1. Uff… Les cuento que al inicio del proceso de investigación, plantear un problema me
resulto todo un problema.
A ratos creía que podía presentar un trabajo mas de los tantos que había realizado
durante mi carrera. Después pensé ingenuamente, que iban a presentarme un listado de
temas para seleccionar uno. Si hasta me hice amigo del tutor en la creencia que me daría
el problema preciso. Tarde en comprender que los problemas están en la realidad y no en
mi fantasía, y que el compromiso era con los seres humanos ávidos de soluciones a sus
problemáticas.
Un trilema me dio vueltas en la cabeza durante algún tiempo: tirar la toalla era la primera
opción; la segunda, proponer una solución a un problema apenas visualizado; la tercera,
investigar científicamente un problema y buscar una alternativa de solución.
2. Deseche la primera opción; un largo periodo de estudio podría quedar en nada. En
dialogo con mi tutor, se descarto la segunda alternativa: no era admisible construir
propuestas validas sin investigacion cientifica previa del problema. La tercera vía era
desarrollar metodológicamente auténticos procesos de investigacion, para llegar a
conclusiones que servirían de base en el diseño creativo de una propuesta de
solución a la problemática planteada. ¿Cree usted que era esta la mejor opcion?
Contextualizar el problema me exigió agudizar los sentidos, para buscar evidencias
del mismo en el entorno macro, meso, micro. Fue como salir con una cámara
filmadora a registrar y describir lo mas vidente posible la situación conflictiva, o
expresada mediante una analogía: realizar la historia clínica de un paciente de la
forma mas detallada posible.
Lo del análisis critico casi acaba con mis neuronas: buscar la génesis del
problema, sus posibles causas y consecuencias, significaba penetrar en las raíces del
mismo, en un esfuerzo de aproximación a la esencia.
Avizorar los efectos negativos que podría producirse a fututo si no se enfrentaba en
el presente el problema, constituyó la prognosis.
3. Nuevamente las dudas me invadieron en el momento de formular el problema. Me
fluían expresiones estereotipadas y concluyentes, como : “falta de “, “carencia de “, u
otras similares que exoneraban de investigar. La lectura de una expresión de Gastón
Bachelard: “Para un espíritu científico, todo conocimiento es respuesta a una
pregunta; si no huno pregunta, no puede haber conocimiento ”, me permitió
retomar el camino. El problema debía ser formulado metodológicamente con una
pregunta acerca de la relación entre las variables de estudio.
El proceso anterior me permitió desarrollar niveles cualitativamente mas altos de
pensamiento critico; sin embargo todavía subsistía la pretensión de resolver de un
solo tajo problemas que habrían significado décadas de investigacion a los mismo
premios Nobel. Un análisis mas detenido de mis limitaciones en cuanto a
conocimientos, experiencia, tiempo, recursos y esfuerzos mas la guía oportuna de
mi tutor, sirvieron para comprender que “es preferible un problema bien
delimitado, tratado en profundidad, antes que otro demasiado extenso, del cual se
capten únicamente las apariencia “ ……
4. ¿ COMO DETECTAR PROBLEMAS ?
El punto de partida es un análisis critico de una realidad contextual.
Se recomiendan algunos procedimientos y al mismo tiempo tomar nota de los
posibles problemas descubiertos, aunque todavía no estuvieran adecuadamente
formulados.
• observar críticamente el entorno (¿Por qué ocurre así y no de otra manera?)
• Consultar a profesores o especialistas del área que interesa investigar
• trabajar junto a investigadores
• leer críticamente fuentes escritas sobre aéreas de interés investigativo
• asistir a eventos científicos relacionados con la profesión o especialidad
• entrevistar a personas afectadas por situaciones conflictivas
• analizar las contradicciones en asuntos discutidos
• practicar la técnica “lluvia de ideas” entre compañeros