1. Persona.
Definición.
En el lenguaje cotidiano, la palabra persona hace referencia a un ser con poder de
raciocinio que posee conciencia sobre sí mismo y que cuenta con su propia
identidad. El ejemplo excluyente suele ser el hombre, aunque algunos extienden el
concepto a otras especies que pueblan este planeta.
Una persona es un ser capaz de vivir en sociedad y que tiene sensibilidad, además
de contar con inteligencia y voluntad, aspectos típicos de la humanidad.
El término “persona” fue introducido en el lenguaje filosófico por el estoicismo
popular con el significado de máscara (per-sonare, resonar de la voz), en el sentido
de rol del actor en un contexto dramatúrgico que indicaba metafóricamente la tarea
y la parte que el hombre “representaba” en su vida.
En el ámbito del derecho, una persona es todo ente que, por sus características,
está habilitado para tener derechos y asumir obligaciones. Por eso se habla de
distintos tipos de personas: personas físicas (como se define a los seres humanos)
y personas de existencia ideal o jurídica (grupo donde se agrupan las corporaciones,
las sociedades, el Estado, las organizaciones sociales, etc.).
Las personas físicas o naturales están contempladas desde un concepto de
naturaleza jurídica que fue elaborado por juristas romanos. En la actualidad, las
personas físicas cuentan, por el solo hecho de existir, con diversos atributos
reconocidos por el derecho.
Las personas jurídicas o morales son aquellos entes que, para llevar a cabo ciertos
propósitos de alcance colectivo, están respaldados por normas jurídicas que les
reconocen capacidad para ser titulares de derechos y contraer obligaciones.
Etimología.
El término del que procede persona deriva del latín, se conocía como persōna que
significa “máscara de actor”, “personaje teatral”, “personalidad, persona”.
La forma latina se asegura derivada de phersu en etrusco. El término persona se
considera propio del uso en el pueblo romano, pero también parece poseer el mismo
significado que la voz griega; πρόσωπον (prosopón), de donde se ha supuesto que
derivaría la forma latina. La forma griega πρόσωπον posee el significado de
máscara. Al hablar de la máscara de los personajes teatrales el estoico Epicteto
dice: “recuerda que tú no eres otra cosa que actor de un drama, el cual será breve
o largo según la voluntad del poeta, puesto que a ti sólo te corresponde el
representar bien a la persona que se te destina, cualquiera que sea. De acuerdo al
Diccionario Filosófico de Ferrater Mora se considera que el uso jurídico de
2. πρόσωπον como sujeto legal sería el que posteriormente fue llevado al ámbito
teológico y filosófico que dotó de contenido al significado de persona en nuestra
lengua.
La diferencia en el concepto latino y griego parece recaer en la extensión de
personalidad humana que posee la acepción latina y no se considera en la voz
griega (ibídem). Es posible que la distinción proceda de cómo en la polis griega el
ser humano es considerado como ciudadano, mientras que en el naciente
pensamiento cristiano de la sociedad romana, la persona se ve ligada a la idea de
un ser trinitario y a la vez uno solo, una persona que es trinitaria. La necesidad de
unificación del concepto para la divinidad ayudó a delimitar el concepto de persona.
Una vez que la persona como unidad requiere de una esencia que le provea de
coherencia para el cristianismo. En el pensamiento griego no se requirió dotar con
el significado de personalidad que ya posee el ciudadano y cuya importancia en la
polis griega es fundamental. En cambio, para el pensamiento cristiano la posibilidad
de semejanza entre Dios y el hombre procede de esa comunión en donde ambos
son personas.
Personalidad.
Definición.
La personalidad es el conjunto de características físicas, genéticas y sociales que
reúne un individuo, y que lo hacen diferente y único respecto del resto. Tiene
referencia en el latín “personalis”, compuesta por el vocablo persona, que implica la
máscara apreciada históricamente en el teatro, con referencia también en el griego
prósopon (literal para máscara), y el sufijo “alis”, traducido como "referido a".
Comprende, así, las "cualidades del individuo". Debe entenderse la interpretación
de máscara como los detalles de uno, y no como alguna clase de escondite.
La personalidad es el resultado de la articulación dinámica de los aspectos
psicológicos (intelectuales, afectivos, cognitivos y pulsionales) y biológicos
(fisiológicos y morfológicos) característicos de cada persona y que le distinguen de
las demás. Durante un largo período de tiempo, se consideró que la personalidad
era inmodificable. Una de las características de la máscara en el teatro antiguo era
su permanencia, su fijeza, por eso probablemente se adoptó el término personalidad
para designar los rasgos característicos de una persona. En la actualidad esta idea
está totalmente descartada.
Al tratar de explicar qué es la personalidad, indicábamos que contiene elementos
de origen hereditario y ambiental. Estos elementos o factores constitutivos de la
personalidad son:
3. 1. El temperamento
En el temperamento se distinguen aspectos estáticos y dinámicos: los
primeros se refieren la morfología, mientras que los segundos hacen alusión
a la fisiología. El sexo, la edad, el sistema endocrino, etc., afectan a la
personalidad, aunque es difícil precisar sus mecanismos.
2. El carácter
Carácter es el conjunto de rasgos de personalidad, relativamente
perdurables, que tienen importancia moral y social. La niñez y adolescencia
son etapas muy importantes en la formación del carácter, tanto positiva como
negativamente. Las fallas, lagunas, distorsiones, experiencias traumáticas,
así como las costumbres, vivencias felices y satisfactorias, normas y
prácticas morales y éticas van señalando y matizando el carácter.
En él intervienen principalmente las funciones psíquicas, así como la acción
del ambiente. A partir de esos elementos se desarrollan los factores
individuales, que conforman el particular modo de reaccionar y enfrentar la
vida que presenta una persona.
3. La inteligencia
En eso que llamamos “inteligencia” confluyen una serie de elementos que
tienen que ver con el aprendizaje, la adaptación a situaciones nuevas, la
solución de problemas, el proponerse fines, la capacidad de valoración y
autocrítica. La inteligencia es una forma de interactuar con el mundo, y
engloba habilidades tales como el control de los impulsos, la autoconciencia,
la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la empatía, la agilidad mental,
etc. Estas habilidades configuran rasgos de carácter (como la autodisciplina,
la compasión o el altruismo), que resultan indispensables para una buena y
creativa adaptación social.
4. Status y Roles sociales
Es el conjunto de consideraciones otorgadas al puesto que un individuo
desempeña. Es decir, es algo que no merece el individuo por sus cualidades
o características relevantes, sino que se le da por desempeñar un puesto
independientemente del valor de la persona. Así como la estructura de
necesidades, objetivos, creencias, sentimientos, actitudes, valores y
conductas que los miembros de una comunidad esperan que debe
caracterizar al ocupante de una posición.
La personalidad de un individuo se halla moldeada por el rol y el status que
ocupa en la sociedad. Todo individuo tiende a encuadrar su personalidad de
acuerdo con la posición y el papel que desempeña en la sociedad. Así, al
que ocupa el puesto de ejecutivo, la sociedad lo considera altamente, y le
4. exige un determinado comportamiento: cierto tipo de relaciones, utilizar un
carro lujoso, tener chofer, vestir de una determinada forma. Lo mismo pudiera
decirse de las diferentes profesiones: socialmente unas son consideradas
superiores a otras, y de acuerdo con este nivel se exige una conducta
determinada a quienes las ocupan.
Tipos de personalidad.
Fueron acuñados por Carl Gustav Jung y abren la puerta a su teoría de los tipos de
personalidad, junto a las funciones racionales del ser humano (pensar y sentir) y las
irracionales (percibir e intuir). Jung dividió el mundo entre introvertidos y
extrovertidos. A saber, los primeros son tímidos, se retraen de la compañía; Jung
pensaba que dirigían su atención y su "líbido" (energía) al interior, hacia sus propios
pensamientos y estados internos y los extrovertidos son sociales, dirigen su energía
hacia la gente "y las experiencias del mundo".
Desde esas premisas se constituyen los ocho tipos de personalidad de Jung:
Pensamiento-introvertido.
Interesado en las ideas en lugar de los hechos, le importa la realidad interior
y pone poca atención en las personas. Es muy terco y tenaz para defender y
llevar a cabo sus ideas, pero a la vez es influenciable y explotable fácilmente,
porque no percibe las intenciones ajenas por la poca relevancia que da a lo
externo
Sentimental-introvertido.
Es un tipo de persona ligeramente reservada, pero simpática y comprensiva
con los amigos cercanos u otros que lo necesiten. "Es amoroso, pero no
demostrativo" de esa condición.
Sensación- introvertido.
Pone énfasis en la experiencia subjetiva, en lugar de los hechos por sí
mismos. Se nutren de sus impresiones sensoriales y viven inmersos en sus
sensaciones internas. Es un perfil típico de músicos y artistas, pueden vivir
en un mundo irreal.
Intuición- introvertido.
Está interesado con las posibilidades futuras más que en lo que actualmente
está presente. Está en contacto con su inconsciente. Son soñadores.
5. Pensamiento-extrovertido.
Es un individuo interesado fundamentalmente en los hechos y a partir de ahí
elabora sus teorías. Reprime la emoción y los sentimientos. Descuida a los
amigos y a sus relaciones sentimentales.
Sentimiento-extrovertido.
Perfil muy interesado en las relaciones humanas, se ajusta al ambiente
social. Jung consideraba que se da con frecuencia en las mujeres: "Es amado
el hombre que conviene y no otro".
Sensación-extrovertido.
Pone énfasis en las percepciones que le provocan las realidades tangibles.
Manifiesta una tendencia acusada a la búsqueda del placer. Es un tipo que
necesita cambiar de estímulos constantemente y atribuye un valor incluso
mágico a los objetos de una forma inconsciente, opina Navarro.
Intuición-extrovertido.
Es aventurero, su interés es por una cuestión, permanece hasta que
consigue el objetivo, luego necesita nuevas perspectivas. Tiende a
entusiasmar a otros en sus proyectos y suelen ser carismáticos.
La moralidad del intuitivo no es intelectual ni sentimental. Tiene su moral
propia, que es la fidelidad a su intuición y el sometimiento voluntario a su
fuerza. Es escasa su consideración por lo que se refiere al bienestar de los
que lo rodean
6. Bibliografía.
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