Este documento discute la importancia de enseñar a los niños a usar palabras como "por favor" y "gracias", y a respetar a los demás, para que ellos mismos sean respetados. Explica que pequeños gestos como dar las gracias crean un mundo más respetuoso. También describe las etapas del desarrollo moral en los niños y cómo aprenden a reconocer las necesidades de los demás. Resalta que la crianza respetuosa fomenta la empatía en los niños y una comunicación positiva entre padres e hijos.
2. Debemos enseñar a los niños que
las palabras por favor y gracias
les pueden abrir muchas puertas,
y que el respeto a los que les
rodean es fundamental para ser
igualmente respetados.
3. El valor de dar las “gracias”, de
tratar con respeto el alma del otro,
el hacer uso del “por favor” en
nuestras demandas o interacciones
con aquellos que nos rodean es un
acto de nobleza que merece la pena
transmitir a los más pequeños.
4. Es muy posible que tú mismo seas “de esa generación”,
de aquella a la que le enseñaron con firmeza que a las
personas se les respeta, y que es necesario tratar con
cariño para, a su vez, ser tratado también con
reconocimiento.
Es esencial fomentar también este tipo de costumbres
en nuestros hijos para que en su día a día no solo den
ejemplo, sino que propicien entornos sociales más
respetuosos y poder crear así, un mañana más íntegro.
Porque, lo creamos o no, pequeños gestos crean
universos enteros.
5. El poder de dar las gracias, un acto que transmitir
a nuestros hijos
Dar las gracias, decir buenos días o pedir las cosas
por favor no es solo un acto de cortesía.
Lo creamos o no, es una forma de conseguir que
nuestros niños piensen y pasen de ese egocentrismo
habitual de la infancia temprana a ese
reconocimiento del otro y de sus necesidades. Algo
que debe acontecer ya a partir de los 6 años.
6. El desarrollo moral en los niños
Uno de los autores más conocidos a la hora de hablar del
desarrollo moral de los niños fue sin duda Lawrence Kohlberg.
Cabe decir, eso sí, que pueden existir muchas diferencias de niño
a niño, e incluso de hermano a hermano, pero lo habitual es
seguir este desarrollo en lo que se refiere a la toma de conciencia
del respeto, de las normas y el reconocimiento del otro.
Durante la primera infancia, entre los 2 y los 5 años, el niño se
rige solo por los premios y los castigos. Entiende que hay
normas impuestas que hay que obedecer para ganar afecto y
para evitar posibles regañinas o castigos.
7. En la segunda infancia acontece, sin duda, la edad de oro.
Entre los 6 y los 9 años se deja a un lado ese egocentrismo
individualista de forma gradual. De modo que, entre los 8
o los 10 años, el niño ya es capaz de entender ese bien
común, ese respeto que ofrecer a los demás y que revierte en
uno mismo.
Es habitual que en estas edades salgan en defensa de sus
amigos, de sus hermanos, que tomen conciencia no solo de
lo que es justo de forma individual.
Poco a poco, y más llegada ya la adolescencia,
desarrollarán una “justicia propia”, siendo críticos ya ante
determinadas cosas que consideran poco respetuosas o
injustas.
8. Gestos de cortesía para permitirles conectar mejor con el mundo
Cuando alguien ofrece a un niño de cuatro años un regalo, es común
que los padres le indiquen aquello de “¿Qué se dice ahora?”, a lo cual,
el niño, casi a regañadientes y en voz baja, diga eso otro de “Gracias”.
No importa si hemos de repetírselo muchas veces: llegará un momento
en que no solo lo automatice, sino que se dé cuenta de lo que consigue.
Cuando pide “por favor” las cosas en clase, puede descubrir que un
compañero se las ofrece con una sonrisa. A su vez, al decir “gracias”,
el otro niño le responderá con agrado.
9. Todo ello propicia poderosas conexiones basadas en las
emociones positivas.
Este tránsito entre dar las gracias de forma obligada hasta
que el propio niño lo hace con espontaneidad y con agrado
es un proceso maravilloso que revertirá en su vida.
Porque los gestos positivos ofrecen calidez, y tratar con
respeto a los demás hace las cosas más fáciles.
10. El poder de la crianza respetuosa
Estamos seguros de que ya has oído hablar de la “crianza
respetuosa”. Es un concepto traído por autores William
Sears o John Bowlby.
En esta interesante corriente se enfatiza la necesidad
propiciar la adaptación natural del niño a sus entornos,
así como de fomentar la empatía en el niño, ese vínculo
emocional que le permitirá entender mucho mejor el
mundo, a las personas y a sí mismo.
11. La crianza respetuosa es aquella donde se
fomenta un apego saludable entre los padres
y los niños, hay cercanía física, abrazos,
caricias, palabras positivas y una
comunicación continua.
Pilares como las palabras positivas son clave
en esta corriente.