Ansiedad y ataques de panico

Ansiedad y Ataques de Pánico
Lucas Quintana | www.AltoAtaquesDePanico.com 1

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apoyada por muchos médicos, científicos y profesionales de la salud. Antes de
iniciar cualquier práctica relacionada con la salud, dieta o ejercicio, es
altamente recomendado que consulte a su médico.

Sumario.
¿Qué es la ansiedad? ..............................................................4
Uno. Trastornos y ataques de pánico ..........................................7
Dos. La agorafobia .............................................................. 11
Tres. Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) ................................. 13
Cuatro. Trastorno de ansiedad generalizada (TAG) ....................... 15
Cinco. Trastorno de estrés postraumático (TEPT) ......................... 17
Seis. Fobia social o trastorno social de ansiedad .......................... 19
Siete. Y bien, ¿qué hacer ante los trastornos de ansiedad? .............. 21
Ocho. ¿En qué consisten los tratamientos farmacológicos? .............. 23
Nueve. Cambiar la forma de pensar:
Terapia cognitivo conductual (TCC) ................................. 27
Diez. Salud psíquica = Psicoterapia .......................................... 29
Once. Tratamientos naturales para los trastornos por ansiedad ........ 31
Doce. En resumen. .............................................................. 34

¿Qué Es La Ansiedad?
La ansiedad se podría definir como una respuesta emocional patológica donde
predomina la angustia. La persona que experimenta esta sensación de angustia
incontrolable teme a casi todo en su vida, se siente perseguida y paralizada por
el temor, está nerviosa y tensionada, así como se mantiene alerta y aguarda a
que se produzca lo peor en cualquier momento.
¿Y qué es la angustia, entonces? La angustia es una aflicción o congoja opresiva,
que puede no tener una causa precisa. A decir verdad, la angustia resulta un
motor para la vida, porque de alguna manera interroga, cuestiona, crea un
malestar que posibilita seguir avanzando. Lo que sucede es que cuando la
angustia deja de ser generadora de motivaciones, se transforma en inhibidora
de los actos y puede llegar a paralizar. Allí es donde la angustia comienza a ser
muy problemática.
Las personas pueden sufrir diversos trastornos por ansiedad, como los trastornos
y ataques de pánico, la agorafobia, el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), el
trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno de estrés postraumático
(TEPT), la fobia social o trastorno social de ansiedad. Ante el miedo, una
persona acude en forma inconsciente a autoconstrucciones protectoras, que se
traducen en prohibiciones, inhibiciones y precauciones, que más temprano que
tarde terminarán por dificultarle su desenvolvimiento si no logra enfrentar el
problema. Sucede que sin previo aviso las autoconstrucciones protectoras
pueden desmoronarse y detonar en alguno de los trastornos por ansiedad.
Ninguna persona está libre de experimentar un trastorno de ansiedad. A veces
esta situación se oculta, lo que hace que no se le dé la importancia que merece.

Por cierto, alguien puede experimentar cualquiera de los trastornos de ansiedad
y realmente sentirse abatido para disfrutar de su vida. O alguien puede estar al
lado de una persona que experimenta cualquiera de estos trastornos de
ansiedad y no saber cómo conducirse para ayudarla. Quien no sufre de estos
episodios desagradables le resulta difícil colocarse en el lugar de quien los sufre
y comprenderlo, por lo que para poder ayudarlo tiene que empezar por
entender que son patologías complicadas, que lleva su tiempo controlarlas. Y
como todos los problemas que tienen su raíz en la mente, hay que empezar por
reconocer ese origen para poder dominar la patología. El cerebro es el artífice
del miedo y la ansiedad, a no dudarlo.
El estrés, tan común por estos días, puede llegar a desencadenar cualquiera de
los trastornos por ansiedad. El estrés puede ser un impulso vital para movilizar y
para motivar a hacer cosas, aunque cuando se trasforma en desmedido y llega a
ser crónico puede convertirse en distrés o en una respuesta orgánica y psíquica
de carácter negativo.
El estrés negativo o distrés puede llegar a agotar tanto la energía mental como
la energía muscular, así como propiciar enfermedades de la más diversa índole.
Si el estrés negativo o distrés está causando algún trastorno por ansiedad, hay
que empezar por disminuir las actividades que restan las energías o al menos
aprender a vivirlas en forma diferente.
A veces hay situaciones que se atraviesan y no se les da la debida importancia,
por lo que pueden con el tiempo llegar a provocar un trastorno de ansiedad. La
alimentación juega un papel fundamental en esto de controlar las emociones
violentas. Hay que alimentarse con todos los nutrientes y en forma equilibrada,
de acuerdo a la edad y a la actividad que se desarrolle.

La alimentación nunca debe ser excesiva, aunque tampoco tiene que ser
carente de los nutrientes básicos: proteínas de buena calidad, hidratos de
carbono, grasas insaturadas, vitaminas, minerales, oligoelementos.
También en determinadas ocasiones se tienen que afrontar situaciones de
muchísima exigencia, como rendir exámenes ante otros o tener una actuación
de carácter público. Si una persona se plantea objetivos a la vez que no toma
conciencia de lo que le implicará alcanzarlos y de la preparación que deberá
tener para ello, puede llegar a detonar en un trastorno de ansiedad de mayor o
menor intensidad. Lo ideal es no sobreestimar ni tampoco subestimar las
capacidades con las que se cuenta.
Por otra parte, existen algunas drogas que pueden provocar un ataque de
ansiedad, tanto por sus efectos secundarios como por la abstinencia cuando se
discontinúan. ¿Cuáles son estas drogas de las que no se debe abusar? El café, las
bebidas alcohólicas de cualquier tipo, el tabaco, ciertos remedios para el
resfrío, algunos descongestivos, algunas pastillas que se utilizan para bajar de
peso, así como muchas otras medicaciones que se ingieren en exceso y sin un
control médico adecuado.
Veamos las principales características de algunos de los trastornos por ansiedad,
para tener una primera aproximación a estas patologías tan complicadas de
entender y sobre todo de vivir, tanto si se sufren en lo personal como si se
asiste al sufrimiento de otra persona cercana en los afectos.

Uno. Trastornos y Ataques De Pánico
Los trastornos de pánico son trastornos por ansiedad que desembocan en una
crisis y causan los ataques de pánico. ¿En qué consisten las crisis conocidas
como ataques de pánico? Los ataques de pánico están conformados por un
conjunto de reacciones inesperadas que provocan miedo intenso, sin una causa
aparente.
Las personas que padecen estos episodios llegan a sentir miedo a perder el
control. Sienten que están próximos a enloquecer, que la muerte los acecha o
que van a tener un ataque al corazón.
Los ataques de pánico pueden experimentarse por unos pocos minutos o
extenderse a una hora o aún por más tiempo, aunque siempre la persona que los
sufre tendrá la sensación de que ha transcurrido mucho más tiempo.
Por lo general el pico de la crisis se alcanza entre los diez y veinte minutos, si
bien hay personas que han reportado una sucesión de ataques a lo largo de todo
un día.
Los ataques de pánico nunca son atribuidos al consumo de estupefacientes.
Tampoco son atribuidos a medicamentos u a otras enfermedades que puedan
provocar reacciones análogas, como pueden ser los problemas de la glándula
tiroides, las afecciones cardíacas o afecciones circulatorias.
La persona que ha sufrido un ataque de pánico queda marcada con ese episodio.

A partir de ese momento tendrá el temor a sufrir un nuevo ataque, por lo que
va a buscar evitar esa situación a la que le teme, al tiempo que se atemorizará
cada vez más por el hecho de que pueda tener que atravesar otro ataque similar
o todavía peor. Y el hecho de temer a un nuevo ataque justamente puede
conducir a que el mismo se le provoque.
Lamentablemente, se puede instalar un círculo vicioso donde el temor a
padecer un ataque conduzca a padecerlo debido al incremento de su ansiedad,
y así indefinidamente si esta situación no se trata en forma adecuada.
Asimismo, cuando los trastornos y las crisis de pánico se suceden, la persona
puede empezar a sufrir depresión y hasta inclinarse hacia el consumo de
sustancias toxicológicas en forma abusiva, lo que agravará todavía más el
cuadro patológico.
¿Cuáles son los síntomas que se manifiestan ante un ataque de pánico? Además
del miedo intenso e incontrolable que provoca dicha enfermedad, se
manifiestan una serie de síntomas físicos y psíquicos. Justamente, el miedo
intenso genera adrenalina, la hormona que es segregada por la masa medular de
las glándulas suprarrenales, sobre todo bajo situaciones de alerta.
Al intensificarse la adrenalina se acelera el ritmo cardíaco, aumenta la presión
arterial y se dilatan los bronquios. Se puede perder el contacto con los
estímulos externos, porque se provoca vértigo y por un momento se pierde el
sentido.

Veamos algunos de los síntomas que son característicos de los
ataques de pánico:
 Palpitaciones.
 Dolor torácico.
 Sensación de asfixia o de ahogo.
 Sequedad en la garganta.
 Mareos y hasta desmayos.
 Hormigueo en las manos y en los pies.
 Temblores corporales.
 Sacudones y estremecimientos.
 Náuseas.
 Aletargamiento.
 Transpiración intensa.
 Sensación de aprensión.
 Sensación de terror.
 Diversos sentimientos negativos imaginarios.
Hay personas que experimentan algunos de estos síntomas, mientras que otras
pueden llegar a sufrirlos todos. Cuando se manifiestan al menos cuatro de los
síntomas mencionados se dice que se padece un ataque de pánico de síntomas
limitados.
Un ataque de pánico puede transportar a la persona a una inmensa
desesperación, aunque por lo general no entraña un peligro hacia los otros en
cuanto a que la persona afectada pueda provocar un daño en terceros.

Para poder relajarse tras el ataque, lo mejor que la persona puede hacer es no
tratar de retomar el ritmo en forma apresurada, respirar hondo varias veces,
situarse convenientemente en el lugar donde esté y, poco a poco, recuperar la
continuación de la actividad que venía haciendo o que intentaba hacer cuando
se descompuso.
De acuerdo a las reacciones que se experimentan, se han clasificado los ataques
de pánico de la siguiente manera:
Ataque de pánico ligado a una situación. Sucede cuando la persona se expone o
sabe que se expondrá a una determinada situación temida. A modo de ejemplo,
una persona viaja en un avión y de pronto escucha un ruido que irrumpe de
manera brusca, situación que lo remite a un accidente que sufrió hace algún
tiempo y lo hace entrar en una crisis.
Ataque de pánico predispuesto por una situación. Si tomamos el ejemplo
anterior, en este caso la persona no reacciona inmediatamente después del
detonante del ruido sino que más tarde tiene una crisis. Aunque el ataque de
pánico se manifieste más tarde, es evidente que se produjo derivado de un
hecho que aconteció.
Ataque de pánico espontáneo. Sucede sin aviso previo y sin causas evidentes.
Puede manifestarse incluso en momentos en que la persona está descansando.
Cualquiera de estos tipos de ataque de pánico que mencionamos pueden
comenzar a manifestarse hacia el final de la adolescencia o cuando se inicia la
adultez. De acuerdo a las estadísticas, las mujeres son casi el doble más
propensas a sufrir estos ataques que las personas de sexo masculino.

Dos. La Agorafobia
La agorafobia es una fobia de situación, cuyas reacciones se provocan cuando la
persona está en un lugar determinado. Se trata del temor agobiante a los
lugares o espacios abiertos, como puede ser el simple hecho de salir a la calle,
caminar al aire libre, ir a hacer las compras, permanecer en sitios con mucha
gente, viajar en transportes públicos, asistir a un recital multitudinario.
La persona que padece agorafobia puede terminar recluida en su vivienda, presa
de sus propios miedos. También se crea dependencia de otra persona que le
ofrezca confianza para acompañarla en sus salidas. Sin embargo, no hay que
desesperarse por este trastorno de ansiedad porque con tratamiento adecuado
tiene un buen pronóstico.
No hay que dejarse estar y buscar ayuda terapéutica, siempre que esa ayuda
terapéutica tenga en cuenta la singularidad de quien padece esta fobia. Se debe
poner empeño en encontrar las respuestas necesarias, que nunca serán
inmediatas sino que tendrán cierto tiempo de elaboración.
En general, ¿qué sucede con las fobias? Son un conjunto de reacciones que
manifiesta una persona en momentos en que se encuentra frente a una cosa o a
una situación que le infunde miedo. La sola idea de estar en contacto con lo
temido le resulta insoportable, por lo que le genera un alto grado de angustia.
La persona empieza a bloquearse mediante inhibiciones, prohibiciones o
precauciones, como forma de establecer construcciones que cree que lo
protegerán.

Las fobias tienen que ver con alguna verdad muy escondida que fue silenciada y
encontró esa vía para hacerse escuchar. En ese sentido, cada uno debe buscar
sus propias respuestas, si es necesario con una ayuda de un médico psiquiatra o
de un psicólogo. Modificando un patrón de pensamiento se puede llegar a
liberar el miedo y, por lo tanto, a poder controlar la ansiedad.
Además de la agorafobia a la que nos hemos referido, existen otro tipo de fobias
tales como los miedos irracionales a las mascotas domésticas (perros, gatos) o a
otros animales (serpientes, arañas, sapos, ratones, lauchas), a subirse a un
ascensor, a viajar en avión o en helicóptero, a la oscuridad, a la altura.
En fin, se trata de miedos pavorosos, irracionales aunque difíciles de dominar,
por lo que llegan a perturbar la vida de las personas.
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Tres. Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)
El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un tipo de trastorno de ansiedad que
consiste en manifestar acciones repetidas o compulsiones, que se realizan como
si fuesen rituales para evitar algo a lo que le teme. Esas acciones repetidas o
compulsiones llegan a bloquear y a controlar la mente.
Este trastorno de ansiedad puede manifestarse de diversas maneras. En el caso
de una persona obsesiva por la limpieza, por ejemplo, teme ser atacado por
cuantos microbios, bacterias o gérmenes, pudieran existir.
Con tal de combatir esos microbios, bacterias o gérmenes limpia repetidamente
todo lo que toca, se lava las manos a cada rato, usa alcohol en gel o cuanto
desinfectante encuentre en forma abusiva, si va a comer a un restaurante se
obsesiona con “repasar” con la servilleta vasos, platos y cubiertos con los que
va a comer. La verdad es que esa persona se torna insoportable para los otros,
aunque él mismo no se dé cuenta de que lo que hace no es normal.
Si bien pusimos el ejemplo de la obsesión por la limpieza, este trastorno se
puede manifestar de muy diversas maneras e insumir una buena porción de
tiempo.
Verificar montones de veces si se han apagado las luces y se ha cerrado el gas
antes de salir del hogar, constatar varias veces si se ha cerrado la puerta con
llave, volver a atarse los cordones de las zapatillas repetidas veces porque
pareciera que nunca quedan bien ajustados, limpiar los anteojos a cada
momento, corregir un trabajo que se hace una y otra vez sin cesar porque se

cree que siempre le hace falta algo y nunca se termina de verificar, creer que si
no se coloca un objeto en determinada posición algo malo podrá suceder a sí
mismo o a alguien cercano a los afectos, y otras tantas acciones cotidianas, que
cuando se tiene la necesidad de ratificar a cada rato se transforman en ideas
fijas que se apoderan del espíritu independientemente de la voluntad.
Si bien la persona que puede ser diagnosticada por un trastorno obsesivo
compulsivo se da cuenta de sus actos repetitivos que sobrepasan su voluntad, no
suele considerar que estén fuera de lo normal. A menudo se lo hacen notar las
personas con las que convive o que frecuenta.
No sería extraño que este trastorno sea acompañado por otros trastornos de
ansiedad. Y así como aparecen las obsesiones-compulsiones un buen día pueden
llegar a desaparecer. Por el contrario, el hecho de acudir al alcohol o a las
drogas para morigerar estos trastornos puede llegar a empeorar la situación.
La mayoría de las personas que son obsesivo-compulsivas han comenzado a
manifestar este trastorno siendo niños, si bien se han reportado casos en menor
proporción que comenzaron en la adolescencia y aún en la etapa adulta. Tanto
mujeres como hombres pueden ser afectados y algunos estudios indican que
puede tener antecedentes hereditarios.

Cuatro. Trastorno De Ansiedad Generalizada (TAG)
Vamos a hablar de un trastorno bastante común, que se caracteriza por crear
ansiedad y preocupación constantes, a tal punto de que la persona no se puede
controlar, pierde la concentración, se siente fatigada e irritada, los
pensamientos negativos ocupan la mente todo el tiempo. Si bien puede tener un
componente genético, el estrés contribuye en gran medida a fomentar y agravar
el trastorno de ansiedad generalizada (TAG).
En este caso la ansiedad no abarca una situación en particular, como puede ser
una fobia, ni se manifiesta solo como una crisis, como puede ser un ataque de
pánico. El estado de ansiedad llega a abarcar casi todas las horas del día e
incluso afecta la calidad del sueño. No suele tener una causa cierta, persiste en
el tiempo, por más de seis meses.
El sentimiento de la persona que padece este trastorno suele ser de tensión
permanente, por motivos como la familia, la salud, la economía, el ámbito
laboral o tantos otros. En todo ven motivos para preocuparse, aunque mirado
desde afuera esas preocupaciones se vean exageradas.
Alguien que sufre trastorno de ansiedad generalizada (TAG) puede manifestar
algunos o todos estos síntomas que enunciamos a continuación:
 Dolores musculares.
 Dolores de cabeza.
 Inquietud.
 Fatiga.

 Cansancio.
 Irritabilidad.
 Mareos.
 Náuseas.
 Sofocación.
 Sudoración.
 Diarreas.
 Disturbios estomacales.
 Temblores corporales.
 Ahogo.
 Insomnio.
 Falta de concentración.
Este trastorno suele manifestarse más en las mujeres que en los hombres y
comenzar en la niñez. Si bien las personas pueden trabajar y tener una vida
social, el hecho de padecer trastorno de ansiedad generalizada les puede
obstaculizar el desarrollo de las tareas e impedir disfrutar de la vida en
sociedad.
Estos y otros inconvenientes suelen llevar a la persona a padecer de depresión y
a adquirir adicciones a sustancias con las que busca calmarse. Lo conveniente es
encarar un tratamiento que logre revertir el problema, sin llegar a hacerlo
crónico.

Cinco. Trastorno De Estrés Postraumático (TEPT)
Las personas que padecen un trastorno de estrés postraumático (TEPT) lo
desarrollan tras observar o experimentar un acontecimiento traumático, como
puede ser un desastre natural (inundaciones, terremotos, cataclismos,
huracanes, sismos, tornados), un accidente automovilístico, un accidente de
tren o micro, un inconveniente grave en un vuelo aéreo, un asalto, un
secuestro, una violación, estar privado de la libertad, participar en una guerra,
un abuso (físico o verbal). Tanto se puedo haber sufrido un daño físico o
psíquico, como haber estado muy cerca de alguien que sufrió un daño físico o
psíquico.
Por lo general, las personas que padecen un trastorno de estrés postraumático
suelen manifestarse insensibles y apáticas ante los demás; establecen una
especie de desconexión con el mundo exterior. Hay un antes y un después que
marca sus vidas. Muchas de las cosas o situaciones que antes del acontecimiento
traumático resultaban interesantes de realizar, luego no lo son para nada.
Incluso pueden mostrarse agresivos e irritarse con facilidad por cualquier cosa.
Todo aquello que les rememore el acontecimiento traumático les producirá un
bloqueo serio, si es que no se tratan convenientemente.
Nuevamente se ha comprobado que son más las mujeres que los hombres
quienes sufren de este trastorno de ansiedad. A menudo suele comenzar en la
etapa de la niñez aunque extenderse hasta la etapa adulta.

Hay quienes sufren pesadillas con las que se revive el hecho traumático. O en
cualquier situación cotidiana que se encuentren pueden toparse con un
detonante que evoca el hecho traumático, ya sea a través de un ruido o por una
determinada sensación que se percibe.
Para poderse diagnosticar como estrés postraumático hace falta que la persona
haya sufrido síntomas al cabo de un mes o más, e incluso hay quienes terminan
siendo afectados en forma crónica. Si bien puede extenderse por unos meses o
por años, lo habitual es que este trastorno de ansiedad comience no mucho
tiempo después del acontecimiento traumático.

Seis. Fobia Social o Trastorno Social De Ansiedad
Podríamos definir a la fobia social o trastorno social de ansiedad como un miedo
dominante que siente una persona a ser juzgado o examinado por los demás y a
sentir vergüenza. ¿Qué sucede ante tamaña preocupación? La persona sufre por
la mirada de los otros que cree que se posa sobre ella para evaluarla, que no la
soporta porque siempre le parece que sus actos son puestos en tela de juicio.
Esta situación crea una ansiedad extrema, porque constantemente se intenta
tener cuidado con lo que se hace o con lo que se dice, así como se intenta
evitar estar rodeado de otras personas por no sentirse a gusto.
Cualquier ámbito puede provocar la fobia social: el trabajo, de estudio, el
propio hogar, la calle, el espacio donde tenga que actuar. La persona afectada
se auto margina, porque se impone trabas ante los vínculos con los demás.
Puede ser que la propia persona se dé cuenta de su actitud desmedida, pero le
resulta difícil superarla. Quienes la rodean no siempre pueden entenderla y
ayudarla.
La fobia social puede comenzar en la etapa de la niñez y continuar en la
adolescencia y aún en la adultez. ¿Cuáles pueden ser los síntomas de la fobia
social o trastorno social de ansiedad?
 Angustia.
 Inquietud.
 Inseguridad.

 Sudoración.
 Temblores.
 Sentimiento persecutorio.
Muchas veces se asocia a la fobia social con los estados depresivos y otros
trastornos de ansiedad. Se ha comprobado que en algunos casos puede obedecer
a factores de índole genético. De cualquier manera, lo conveniente es realizar
una consulta profesional e iniciar una psicoterapia, si así se indica.

Siete. Y Bien, ¿Qué Hacer Ante
Los Trastornos De Ansiedad?
Cualquier trastorno de ansiedad que se reitera, por leve que sea, conviene
hacer una consulta médica lo antes posible. Se puede acudir a un médico
clínico, para que en caso de que lo considere necesario haga la derivación a un
médico psiquiatra y podría ser a un psicólogo.
La consulta médica también es importante porque se puede diagnosticar si
existe alguna otra enfermedad que responda a los síntomas que se padecen,
para ser tratada convenientemente. La cuestión es que si se trata de un
trastorno por ansiedad debe ser diagnosticado por un médico, sin excepción.
Si la atención deriva tanto en un psiquiatra como en un psicólogo, la persona
debe sentir que puede exponer sus problemas con libertad ante el profesional.
Los tratamientos que se emprendan deben ser orientados específicamente a la
persona que consulta, ya que cualquier trastorno de ansiedad que se padezca
tendrá características singulares.
Si la persona intenta un tratamiento con un profesional con el que no se siente
cómoda para expresarse y siente que no avanza en su mejoría, lo mejor es que
intente cambiar a otro profesional con el que pueda dialogar con comodidad.
Cualquier tratamiento para este tipo de patologías requiere de un tiempo para
observar resultados, aunque tampoco es conveniente que el tiempo se dilate
demasiado sin que se ofrezca ninguna mejoría.

Una vez que se ha hecho el diagnóstico, los tratamientos pueden incluir una
terapia, aunque también el médico puede prescribir alguna medicación. Si se
toma conocimiento de que dicha medicación tiene efectos colaterales, tal vez
hablando con el profesional pueda encontrar otra con menos efectos colaterales
o reducir la dosis. A menudo las medicaciones se van cambiando hasta encontrar
la que mejor le sienta al paciente, cosa que muy rara vez sucede desde el
principio del tratamiento.
Las medicaciones deben tomarse tal como el médico las prescribe. Un paciente
no debe modificar por sí mismo la dosis ni tampoco discontinuarla o
interrumpirla en forma abrupta. Casi siempre se debe discontinuar en forma
gradual para no provocar síndrome de discontinuidad o abstinencia.
Asimismo, si la persona termina la medicación no debe repetirla sin la debida
autorización médica. Y debe hacerle conocer a su médico otras medicaciones
que esté tomando para evitar interacciones, así como también debe ponerlo en
conocimiento de las medicaciones que haya tomado en el pasado por problemas
similares y en qué dosis fueron suministradas.
Los trastornos por ansiedad suelen ser tratados con ansiolíticos,
betabloqueantes y/o antidepresivos. Asimismo, a la par de las medicaciones se
suele indicar algún tipo de psicoterapia.

Ocho. ¿En Qué Consisten Los Tratamientos
Farmacológicos?
Muchas de las medicaciones que se prescriben para los trastornos por ansiedad
son las que se prescriben para los estados depresivos. A partir de la ingesta de
medicaciones de la forma en que se indican, los síntomas pueden desaparecer
aproximadamente al cabo de un mes o un mes y medio.
Desde estas páginas alertamos para que no se haga uso de ninguno de los
medicamentos a los que aludimos sin la debida receta médica. Una vez que se
ha agotado la medicación indicada en la receta, la misma no debe volver a
repetirse sin una nueva autorización médica.
Si se decida interrumpir la medicación también hay que consultarlo con el
médico, porque muchas veces requiere que se haga de manera gradual para no
causar síndrome de discontinuación o abstinencia, que puede provocar diversos
síntomas desagradables.
Hay que asesorarse con el médico sobre las posibles interacciones con otras
medicaciones que se puedan estar ingiriendo e incluso con suplementos o
complementos nutricionales herbales, aunque sean de venta sin receta.

Hecha la aclaración, a continuación damos un panorama de las drogas que se
utilizan en casos de trastornos por ansiedad, con algunas de sus ventajas y
desventajas:
 Inhibidores selectivos de la reabsorción de serotonina o ISRS. Son
antidepresivos que actúan cambiando el nivel de comunicación a nivel de
las células cerebrales. Suelen prescribirse algunos de estos tres:
Fluoxetina (Prozac), Sertralina (Zoloft) y Escitalopram (Lexapro).
Se los prescribe para tratar un trastorno y/o ataque de pánico, trastorno
social de ansiedad o fobia social, trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Si
bien no poseen demasiados efectos secundarios, hay quienes acusan
náuseas o temblores corporales cuando recién comienzan con el
tratamiento, problemas que luego desaparecen. No se recomienda ingerir
un ISRS junto con medicamentos de venta libre, tales como la aspirina o
el ibuprofeno.
 Betabloqueadores. Utilizados para problemas cardíacos, también pueden
ser usados para controlar los síntomas físicos de los trastornos de
ansiedad. ¿En qué caso se recomiendan los betabloqueadores? Por
ejemplo, para cuando una persona debe hablar en público y siente que
necesita en esos momentos tener controlados sus síntomas.
 Tricíclicos. Son antidepresivos de más data que los inhibidores selectivos
de la reabsorción de serotonina o ISRS. Se caracterizan por producir un
bloqueo en las células cerebrales, de tal forma de evitar que se absorban
la serotonina y norepinefrina. No se los utiliza para los trastornos
obsesivo-compulsivos (TOC), aunque sí para otros trastornos de ansiedad.

Los tratamientos comienzan con una dosis mínima, que luego se
aumentará en forma gradual. Poseen efectos secundarios como sequedad
en la boca, aletargamiento, mareos e incremento en el peso, que pueden
ser controlados con un ajuste de la dosis o usando otra medicación del
mismo tipo de antidepresivo. Para el trastorno de ansiedad generalizada
(TAG) se utiliza Imipramina (Tomfranil) y para el trastorno obsesivo
compulsivo (TOC) se utiliza Anafranil. Si bien los tricíclicos no provocan
acostumbramiento, olvidarse de alguna ingesta o interrumpirlos puede
originar problemas similares a la abstinencia, como dolores de cabeza,
náuseas, mareos, abulia o síntomas como cuando se está incubando una
gripe.
 Inhibidores de monoamida oxidasa o IMAO. Son los antidepresivos de
mayor data que se utilizan para trastornos de ansiedad, ataques de
pánico y condiciones relativas. Son muy utilizados, en especial Fenelzina
(Nardil), Isocarboxazid (Marplan) y Tranyleypromina (Parnate). Cuando se
toma inhibidores de monoamina oxidasa o IMAO hay que tener en cuenta
que se debe restringir la ingesta de algunas bebidas y comidas con
tiramina, como vino tinto y ciertos quesos. Tampoco hay que ingerir
Tylenol, Advil, Motrin, u otros remedios para la alergia, el dolor o el
resfrío, así como algunos anticonceptivos orales. Y hay que evitar los
complementos o suplementos de hierbas porque en la interacción podrían
provocar reacciones adversas.
 Benzodiacepinas. Se trata de medicaciones para controlar la ansiedad,
que no poseen demasiados efectos secundarios, salvo que pueden
producir cierta somnolencia. Suelen ser indicadas por períodos breves, en
razón de su condición adictiva o de acostumbramiento. En los casos de

trastornos de pánico suelen prescribirse tratamientos más prolongados,
de hasta un año. No se debe discontinuar el uso de benzodiacepinas en
forma brusca porque se podría sufrir síndrome de abstinencia.
 Lorazepam (Ativan) es utilizado para el trastorno de pánico y
Clonazepam (Klonopin) es utilizado para la fobia social. En los casos de
trastorno de pánico y trastorno de ansiedad generalizada (TAG) suele
prescribirse habitualmente Alprazolam (Xanax).
También suele utilizarse en los casos de trastornos de ansiedad
generalizada (TAG) Busiprone, que reporta algunos efectos secundarios
como dolor de cabeza, nauseas y mareos. Se toma diferente que las
benzodiacepinas. El Busiprone debe ser ingerido todos los días y recién al
cabo de dos semanas se evidencian los efectos para controlar la
ansiedad.

Nueve. Cambiar La Forma De Pensar:
Terapia Cognitivo Conductual (TCC)
A muchas personas no les resulta fácil decidirse a emprender una terapia,
tienen ciertos prejuicios al respecto. Sin embargo, está comprobado que puede
ser una ayuda más efectiva en el tiempo. La terapia cognitivo conductual (TCC)
intenta provocar cambios cognitivos es decir, cambios en la forma de pensar y
en la forma en que se actúa o cambios conductuales. Estos cambios están
enfocados en la ansiedad que se intenta controlar.
Esta terapia resulta interesante para quienes no quieren pasar muchas sesiones
buceando en el pasado, ya que por lo general se extienden por un plazo
aproximado de tres meses. Por medio de técnicas específicas, trabaja con el
aquí y el ahora, si bien cuando es necesario puede remitirse a algún hecho de la
infancia. Tiene la capacidad de absorber problemas que son complejos, aunque
desmenuzándolos.
Se sabe, un pensamiento puede afectar física y/o emocionalmente. La persona
queda prendida en ese pensamiento. ¿Qué sucede con la terapia cognitivo
conductual? No sucede nada si la persona con el problema no colabora y puede
haber muchos cambios positivos si la persona colabora. Hay diversas formas de
reaccionar de acuerdo a cómo se piense acerca del problema.
En el caso de los trastornos por ansiedad como problema principal, esta terapia
puede resultar eficaz, como por ejemplo, para tratar la fobia social y los
ataques de pánico. Ocurre que los patrones de pensamiento pueden ser
cambiados en su parte cognitiva o de conocimiento.

Este tipo de terapia implementa ejercicios prácticos, como por ejemplo puede
ayudar a trabajar con la respiración como forma de relajarse y para detener un
ataque de ansiedad. En el caso de la fobia social o trastorno social de ansiedad,
la persona podrá empezar a estar rodeado por otros sin sentirse observado.
También puede ser útil en el tratamiento obsesivo compulsivo (TOC), al ayudar
a evitar estos actos repetitivos innecesarios. Con el estrés postraumático la
persona deberá enfrentarse al acontecimiento que le provocó el trauma y
superar dicha exposición de manera normal.
De tal forma, con la ayuda del psicoterapeuta los temores podrán ser
enfrentados sin provocar acciones paralizantes.

Diez. Salud Psíquica = Psicoterapia
Los tratamientos a través de la psicoterapia psicodinámica o terapia
psicoanalítica logran cambios de comportamiento, adaptación, bienestar
psíquico, siempre y cuando la persona colabore con su propia recuperación.
Este tipo de terapia tiene su base en la teoría del psicoanálisis y la doctrina del
subconsciente expuesta por primera vez por el psiquiatra Sigmund Freud (1856-
1939).
El profesional actuante en psicoterapia puede ser un psiquiatra, un psicólogo o
un consejero en salud mental, quien está capacitado para ayudar a indagar los
motivos de los trastornos de ansiedad y para guiar a encontrar respuestas en la
forma de enfrentarlos.
Tanto la terapia cognitivo conductual (TCC) como la psicoterapia resultan
efectivos para tratar los trastornos de ansiedad porque están orientadas a la
persona en particular, por lo que la consideran en su singularidad. Sin embargo,
se puede trabajar en forma individual o grupal.
En el caso de la agorafobia da muy buenos resultados la terapia grupal, siempre
que esté integrada por personas que comparten la misma problemática.
Insistimos, todo dependerá tanto del terapeuta como de la persona que acude
al tratamiento. Lo que sí es seguro es que son tratamientos que no tienen
efectos secundarios nocivos o reacciones adversas, como lo pueden tener las
medicaciones.

Una última recomendación. A veces se busca información en Internet, quizás en
foros temáticos o a través del chat, para interactuar con otros y encontrar
soluciones a los problemas de ansiedad. No está mal informarse y conocer todo
lo posible sobre el tema.
Sin embargo, la palabra o consejo de quien sufre un problema semejante debe
ser tomada con pinzas, porque si se está atravesando un problema no siempre
se tiene una visión equilibrada del propio problema. Lo mejor es informarse en
sitios de la Web que sean serios o a través de materiales como “Alto Ataques
de Pánico” y luego acudir a aquellos sitios de salud que puedan prestar ayuda
específica.
No hay que olvidarse que estamos hablando de problemas de salud psíquica y
corporal, por lo que cualquiera sean los casos merecen la atención adecuada
por parte de personas que estén especializadas en la salud mental.

Once. Tratamientos Naturales
Para Los Trastornos Por Ansiedad
Tanto las medicaciones prescriptas por un médico como la terapia cognitivo
conductual (TCC) y la psicoterapia, pueden aportar buenos resultados, como
hemos expresado. A la vez, resulta muy positivo que las personas con trastornos
por ansiedad se ayuden con otros recursos naturales, con los que se sientan
cómodas y que estén a su alcance. Hay que informarse, probar y al fin elegir lo
que mejor sienta.
Cuando se padecen trastornos por ansiedad una de las primeras cosas que se
debería hacer para controlar sus síntomas es aprender a respirar de manera
profunda y rítmica, empleando toda la capacidad de los pulmones. Hay que
realizar un esfuerzo consciente y deliberado por inhalar aire y expelerlo en su
totalidad, porque este proceso es muy importante para lograr la relajación. Y
para aprender a respirar correctamente y a relajarse nada mejor que
incursionar en los caminos de la práctica de yoga y de la meditación.
Algunas técnicas de yoga pueden servir para cuando se tiene un ataque de
pánico. Asimismo, pueden empezar a emplearse cotidianamente, como una
manera de aprender a alejar las tensiones del cuerpo y de la mente.
A través de ejercicios respiratorios y de relajamiento, así como practicando
posturas o asanas corporales, se puede mejorar el estado físico y mental y, por
lo tanto, ayudar a dominar los trastornos por ansiedad.

Una respiración purificadora puede ayudar si se presiente que se va a tener un
ataque de ansiedad o después de ello. ¿Cómo hacerla? Colocarse de pie con las
piernas juntas, la columna bien derecha, la cabeza alineada a la columna, los
hombros relajados y los brazos también relajados a ambos lados del cuerpo.
Realizar una inspiración profunda, retener el aire unos segundos y luego colocar
los labios como si se fuera a silbar. Con los labios en esa posición despedir el
aire en forma fuerte aunque de a poco, muy lentamente. No hay que soltar el
aire como para apagar una vela ni inflar las mejillas.
La exhalación se debe sentir en la espalda y en el pecho. Realizar unas cuantas
inhalaciones y exhalaciones tal como se explicó. La calma sobrevendrá.
Hay muchas técnicas o hábitos que hacen a la calidad de vida que pueden
ayudar a controlar los problemas de ansiedad. Damos algunas propuestas: la
aromaterapia con aceites esenciales, la terapia de los colores, las flores de
Bach, hacer catarsis a través de la escritura, los masajes relajantes con aceites
esenciales, el Reiki, el yoga, la meditación, las visualizaciones, la bio-
retroalimentación, la hipnosis, el tai chi, el shiatsu, andar en bicicleta al aire
libre, las caminatas o realizar alguna actividad aeróbica de bajo impacto,
incluso practicar algún deporte o danza (árabe, flamenco, jazz, tango, milonga,
folclore).
De estas actividades pueden elegirse las más adecuadas a la personalidad y los
gustos particulares, para luego practicarla en forma regular. Asimismo, cada
uno debe procurarse un grupo si es que le interesa socializar o hacer la
actividad en forma individual.

Por otro lado, hay hábitos de vida que si se adhiere a ellos podrán reportar
innumerables beneficios, entre otros el control de los estados de ansiedad,
como por ejemplo: reírse mucho, tomar un poco de sol todos los días, dormir
siete u ocho horas diarias corridas, mantener el peso corporal acorde a la talla y
a la edad, alimentarse en forma nutritiva y balanceada, comer abundantes
frutas y verduras crudas orgánicas, tomar suficiente cantidad de agua (no menos
de dos litros diarios), disminuir el consumo de azúcares refinados, abandonar las
adicciones (tabaquismo, alcoholismo, drogadicción), restringir la ingesta de café
y de todos los productos que contengan cafeína.
Hay algunas hierbas muy recomendables para disminuir los síntomas de los
ataques de ansiedad, como la lavanda (para perfumar un ambiente), la
manzanilla, la pasiflora, el bálsamo de limón, la kava kava, la hierba de San
Juan. En suma, hay que implicarse en acciones que ayuden a un cambio positivo
y convertirlas en hábitos.

Doce. En Resumen.
La familia y las personas del entorno pueden ser una ayuda importante para
quien sufre ataques de ansiedad de cualquier tipo, siempre que logren
comprender el problema. A veces hay personas a las que les cuesta entender
que lo que está padeciendo un ser querido es un trastorno serio, al que hay que
ayudarlo a recuperarse.
Tampoco una persona debe convertirse en acompañante exclusiva de alguien
que sufre agorafobia, por ejemplo. Si bien es bueno que lo ayude a salir a la
calle para que pueda dejar su encierro, lo conveniente es que lo convenza que
necesita de otro tipo de ayuda para lograr salir a la calle solo y empezar a ser
autosuficiente.
Lo cierto es que cualquier trastorno por ansiedad debe tratarse lo antes posible
con un profesional de la salud: psiquiatra, psicólogo o consejero psicológico.
Hay que pensar que son problemas que si no se encara un tratamiento puede
que no se dejen de experimentar nunca y aún se agraven en el futuro, lo que
reduce enormemente la calidad de vida. Incluso los miedos pueden llegar a
convertirse en sentimientos suicidas, de depresión, de abuso de sustancias
toxicológicas, lo que agravaría el cuadro de los trastornos por ansiedad.
Cualquier persona debe poder integrarse a la sociedad de manera proactiva, por
lo que cuanto antes controle sus estados de ansiedad podrá sentirse mejor
consigo mismo y en su relación con los demás.

Los trastornos de ansiedad disminuyen la autoestima, porque se llega a vivir en
permanente estado de remordimientos, al tiempo que interfieren en las
relaciones con las otras personas y con las actividades, tanto de tipo social
como laboral. Por lo que controlar un estado recurrente de ansiedad conduce a
recuperar e incluso incrementar la autoestima.
En suma, se trata de empezar por identificar los factores que sean los causales
de los trastornos de ansiedad, siempre que se pueda, y trabajar para superar los
miedos con todas las herramientas posibles.
Hay muchas causas posibles que originan estados de ansiedad recurrentes, sin
embargo no siempre se pueden determinar con seguridad. E incluso pueden
existir varias causas de índole biológica, social o psicológica, causas que se
vinculan para provocar un trastorno de ansiedad.
De manera esquemática, recomendamos antes cualquier trastorno de ansiedad
seguir los pasos que conduzcan a controlarlos:
Primero. Hay que reconocer que se tiene un problema que es
indispensable tratar.
Segundo. Tras consultar y obtener el diagnóstico médico (examen
mediante), los tratamientos podrán incluir medicaciones y algún tipo de
psicoterapia.
Tercero. A la par de los tratamientos médicos, se pueden realizar otros
tratamientos alternativos naturales, como yoga, meditación,
aromaterapia, caminatas, ingestas de tisanas con hierbas.

Y si cuando ya se creía superado el problema de ansiedad aparece una recaída,
hay que pensar que esto es humano y que no por ello hay que bajar los brazos y
rendirse.
Por el contrario, hay que ser tolerantes consigo mismo aunque sin dejar de
trabajarse para la superación constante.
Nuestro consejo: ¡A recuperar energías y recomenzar siempre!
www.AltoAtaquesDePanico.com

Ansiedad y ataques de panico

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