Ser un cabrón social significa ser muy hábil en generar impacto social. Para lograr un alto impacto, las iniciativas deben incorporar creatividad, escuchar a la comunidad afectada, ser sostenibles económicamente, poder convertirse en políticas públicas, ser escalables, priorizar lo colectivo sobre lo individual. La Fundación LLORENTE & CUENCA promueve proyectos de alto impacto social a través de sus programas "DreamTellers" y "Comunication Makers" con la ayuda de voluntarios profesionales.
1. Ser un cabrón social suena bien, pero mejor
practicarlo
Qué buen titular para comenzar mi colaboración con la Fundación LLORENTE & CUENCA,
de la que tengo el honor de ser patrono.
¿Por qué empezar así? Más allá del reto que me puso encima de la mesa mi colega Carlota,
ser un cabrón social debería de ser un deber y sobre esto quiero reflexionar.
De las definiciones de cabrón, dice el Diccionario de Oxford que es un mamífero rumiante
ovino, macho, de cuerpo esbelto, pelo fuerte y áspero, cabeza estrecha, con una barba
estrecha en la mandíbula inferior, y cola corta; es muy ágil y veloz, y trepa con facilidad por
terrenos escarpados. A esta no me refiero la verdad, me gusta más la definición usada en mi
querido México, donde de forma coloquial, cabrón significa persona que provoca
admiración por ser muy hábil en alguna materia. Por eso sostengo que ser un cabrón
social debería de ser un deber.
Desde nuestra Fundación queremos ser muy hábiles en impactar socialmente y contribuir a
generar una mejor sociedad, haciendo lo que mejor sabemos hacer: comunicar eficazmente.
El impacto social debe concebirse como un instrumento para incidir sobre las causas de la
pobreza, para reducir la exclusión y la discriminación social y lograr una mejor sociedad.
Para esto y para que una actuación o iniciativa responda efectivamente a este reto, debe
cumplir ciertos criterios mínimos que aseguren un desarrollo coherente y completo del
proceso. Si destacara las claves que he aprendido en este tiempo destacaría las siguientes:
1. La imprescindible creatividad.
El impacto social debe incorporar técnicas de creatividad. La aplicación de herramientas
novedosas será clave para la generación de nuevas ideas qué a su vez, generen nuevas
soluciones a problemas cada vez más complejos.
2. Escuchar a la comunidad.
Cuando una organización o persona opta por poner el foco en lo social, debe comprender que
la óptica desde la que debe observar no es la suya, sino la del colectivo al que quiere
beneficiar. Es importante considerar la opinión de las personas sobre la realidad a cambiar,
contemplando a todos los actores implicados en los procesos o problemas a resolver. Es
necesario valorar el punto de vista de los colectivos afectados, y conocer sus necesidades,
pues así será más sencillo poder atenderlas de forma acertada, garantizando un mayor
impacto, no solo sobre el público meta, sino también sobre su entorno más cercano.
3. La sostenibilidad económica.
Ante soluciones tradicionales, se debe primar la relación del coste/beneficio, asegurando la
sostenibilidad para la comunidad o la administración que la desarrolla. Para ello es necesario
2. considerar diversas fuentes de financiación, y siempre contemplar posibles fuentes de
financiación alternativas.
4. Iniciativa debe de ser convertible en política pública.
Igualmente, un proceso de impacto social ha de contemplar siempre la posibilidad de generar
incidencia como para convertirse en política pública, al ser reconocida como buena práctica
o experiencia a replicar por parte de la misma administración.
5. La escalabilidad.
Tampoco podemos olvidar la escalabilidad que debe acompañar a una iniciativa social, para
así facilitar su réplica en otros entornos. De esta forma, cualquier experiencia exitosa puede
contemplarse como buena práctica, y ser adaptada y reproducida en otros contextos haciendo
uso del conocimiento como herramienta para potenciar el impacto social positivo buscado.
6. La colectividad por encima del individuo.
Los procesos individuales generan más fácilmente desigualdad, mientras que los colectivos
pueden favorecer beneficios también colectivos y satisfacer necesidades sociales urgentes.
Enfocar la mirada hacia el cambio social supone arriesgar y enfrentarse a un futuro incierto.
Pero al mismo tiempo, cuando buscamos la solución a problemas sociales de un modo
distinto, rompiendo con modelos que sabemos no han funcionado, y haciendo uso de
enfoques más holísticos, estamos más cerca de conseguir un mundo mejor y más justo para
todos y todas.
Desde nuestra Fundación, enmarcamos todos nuestros proyectos en dos tipos programas:
“DreamTellers” y “Comunication Makers”, ambos destinados a colaborar con otras
fundaciones y asociaciones que generan un alto impacto social. Toda esta labor es posible
gracias a que una gran parte de los 500 profesionales de nuestra firma somos voluntarios de
la Fundación donando parte de nuestras horas de trabajo a potenciar proyectos de alto
impacto social. Por eso estoy orgulloso de ser un cabrón social, cómo digo, debería de ser
nuestro deber.
¿A qué esperas?
Alejandro Romero
Socio y CEO Américas de LLORENTE & CUENCA