1. Género
Debido a que el estatus de las mujeres no es producto de
un factor único, existen diversas teorías sobre el género que
enfatizan distintos aspectos de éste. Sin embargo, se puede
afirmar que la mayoría coinciden en que a partir de una
importancia exagerada a las diferencias biológicas -y de una
invisibilización de las grandes similitudes- se construyen las
diferencias/desigualdades constitutivas de cada sexo: A los
bebés con genitales masculinos-o masculinizados-se les
asigna unas características y a las bebés con genitales
femeninos-o feminizados-las características contrarias.
2. Género
Esa asignación de características, comportamientos y roles tiene
elementos descriptivos y normativos a la vez. Esto hace que el
funcionamiento del sistema por medio del cual se van
construyendo las identidades de mujeres y hombres desde su
nacimiento o antes, sea más difícil de aprehender. Ninguna
mujer ni ningún hombre pueden identificarse cien por ciento
con todas las atribuciones que su propia cultura asigna a cada
sexo. Así, algunas personas se resisten a aceptar que su
identidad fue construida desde afuera y se aferran a la idea de
que son como son, porque así nacieron. Si bien es cierto que
nadie puede identificarse totalmente con su género, también lo
es que nadie puede honestamente decir que no ha sido
marcada/o por él.
3. Género
Es importante saber que la identidad de género no se construye aislada de otras
categorías sociales como la raza/etnia o la clase socio económica y es calificada por la
edad, la orientación sexual, el grado de capacidad/habilidad, la nacionalidad, etc. De
manera que la sociedad no construye a todas las mujeres idénticamente subordinadas ni
a todos los hombres con los mismos privilegios aunque universalmente todas las mujeres
son subordinadas a los hombres. Es difícil reconocer, por ejemplo, que una mujer de
clase alta, en edad reproductiva, adinerada, sin discapacidades visibles, blanca, esposa
de un banquero, pueda compartir la subordinación de género con una mujer pobre,
vieja, discapacitada y negra. Pero así es. Ambas comparten el mandato de ser PARA...un
hombre, los hijos, la casa....; ambas son invisibilizadas por el lenguaje, marginadas de la
historia, y permanentemente víctimas potenciales del abuso y acoso sexual. Ambas viven
en un mundo que simbólicamente las aniquila y que constantemente les recuerda que
ser mujer es no ser persona y sin embargo, cada una pertenece a un grupo, generación,
clase, cultura, etc. que construye de distintas maneras esta subordinación.
4. Género
El concepto de género alude, tanto al conjunto de características y
comportamientos, como a los roles, funciones y valoraciones
impuestas dicotómicamente a cada sexo a través de procesos de
socialización, mantenidos y reforzados por la ideología e
instituciones patriarcales. Este concepto, sin embargo, no es
abstracto ni universal, en tanto se concreta en cada sociedad de
acuerdo a contextos espaciales y temporales, a la vez que se
redefine constantemente a la luz de otras realidades como la de
clase, etnia, edad, nacionalidad, la discapacidad, la orientación
sexual, etc. De allí que las formas en que se nos revelan los géneros
en cada sociedad o grupo humano y en cada generación, varia
atendiendo a los factores de la realidad que concursan con éste.
5. Género
La atribución de características, comportamientos y roles dicotómicos a
cada uno de los sexos es un problema de discriminación contra las
mujeres porque, como ya se dijo, los de las mujeres gozan de menor o
ningún valor. Pero el problema es más serio aún: las características,
comportamientos y roles que cada sociedad atribuye a los hombres, son
las mismas que se le asignan al género humano. De esta manera lo
masculino se convierte en el modelo de lo humano. Esto dificulta aún
más la eliminación de la discriminación contra las mujeres porque ya no
se trata solamente de eliminar estereotipos y cambiar roles sino que es
necesario reconceptualizar al ser humano. Tarea que implica reconstruir
todo el “saber” que hasta ahora ha partido de una premisa falsa: el
hombre como modelo o paradigma de lo humano y la mujer como “lo
otro”.
6. Género
Como explica Saffioti(*), las personas al nacer son transformadas, a través de las
relaciones de género, en mujeres y hombres, de manera tal que cada una de
estas categorías-identidades, excluye a la otra. Así, el sexo anatómicamente
configurado sugiere, en términos estadísticos, la transformación de ciertos
individuos en mujeres y de otros en hombres. El convertirse en una u otro es
por lo tanto obra de las relaciones de género y no de la biología o la anatomía.
Tan es así que bebes de genitales masculinos pueden convertirse en mujeres así
como bebes de genitales femeninos, en hombres. Desde la perspectiva de las
relaciones de género, hombres y mujeres son ambos prisioneros del género,
pero de maneras altamente diferenciadas aunque interrelacionadas. Resulta
interesante que aunque el Derecho sancione a todas aquellas personas que no
se conforman con su género, es más fácil recurrir a procedimientos quirúrgicos
para cambiar los genitales y otras características sexuales, que tratar de alterar
el género. Recordemos que aunque este es socialmente impuesto a una
persona, es percibido por ella como propio o conquistado y por ende inviolable.
* Saffioti, Heleieth, “Rearticulando género e classe social” en UMA Questao de Género, Fundacao Carlos
ChagasEditora Rosa dos Tempos, Rio de Janeiro, 1992, pp. 183-7.
7. Sobre la definición propuesta
Como se desprende de la definición escrita en 1994, el género es
construido no con base en algo inmutable como se creía que era el
sexo de una persona, sino con relación al otro género, tan mutable e
histórico como él mismo.
El género no se concibió como una variable o condición social aislada
de otros condicionantes sociales como la raza, el estatus social, la
discapacidad, etc. Por ello, insisto en que la interseccionalidad
siempre ha estado presente en el concepto de género.
El problema no es con el concepto en sí, sino en la tergiversación de su
contenido a tal punto que se ha tomado a la esposa del hombre
modelo de lo humano, como el “modelo de mujer” de manera tal que
muchas leyes y acciones para la igualdad de los géneros, toman en
cuenta sólo a estas mujeres.
8. Perspectiva de género
Es la que visibiliza los distintos efectos de la construcción
social de los géneros. Pone al descubierto cómo el
hombre y lo masculino son el referente de la mayoría de
las explicaciones de la realidad en detrimento de las
mujeres y de los valores asociados con lo femenino, y
sugiere nuevas formas de construir los géneros que no
estén basadas en la discriminación.
9. Perspectiva de género
La perspectiva de género feminista introduce la mirada y experiencia del género
femenino; colectivo cuyos deseos, necesidades y experiencias han sido invisibilizadas o
subvaloradas y desde allí contribuye al desmantelamiento de todos los mecanismos y
formas que asumen los sistemas de dominación. Como el género se manifiesta de
distintas maneras dependiendo de la clase, raza, discapacidad, etc., la perspectiva de
género no es la de una clase o sector de mujeres sino la de aquellas personas que se
encuentran subordinadas por su condición de género aunque también sufran de otras
subordinaciones.
Además, la perspectiva de género feminista no es la contraparte de la perspectiva
androcéntrica ya que no pretende la centralidad del género femenino en el sentido de
construir una mirada que se erija en una mirada única y aplicable como tal a la totalidad
de los colectivos humanos. Al poner en el centro a las relaciones de poder, y por
consiguiente no invisibilizar al género masculino, es mucho más amplia que la segunda.
Parte de las distintas experiencias de subordinación de las mujeres, visibilizando las
relaciones de poder entre los géneros y el hecho de que en todo discurso o explicación
de la realidad hay una perspectiva involucrada.
10. Una perspectiva de género masculina no androcéntrica también
permite visibilizar la experiencia e intereses de los varones como
grupo específico contribuyendo a la vez, a una mirada más integral
y concreta de los fenómenos sociales. Que los varones sean vistos
como un grupo especifico en vez de como representantes de la
humanidad toda, y que incluye el análisis del poder entre los
género que coloca a los hombres en una posición de dominación y
ventajas y que ellos describan y registren sus realidades desde
ésta, contribuye a la transformación de la realidad que mutila tanto
nuestras humanidades masculinas las femeninas.
Perspectiva de género
11. Sobre la definición propuesta
Después de veinte años, considero que esta conceptualización implica:
reconocer que existen relaciones de poder que se dan entre los géneros y que, en general, estas relaciones son
favorables a los varones como grupo social y discriminatorias para las mujeres entendidas también como grupo
social;
que las relaciones de poder entre los géneros también mutilan la humanidad de los varones y les causan serios
problemas pero esto no significa que no estén en una posición de clara ventaja política, social, cultural,
simbólica, ideológica y económica con respecto a las mujeres.
que ni el grupo social compuesto por los varones ni el compuesto por las mujeres son homogéneos pues
además del género, cada grupo también es definido por otras relaciones sociales como las de clase, etnia,
edad, orientación sexual, etc.
que las relaciones de género han sido construidas social e históricamente y son constitutivas de las personas;
que la perspectiva de género se aproxima a la realidad desde las miradas de los géneros y sus relaciones de
poder, y que por lo tanto no es una mirada “de las mujeres” simplemente sino “desde las mujeres como grupo
social subordinado” o “desde los hombres como grupo social dominante”.
Que la mirada de género no está supeditada a que solo la adopten las mujeres ni está dirigida exclusivamente a
nosotras. Es una cuestión de concepción del mundo y de la vida, que exige un compromiso vital.
12. Sobre la definición propuesta
que las relaciones de género han sido construidas social e históricamente y son
constitutivas de las personas;
que la perspectiva de género se aproxima a la realidad desde las miradas de los
géneros y sus relaciones de poder, y que por lo tanto no es una mirada “de las
mujeres” simplemente sino “desde las mujeres como grupo social subordinado” o
“desde los hombres como grupo social dominante”.
Que la mirada de género no está supeditada a que solo la adopten las mujeres ni está
dirigida exclusivamente a nosotras. Es una cuestión de concepción del mundo y de la
vida, que exige un compromiso vital.