6° SEM30 WORD PLANEACIÓN PROYECTOS DARUKEL 23-24.docx
Rsa25 - Sabor Artistico, La Revista
1. A i r e s d e L i b e r t ad
El Mundo de la Poesía
L i g a d e B l og s
Piensa en Verso
Poesía Templaria
Poetas Modernos
S ab o r A r t í s t i c o
2. Editorial
Colaboran:
MELBA REYES A pocas horas de que finalice este 2011,
cada uno hará su balance personal así
como una subjetiva disección de lo que han
AIRES DE LIBERTAD
dado de sí estos doce meses. Y se espera
con ansiedad un nuevo año, en el que se
ponen todos los objetivos en el punto de
EL MUNDO DE LA POESÍA
mira para, poco a poco, conseguir algunos,
otros se perderán en el deambular de los
LIGA DE BLOGS
meses y otros se pospondrán para tiempos
mejores.
PIENSA EN VERSO
POESÍA TEMPLARIA
E n el curso de los acontecimientos
dejamos atrás cambios a nivel mundial
en el terreno de la política, en el económico
POETAS MODERNOS
la continuación de una crisis que, a decir de
los expertos, pocos visos hay de mejora, al
SABOR ARTÍSTICO menos a corto plazo, y en lo social, más de
lo mismo: derechos humanos que se
N O T I CI AS vulneran, hambre en el mundo, explotación
infantil, violencia de género...
31 de diciembre, 2011
D esde estas líneas queremos hacer
llegar a todos, nuestros mejores deseos
de salud, de fraternidad, de esperanza para
conformar un mundo mejor. Si cada uno
ponemos un grano de arena, aunque
parezca una nimiedad, podremos hacer una
duna, un monte o una gran montaña.
¡Feliz año 2012!
SABOR ARTÍSTICO, LA REVISTA
saborartistico@hotmail.com saborartistico@gmail.com
SABOR ARTÍSTICO, EL FORO
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facebook.com/SABORARTISTICO
DI R E CCI Ó N EDICIÓN Y MAQUETACIÓN
EDUARDO CORTESE AMELIA PRIETO
FOTO PORTADA: SUSANA RUGGIERO
3. Os presentamos este poema escrito por Melba Reyes, poeta nicaragüense
Atormentada
Llueve llueve en mi ser
y la lluvia se acrecienta
con visos de tormentas
donde mis sentimientos
corren recorren corren
en búsqueda de abrigo...
El lodo salpica abundante
el manto negro y gélido
con que se ha revestido
lanochedespiadadanoche
que me manda en oleajes
tu nombre que es sombra
tu nombre que me nombra
tu figura
tu nombre que me nombra
tu finura
tu nombre que renombra
ternura.
Mientras tanto llantos
mientras llanto cantos
mientras canto río-río
mientras canto y canto
me acurruco en el frío.
Mientras tanto refugio
en un rincón mi tristeza
busca rebusca tibiezas
espera espera espera
la clara alba alborozada
la clara alba alborotada
con esplendores de día
con resplandor y alegría
portadora de Arco Iris
reportadora de pájaros
de suaves-dulces cantos
que me atraen-distraen
.......................................
dulcesagradablescantos
que me atraen-contraen
me atraen me retrotraen
en las vigorosas fraguas
........................................
en gran adolorido crisol
de esos en que se forjan
losamanteseresamantes.
Detrás de cada tormenta
resurge radiante el Sol.
Melba Reyes
5. Con serenidad de Luna
Descalza de amor Jagüel del cielo
me urgía descubrir con sonidos de lluvia;
como mirarme un vergel de naturas
en un nuevo espejo con brotes de incienso.
que reflejara tus ojos Hoy vislumbro en tus brazos
y te fijaras en mí, como un estío cimbreño,
detenido en el tiempo. en tu piel me derramo
¡Oh qué angélico muro como azote del viento
derribé sin verlo! y en mi oscilar mañanero
Sí, inventé un jardín con tus labios me embriago
para florecer de nuevo de elixires canelo.
polinizar mis memorias Vestida de noche
y renovar mis sueños. con tu cálido verbo
Entornar mi penumbra deslizo en derroches
de rosales inquietos, de audaz entrevero
honorados de azules y en tu aliento de hado
y sabores de almendros. mis suspiros doblego.
Dulzainas corolas Tú, adalid de mis celos
bramantes sin dueño, pruébame en mi envero
galenas del alba con cremor de abocado
vestidas de vuelo, y remar de habaneras.
con serenidad de luna Tiéndeme a tu vera
y célicos destellos. entre clámides de adelfas
y redime mi agonía
de almíbar y sueños.
Elen Lackner
Al dia que termina (Hoy es siempre asi)
Decir poemas en silencio mientras se recorren estas calles solitarias. Allá afuera la
gente elegante camina y "consume" cultura. Me rio y no entiendo por qué.
Todo es parte de algo, pero nunca entiendo bien de qué o quiénes.Todos más o
menos representan la verdad, la justicia, la libertad, la igualdad, la militancia por algo
que creen justo.Todos esos también ocultan sus verdaderas intenciones, y si les digo
algo me espetan con un "vos qué sabes de esto".Todo es fragmento, la verdad se le
oculta por miedo a que el pueblo sepa qué hacer cuando la conozca.
Todo también es un poema que se escribe, se abandona, por miedo, por angustia,
porque no hay nada que resulte de interés.
Un saludo para vos, nos vemos en la semana.
Mauricio Rey
6. Feliz Navidad 2011
"No lloréis por mí:
¡Que ya lloré mi muerte presentida
desde la misma cuna...!: Mi sangre
de Hombre, al fin, como destino
de Libertad.
Pero tampoco celebréis
la Herida y la Cruz -que se saben hoy-
vistiendo de luces...:
¡Las miles de muertes que se barruntan,
en los desiertos
y en las despensas de vuestros propios suspiros!
Porque : ¿A quiénes liberarán vuestras risas
si vosotros no tenéis
sombra de ternura y capacidad de rebeldía?".
Pascual López Sánchez
(Derechos reservados)
Tú me hablabas de la vida
¿Por qué te tornas triste,
corazón mío?
Yo soy el hijo de la Noche
y el Sueño
El amante del velo fantasmal
con que el alba despierta a las flores...
--------
Tú me hablabas de la vida
y yo no guardé tus palabras
Pude ser vida
y fui sueño
Pude ser risa
y fui lágrima
Pude ser voz,
fui silencio
Pude ser viento
y fui agua
Pude ser fuego,
fui tierra
Pude ser luz
y fui nada
Tú me entregabas amor,
sin pedirlo me lo dabas
Y sólo rumores del viento
de tus labios me llegaba ....
Enrique García
7. Terrible desilusión
Antonio se aparta un tantico así de lo normal. Estudia con gran aprovechamiento el
último curso de la carrera de ingeniero; ni un sólo día ha faltado a las clases, salvo que
no haya sido por motivo de enfermedad. Y las chicas... ¡Ah, las chicas! A sus veintitrés
años aún está por aprender para qué sirven determinados agujeros que se encuentran en
cierta parte recoleta del cuerpo que las mujeres salvaguardan como su mayor tesoro.
Hace tan sólo dos meses que Antonio, ante la presencia de Justina, sintió como un
ramalazo que incitó a todas las células de su cuerpo a un deseo completamente
desconocido para él. Sus ojos quedaron prendidos de los senos de Justina, como se siente
atraído el hierro por el imán. Claro que los senos de Justina en nada se asemejan a los
que observamos habitualmente: su curvatura, la contextura exacta en la parte central
del tórax, el volumen en consonancia con la estructura ósea, y la calidez que
transfieren, los erigen en algo realmente maravilloso, capaz de encandilar al ser más
reacio a esta clase de atributos.
Fue Justina, quién al percatarse de la pasión que había despertado en Antonio, se
agenció el modo de instruirle sobre el camino que éste debía seguir para entablar una
relación amorosa.
El atractivo pectoral de Justina y los ardides femeninos sabiamente empleados por
ésta fueron el acicate que movió a Antonio a enamorarse de ella con una pasión ciega e
incontrolada. De tal modo, que todo lo que hacía o decía Justina era para Antonio la
quintaesencia de lo maravilloso, sin que se percatara de lo vulgar e incolora que era su
cultura.
Hacía tan solo un mes que Antonio y Justina se habían declarado novios. En este
periodo no había mediado entre ambos más caricias que castos besos en la mejilla. La
educación de Antonio no admitía otra extralimitación.
Ayer fueron a esquiar. Una fuerte tormenta de viento y nieve les dejó varados en la
carretera. La caravana de coches se extendía a lo largo de varios kilómetros. Un policía
motorizado les advirtió que no podrían circular en varias horas y como se acercaba la
noche, que mejor era que se aposentaran en un hotel que se hallaba a unos dos
kilómetros carretera adelante.
Antonio y Justina no tuvieron más remedio que aceptar un cuchitril con una cama que
les ofrecieron en el hotel, salvo que quisieran quedarse toda la noche sentados en sendas
sillas.
Después de cenar se acogieron a la habitación. Mientras Justina iba rezumando alegría
por todos sus poros, Antonio se mostraba taciturno y preocupado. Ya en la habitación no
sabía cómo desenvolverse. Como la estancia estaba bastante caldeada, al fin decidió
quedarse con la camisa y el pantalón puestos y tumbarse en un extremo de la ancha
cama.
Entre tanto, Justina con todo desparpajo, fue extrayendo cada una de las prendas que
cubrían su cuerpo, mientras la faz de Antonio iba adquiriendo un tinte cada vez más
rojo, como si la sangre quisiera salir a borbotones por todos los vasos capilares.
Como esos muñecos que salen impulsados por un resorte, Antonio brincó de la cama
con los ojos a punto de saltarle de las órbitas movido por la más inaudita sorpresa.
Aquellos hermosos senos que le habían deslumbrado, que le indujeron a la felonía de
mancillar su cuerpo con torpes caricias, que le abocaron a una irresistible pasión
amorosa por su poseedora, ahora los veía depositados sobre la mesa auxiliar que
decoraba la habitación.
Justina, con el torso desnudo más plano que una tabla de planchar, lo miró
sobresaltada y perpleja, a punto de llorar. La callada y violenta escena duró apenas
escasos minutos, el tiempo justo de que Antonio recuperase sus prendas y se vistiera y
saliese despavorido de la habitación.
A la mañana siguiente, Justina se encontró en conserjería con la factura pagada y con
una nota de Antonio, en la que éste le exponía:
"Disculpa Justina mi reacción de anoche. Pero mi amor era una quimera producto de la
contemplación de tus senos. Me siento incapaz de seguir amándolos fuera de su consustancial
emplazamiento. Por eso te devuelvo tu libertad; para que puedas enamorarte de quien busque en
ti otros mejores atributos, de los que sin duda estás dotada, pero que yo no he sabido descubrir.
Dejo la factura del hotel pagada. Como el coche es tuyo, no hallarás dificultad en poder viajar.
Yo he encontrado un vehículo que me devuelve a la ciudad. Perdóname y no me guardes rencor.
Antonio"
Affelix
8. La jaula del desamor
En una mañana de primavera llegué
a tu balcón para entonar las más dulces notas,
al escucharlas tus ojos se abrieron
y con delicadeza me tomaste entre tus manos,
pero el paso del tiempo con sus manecillas
fue marcando tus pasos y los míos.
Y así fielmente llegaba en tus mañana
cada día a despertarte con mi canto y mi calor
y cada vez regresaba a mi rinconcito
para descansar mis alas y así fue pasando
los días, hasta que decidiste tenderme
tu apoyo y tu protección y me quedé a tu lado.
Así como transcurre la vida así transcurrió
nuestra entrega de amor… caricias,
pero como todo en la vida termina así se consumió
tu interés por mi trinar… por mi calidez
y me diste una jaula por casa y quedé presa
en ella no sabiendo que moriría lentamente de tristeza,
antes bebía y comía de tus manos, ahora…
tu olvido llegó y con él el desconsuelo y el abandono,
pero te seguía amando hasta que mi canto
murió en mi pecho y me dejaste sola y confundida.
Pero en una tarde cualquiera mis alas crecieron,
de nuevo y pude escapar de esa prisión donde
me tenias cautiva y volví a volar a mi cielo en busca
de la felicidad que antes tenía y por buscar tu amor
la perdí, ahora comprendí que el poder volar me hace
libre y lo principal ya no te amaba… no te necesitaba.
Ligia Rafaela
9. Aves y paraísos Amor de mujer
Llora la Madre su silencio, Mírame como yo te miro
embargada de tristezas ancestrales, con el alma de mujer enamorada,
por aquel hijo díscolo y brillante ¡Siente como yo siento…!
que con sus pechos amamantó gozosa. Desde lo más hondo de mi esencia.
En el horizonte lejano la conforta,
ausente de sus brazos maternos. Ámame que deseo ser amada
Arguyó su carencia en nuevos hijos, y sentirme una mujer privilegiada,
más cercanos en su cálido regazo explórame que deseo advertir
y se abrió de carnes y sonrojos, tus ojos clavados a los míos.
alumbrando aves y paraísos Mírame y vuélveme a mirar
plenos de fragancias y colores. con dulce sabor a hiedra,
Mas no estuvo conforme con el parto ¡Ven que te espero y desespero...!
y pensó en hijos más prolijos Con la ilusión que siento,
que veneraran sus montañas, cuando tú estas conmigo.
arroyuelos, mares,
sus praderas verdes, ¡Soy mujer, mujer deseosa!
de verdes sauces son los montes. De querer estar a tu lado.
Creó a la Mujer plena de dones Tengo la necesidad de amarte
como madre la pensó ¡De día y de noche…!
para cubrir la aridez de sus valles. Porque dentro de mí busco
Mas recordó sus eones de silencio, las ansias de idolatrarte.
la imaginó con compañero.
Del fuego y del azufre de sus entrañas, Volaré dentro de ti como un torbellino
entre estertores de parto haciendo remolinos con mi amor
creó una nueva criatura, hasta desbordar tu corazón.
semejante y complementaria. ¡Quiero que sientas, lo que yo siento...!
Quiso otorgarles el don de los placeres. Porque nací para amarte,
Pero el hombre, celoso de su compañera, te daré mi vida entera.
extirpó de su ciencia la conciencia, Desde ahora y por siempre
y sometiola por milenios. seré tu fiel compañera.
Inventándose dioses guerreros
que le llenaron de vano orgullo Ana María Mejuto
escarbando en los abismos,
extrayendo el negro tósigo
que llenó de podredumbre
las arterias cristalinas
de aquella madre en ternura,
a quien olvidó por estúpido egoísmo
Maite Martin-Camuñas
10. Amaneceres
Desperté de repente, inocente entre la sombra.
A tientas llegué al reloj detenido sin cuerda,
pasmado de gritar siempre las horas perdidas.
No regalaban sus agujas una intención divina.
Pensé en el nuevo día presente. Lo soñé y no estaba.
Mis dedos hinchados recorrieron la llanura de la sábana,
y frescos aún, entre la tela gastada no revelaron su tacto.
Fueron ciegos testigos de la promesa mentida.
Acomodaron la almohada mis brazos rendidos,
y dieron mil patadas a la nada mis piernas inquietas.
Mientras el índice cómplice del pulgar apretaban mis sienes,
sin el intento de hacerlo y por pura rabia,
entre la sombra dejé de lado mis amaneceres.
ABELSAL
(Sin título)
OH!, cómo asesinar la soledad
matando el existir de su sentir
sin dejar morir los sueños.
Algunas veces...
Tu soledad, roba mi sueño.
Ella, lleva la camisa blanca de la niebla.
Él, duerme en la barriga blanda de una moza.
Ella emboza burka negro sin cara ni recuerdo.
Es él, la princesa esperando en el desierto,
mientras Ella galopa sin sol ni dueño.
Otras veces...
es mi soledad quien busca tu sueño
Él, mece la camisa abierta de tu busto con botones
que roba las caricias del sol para sentir su cuerpo
contra una voluntad oscura, rebelde y sin razones.
Ella, es arco sin triunfo, de compasión desmedida,
la cara de su cuerpo, enterrado en vida bajo los ojos
de un puente, más fuerte!, que la herida de la muerte.
Pero siempre...
mi soledad camina de la mano con tu sueño
y es la mano, la esperanza viva de ese puente
que no se escapen nuestras soledades de los sueños,
pues si muere esa esperanza, estaremos muertos.
Por eso y hasta el infinito,
yo caminaré de la mano con tu sueño
y en tanto él llegue... ese infinito...
No lo suelto!
jose francisco t.g.
11. La deidad Cibeles
(Romance heróico)
Es una faz con rasgos muy serenos
¡hermosa! como un signo de verdad
y placidez, un rostro femenino,
colmado de misterio y de beldad.
La llevan por el cielo dos leones
uncidos en su carro por bondad.
En su mano siniestra porta un cetro
y en la diestra una llave, su deidad
nos muestra dos caminos paralelos
pues el cetro es señal de la unidad
y la llave nos abre paso al mundo.
Quizás la diosa indique autoridad
en el comportamiento entre humanos
o quizás nos enseñe "cualidad"
de amor y comprensión como talante
con honra y la virtud de integridad.
La Madre Tierra dice la manera
desde su pedestal en la ciudad
de Madrid y con nombre, La Cibeles.
Marina Muñoz Cervera
12. Gioconda
De mirada serena la Gioconda
cuánta sabiduría nos transmite,
sabiendo que sin duda ni compite
con quien a su belleza no responda.
Puede que su sonrisa de sabionda
la confianza en sus labios le acredite
y a pensar libremente facilite
cuánto detrás de su mentón esconda.
También dicen llamada Mona Lisa,
invita a cantidad de suspicacias
de cual fue la intención de Leonardo
dándole ese aire fresco de sumisa,
como si diera al cielo muchas gracias
por salir del pincel de un fiel lombardo.
Luis Pérez
La niña y la Virgen
La niña tantas flores recogía,
que un manojo muy grande la ocultaba
por completo su rostro y las llevaba
contenta hasta la iglesia y a María,
la Virgen, con cariño Le decía:
“Tuyas son” y la Virgen se bajaba
del altar y en sus brazos la tomaba,
al par que la besaba y sonreía.
Infinito el candor de la criatura,
como un retrato fiel de su inocencia
y a la Madre de Dios le plugo tanto,
que a su lado la puso con dulzura
y siendo del Amor la quintaesencia,
la cubrió cariñosa con Su manto.
Fue como un adelanto,
por que viera el lugar que allá en el cielo
tendrá, para su dicha y su consuelo.
Cristino Vidal Benavente
13. La llegada del otoño
El estío se aferra al calendario
colgado entre las flores de un dondiego,
mustio el manto morado del espliego,
que cubría en agosto el escenario.
El verde aún alegrando su vestuario,
goza del tibio sol, ya con sosiego,
un último reflejo veraniego
mientras las hojas tejen su sudario.
La estación es un cambio de colores,
tras días de imparable decadencia
patinan suaves ocres la ladera.
Llegarán del invierno los albores
por más que se postergue su presencia
como vino el verano en primavera.
Artesana
15-10-11
Noche en la ciudad
Vibra el aire. Trémula palpita la ciudad en su
elemento. La luz que no cabe entre las sombras, la
reviste con un traje de silencio y melancolía.
La soledad se pasea por sus arterias. Se esconde
medrosa, entre sus frías y húmedas alcantarillas,
ahogando las miserias que se pierden entre ficticias
historias de dolor y olvido.
La noche, boca voraz que se atraganta de secretos, se
pasea orgullosa e indiferente, como fatal damisela,
riendo con brutal desenfado, mientras en su vientre se
estremece el corazón de la muerte.
Llueve esta noche en que la ciudad está desnuda.
Martha S. Velásquez V.
14. Un día cualquiera
Hola, me llamo..., bueno digamos que hace tiempo tuve un nombre como todo hijo
de vecino pero ahora sólo se me conoce por “El loco del Jardín del Moro”.
Mis necesidades son muy pocas y bastante primarias. Suficiente tabaco para cubrir la
jornada hasta que me duermo, comida la justa, para no morirme de hambre y todo el
vino del mundo para combatir el frío que hace por estas fechas en Madrid.
También me acerco de vez en cuando a alguna casa de beneficencia, para conseguir
ropa limpia, un corte de pelo y un buen baño, esto último, bastante más espaciado.
Podría decirles que mi situación de ahora es el final al que me he visto abocado, por
unos amores no correspondidos o por un negocio mal llevado o qué sé yo, por una mala
enfermedad; pero no es así, no, la verdad es que yo soy un don nadie, un culo de mal
asiento, al que jamás le gustó la responsabilidad ni el trabajo ni la obligación y sí
mucho, la devoción por las sacristías, esto lo digo por lo del morapio, que siempre fue
mi perdición.
No se por qué les cuento todo esto, tal vez sea porque aquí escondido entre estos
cuatro cartones y tapado con estas viejas mantas llenas de miseria, que me protegen a
duras penas de las escarchas invernales, me estoy dando cuenta de que tal vez, sólo tal
vez, no amanezca mañana en este mundo y me traslade sin quererlo al país de Baco,
Dios del vino, y mis vestiduras sean de seda y oro y los ríos de vino y leche y de los
árboles caigan panes recién hechos, crujientes y dorados y las piedras sean de
mantequilla y azúcar.
Por eso, arrebujadito entre esta porquería, no me atrevo a asomar la cabeza por si
acaso es mentira y en realidad lo que hay ahí fuera, es un frio de mil demonios y un
paisaje gris y deshumanizado, lleno de autómatas corriendo a todas partes para no
llegar a ningún lado.
Por eso estoy aquí debajo de este soportal esperando a que llegue el día y con él el
portero, que me echará de aquí a patadas, soltando improperios y acordándose de mi
familia, o por lo menos de parte de ella. Familia de la que hace muchos inviernos que
no sé nada, si es que queda alguna. Creo que tengo un hijo pero seguro que el no sabe
que tiene un padre, y mucho menos como yo.
Así que me he puesto a filosofar con ustedes por si me da por morirme con una de
estas heladas, como a la cerillera del cuento.
Ya sé que no les importa, ni mi vida ni mi persona, si no me importa a mí, cómo les
va a importar a ustedes; sé que soy un bulto más, un mendigo más que deambula de acá
para allá lampando unas monedas, para emborracharse otro día y alargar aun más mi
condena. Volverá a amanecer otra vez y otra y otra y mientras llega mi cita con el país
de las mil y una noches, seguiré levantando mis doloridos y entumecidos huesos,
enrollaré mi casa y me la echaré al hombro, y llevaré mis roídos y sucios harapos
delante de sus ojos para que se turben y avergüencen de la bajeza humana. Les daré la
oportunidad de mirar para otro lado a mi paso, e incluso conseguir que alguno de
ustedes, envolturas sin alma, se rasque el bolsillo y comparta conmigo unas migajas.
Carlos V. Llamas
15. A ti Madre mía
Federico Mendo
Te encontré
(A mi estrella)
Manel (amigo)
16. Te amé desde la distancia...
Entre mil letras y poemas Y desde lejos obtuvimos
Nos amamos sin entenderlo. Conocernos como nadie.
Y poco a poco la vida Mis más pequeños detalles
Fue formando un sentimiento. Tus inquietudes, tus celos.
Cómo tenerte me decía? Donde nuestra realidad
Cómo amarte estando lejos? Era el mundo desde lejos.
Si mis besos no tenían Poco importó la distancia
El roce de los deseos. Mucho alimentó los sueños.
Ni mi cuerpo recibía Y amores que sean tan grandes
El tacto de los cortejos, En presencia, ay” en presencia
Ni eran mis noches entregas Y no siempre los tenemos.
De pasiones en desenfreno. Ay si nos amamos, nos amamos si…
De sentimientos callados, Que yo dejé todo mi mundo por ti,
Fuimos labrando senderos. Tú atravesaste el universo.
Que eran palabras escritas, vacías, Anhelando, ansiosos el recibir
Que alimentaban los sueños. Aunque fuera un simple beso.
Decían las malas lenguas. Y hoy alguien me preguntó.
O los amigos sinceros. ¿Si se ama en la distancia.
Pero yo muy bien sabía Con la misma emoción?
Entender el sentimiento. Y le dejo mi respuesta.
Ese que brota del alma. Muy corta de explicación.
El que no cabe en el pecho. El amor no conoce meta.
El que siempre te reclama. Ni el sentir, es sólo entrega de pasión.
Aun sabiéndote tan lejos. Eso es compartir la vida.
El que te hace estremecer Aunque le llamemos amor.
Al compartir tus criterios Amar, es amar sin pedir nada.
El que alimenta el alma Es entregarse con pasión.
Y me hace concebir, que espero Y luchar con furia y coraje.
Mas fuimos creando sueños, Para lograr esa entrega de amor.
Y labrados de realidades. Como sello de un pasaje.
Inexigible por el corazón…
Francis Falcón
Tener tu amor
Poder tener tu amor, seria grandioso,
seria como ascender hasta los cielos,
logrando realizar un sueño hermoso
y haciendo realidad; tantos anhelos.
Tener, para mi solo tu hermosura,
el encanto de tus dones tan sensuales,
llenar mi corazón con tu ternura
y tener de tu amor, tantas bondades.
Estar embelesado en tu belleza,
saboreando las mieles de tu boca,
con la pasión ferviente, cuando besa,
hace vibrar mi ser con ansia loca.
Por eso, amarte así, sería sublime,
acariciar ferviente, tu hermosura,
con tu amor, la amargura se redime
y gozando, viviría de tu dulzura.
Norandino Aranda
17. Sólo soy una mujer
No busques en mí un ángel,
simplemente soy la mujer que siente,
la mujer que vive y sufre a la vez,
la mujer que fabricó alas
para abrigarte y protegerte
como se cuida el más hermoso tesoro.
Soy la mujer que entristece
con tu partida y sonríe con tu retorno,
la que quiere con sus manos fabricar castillos
en el suspiro para ofrendártelo como a un Dios,
la que quiere dormir contigo y amanecer,
la que suspira cuando siente tu cuerpo
calentando sus sábanas y acariciando sus noches.
Soy como un árbol que se mantiene erguido
a pesar que el viento embiste sus ramas,
la que te consuela en tus momentos
de tristezas y angustias,
la que te ofrece sus manos para ayudarte
a regresar al camino que te apartaste,
simplemente soy aquella que ama
y que grita tu nombre al viento
para que regreses y termine esta soledad.
Ligia Rafaela
18. Hilos de agua
MAREA NUEVA
Belleza
(Persán Persanto)
Jop Piobb
19. La hormiguita
En un día de Navidad, una hormiguita jugaba alrededor del hormiguero. De repente,
subió a la parte más alta del hormiguero y miró hacia el horizonte. Desde allí se percató
que cerca de la estructura gigante donde vivían los gigantes (humanos) jugaba con
nuevos juguetes el niño humano. Como niño afín se quedó por un buen rato mirando lo
que el niño humano hacía con el juguete.
No entendía cómo era posible que el niño humano podía recibir juguetes para jugar y
el no recibía ninguno. Después de todo, el era también un niño. ¿qué estaba pasando
que él no podía entender?
Se le salió una lágrima, pues no lo encontraba justo.
Bajó al hormiguero buscando a papá hormiga. Como niño afín formó todo una
pataletera gritando ¡papá!. Allí estaba, debajo de la lámpara leyendo como siempre.
- ¿Por qué gritas?
- Papá, ¿por qué el niño humano puede jugar con juguetes y yo no?
- ¡Mujer, atiende a tu hijo, que se está volviendo loco!
La hormiguita se quedó mirando a papá sin saber qué hacer.
Mamá hormiga se acercó y le dijo: no molestes a papá y ven a la cocina a comerte un
poco de azúcar.
- Mamá, por qué el niño humano puede jugar con juguetes y yo no?
Mamá lo miró fijamente sin saber qué decirle, pero pensando que de verdad se
estaba volviendo loco. Apenas se le ocurrió decirle que pronto llegaría el abuelo y el
posiblemente sabría que decirle.
Y, efectivamente, el abuelo hormiga llegó justo a tiempo, con su sonrisa a flor de
labios. Al entrar vio a su nieto triste y preguntó qué pasaba.
- Abuelo, ¿por qué el niño humano puede jugar con juguetes y yo no?
El abuelo se lo llevó para la habitación y allí le dijo:
- Desconozco la contestación a tu pregunta, pero creo saber quién te la puede
contestar. Cuando te acuestes esta noche pídele a tu hada madrina que venga a tu
cuarto y pregúntale a ella.
Así lo hizo, y en su sueño su hada madrina se le apareció, llena de amor. Preguntó
cuál era la urgencia que el niño tenía.
- ¿Por qué el niño humano puede jugar con juguetes y yo no?
- Buena pregunta, le indicó el hada madrina hormiga. Quiero que cierres tus ojos y
me sigas en pensamiento todo lo que te voy a decir.
Algún día, tú abandonarás este cuerpo que tienes. Tu cuerpo físico se transformará.
Tus moléculas evolucionarán y ellas dentro de muchos años ayudarán a formar un cuerpo
de niño humano. De esa forma tus moléculas podrán recibir y jugar con los juguetes
humanos de la misma forma que viste esta mañana.
A la mañana siguiente, la hormiguita amaneció con una sonrisa de oreja a oreja.
Dentro del sueño pudo vivir el proceso de evolución y estaba muy seguro que podría
jugar algún día con los juguetes humanos.
Morgana
20. Navidad con Jesús de Nazareth
Navidad con Jesús de Nazareth
atmósfera especial, cantos y villancicos,
con músicas y alas de gaviota, rojizos arrecifes
con corales hirviendo de colores,
son tantos caminos que nos llevan a Belen,
tres magos caminantes en camellos fueron
abriendo candados saludando con mirras ayer,
hoy, 2011 años después, bajo astros indiferentes
con luces inventadas, pretendemos adorar
a quien después crucificamos con dolores,
después de enseñarnos que todo es amor,
florecen trigos y rosas rojas casi negras,
aún es tiempo de amarnos como hermanos,
nunca es tarde para llegar al pesebre…y amar.
Ernesto Würth
Versos para la Paz
Pásate en la hoja de mis versos
aliméntate de estas semillas
que voy dejando en letras
preñadas de inocencia.
Haz del Universo el trono
haz del trono PAZ y conciencia,
donde sonría el AMOR,
donde las manos se junten,
donde mis hermanos regresen
del oscuro abismo de las guerras,
del hambre y la miseria.
del llanto y las tristezas.
PAZ EN EL UNIVERSO
pósate en la hoja de mis versos.
Antonia
21. Corren los caballos
Te soñé tahona
acurrucada en los caballos,
con otro nombre nunca visto...
y es que a tu molino
llevaron tallos en lugar de flores...
Ahora a golpes correrán los trigos
y despertaremos diferente,
los panes con un tajo al frente
el ajonjolí tejido a la falda
que llega a los talones...
Buscaré un corcel de bronce
con riendas libres y
pocos cinturones
nuestro empeño aún es nuestro sueño
tú mi pan y yo tu dueño...
Carlos Tello
Querencia y soledad
Sueñe los números
y lo que se une y separa.
Sueñe los iguales y antónimos,
tus calles y mi piel.
Sueñe que no me fui
y todas las palabras al partir.
Sueñe, siempre, otro amanecer.
Sueñe los aullidos
que construyen mi silencio.
Sueñe todo silencio
sobre tus labios y mis besos,
silencio sobre el sueño
y el insomnio hasta el alba.
Sueñe el anhelo de querer,
querer tu sueño y mi silencio.
Andrés Gomez
22. Luna fértil
El mar, la dentellada oscura donde brama la serpiente,
el disco rojo que trasmina.
La Luna viene, fértil,
ilumina tu mirada de ámbar.
Esbelta y tierna me cobijas,
gardenia cándida
tu pupila resplandece.
Bebo tu amor en densos gajos,
insaciable bulle el alba en nuestros cuerpos.
Óscar Wong
Llanto
El sol quiebra el cascarón de un nuevo día
y estoy navegando entre tus brazos
los mismos que otrora me soltaron
los mismos que acunaron mi cansancio.
Hoy despierto del sueño de los siglos
amanezco aletargada en el encanto
de saberme con el alma deshojada
de saberte capaz de amarme tanto.
Hoy te encuentro y no te encuentro
en la caricia.
¡Eres sólo un despertar
sin llanto!
Iris Cadelago
Del sol de diciembre
… aquí no me toquéis;
no,
aquí no;
... bajo el son del mundo dejadme este verdor crecer
y que siga la sal, y la tarde;
… no, aquí no me toquéis, que tengo que aguardar a la flor
del almendro;
... para ser de manzana no hacen falta diciembres,
ni martirios, ni borrascas, ni altares;
... ser de hombre,
- ay de mí -
significa que he de hallar la fuente,
y, bebiendo, acallar los rumores del agua y de la luz que persigo;
… no, no;
aquí no me toquéis.
Elelendo
23. Ritual
Manuel Segovia, un metro y noventa de estatura, semi pelado, bigotes y barba
candado. Trajeado de oscuro, camisa blanca a rayas finitas celestes y corbata roja que no
disimulaba su prominente pancita, hasta resultaba un poco erótica por la seducción que
él emanaba.
Todas las mañanas de lunes a viernes realizaba el mismo trayecto: salir de su casa a
las ocho en punto y cruzar hasta el Bar Español, a desayunar su clásico café con leche y
tres medias lunas de grasa. Leer un poco el diario y luego tomar rumbo hacia los
Tribunales.
Ramona Gómez, con su sensual cuerpo delgado, un metro cincuenta y cinco de
estatura. Cabello largo renegrido, muy prolijo estirado con un rodete en la nuca. Vestía
su impecable delantal rojo a lunares blancos, era la joven empleada del lugar.
Cada vez que Manuel ingresaba al lugar a Ramona se le encendían los ojos y se le
incendiaba el cuerpo. Y en ese estado le acercaba el menú habitual a Manuel que la
recibía simpáticamente cantándole:
“Llegó mi compañera Santander de batunga
La quiero solamente pa´ bailar la cumbia…”
Con estas palabras Ramona pegaba media vuelta contoneando las caderas y con su
tonada paraguaya, iniciaba el ritual de un nuevo día. Había llegado ya hacía cinco años
desde Paraguay, su país natal, llamada por su hermana, casada con el dueño del bar. Le
gustaba trabajar allí, y su cuñado le pagaba bien. Había alquilado un pequeño
departamento, pero se sentía muy sola. Su mayor deseo era encontrar pareja y formar
una familia... Pero esto… ¿Se realizaría alguna vez?
Su departamento era frío y oscuro. Allí nunca entraba el sol. Por eso, los domingos que
el bar estaba cerrado y cuando no llovía, se iba con su mejor traje a la plaza y se
recostaba sobre el césped, recibía la tibieza del sol en el rostro, las piernas y los brazos.
Y soñaba despierta. Soñaba con él. No con cualquiera, sino con él. Pero ¿Quién era ella
para pretenderlo? Sabía que sólo era un sueño, sin embargo, le generaba tanta calidez en
el alma y en el cuerpo, que le duraba hasta cuando dormía en su fría cama.
Él volvía cada día con su estribillo y se sentaba siempre en la misma mesa. Traía un
portafolios negro. Parecía un abogado. Ramona pensaba que tal vez era secretario de
alguien. Ella percibía su aroma de colonia fina cuando se acercaba a entregar el pedido.
Sin pensarlo se inclinaba, mostrando sus turgentes pechos, que se advertían debajo de la
tela del vestido, y que él apreciaba de soslayo. Y todo era igual día tras día.
24. Pero ese día todo fue diferente, hasta el tono de su voz era distinto. Ramona percibió
un leve temblor en sus manos cuando tomaba la taza de café. Quiso preguntarle qué le
sucedía, pero enseguida cambió de opinión. De pronto él levantó la mirada y la encaró de
frente. Ella se ruborizó.
- Discúlpame, estoy algo nervioso. El trabajo ¿Sabes? – hizo una pausa y continúo-
Quiero hacerte una pregunta. Hoy cumplo años y estoy solo. Me gustaría que esta noche
me acompañaras a cenar… ¿Puede ser?
Ramona sintió la emoción recorrer su cuerpo. Quiso disimular su ansiedad y le
respondió con una evasiva:
- Quizás… Si quieres te dejo mi número de celular y a las siete de la noche me llamas
y te confirmo.
Manuel era un tipo bastante tímido, pero no le había pasado desapercibida, la sutil
belleza de Ramona. Y para hacerse el simpático y romper un poco el hielo, le recitaba
cada día la canción:
“Llegó mi compañera Santander de batunga. La quiero solamente pa´ bailar la
cumbia…”
La morena movía muchas cosas en sus entrañas, y como no era prolijo en sus mañas
del arte de seducir, nunca pensó que ella también pudiera sentir interés por él… Ese día
culminó con la osadía de invitarla a cenar. Era más de lo que nunca pudo soñar. Bien se lo
merecía por la celebración de su aniversario. Y se puso a “rezar el rosario”. Esperando
que ella lo aceptara.
Aunque Ramona pensaba: ”Parece un abogado o un secretario”, Manuel no era ni lo
uno ni lo otro, a pesar de andar siempre por tribunales con un portafolios. Esa noche se
esmeraría en su vestimenta, en el caso de que ella aceptara su invitación. Se pondría una
camisa blanca, traje gris de corte clásico, corbata y sus zapatos nuevos. Era el atuendo
perfecto para una primera cita. Estaba inquieto y ciertamente excitado, pues aún no
sabía adónde llevarla a cenar, porque realmente no disponía de mucho dinero. Por lo
pronto lo importante era solucionar ese problema.
Miró su reloj de pulsera y como aún era temprano decidió comunicarse con Margoth,
dueña de una Taberna Show en el centro de la ciudad. Sabía de antemano que ella le
ayudaría a solucionar el problema de dinero.
- Por algo somos amigos- pensó
Recordó el inicio de esa amistad. Años atrás, había acudido al bar con varios amigos en
busca de algo más que un simple esparcimiento juvenil. En ese entonces, Margoth era
simplemente una atracción más del lugar y esa noche gustosa ofreció sus servicios al
tímido joven que se asomaba, por primera vez, al fascinante mundo de la sexualidad.
Como el tiempo apremiaba, dejó a un lado sus pensamientos y con premura se
comunicó con la mujer. Mientras ella acudía al teléfono, su cerebro trabajaba buscando
afanosamente cómo explicarle el para qué necesitaba el dinero.
Rogó a Dios para que su voz no temblara, sentía que los nervios lo traicionaban... o
quizás era su conciencia que agudizaba sus recuerdos.
- Aló…- contestó una felina voz de mujer- ¿Quién habla?-
- Hola Margoth, soy Manuel. Qué placer escuchar tu dulce voz. ¿Cómo estás, mi pétalo
de rosa perfumada?
- Oh qué gusto me da oírte. Hace tiempo que no sé nada de ti. Desde que me enviaste
esa hermosa orquídea negra. Fue un bello y agradable detalle.
- Tú mereces muchas cosas, has sido muy buena amiga y…- guardó silencio.
- ¡Gracias! Tú siempre tan gentil ¿Y a qué se debe el milagro de tu llamada?
Manuel a causa de su timidez era indeciso y el trato con las mujeres lo ponía nervioso.
Por esto no sabía cómo afrontar la situación. Prefería comprar sexo y no tener
compromisos, pero con Ramona sintió una atracción que le llenaba el alma. El tema del
dinero lo inquietaba y debía reaccionar
25. - Necesito pedirte un favor, pero…
- Dime, estoy para ayudarte- lo animó
- Prefiero decírtelo personalmente. ¿Puedo pasar a verte ahora mismo?
- Por supuesto, ven y nos tomamos una copa, como en los viejos tiempos.
Margoth tenía mucha calle. Su taberna no era otra cosa que un burdel y había visto
desfilar hombres de todo tipo. Aprendió a interpretar un temblequeo de voz, los
silencios, las miradas, y sobre todo a no preguntar. Eso la convertía en terapeuta de
ocasión. No era amiga de nadie, en realidad, porque la confianza no era una virtud que la
acompañara, pero siempre estaba dispuesta a ayudar, a brindar un hombro afectuoso. Tal
vez eso la redimiría de la espina de la culpa que por años llevaba clavaba. Ser proxeneta
le pesaba, pero era redituable.
Al colgar el auricular, Manuel respiró tranquilo, al menos el primer paso ya estaba
dado. Mientras viajaba hacia el encuentro con Margoth, optó por decirle la verdad. Ella
había demostrado siempre ser una mujer comprensiva y la relación pasional que los
uniera alguna vez, dio paso a una gran amistad. Rondaba ya los cincuenta años y aunque
conservaba un gran atractivo, para Manuel esto ya no significaba nada. Ahora su corazón
estaba siendo ocupado por la pequeña Ramona. Se daba cuenta que era el amor que
había estado esperando toda su vida. Evocó su piel morena, su cuerpo curvilíneo.
“Ramona… la nacida en el país de los bellos ríos y los chacos preciosos”
Si lograba conseguir el dinero, esa noche le daría una gran sorpresa. Al pensarlo sonrió
con satisfacción.
Margoth lo estaba esperando como se lo prometiera con una copa de su licor
preferido. Luego de los abrazos y besos de rigor, ocuparon una mesita apartada donde
podían conversar sin la interrupción de nadie. Era muy temprano. El local abría sus
puertas al público, a partir de las ocho de la noche, por lo tanto todo era propicio para
que Manuel le expusiera, sin ambages, la situación en que se encontraba.
-Te noto preocupado ¿Qué te sucede mi querido amigo? El hombre suspiró
profundamente, antes de responderle:
-Sí, Margoth, tengo un gran problema y necesito de tu ayuda. ¡Estoy enamorado!
-¡Oh, felicitaciones!… Pero eso no es un problema Manuel, por el contrario, es algo
maravilloso!
- Pero el problema es que hoy es mi cumpleaños y he invitado a esa dama a celebrarlo
conmigo y… - Vaciló un instante antes de continuar.- No tengo dinero suficiente para
llevarla a un buen lugar. Y hoy quiero declararle mi amor.
Margoth sonrió y tomando sus manos le dijo:
- Manuel…¿Y para qué estoy yo en tu vida? No te preocupes, no voy a prestarte el
dinero, quiero dártelo como regalo de cumpleaños.
- Dime ¿Cuánto necesitas?
Manuel estaba muy sorprendido y no atinaba a coordinar sus ideas, pues no había
pensado en la cantidad que necesitaba para pasar una buena noche.
- No sé, solo para ir a cenar y comprarle un hermoso ramo de rosas…
- Bien, espérame un momento. Ya regreso. Salió dejando una estela de perfume que
envolvió a Manuel totalmente.
Minutos después regresó con un fajo de billetes que superaba en mucho lo que Manuel
hubiese esperado.
- Pero... esto es demasiado, amiga!- argumentó conmovido.
- Tómalo y cállate. Es tu cumpleaños y quiero que lo pases de maravilla. Y no se hable
más del asunto!
Secándose unas lágrimas indiscretas, abrió su portafolio y guardó el dinero. Agradecido
le dio un beso en la mejilla a la sonriente y satisfecha mujer y salió con paso apresurado.
Mientras se dirigía a su casa, comenzó a llover. Abrió su paraguas y mientras esperaba
un taxi, comenzó a planear el encuentro con la bella Ramona. ¿Qué le diría de entrada?
Tenía cierto temor de que sus palabras pudieran ser mal interpretadas y no alcanzara el
objetivo propuesto; conquistar a su bien amada. Al llegar a su casa, miró la hora en su
reloj de bella pulsera de acero cromada en dorado, eran las tres y veinte de la tarde. Se
despojó de su ropa mojada. Entró en el baño y tomó una ducha tibia, luego pulió su
bigote y su bien cuidada barba. De nuevo miró el reloj de la salita de estar y se dio
cuenta, que tenía tiempo suficiente para relajarse. Se puso a hacer un poco de ejercicios
físicos de calistenia, para secar la humedad de su cuerpo. Luego sirvió un brandy y
desnudo, todavía, se recostó en un mullido sofá y mientras lo bebía, sorbo a sorbo,
empezó a soñar. Esa noche tenía que ser maravillosa e inolvidable.
26. El brandy y los ejercicios le habían sentado bien y se sentía más tranquilo. Encendió la
televisión. A esa hora transmitían un buen partido de fútbol, al menos podía enterarse
del resultado, pero no pudo concentrarse. De nuevo el encuentro de esa noche invadió
sus pensamientos. Ya tengo el dinero suficiente para invitarla al mejor restaurante de la
ciudad. Pero…- ¿A dónde la llevo? Pensó que tal vez en alguno lugar de Puerto Madero.
Pero desistió en seguida, porque en esos sitios había que hacer reserva con mucha
antelación. Siguió cavilando. De pronto sus ojos se iluminaron.
-Ya está- Gritó entusiasmado -La llevaré a la Costanera. Es el mejor restaurante que
hay frente al río. No tengo que reservar mesa, Don Ruperto es mi amigo ¡Así, tal vez, la
impresione con mi esplendidez! Y esto me de la fuerza de ánimo que necesito para
decirle todo lo que siento por ella.
Se detuvo un instante, no quería dejar nada librado al azar, debía tener la certeza de
que Ramona sí aceptaría la invitación. Sintió un deseo imperioso de hablar con ella, de
saber….
-¿Y si ella dice que no?- se preguntó en voz alta
Se dirigió al teléfono, tenía que acabar con la duda. De repente recordó que ella aún
estaba trabajando. Se imponía entonces, la obligación de esperar.
El tiempo se le hizo interminable para Ramona. No supo cómo pudo trabajar el resto
del día, hasta que a las cinco de la tarde, no pudiendo aguantar la zozobra, decidió pedir
permiso a su cuñado para salir. Necesitaba llegar cuanto antes a su apartamento.
Preparar todo para cuando él la llamara y organizarse rápidamente para no llegar tarde
al encuentro con la felicidad.
Estaba excitada. Había deseado tantas veces salir con él, así fuera tan solo a caminar.
Hoy ese anhelo se hacía realidad y por supuesto que tenía que aprovechar esta invitación.
-Dicen que las oportunidades sólo se presentan una sola vez- murmuró mientras abría
la puerta de entrada. Ya en el interior se dedicó a elegir la ropa que iba a utilizar. Pensó
en una blusa blanca abrochada por delante, escotada y una falda negra corta…
Pero después de pensarlo no se sintió satisfecha con la elección. Era un traje muy
informal y la fecha requería algo un poco más sobrio, pero a la vez sugerente. De
repente recordó el vestido negro que usara en el matrimonio de su hermana. Era un traje
hermoso y elegante que moldeaba su figura a la perfección. Usaría además el aderezo de
brillantes que le dejara como herencia, su tía abuela. Los zapatos de tacos altos le
favorecían demasiado, dada su baja estatura. Dejaría su largo cabello suelto y un
maquillaje muy sutil daría a su rostro un aire juvenil y seductor. Era pues la ocasión
propicia para una conquista y no la desaprovecharía.
Estaba excitada. El solo pensar en una cita con él hizo que sus pezones se irguieran.
Entró al cuarto de baño, una ducha fría calmaría su ansiedad. Se desnudó lentamente,
abrió la llave del agua y se metió debajo de ella. A lo lejos escuchó el timbre del
teléfono y corrió a responder. Antes de hacerlo respiró profundamente, tomó el auricular
y con un tono muy suave saludó:
-Hola, buenas noches-
Al otro lado de la línea alguien preguntó:
- ¿Con quién hablo?
- Con Ramona Gómez- había decepción en su voz.
- Oh, perdón, me he equivocado. Se disculpó una mujer y colgó.
Lentamente regresó al baño. Sintió ganas de llorar y no sé explicó el porqué.
Terminó de bañarse y envuelta en su toalla fue a la cocina y se sirvió una taza de
café, que bebió mientras miraba pensativa el techo de la habitación. El tic tac del reloj
marcó las siete de la noche, al tiempo que de nuevo repicaba el teléfono. La
conversación duró escasos minutos. Ambos estaban ansiosos por el encuentro personal,
que quizás uniría sus destinos para siempre. Acordaron que Manuel la recogería en la
puerta de su apartamento a las ocho de la noche.
Ya era hora de ponerse a tono. Su traje era elegante. Reservado para las grandes
ocasiones. Con esmero se vistió, pendiente de cada detalle. Gemelos para las mangas de
la camisa, un toque de fina loción, un clavel en el ojal de su traje… Al mirarse por
undécima vez al espejo se sintió muy satisfecho… Un aire de galán lo rodeaba, debido a
la pasión y el amor que le brotaba del pecho.
- ¡Qué cosa tan extraña, me siento dueño del mundo!- concluyó en voz alta.
Mientras que llegaba Manuel a recogerla, Ramona telefonea a su hermana Raquel,
para contarle sobre la invitación de esa noche.
27. -¿Quién es Manuel?- pregunta con recelo su hermana.
-- Hasta ahora un desconocido que toma café con leche con medias lunas todas las
mañanas en el Bar Español, donde trabajo- responde con simpleza, y agrega:
- No es un hombre joven y no nunca habla de su vida personal.
- Debes tener cuidado- aconseja Raquel con preocupación- ¿Y si resulta un psicópata?
¿Lo has pensado?
Estas palabras calaron hondo y la dejaron muy pensativa. Sin embargo, estaba
decidida a salir esa noche con Manuel.
Al salir a la calle encaminó sus pasos hacia una elegante floristería. Un ramo de
flores, es un detalle que enternece a las mujeres y su amada Ramona no era la
excepción. Ya la vislumbraba en su vida como la compañera ideal, y la madre de sus
hijos. La lluvia había amainado dejando en el aire una suave frescura de primavera. La
noche era ideal para una cita de amor.
Al llegar a la floristería, solicitó el servicio:
-Por favor, que sean las más hermosas rosas rojas. El amable empleado le sugirió:
- Tenemos de varios tipos, pero las rosas colombianas son las más bellas y grandes.
- De acuerdo, entonces que sean ésas.
Minutos después al recibirlas, Manuel admiró la belleza de las flores y satisfecho
canceló el importe, dándole una excelente propina al empleado que la recibió en medio
de grandes muestras de agradecimiento.
Al consultar su reloj, éste, marcaba las ocho en punto. Desde su teléfono celular pidió
un auto de alquiler. Seguramente Ramona ya lo esperaba impaciente y no quería hacerla
esperar. Al descender frente al edificio, pidió al conductor que lo esperara un momento,
para que luego lo condujera hasta la Costanera.
Tomó el ascensor hasta el piso seis y frente al apartamento “601-D, pulsa el timbre y
espera… La inconfundible voz de Carlos Gardel se deja escuchar desde un apartamento
vecino. La letra de la canción es premonitoria, al menos así lo percibe Manuel…
“…El día que me quieras
la rosa que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color…”
En el interior Ramona escucha el timbre de la puerta de entrada, sabe que es él.
Toma el chal y la pequeña cartera de mano, se arrodilla ante el altar de la virgen, se
bendice y le pide su protección. Una última mirada en el espejo de luna y con la más
hermosa sonrisa, abre la puerta. La sorpresa de Manuel no tiene límites. Frente a él está
Ramona transformada en una bellísima mujer. Siente su corazón latir de prisa.
- Hola - Ella también está impresionada al ver al galante caballero, que tímidamente
le ofrece el ramo de flores.
- ¡Oh que bellas rosas! ¡Gracias!- dice con emoción mientras aspira con deleite el
delicado aroma
- Estás muy hermosa- le dice casi en un murmullo
- Tú también estás muy elegante- replica ella con un poco de coquetería y orgullo por
la lisonja recibida
- Espérame un instante, voy a dejar las flores en un jarrón. Pero entra mientras lo
hago- lo invita a pasar con un ademán.
- No, yo te espero. Hazlo pronto que un auto nos espera.
Segundos después salen del edificio, abordan el vehículo que enfila rumbo al lugar
que le han indicado. La noche se hace cómplice de este naciente amor. A lo lejos las
estrellas parecen ojos diminutos que los observan.
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Llegaron al Restaurante La Costanera. Don Ruperto, el propietario, como era su
costumbre con todos los clientes los recibió, ofreciéndoles una mesa con vista hacia al
río, como atención especial, por ser amigo de Manuel. Después de retirarse se acercó un
camarero con la carta. Aún era temprano para cenar y de común acuerdo pidieron un
aperitivo; un Oasis para Ramona y un Negroni para Manuel. El entorno era de por sí
fantástico. La música los transportaba a un mundo irreal y romántico. Poco a poco
fueron bajando las tensiones. La conversación alegre y trivial les ayudó a superar sus
ansiedades. Momento que aprovechó Manuel para declararle su intenso amor y pedirle
que aceptara sus amores. Ramona como era de esperarse, no vaciló ni un instante para
darle el sí.
28. A las 9.00 ordenaron la cena, que transcurrió en un ambiente de intimidad y
romanticismo. Al terminar de cenar decidieron ir a disfrutar de la vida nocturna que
brindaba la ciudad. Esa noche hacía su presentación en uno de los centros nocturnos, la
famosa compañía “Pasión Artística” con su espectacular show “Sólo Tangos”, Ramona
moría por conocerlos y así se lo comentó a Manuel, y él ansioso como estaba por
complacerla, aceptó de inmediato.
La discoteca estaba con lleno completo, pero esto no fue impedimento para que el
enamorado hombre, consiguiera una buena mesa cerca a la pista. En los intermedios los
asistentes podían bailar y la pareja que estaba estrenando su amor lo hizo hasta el
cansancio. Cerca de las tres de la madrugada, decidieron retirarse. Estaban ebrios de
amor y de licor y todo se conjugó para que optaran por terminar esa mágica noche en un
hotel.
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Unos discretos golpes en la puerta despertaron a Manuel. Abrió los ojos y percibió los
rayos del sol que entraban a raudales a la habitación. Lentamente se levantó de la cama
y se acercó a la ventana y a través de la rejilla, pudo ver los altos y blancos muros, que
rodeaban el lugar. El paisaje le era familiar, pero no pudo recordar dónde se hallaba. Se
dirigió hacia la puerta e intentó abrirla, pero estaba cerrada por el exterior. Regresó a la
cama y se sentó a esperar.
Poco después entraron dos enfermeros que sin saludar, procedieron a examinarlo. Él
se dejó revisar sin hacer preguntas. Luego ingresó una enfermera que amable le dio los
buenos días, mientras lo llevaba al cuarto de baño. Después de asearlo lo vistió, hizo
curaciones en sus heridas y se retiró. Otra enfermera entró con el desayuno
- ¿Dónde estoy?- preguntó mientras trataba de coger el vaso con el jugo de naranja
- En el hospital Psiquiátrico San Juan de Dios- le respondió amablemente la
enfermera.
- ¿Por qué?- dirigió la mirada hacia la ventana
- Porque estás loquito Manuel- la enfermera rió entre dientes, al tiempo que le daba
el puré con una pequeña cuchara. ¿No recuerdas nada? Ya llevas aquí una semana y esta
es la segunda vez que te traen.
Con la mente en blanco Manuel sonrió y siguió recibiendo el desayuno y luego tomó los
medicamentos. Al terminar salieron los tres, solo la enfermera se despidió:
- Hasta más tarde Manuel- y luego dirigiéndose a los compañeros agregó:
- Menos mal que ahora está pasivo, no como la noche en que ingresó.
La puerta se cerró y el paciente de la habitación 023 del pabellón B se acostó a dormir
de nuevo.
Para Ramona descubrir el estado de salud mental de Manuel fue una experiencia
terrible y a pesar de todo lo que sufrió esa noche en el hotel, no podía dejar de sentir
pena por el hombre del que se había enamorado. Lo perdonó cuando el médico le
informó, que su agresividad fue por la falta del medicamento. Pues no lo tomó pensando,
seguramente, en el licor que iba a consumir y por eso su cerebro se había desquiciado.
Cuánto infortunio se hubiera evitado, si por curiosidad hubiese visto el contenido de
su maletín. Vino a su mente la ocasión que se le presentó, la vez que él, por olvido, lo
había dejado abandonado en el restaurante. Allé estaba su historia clínica, los
medicamentos y todo cuánto representaba esa amarga verdad de su demencia.
Recordó cuando él trato de asfixiarla en la tina, mientras se daban un baño de
burbujas, después de hacer el amor. Aún persistía esa sensación escalofriante cuando la
persiguió por la habitación, hasta que pudo sacar de su cartera la navaja sevillana para
amenazarlo y aunque no era su intención, tuvo que defenderse con ella hiriéndolo varias
veces. Aún resonaban en su mente sus propios gritos pidiendo auxilio. Pero todo ya era
una experiencia del pasado y se imponía el deber de olvidar.
Ya habían pasado tres meses, sin embargo, se sentía obligada a ir a visitarlo. Su
corazón y su amor se lo exigían así. Esa tarde antes de la visita, Ramona pasó al
consultorio del médico especialista que estaba tratando a Manuel, para saber si era
pertinente ese encuentro.
-No está tan loco, es diferente a los demás– le dijo el titular de la clínica. Este
hombre está enamorado hasta el delirio. No habla más que de Ramona, su novia. Desde
que fue recluido aquí, ella no ha venido a visitarlo. Y es un caso raro éste, porque ella
puede ser su salvación.
29. - Yo soy Ramona, la novia de él-
- Oh, muy bien. Él ha mejorado mucho en estas semanas. Ha recuperado su memoria
que era lo que más nos preocupaba. Pero no habla sobre lo sucedido. Sería muy
importante que al terminar la visita, regrese usted a mi consultorio para que me informe
todos los pormenores de la entrevista. Esto me servirá para el tratamiento que llevo a
cabo. Tal vez en un mes ya pueda darle de alta para que regrese a su hogar.
-Así lo haré- prometió Ramona. Mientras se encamina por el largo pasillo hacia el
salón de visitas, piensa en este nuevo encuentro. No sabe cómo reaccionará él al verla y
esto la inquieta.
Manuel ha recuperado parte de su salud. Ya es cotidiano verlo caminar por el jardín o
sentado bajo la sombra de un árbol leyendo. Es un ser tranquilo y amable, razón por la
cual no necesita vigilancia extrema. Se ha ganado la confianza de todo el personal de la
clínica.
Pero todo es sólo en apariencia, Manuel no está bien. Manuel aún lucha con los
fantasmas de su locura. Espectros que lo acompañan en sus horas de soledad.
Esa tarde le han anunciado una visita. Finge indiferencia y sonríe. Con parsimonia
empieza a prepararse. La enfermera lo observa y al notarlo tan sereno se retira, dejando
la puerta abierta. Al salir de la habitación se encuentra con un enfermero que ha de
acompañarlo hasta el salón de las visitas. En su interior la ansiedad empieza su misión
devastadora, pero su acompañante no lo percibe y señalándole la puerta de ingreso se
despide con una palmadita en el hombro y sigue por el pasillo hacia la recepción.
En el umbral de la puerta Manuel mira a su alrededor y volviendo sobre sus pasos
decide regresar a su habitación. De pronto ve unas escaleras, vacila un instante, pero de
repente impulsado por la paranoia las asciende rápidamente. Ignora hacia donde
conducen, pero algo, muy dentro, le dice que van hacia la libertad. Finalmente se
detiene al llegar al último piso. La puerta está cerrada, manipula el cerrojo y la abre de
par en par. El espacio abierto lo impacta y siente sobre su rostro la frescura del viento.
Levanta sus brazos y corre de un lado hacia otro. Su mente no coordina. Se siente feliz e
infinitamente libre y creyéndose un águila, exhala un grito de placer y se lanza al vacío
Hay una conmoción general. Médicos, enfermeras y visitantes se mezclan en su prisa
por salir. Ramona por instinto, también corre. Algo en lo más recóndito del alma le
vaticina algo funesto y no se explica qué puede ser. Finalmente llega al lugar donde
todos rodean a los médicos que atienden al hombre que se ha lanzado desde la azotea.
Abriéndose paso, se acerca y observa en medio de una gran charca de sangre el cuerpo,
ya sin vida de Manuel. Lentamente se arrodilla y lo abraza. No puede evitar el llanto al
posar los labios en su frente. Es el último adiós a quien fuera el amor de su vida.
Unas golondrinas cruzan en raudo vuelo, contrastando con las pequeñas nubes blancas
que se alejan hacia el sur. Todo en la naturaleza continúa su ritual en el tiempo.
Ana Coronel
Carlos Martínez
Carolina Fernández
Eliane Bösch
Gala Grosso
LidyFeliz
Jop Piobb
Susana Ruggiero
Martha Velásquez
30. N oticias
Graciela Amalfi, compañera en las letras y habitual en los almuerzos mensuales nos
ha presentado sus dos primeros hijos de papel.
El primero de ellos, "Desarmando palabras", libro de historias cuenteras en cuyo
interior hay una realidad vestida de ficción, como nos lo describe la propia autora.
El segundo, "Kumiko, mujer sin
tiempo" es su primera novela relatando
la historia de una muchacha americana,
descendiente de una familia oriental. El
lector podrá ver reflejados algunos
episodios de su vida en la del personaje.
31. En el almuerzo del mes de abril se presentó "Trio Vivo" escrito por tres
escritoras, Leny Pereiro, Patricia López y Susana Ruggiero, con tres estilos
diferentes pero con una sola intención: "Conducir este carrusel e invitarlos a
que las acompañen..." como nos dicen en la contratapa de su libro. Misterio,
locura y erotismo son los tres componentes que los lectores encontrarán entre
sus páginas.
32. En el mes de julio, se presentó "Brújula de Quimeras", primer libro de la
joven poeta esquinense Deos, el que nos muestra una selección de poemas en
la búsqueda de ese sueño que día a día persigue y que va logrando poco a
poco.
33. En su primer libro "Mi Galaxia Interior", Eduardo Cortese, creador y
administrador de Sabor Artístico, nos permite adentrarnos en su interior y nos
comparte sus visiones de la muerte, de la vida y de la lujuria, ya sea con
poemas ya sea mediante cuentos.
34. En el mes de septiembre nos visitó en nuestro mensual almuerzo la
escritora argentina Marianne Gambell aunque residente en Israel. Aprovechó
el mismo para presentarnos su poemario "Exploraciones y Reencuentros", una
muestra de su poesía más íntima, más personal.
35. Mª de Lourdes González, a la que familiarmente llamamos Marita, es
coadmistradora de Sabor Artístico y nos presentó en el mes de septiembre su
primer libro titulado "Y... si simplemente te dijera..." en el que manifiesta
sus sensaciones de la vida y del amor compartiéndolos con los lectores.
36. Nuestro amigo y compañero en las letras, Carlos Martínez nos presentó en
el mes de octubre "Añoranzas" segundo libro que publica, en el que los
sentimientos y sensaciones a flor de piel están magníficamente vertidos en
forma de poemas.
37. En marzo de llevó a cabo la presentación de la 2ª edición de la antología "El
Sabor de las palabras" de Sabor Artístico, en la que participaron 20
compañeros en las letras y que nos mostraron sus poemas y relatos y cuentos,
acortando distancias entre los que concurrieron a la convocatoria.
38. Y llegó el mes de noviembre y la Biblioteca Nacional de Buenos Aires fue el
marco elegido para la presentación de la tercera antología de Sabor Artístico,
a la que se tituló "Sabor a Vida". Se contó en esta ocasión con la participación
de 34 escritores de diversas nacionalidades. Nos acompañaron los miembros
de la agrupación coral del Highest College de Saavedra y contamos con la
asistencia de la mayoría de los autores así como familiares y amigos, a los que
agradecemos desde estas líneas su asistencia y la calidez con la que nos
cobijaron durante el desarrollo del evento.