Este documento discute el papel de la consejería en la iglesia. Argumenta que la iglesia debe brindar un espacio seguro para acompañar a las personas en momentos difíciles a través de las células, donde los miembros se preocupan unos por otros. También explica que la consejería cristiana busca que las personas sean libres y estén preparadas para hacer el bien, por lo que los líderes deben estar capacitados y emocionalmente sanos.