
eje hipofisario aumentando la secreción de ACTH y
de cortisol. En resumen, el inicio y la progresión de
la repsuesta de fase aguda responde a una reacción
coordinada por los mediadores de la inflamación.
A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS ET AL– RESPUESTA INFLAMATORIA SISTÉMICA: FISIOPATOLOGÍA Y MEDIADORES
357
El hígado es el órgano diana de los mediadores in-
flamatorios, al sintetizar las proteínas reactantes de
fase aguda. Intervienen cuatro categorías de media-
dores: citocinas tipo IL-6, tipo IL-1 y TNF, glucocor-
ticoides y factores de crecimiento que inducen en los
hepatocitos la expresión de los genes de las proteínas
de fase aguda. Los más importantes son el tipo IL-6
e IL-1, mientras que los glucocorticoides y los facto-
res de crecimiento actúan de forma sinérgica o regu-
lando la acción de la IL-6 e IL-1. De esta forma, las
citocinas proinflamatorias estarían implicadas en el
hipermetabolismo característico del estrés.
Los nutrientes y la malnutrición modifican la pro-
ducción de citocinas23
, pero el soporte nutricional, la
neutralización de mediadores o el bloqueo de los re-
ceptores de las citocinas proinflamatorias, ensaya-
dos en sepsis graves y shock séptico, muestran re-
sultados contradictorios. Lo mismo ocurre con la
inhibición de la producción de NO.
Eicosanoides
La oxidación parcial del ácido araquidónico ori-
gina ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) de 20
átomos de carbono, los eicosanoides, que incluyen
prostaglandinas (PG), leucotrienos (LT), lipoxinas
(Lx), ácido hidroxieicosatetranoico (HETE) y epóxi-
dos. Se incluyen en este grupo productos de oxida-
ción de otros ácidos grasos como el ácido eicosa-
pentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA).
Los mediadores lipídicos productores de la ciclo-
oxigenasa, leucotrienos y PAF son fundamentales
en la fisiopatología de la sepsis24
. La producción de
eicosanoides está limitada a la liberación de araqui-
dónico a partir de los fosfolípidos de la membrana
por la fosfolipina A, la fosfolipasa A2 o la fosfolipa-
sa C.
El ácido araquidónico puede metabolizarse por
dos vías a) la ciclooxigenasa para la síntesis de PG12
(prostaciclina), PGD2, PGE2, PGF2 y TxA2 y b) las
lipooxigenasas, para la síntesis de leucotrienos
(LTA4, LTB4, 5-HETE, LTC4, LTE4 y lipoxinas).
Aunque se necesitan pequeñas cantidades de áci-
do linoleico, precursor del araquidónico, para el nor-
mal funcionamiento del sistema inmune, dosis ele-
vadas tienen un efecto inmunosupresor. Este efecto
está mediado por la síntesis de prostaglandinas
mono y dienoicas (con uno o dos dobles enlaces).
La administración de ácidos grasos w3 (ácidos lino-
lénico, EPA, DHA) induce producción de prosta-
glandinas trienoicas, con menor efecto biológico (el
TxA3 produce menos agregación plaquetaria que el
TxA2 o la PGE3 menos inmunosupresión que la
PGE2).
Las dietas ricas en ácidos grasos de la serie w6
son inmunosupresoras al generar grandes cantidades
de PGE2. Los estudios in vitro, en sepsis experimen-
tal animal y en sujetos sanos25
demuestran el efec-
to antiinflamatorio de los ácidos grasos w3 (EPA y
DHA), pero su efecto sobre la sepsis en pacientes
críticos no es conocido.
El contenido lipídico de la dieta es capaz de alte-
rar la función metabólica y celular. Los lípidos mo-
difican la composición y función de la membrana
celular, alteran la generación de citocinas y prosta-
glandinas y la respuesta del huésped a la infección26
.
Moléculas de adhesión
Existen cuatro familias principales de moléculas
de adhesión. Las selectinas atraen a los neutrófilos y
a las plaquetas hacia el endotelio. Las integrinas ha-
cen que los neutrófilos se aplanen y facilitan su exu-
dación a través de la pared endotelial; son importan-
tes para la transcripción y otras funciones celulares.
Las caderinas unen las células. Finalmente, las in-
munoglobulinas actúan uniéndose a las células27
.
Las moléculas de adhesión pueden, ocasional-
mente, causar lesión. La agregación en exceso de los
polimorfonucleares provoca isquemia, mientras que
una adherencia excesiva producirá lesión endotelial,
edema, hemorragia o trombosis tanto local como
distal a la lesión28
.
Mediadores específicos
La respuesta inmunológica específica es realizada
por los linfocitos B y T tras la estimulación antigé-
nica, especialmente por agentes infecciosos29
. Los
linfocitos B maduran y se diferencian de células
plasmáticas productoras de inmunoglobulinas o an-
ticuerpos, siendo la respuesta muy específica.
Los linfocitos T responden a los antígenos que le
son presentados por las células de la serie monoci-
to/macrófago (y otras células presentadoras de antí-
genos) en conjunción con los antígenos del comple-
jo mayor de histocompatibilidad (CMH) (antígenos
HLA). La especificidad de la respuesta se inicia en
el receptor para el antígeno (TcR), y las moléculas
sintetizadas, linfocinas o mediadores linfocitarios,
por los linfocitos CD4-colaboradores, inducen la ac-
tivación y diferenciación de otros linfocitos, espe-
cialmente las células citotóxicas (CD8), las células
natural killer (NK) y los linfocitos B.
Las linfocinas son proteínas de bajo peso molecu-
lar y vida media muy corta. Su síntesis es rápida, y
desempeña un papel regulador de la amplitud y du-
ración de la respuesta inmunitaria.
Algunas citocinas como la IL-2 y el IFNy, son
imprescindibles para la respuesta antiinfecciosa ante
gérmenes intracelulares (virus, hongos, parásitos) y
en la respuesta antitumoral; otras linfocinas estimu-
lan la maduración de las células precursoras hema-
topoyéticas (IL-3, G-CSF, M-GSF, GM-CSF) y ac-
tivan la maduración de los linfocitos B (IL-4,
IL-5)30
.
Puede existir síntesis de mediadores de la res-
puesta específica en procesos graves producidos por
agresiones no infecciosas (grandes quemados, poli-
traumatizados, etc.). En estos casos, los mediadores
de la respuesta inflamatoria estimulan inespecífica-
mente a la célula B (en la hipergammaglobulinemia
MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000
358
inducida por estimulación policlonal) o incrementan
la síntesis de IL-2 (en situaciones de estrés y ejerci-
cio físico agudo). En grandes quemados, el incre-
mento de células T activadas y de la síntesis de IL-2
puede inducir la apoptosis, o muerte celular progra-
mada, y ser responsable de los estados de inmuno-
deficiencia transitoria que se detecta en estos casos.
Se han descrito y caracterizado más de 17 citoci-
nas distintas, algunas con funciones similares, como
las citocinas inflamatorias y las quimiocinas (IL-8).
En base a los mediadores sintetizados por los linfo-
citos T colaboradores (CD4) activados, se distin-
guen dos familias de linfocitos T.
1. Linfocitos Th1: producen IL-2, IFNy que acti-
van la respuesta citotóxica.
2. Linfocitos Th2: producen IL-4, IL-5, IL-10 que
estimulan la producción de Igs y son mediadores in-
flamatorios.
Los factores estimuladores de colonias desempe-
ñan un papel importante en procesos infecciosos
graves al ayudar a la recuperación de la neutropenia
y al aportar nuevas células para combatir la infec-
ción31
.
La función reguladora-supresora de la respuesta
inmune depende del balance entre la síntesis de dis-
tintas citocinas con acciones diversas32
. Algunas de
estas moléculas, como la IL-10, tienen un efecto su-
presor de la respuesta de los linfocitos Th1 y del
monocito/macrófago.
REPERCUSIÓN SISTÉMICA Y CAMBIOS
METABÓLICOS
La respuesta tisular depende de la modulación en-
docrina, paracrina, autocrina y oxidativa. Numero-
sos mediadores actúan en las fases humoral y celu-
lar. Los que derivan de leucocitos, macrófagos,
linfocitos y células endoteliales son los que con ma-
yor frecuencia conducen a la aparición de la disfun-
ción multisistémica (SDMO). El TNF-α y la IL-1
son capaces de reproducir de forma experimental la
casi totalidad del síndrome inflamatorio. Las altas
dosis de estas linfocinas son letales. Junto con la
IL-6, la IL-8 y el interferón gamma constituyen el
grupo de mediadores proinflamatorios.
El entramado de las citocinas difiere del sistema
hormonal clásico. Las citocinas presentan acciones
paracrinas y autocrinas, evidencian un importante
polimorfismo estructural y muestran una importan-
te superposición de funciones. Están relacionadas
con el sistema endocrino, induciendo la liberación
de corticoides, sobre todo de cortisol, en la fase
post-agresión, e interactuando con los glucocorticoi-
des para modular la respuesta al estrés. Esta relación
no implica dependencia, ya los sueros anti-TNF y
anti IL-1 no modifican la respuesta de la corticoste-
rona tras provocar un absceso de fijación. Existen
otros mecanismos, además de las citocinas, capaces
de desencadenar la respuesta neurohormonal, descri-
ta por Curthbertson33
. Tras la agresión, aumentan los
niveles de ACTH, noradrenalina, adrenalina, corti-
costerona, cortisol, alfa-MSH y hormonas sexuales.
Aunque respondan a un mismo estímulo, no existe
relación causal entre hormonas y citocinas. La velo-
cidad de respuesta hormonal es diferente para cada
tipo de hormona. Las catecolaminas (epinefrina y
norepinefrina) responden en segundos, la insulina y
el glucagón en minutos, la hormona de crecimiento
y el cortisol entre 6 y 12 horas, mientras que las hor-
monas tiroideas y sexuales tardan varias horas en
responder34
.
Las citocinas proinflamatorias estimulan los fac-
tores B, C3 y C4, reactantes de fase aguda del com-
plemento, activando las vías del éste, con incremen-
to del complejo leucocitario CD11b/CD18 y de la
β2-integrina de los neutrófilos. El TNF-alfa y la IL-2
activan a nivel del endotelio vascular la ICAM-1 y
la E-selectina35
. Con ello, se facilita una mayor ad-
hesión de neutrófilos al endotelio inflamado, favo-
reciendo el estrés oxidativo y el daño endotelial.
También activan los sistemas de coagulación y fibri-
nólisis con incremento de la anafilatoxina C3a y apa-
rición de complejos trombina-antitrombina III. Au-
menta el activador tisular del plasminógeno y el
inhibidor del activador del plasminógeno I, así como
los niveles de fosfolípidos A2 y los complejos elas-
tasa de los PMN-alfa 1 antitripsina.
Estos cambios endocrinos, paracrinos y autocri-
nos provocan hipermetabolismo, hipercatabolismo,
incremento de la proteolisis, aumento de la síntesis
de proteínas reactantes de fase aguda, menor sínte-
sis hepática de proteínas viscerales, aumento de la
neoglucogénesis, intolerancia al aporte de glucosa, y
cambios del metabolismo lipídico con hipocoleste-
rolemia e hipertrigliceridemia.
CONCLUSIÓN
El complejo entramado de respuestas, a veces an-
tagónicas, de los diferentes sistemas involucrados en
la respuesta inflamatoria, y el conocimiento cada
vez más extenso de los mecanismos que pueden fa-
vorecer su generalización y la aparición de disfun-
ciones orgánicas, aconsejan la integración de estas
respuestas en grupos sindrómicos, que puedan ser
fácilmente reconocibles. Su sistematización permiti-
rá ensayar nuevas terapéuticas que permitan modu-
lar la respuesta inflamatoria y controlar adecuada-
mente la evolución.
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Respuesta inflamatoria sistémica revisión - medicina intensiva

  • 1. 353 Introducción. Se efectúa una revisión de las características y significado de la respuesta in- flamatoria. Se describen las reacciones progra- madas que se desencadenan cuando la respues- ta inflamatoria se generaliza y se analizan los mecanismos de puesta en marcha y finalización del proceso. Material. Revisión bibliográfica de los estudios recogidos en Medline. Resumen de la revisión. Tras la agresión se desencadena una serie de respuestas orgáni- cas programadas que tienden a limitar el cua- dro inflamatorio. La pérdida del control local induce una respuesta inflamatoria generaliza- da, rápida y ampliada, controlada humoral y ce- lularmente (complemento, cininas, coagulación y cascada fibrinolítica) y desencadenada por la activación conjunta de fagocitos y células en- doteliales. Si esta respuesta inflamatoria no es adecuadamente modulada, se origina un sín- drome inflamatorio sistémico, que puede alte- rar el metabolismo intermediario y el funcio- nalismo de los diferentes órganos. Se describe el complejo entramado de los mediadores de la inflamación, así como sus relaciones con la respuesta neuroendocrina y con la respuesta de fase aguda. Se pasa revista a los mecanis- mos que ponen en marcha la respuesta infla- matoria y a los sistemas orgánicos estableci- dos para su modulación o contrarregulación. Se concluye en la necesidad de sistematizar el estudio de las diferentes respuestas a la infla- mación, con fines pronósticos y terapéuticos. PALABRAS CLAVE: inflamación, SIRS, citocinas, mediadores inflamatorios. SYSTEMIC INFLAMMATORY RESPONSE: PATHOPHYSIOLOGY AND MEDIATORS Introduction. Inflammatory response characte- ristics and significance are reviewed. The pro- grammed reactions which are displayed when the reactions is widespread and those mecha- nisms involved in its onset and ending are analy- sed. Methods. Systematic review of Medline’s biblio- graphy. Review’s summary. When injury ensues, there are several programmed reactions displayed which tend to restrict the inflammatory reaction. When local control is overwhelmed, a quick and generalized reaction promoted by the joint acti- vation of phagocytes and endotelial cells and un- der humoral and cellular control (complement, citokynes, clotting and fibrinolysis) takes place. As long as this inflammatory reaction is not adequately suppressed, a systemic inflammatory syndrome ensues which may disturb the inter- mediate metabolism and several organ function. Inflammatory mediators are described, as well as their role in the neuroendocrine and in the acute phase reaction. Mechanisms involved in the on- set of the inflammatory reaction and its up or downregulation are reviewd. To sum up, we stress the need of systematic approaches to study the different reactions to inflammation if we try to achieve improvements in prognosis and therapy. Revisión Respuesta inflamatoria sistémica: fisiopatología y mediadores A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS*, J. LÓPEZ MARTÍNEZ** Y M. SÁNCHEZ CASTILLA*** *Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario La Paz. **Unidad de Cuidados Intensivos y ***Servicio de Anestesia y Reanimación. Hospital Severo Ochoa. Leganés. Madrid. Correspondencia: Dr. A. García de Lorenzo y Mateos. Servicio de Medicina Intensiva. Hospital Universitario La Paz. Paseo de la Castellana 261. 28046 Madrid. Manuscrito aceptado el 5-III-2000.
  • 2. KEY WORDS: Inflammation, SIRS, citokines, inflammatory me- diators. (Med Intensiva 2000; 24: 353-360) INTRODUCCIÓN Ante una agresión de cualquier etiología, se de- sencadena un proceso inflamatorio mediado por fac- tores humorales y celulares, que intenta limitar y re- parar la lesión producida. La inflamación localizada es una respuesta de protección estrechamente controlada por el organis- mo en el lugar de la lesión. La pérdida de este con- trol local o la aparición de una respuesta hiperacti- vada condiciona una repuesta sistémica que se conoce como síndrome de respuesta inflamatoria sistémica o SIRS. Una vez iniciada la respuesta in- flamatoria se ponen en marcha mecanismos com- pensadores concertados y la evolución (resolución, síndrome de disfunción multiórganica [SDMO] o muerte) depende del balance entre el SIRS y estos mecanismos. En el paciente crítico, la incidencia de SIRS es alta (68%) y puede evolucionar hacia el SDMO/ FMO, pudiéndose estratificar su riesgo con criterios de isogravedad tipo APACHE II, MPM1 o ISS (In- jury Severity Score). El SDMO es la consecuencia deletérea del SIRS y puede definirse como el fallo para mantener la homeostasis sin intervención. El SDMO primario es resultado directo de la agresión, mientras que el SDMO secundario es consecuencia de la respuesta del huésped, independiente de la agresión. La incidencia de SDMO es variable según la etio- logía del SIRS. Casi todos los pacientes sépticos de- sarrollan disfunción de un sistema orgánico, pero el SDMO sólo aparece en el 30% de los pacientes con sepsis o traumatismo, en el 24% de las pancreatitis agudas y en el 40% de los quemados críticos. El SIRS es una reacción inflamatoria anormal y generalizada que afecta a órganos a distancia de la agresión inicial. Su etiología más frecuente es la sepsis y, basándose en su fisiopatología se han pro- puesto diversas terapias innovadoras2 . A pesar de su adecuado diseño, los diferentes ensayos clínicos en sépticos han obtenido resultados ambiguos, peligro- sos o negativos3 , y no han conseguido mejorar, hasta la fecha, la evolución de la sepsis o del SIRS4 . La eficacia de ciertos agentes a nivel celular o en mode- los animales no ha podido confirmarse en estudios clínicos. Se hace necesario un mayor conocimiento de las respuestas compensadoras antiinflamatorias y de las respuestas mixtas pro y anti inflamatorias. FISIOPATOLOGÍA DE LA INFLAMACIÓN La defensa natural del organismo se basa en tres elementos: barrera externa, sistemas inespecíficos, y respuestas antígeno-específicas. La inflamación es la respuesta inicial e inespecífica del organismo ante estímulos mecánicos, químicos o microbianos. Es una respuesta rápida y ampliada, controlada humo- ral y celularmente (complemento, cininas, coagula- ción y cascada fibrinolítica) y desencadenada por la activación conjunta de fagocitos y células endotelia- les. Es una respuesta beneficiosa si el proceso infla- matorio mantiene un equilibrio entre células y me- diadores. Aparece vasodilatación, aumento de la permeabi- lidad vascular, activación/adhesión celular e hiper- coagulabilidad. La vasodilatación y el incremento de la permeabilidad microvascular en el lugar de la inflamación aumentan la disponibilidad local de nu- trientes y de oxígeno, produciendo calor, hinchazón y edema tisular. Los cambios hemodinámicos pro- ducen los cuatro síntomas clásicos asociados a la in- flamación local: rubor (eritema), tumor (edema), ca- lor y dolor. La respuesta a la agresión induce cambios cardio- vasculares (aumento de la frecuencia cardíaca, de la contractilidad y del gasto cardíaco) y neuroendocri- nos5 (liberación de catecolaminas, cortisol, hormona antidiurética, hormona de crecimiento, glucagón e insulina). Existe atrapamiento de líquidos debido al tercer espacio, e incremento del consumo de oxíge- no. La diferencia en la concentración arteriovenosa de oxígeno se mantiene en rangos normales por la adaptación del aporte de oxígeno (DO2) pero, si apa- rece deuda de oxígeno, el organismo adopta rápida- mente la vía anaerobia. Asociado al aumento en las necesidades metabólicas, se comprueba una caída en las resistencias vasculares sistémicas. Si no aparece una segunda agresión estas alteraciones fisiológicas locales y sistémicas persisten de tres a cinco días y desaparecen en siete-diez días, con reducción clínica del tercer espacio, aumento de la diuresis y normali- zación del pulso y de la temperatura6 . En ocasiones, la intensidad o la repetición de la agresión provocan la pérdida del control local o la ac- tivación de unos mecanismos de respuesta que están habitualmente quiescentes y que sobrepasan los siste- mas de control, con una reacción sistémica exagerada que se denomina SIRS. Puede desencadenarse por una infección (virus, bacterias, protozoos y hongos) o por una causa no infecciosa (traumatismo, reacciones autoinmunes, cirrosis o pancreatitis). Bone7 , en 1996, describe tres fases en el desarro- llo del SIRS (fig. 1). En la fase I, como respuesta a la agresión, se liberan localmente citocinas que in- ducen la respuesta inflamatoria, reparan los tejidos y reclutan células del sistema retículoendotelial. En la fase II, se liberan pequeñas cantidades de citocinas a la circulación para aumentar la respuesta local. Se reclutan macrófagos y plaquetas y se generan facto- res de crecimiento. Se inicia una respuesta de fase aguda, con disminución de los mediadores proinfla- matorios y liberación de los antagonistas endógenos. Estos mediadores modulan la respuesta inflamatoria inicial. Esta situación se mantiene hasta completar la cicatrización, resolver la infección y restablecer la homeostasis. Si la homeostasis no se restablece, MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000 354
  • 3. aparece la fase III o reacción sistémica masiva. Las citocinas activan numerosas cascadas humorales de mediadores inflamatorios que perpetúan la activa- ción del sistema retículo endotelial, con pérdida de la integridad microcirculatoria y lesión en órganos diversos y distantes. INFLAMACIÓN AGUDA. MECANISMO DE PUESTA EN MARCHA Y FINALIZACIÓN La inflamación aguda es un proceso que interesa al tejido conectivo, a los vasos, y a los leucocitos de la línea mieloide no involucrados en la inmunidad específica. Según Metchnikoff8 la inflamación es una reac- ción local, frecuentemente beneficiosa, de los teji- dos vivos frente a la sustancia irritante. Esta reac- ción está principalmente producida por la actividad fagocítica de las células mesodérmicas. Sin embar- go, en esta reacción pueden participar no sólo los cambios en el sistema vascular sino también la ac- ción química del plasma sanguíneo y de los fluidos tisulares en la licuefacción y disolución de los agen- tes irritantes. Esta definición, publicada en 1892, puede ser em- pleada –palabra por palabra– en el momento actual. Metchnikoff consigue reconocer los elementos ma- yores de la inflamación y su naturaleza beneficiosa porque valora el proceso desde una perspectiva de comparación biológica. Sus observaciones le condu- jeron a la conclusión de que el fenómeno vascular era secundario a la reacción de los fagocitos, en tér- minos evolutivos y patogénicos. Actualmente, Slejelid y Plytycz9 describen la in- flamación como un prototipo. El primer cambio ob- servado en los tejidos del huésped es la aparición de A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS ET AL– RESPUESTA INFLAMATORIA SISTÉMICA: FISIOPATOLOGÍA Y MEDIADORES 355 Agresión Respuesta local Citocinas Macrófagos Células endoteliales Respuesta paracrina/Autocrina Alteración de la homeostasis SIRS Síndrome de distrés respiratorio agudo Síndrome de disfución orgánica múltiple Hematológico Endocrino Hepático Cardíaco Renal Cerebral Metabólico Intestinal Fase I Fase II Fase III Fig. 1. Fases evolutivas de los procesos inflamatorios. En una primera fase se produce la activación de las células inflamatorias y la libe- ración de sus mediadores. Si el síndrome inflamatorio progresa, se inicia una segunda fase con activación de sistemas endocrino, autocri- no y paracrino que conduce al síndrome de respuesta inflamatoria sistémica. La desfavorable evolución de este síndrome da lugar a una tercera fase de disfunción y fallo orgánico múltiple. La aparición de distrés respiratorio agudo suele marcar el inicio de esta cascada de fracasos orgánicos.
  • 4. una nueva categoría de moléculas (moléculas de ad- hesión) en la membrana plasmática de los pequeños vasos endoteliales. Esas moléculas intercelulares de adhesión (ICAM) y las moléculas de adhesión del endotelio leucocitario (ELAM), son inducidas por las citocinas proinflamatorias y funcionan como re- ceptores para los correspondientes ligandos de los leucocitos circulantes, particularmente los granulo- citos10 . La trombina, la interleucina (IL)-1 o el factor de necrosis tumoral (TNF-α), inducen primero a P-se- lectina (también llamada GMP-140 o CD62), y ulte- riormente la E-selectina (ELAM-1) y la ICAM-1, estas últimas inducidas únicamente por la IL-1 y el TNF. La expresión de estas dos moléculas de la membrana endotelial favorece la unión de los granu- locitos al endotelio, haciéndole rodar por su superfi- cie. La unión entre el endotelio y los leucocitos está forzada por la interacción entre las integrinas hete- rodímeros CD11/CD18 (inducidos por la IL-8) so- bre una de las superficies y la del ICAM-1 sobre la otra. Los tejidos inflamados producen diversas sustan- cias quimiotácticas. Entre ellas destacan el factor C5a, el leucotrieno B4, el factor de agregación pla- quetar (PAF) y los péptidos bacterianos formilata- dos. Los ganulocitos inician rápidamente la fagocito- sis de bacterias y de detritus tisulares, y sus restos necrosados, junto a las bacterias y detritus, forman la sustancia denomina pus. Los pequeños vasos se dilatan con aumento de la permeabilidad, siendo es- tos cambios vasculares secundarios a la acción de los leucocitos, con depleción de granulocitos circu- lantes. Los cambios estructurales y la dilatación de los pequeños vasos permiten la salida de las proteí- nas plasmáticas induciendo, entre otros efectos, acti- vación del complemento y de la coagulación, con producción secundaria de cininas y activación pla- quetaria. Si la evaluación es favorable, los macrófagos de- rivados de los monocitos engloban y disuelven las bacterias muertas, los leucocitos y los detritus tisula- res. Los factores locales de crecimiento sustituyen las células dañadas del tejido conectivo y de la ma- triz extracelular, retornando los tejidos en su conjun- to a su composición y morfología originales (fig. 2). Se están investigando los mecanismos que inician este proceso y cuál es la primera señal que induce a las células endoteliales a producir moléculas de ad- hesión y conduce a los fagocitos al espacio extravas- cular. Existen dos posibilidades: 1. Un efecto directo del agente inflamatorio sobre los vasos sanguíneos. 2. Activación de las células normales del tejido conectivo por factores irritativos y producción de substancias estimuladoras (mediadores). Analizando la primera posibilidad, no se ha de- mostrado ninguna acción directa de las bacterias, o de sus productos, sobre los capilares en la induc- ción de las moléculas de adhesión. Los productos microbianos pueden atraer químicamente a los gra- nulocitos, pero este efecto sólo aparece cuando los leucocitos se han unido al endotelio del área infla- mada. Esto nos conduce a la segunda posibilidad. Las moléculas endoteliales de adhesión tipo ELAM e ICAM son inducidas por las citocinas (IL-1 y TNF). Se ha demostrado que algunas células del te- jido conectivo normal pueden reaccionar con el agente agresor, liberando cantidades significativas de citocinas; entre ellas las células endoteliales del tejido conectivo, los fibroblastos, los macrófagos y los mastocitos. Aunque in vitro el endotelio puede producir IL- 1 e IL-6, es difícil que la primera señal se origine en dicho endotelio, al producirse la inflamación como resultado de infección o daño en los tejidos extravasculares. Los fibroblastos no producen IL-1 y TNF en cantidades significativas al ser estimula- dos, lo que involucra a los mastocitos y los macró- fagos. Los primeros contienen en sus gránulos, TNF y otras citocinas que son liberadas tras estí- mulos inmunológicos e inespecíficos. No se ha de- mostrado la activación de los mastocitos por los microbios o sus productores, pero el estrés mecáni- co y otros estímulos inespecíficos pueden causar su degranulación. Aunque los mastocitos no sean muy abundantes en algunos tejidos, actúan significativa- mente en los primeros estadios de la inflamación. Los macrófagos, muy ubicuos en el organismo, son los principales productores de IL-1 y TNF11 . Los agentes infecciosos activan a los macrófagos del tejido conectivo para producir y liberar citocinas e inducir los cambios endoteliales que favorecen la marginación, detención y diapédesis de los leuco- citos12 . Las toxinas microbianas desempeñan un impor- tante papel, actuando como superantígenos y cau- sando una activación masiva, inespecífica e incon- trolada del sistema inmune. Los superantígenos son MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000 356 Agresión Respuesta inflamatoria Equilibrada Hiporreactividad Hiperreactividad SIRS + CARS CARS SIRS MODS MARS Curación Muerte Muerte Fig. 2. Respuesta inflamatoria local normal. Aunque se represen- ta de forma secuencial, una vez desencadenada la reacción infla- matoria varios procesos pueden actuar de forma simultánea.
  • 5. estructuras microbianas capaces de activar un gran número de linfocitos T, independientemente de su clase (CD4 y CD8) y de su especificidad antigénica. Algunas de las sustancias que funcionan como supe- rantígenos en la fase inicial de la activación dan lu- gar al proceso inflamatorio ya que los linfocitos Th1, activados tanto fisiológicamente como por sue- roantígenos, producen mediadores de la inflamación inmune similares a los del shock séptico endotóxico convencional13 . Aunque actualmente se dispone de abundante in- formación sobre las fase precoces de la agresión, no existen descripciones fiables de las fases tardías del proceso inflamatorio agudo. La mayoría de los es- tudios contemplan los mecanismos patogénicos de iniciación y propagación de la respuesta inflamato- ria, sin profundizar en su limitación y resolución. Muchas citocinas y especies de ARN implicadas en la inflamación aguda tienen una vida media corta y el proceso puede finalizar simplemente por agota- miento de los mecanismos iniciadores. Además, existen antagonistas naturales de las citocinas de alarma, como el IL-1 Ra (receptor antagonista) y los receptores solubles de TNF (TNF Rs I y II). Estos receptores solubles se elevan en las situacio- nes de agresión14 y se ligan a las citocinas específi- cas evitando su unión a los receptores celulares. La producción de IL-1 y de IL-2 Ra está regulada de forma diferente, aunque la misma célula pueda sin- tetizar ambas citocinas. Otras citocinas intervienen en el balance entre la IL-1 y la IL-1 Ra; la IL-4, el factor-β de crecimiento y la IL-10 incrementan la síntesis de IL-1 Ra y deprimen la síntesis de IL-1. La IL-4 induce infrarregulación del TNF y de la IL- 1, y suprarregulación de la IL-1 Ra y de la VCAM (molécula endotelial de adhesión para los monoci- tos); además, media el cambio a la última fase de la inflamación en la cual predominan los monocitos sanguíneos. Por otra parte, la IL-4 favorece la apop- tosis de los monocitos, reduciendo el número de és- tos en el tejido inflamado. La IL-10 producida por los linfocitos Th2, monocitos, macrófagos y células B, inhibe la síntesis por el monocito/macrófago de IL-1, TNF, IL-6, IL-8 y del factor estimulador de colonias (CSF), al tiempo que suprarregula la IL-1 Ra. La IL-4 y la IL-10 parecen ser cruciales para la finalización de la reacción inflamatoria aguda. El número de linfocitos Th2, principal fuente de estas dos citocinas aumenta por acción de los glucocorti- coides, que modifican el balance Th1/Th2 a favor de Th2. Los glucocorticoides, algunas citocinas (IL-4 e IL-10) y el IL-1 Ra son suficientes para li- mitar la respuesta inflamatoria aguda15 . Los gluco- corticoides se liberan al activarse el eje hipotálamo- pituitario-adrenal por las citocinas de alarma (IL-1, IL-6 y TNF) y generan un sistema de retroalimenta- ción negativo inhibiendo la expresión génica de las citocinas. Éste es el mecanismo más conocido para detener la reacción inflamatoria, pero otros centros nerviosos y endocrinos, así como los receptores opioides endógenos, están también involucrados en estas reacciones homeostáticas. MEDIADORES DE LA RESPUESTA INFLAMATORIA Las reacciones inmediatas o de fase aguda que si- guen a la agresión y que pretenden la separación y la restauración de la homeostasis constituyen el fenó- meno inflamatorio. Estas reacciones se inician en el lugar de la agre- sión aunque determinan, mediante mediadores, una respuesta generalizada16 . Aunque forman un entrama- do muy complejo, con fines didácticos, los mediado- res suelen agruparse en genéricos y específicos17 . Mediadores genéricos Citocinas Los macrófagos y monocitos son activados por la agregación plaquetar y sus mediadores quimiotácti- cos, o directamente por los productos bacterianos (endotoxinas) o los subproductos de la agresión (op- soninas). Las citocinas son los mediadores más im- portantes en el inicio de esta respuesta, especialmen- te el TNFα y la IL-Iβ, considerados determinantes fisiopatológicos de la sepsis y shock séptico18,19 . Los macrófagos activados20 producen un amplio espectro de mediadores y las citocinas iniciales, IL-1 y TNF, claves en el inicio de la respuesta. Estas citocinas de alarma poseen acción local y general. Actúan sobre las células del estroma, sobre los fi- broblastos y el endotelio induciendo la producción de una segunda ola de citocinas, IL-1, IL-6, IL-8 y el Macrophage Chemotactic Protein o MCP. Las IL-8 y el MCP son altamente quimiotácticos para granulocitos y monocitos que son, a su vez, fuente de citocinas y de elementos quimiotácticos. En la sepsis experimental se demuestra un aumento se- cuencial de las concentraciones plasmáticas de TNF-α, IL-β, IL-6 y IL-8. La propia agresión, junto al TNFα y la IL-1β, in- ducen una intensa respuesta celular con liberación de nuevos mediadores: otras citoquinas (IL-6, IL-8), eicosanoides, factor activador de las plaquetas (PAF), óxido nítrico, etc.21 Se liberan también cito- cinas antiinflamatorias (IL-4 e IL-10) que disminu- yen la producción de TNFα e IL-1β en los monoci- tos como respuesta a la agresión. En el endotelio, estas citocinas favorecen la ex- presión de moléculas de adhesión (integrinas, selec- tinas y adherinas) para los monocitos y neutrófilos, permitiendo su posterior migración tisular. La libe- ración de radicales libres y la producción de óxido nítrico (NO) por las células endoteliales, junto con los derivados del ácido araquidónico o eicosanoides (tromboxanos, prostaglandinas y leucotrienos), ge- neran una reactividad vascular anómala con vasodi- latación y extravasación características del fenóme- no inflamatorio22 . La IL-1 y la IL-6 actúan sobre el eje hipofisario aumentando la secreción de ACTH y de cortisol. En resumen, el inicio y la progresión de la repsuesta de fase aguda responde a una reacción coordinada por los mediadores de la inflamación. A. GARCÍA DE LORENZO Y MATEOS ET AL– RESPUESTA INFLAMATORIA SISTÉMICA: FISIOPATOLOGÍA Y MEDIADORES 357
  • 6. El hígado es el órgano diana de los mediadores in- flamatorios, al sintetizar las proteínas reactantes de fase aguda. Intervienen cuatro categorías de media- dores: citocinas tipo IL-6, tipo IL-1 y TNF, glucocor- ticoides y factores de crecimiento que inducen en los hepatocitos la expresión de los genes de las proteínas de fase aguda. Los más importantes son el tipo IL-6 e IL-1, mientras que los glucocorticoides y los facto- res de crecimiento actúan de forma sinérgica o regu- lando la acción de la IL-6 e IL-1. De esta forma, las citocinas proinflamatorias estarían implicadas en el hipermetabolismo característico del estrés. Los nutrientes y la malnutrición modifican la pro- ducción de citocinas23 , pero el soporte nutricional, la neutralización de mediadores o el bloqueo de los re- ceptores de las citocinas proinflamatorias, ensaya- dos en sepsis graves y shock séptico, muestran re- sultados contradictorios. Lo mismo ocurre con la inhibición de la producción de NO. Eicosanoides La oxidación parcial del ácido araquidónico ori- gina ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) de 20 átomos de carbono, los eicosanoides, que incluyen prostaglandinas (PG), leucotrienos (LT), lipoxinas (Lx), ácido hidroxieicosatetranoico (HETE) y epóxi- dos. Se incluyen en este grupo productos de oxida- ción de otros ácidos grasos como el ácido eicosa- pentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA). Los mediadores lipídicos productores de la ciclo- oxigenasa, leucotrienos y PAF son fundamentales en la fisiopatología de la sepsis24 . La producción de eicosanoides está limitada a la liberación de araqui- dónico a partir de los fosfolípidos de la membrana por la fosfolipina A, la fosfolipasa A2 o la fosfolipa- sa C. El ácido araquidónico puede metabolizarse por dos vías a) la ciclooxigenasa para la síntesis de PG12 (prostaciclina), PGD2, PGE2, PGF2 y TxA2 y b) las lipooxigenasas, para la síntesis de leucotrienos (LTA4, LTB4, 5-HETE, LTC4, LTE4 y lipoxinas). Aunque se necesitan pequeñas cantidades de áci- do linoleico, precursor del araquidónico, para el nor- mal funcionamiento del sistema inmune, dosis ele- vadas tienen un efecto inmunosupresor. Este efecto está mediado por la síntesis de prostaglandinas mono y dienoicas (con uno o dos dobles enlaces). La administración de ácidos grasos w3 (ácidos lino- lénico, EPA, DHA) induce producción de prosta- glandinas trienoicas, con menor efecto biológico (el TxA3 produce menos agregación plaquetaria que el TxA2 o la PGE3 menos inmunosupresión que la PGE2). Las dietas ricas en ácidos grasos de la serie w6 son inmunosupresoras al generar grandes cantidades de PGE2. Los estudios in vitro, en sepsis experimen- tal animal y en sujetos sanos25 demuestran el efec- to antiinflamatorio de los ácidos grasos w3 (EPA y DHA), pero su efecto sobre la sepsis en pacientes críticos no es conocido. El contenido lipídico de la dieta es capaz de alte- rar la función metabólica y celular. Los lípidos mo- difican la composición y función de la membrana celular, alteran la generación de citocinas y prosta- glandinas y la respuesta del huésped a la infección26 . Moléculas de adhesión Existen cuatro familias principales de moléculas de adhesión. Las selectinas atraen a los neutrófilos y a las plaquetas hacia el endotelio. Las integrinas ha- cen que los neutrófilos se aplanen y facilitan su exu- dación a través de la pared endotelial; son importan- tes para la transcripción y otras funciones celulares. Las caderinas unen las células. Finalmente, las in- munoglobulinas actúan uniéndose a las células27 . Las moléculas de adhesión pueden, ocasional- mente, causar lesión. La agregación en exceso de los polimorfonucleares provoca isquemia, mientras que una adherencia excesiva producirá lesión endotelial, edema, hemorragia o trombosis tanto local como distal a la lesión28 . Mediadores específicos La respuesta inmunológica específica es realizada por los linfocitos B y T tras la estimulación antigé- nica, especialmente por agentes infecciosos29 . Los linfocitos B maduran y se diferencian de células plasmáticas productoras de inmunoglobulinas o an- ticuerpos, siendo la respuesta muy específica. Los linfocitos T responden a los antígenos que le son presentados por las células de la serie monoci- to/macrófago (y otras células presentadoras de antí- genos) en conjunción con los antígenos del comple- jo mayor de histocompatibilidad (CMH) (antígenos HLA). La especificidad de la respuesta se inicia en el receptor para el antígeno (TcR), y las moléculas sintetizadas, linfocinas o mediadores linfocitarios, por los linfocitos CD4-colaboradores, inducen la ac- tivación y diferenciación de otros linfocitos, espe- cialmente las células citotóxicas (CD8), las células natural killer (NK) y los linfocitos B. Las linfocinas son proteínas de bajo peso molecu- lar y vida media muy corta. Su síntesis es rápida, y desempeña un papel regulador de la amplitud y du- ración de la respuesta inmunitaria. Algunas citocinas como la IL-2 y el IFNy, son imprescindibles para la respuesta antiinfecciosa ante gérmenes intracelulares (virus, hongos, parásitos) y en la respuesta antitumoral; otras linfocinas estimu- lan la maduración de las células precursoras hema- topoyéticas (IL-3, G-CSF, M-GSF, GM-CSF) y ac- tivan la maduración de los linfocitos B (IL-4, IL-5)30 . Puede existir síntesis de mediadores de la res- puesta específica en procesos graves producidos por agresiones no infecciosas (grandes quemados, poli- traumatizados, etc.). En estos casos, los mediadores de la respuesta inflamatoria estimulan inespecífica- mente a la célula B (en la hipergammaglobulinemia MEDICINA INTENSIVA, VOL. 24, NÚM. 8, 2000 358
  • 7. inducida por estimulación policlonal) o incrementan la síntesis de IL-2 (en situaciones de estrés y ejerci- cio físico agudo). En grandes quemados, el incre- mento de células T activadas y de la síntesis de IL-2 puede inducir la apoptosis, o muerte celular progra- mada, y ser responsable de los estados de inmuno- deficiencia transitoria que se detecta en estos casos. Se han descrito y caracterizado más de 17 citoci- nas distintas, algunas con funciones similares, como las citocinas inflamatorias y las quimiocinas (IL-8). En base a los mediadores sintetizados por los linfo- citos T colaboradores (CD4) activados, se distin- guen dos familias de linfocitos T. 1. Linfocitos Th1: producen IL-2, IFNy que acti- van la respuesta citotóxica. 2. Linfocitos Th2: producen IL-4, IL-5, IL-10 que estimulan la producción de Igs y son mediadores in- flamatorios. Los factores estimuladores de colonias desempe- ñan un papel importante en procesos infecciosos graves al ayudar a la recuperación de la neutropenia y al aportar nuevas células para combatir la infec- ción31 . La función reguladora-supresora de la respuesta inmune depende del balance entre la síntesis de dis- tintas citocinas con acciones diversas32 . Algunas de estas moléculas, como la IL-10, tienen un efecto su- presor de la respuesta de los linfocitos Th1 y del monocito/macrófago. REPERCUSIÓN SISTÉMICA Y CAMBIOS METABÓLICOS La respuesta tisular depende de la modulación en- docrina, paracrina, autocrina y oxidativa. Numero- sos mediadores actúan en las fases humoral y celu- lar. Los que derivan de leucocitos, macrófagos, linfocitos y células endoteliales son los que con ma- yor frecuencia conducen a la aparición de la disfun- ción multisistémica (SDMO). El TNF-α y la IL-1 son capaces de reproducir de forma experimental la casi totalidad del síndrome inflamatorio. Las altas dosis de estas linfocinas son letales. Junto con la IL-6, la IL-8 y el interferón gamma constituyen el grupo de mediadores proinflamatorios. El entramado de las citocinas difiere del sistema hormonal clásico. Las citocinas presentan acciones paracrinas y autocrinas, evidencian un importante polimorfismo estructural y muestran una importan- te superposición de funciones. Están relacionadas con el sistema endocrino, induciendo la liberación de corticoides, sobre todo de cortisol, en la fase post-agresión, e interactuando con los glucocorticoi- des para modular la respuesta al estrés. Esta relación no implica dependencia, ya los sueros anti-TNF y anti IL-1 no modifican la respuesta de la corticoste- rona tras provocar un absceso de fijación. Existen otros mecanismos, además de las citocinas, capaces de desencadenar la respuesta neurohormonal, descri- ta por Curthbertson33 . Tras la agresión, aumentan los niveles de ACTH, noradrenalina, adrenalina, corti- costerona, cortisol, alfa-MSH y hormonas sexuales. Aunque respondan a un mismo estímulo, no existe relación causal entre hormonas y citocinas. La velo- cidad de respuesta hormonal es diferente para cada tipo de hormona. Las catecolaminas (epinefrina y norepinefrina) responden en segundos, la insulina y el glucagón en minutos, la hormona de crecimiento y el cortisol entre 6 y 12 horas, mientras que las hor- monas tiroideas y sexuales tardan varias horas en responder34 . Las citocinas proinflamatorias estimulan los fac- tores B, C3 y C4, reactantes de fase aguda del com- plemento, activando las vías del éste, con incremen- to del complejo leucocitario CD11b/CD18 y de la β2-integrina de los neutrófilos. El TNF-alfa y la IL-2 activan a nivel del endotelio vascular la ICAM-1 y la E-selectina35 . Con ello, se facilita una mayor ad- hesión de neutrófilos al endotelio inflamado, favo- reciendo el estrés oxidativo y el daño endotelial. También activan los sistemas de coagulación y fibri- nólisis con incremento de la anafilatoxina C3a y apa- rición de complejos trombina-antitrombina III. Au- menta el activador tisular del plasminógeno y el inhibidor del activador del plasminógeno I, así como los niveles de fosfolípidos A2 y los complejos elas- tasa de los PMN-alfa 1 antitripsina. Estos cambios endocrinos, paracrinos y autocri- nos provocan hipermetabolismo, hipercatabolismo, incremento de la proteolisis, aumento de la síntesis de proteínas reactantes de fase aguda, menor sínte- sis hepática de proteínas viscerales, aumento de la neoglucogénesis, intolerancia al aporte de glucosa, y cambios del metabolismo lipídico con hipocoleste- rolemia e hipertrigliceridemia. CONCLUSIÓN El complejo entramado de respuestas, a veces an- tagónicas, de los diferentes sistemas involucrados en la respuesta inflamatoria, y el conocimiento cada vez más extenso de los mecanismos que pueden fa- vorecer su generalización y la aparición de disfun- ciones orgánicas, aconsejan la integración de estas respuestas en grupos sindrómicos, que puedan ser fácilmente reconocibles. Su sistematización permiti- rá ensayar nuevas terapéuticas que permitan modu- lar la respuesta inflamatoria y controlar adecuada- mente la evolución. BIBLIOGRAFÍA 1. Serrano Hernández N, García de Lorenzo y Mateos A, Mora Quintero ML, Fedriani Gorria J. Validación de los Mortality Pro- bability Models II al ingreso (MPM-II-0), a las 24 horas (MPM- II-24) y a las 48 horas (MPM-II-48) comparados con las predic- ciones de mortalidad hospitalaria de APACHE II y SAPS II realizadas en los días 1 y 2 de estancia en UCI. Med Intensiva 2000; 24: 49-60. 2. Lesmes A, Irles JA. 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