2. Es la condición de una persona que
experimenta una conmoción, intranquilidad,
nerviosismo o preocupación. Es el estado
angustioso que puede aparecer junto a una neurosis u
otro tipo de enfermedad y que no permite la relajación
y el descanso de la persona.
Forma parte de la condición humana y sirve
para afrontar situaciones de peligro o riesgo. Sin
embargo, cuando es demasiado intensa, se convierte en
una fuente de sufrimiento que es necesario controlar.
3. La respuestas que genera la ansiedad en una persona son: huir o luchar. En
la antigüedad estos mecanismos surgían al tener que enfrentarse a las dificultades que
la vida en la naturaleza les presentaba; pese a que hoy ya no existen esos problemas,
han surgido otros nuevos que generan estrés y ansiedad en las personas. El peligro a
veces es real, pero otras veces se encuentra condicionado por las experiencias que
cada individuo haya tenido que enfrentar previamente; esto último ocurre, por
ejemplo, en los trastornos de ansiedad. El miedo funciona como un mecanismo de
defensa, pero si la respuesta a la que conduce es nociva para el individuo, es
imprescindible atreverse a enfrentarlo.
Cuando el miedo llega a generar parálisis en el accionar del individuo recibe
el nombre de fobia, es una reacción brusca donde el sujeto pierde el control de la
situación, en esas situaciones la persona intenta huir del conflicto. Algunas fobias
pueden ser: acrofobias, claustrofobia o agarofobia.
4. Los trastornos de ansiedad son problemas de salud mental que se
relacionan con experimentar en exceso ansiedad, miedo, nerviosismo, preocupación
o terror. La ansiedad demasiado constante o demasiado intensa puede hacer que
una persona se sienta preocupada, distraída, tensa y siempre alerta.
Se encuentran entre los problemas de salud mental más comunes. Afectan
a personas de todas las edades, incluidos los adultos, niños y adolescentes. Hay
muchos diferentes tipos de trastornos de ansiedad, con síntomas diferentes. Sin
embargo, todos tienen una cosa en común: la ansiedad se presenta con demasiada
frecuencia, es demasiado intensa, es desproporcionada respecto a la situación del
momento e interfiere en la vida diaria de la persona y en su felicidad.
Los síntomas del trastorno de ansiedad pueden presentarse de repente o
aumentar poco a poco y persistir hasta que la persona empieza a darse cuenta de
que no está bien. A veces la ansiedad crea una sensación de fatalidad y aprensión
que parece producirse sin ninguna razón. Es habitual en los que sufren de trastorno
de ansiedad no saber qué está causando las emociones, preocupaciones y
sensaciones que tienen.
5. Los diferentes trastornos de ansiedad se denominan con nombres que reflejan sus
síntomas específicos.
•Ansiedad generalizada: Este común trastorno de ansiedad hace que una persona se
preocupe excesivamente sobre muchas cosas. Alguien con ansiedad generalizada se
preocupa excesivamente sobre la escuela, la salud, la seguridad de sus familiares y el
futuro. Puede que siempre piense en lo peor que puede ocurrir.
Además de la preocupación y el terror, las personas con ansiedad
generalizada tienen síntomas físicos, como dolor en el pecho, dolor de cabeza,
cansancio, tensión muscular, dolor de estómago y vómitos. La ansiedad generalizada
puede llevar a que una persona falte a la escuela o evite actividades sociales. En la
ansiedad generalizada, las preocupaciones se sienten como una carga, haciendo que la
vida se viva como algo agobiante o con una sensación de no tener control.
Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Para una persona con TOC, la ansiedad toma
la forma de obsesiones (pensamientos negativos) y compulsiones (acciones para
intentar aliviar la ansiedad).
•Fobias: Son temores intensos a situaciones específicas o a cosas que no son realmente
peligrosas, como las alturas, los perros o caerse en un avión. Las fobias normalmente
hacen que las personas eviten las cosas que le provocan miedo.
6. • Fobia social (ansiedad social): Esta intensa ansiedad se desencadena por situaciones
sociales o por hablar delante de otros. Una forma extrema llamada mutismo
selectivo provoca que los niños y los adolescentes tengan demasiado miedo como para
hablar en ciertas situaciones.
• Crisis de angustia: Estos episodios de ansiedad pueden ocurrir sin una razón
aparente. Una persona que sufre una crisis de angustia tiene síntomas físicos
repentinos e intensos que pueden incluir palpitaciones, sensación de ahogo o falta de
aliento, mareo, entumecimiento o sensación de hormigueo causados por una
hiperactividad de las respuestas normales del organismo ante el miedo.
La agorafobia es un intenso miedo a los ataques de pánico que hace que la persona
evite ir a cualquier lugar donde sea posible que sufra un ataque de pánico.
Trastorno de estrés postraumático (TEPT). Este tipo de trastorno de ansiedad es
consecuencia de una experiencia del pasado traumática o aterradora. Los síntomas
incluyen recurrencia de recuerdos de la experiencia, pesadillas y temor constante
después del acontecimiento.
7. Para las personas que sufren trastornos de ansiedad, los síntomas pueden sentirse
extraños y provocarles confusión al principio. Para algunos, las sensaciones físicas
pueden ser fuertes e inquietantes. Para otros los sentimientos de miedo y fatalidad
pueden presentarse sin ninguna razón aparente que pueda hacerles sentirse asustados,
desprotegidos o en guardia. Las preocupaciones constantes pueden hacer que una
persona se sienta abrumada por cualquier pequeña cosa. Todo esto puede afectar a la
concentración, la confianza, el sueño, el hambre y el aspecto.
Las personas con trastornos de ansiedad pueden evitar hablar de sus preocupaciones,
creyendo que los demás podrían no entenderlos. Quizá teman ser juzgados
injustamente, o que se les considere débiles o temerosos. Aunque los trastornos de
ansiedad son comunes, las personas que los sufren pueden sentirse incomprendidas o
solas.
Algunas personas con trastornos de ansiedad pueden culpabilizarse. Tal vez se sientan
incómodas o avergonzadas, o piensen erróneamente que la ansiedad es una debilidad o
un defecto personal. La ansiedad puede hacer que la gente evite ir a lugares o realizar
actividades que les gustan.
8. La buena noticia es que en la actualidad los médicos entienden los trastornos de
ansiedad mejor que antes y, con tratamiento, una persona puede sentirse mejor.
Los expertos no saben exactamente qué causa los trastornos de ansiedad.
Parece que hay varios aspectos que intervienen, como la genética, la bioquímica del
cerebro, una respuesta hiperactiva de lucha o huida, circunstancias estresantes de la
vida y comportamiento aprendido.
Alguien que tenga un familia con un trastorno de ansiedad tiene una
probabilidad mayor de de desarrollarlo también. Esto puede estar relacionado con los
genes que afectan la química del cerebro y la regulación de unas sustancias químicas
que se denominan neurotransmisores. Pero no todo el mundo que tiene familiares con
un trastorno de ansiedad desarrollará problemas de ansiedad.
Las cosas que le ocurren a una persona en la vida pueden favorecer la
aparición de los trastornos de ansiedad. Los terribles acontecimientos traumáticos
que causan el TEPT son un buen ejemplo.
9. Criarse en una familia donde otros tienen miedo o están ansiosos puede
"enseñar" a un niño a ver el mundo como un lugar peligroso. Del mismo modo, si una
persona crece en un ambiente que es realmente peligroso (si hay violencia en la
familia del niño o en la comunidad, por ejemplo), aprenderá a tener miedo o a esperar
lo peor.
Aunque todo el mundo experimenta una ansiedad normal en ciertas
situaciones, la mayoría de las personas —incluso las que experimentan situaciones
traumáticas— no desarrollan trastornos de ansiedad. Y las personas que desarrollan
trastornos de ansiedad pueden encontrar alivio con un tratamiento y cuidados
adecuados. Pueden aprender maneras de manejar la ansiedad y sentirse más
relajados y en paz.
10. Para el tratamiento de los trastornos de ansiedad se debe acudir a
profesionales de salud mental o a terapeutas. Un terapeuta puede estudiar los
síntomas que presenta una persona, diagnosticar el trastorno de ansiedad específico e
idear un plan para ayudar a que la persona encuentre alivio.
A menudo se utiliza un tipo concreto de psicoterapia que se conoce como
terapia cognitivo-conductual (TCC). En la terapia cognitivo-conductual una persona
aprende nuevas maneras de pensar y actuar en situaciones que pueden causar
ansiedad y cómo manejar y enfrentarse al estrés. El terapeuta proporciona apoyo y
orientación y enseña nuevas habilidades de afrontamiento, como técnicas de
relajación o ejercicios de respiración. A veces, pero no siempre, se utiliza medicación
como parte del tratamiento para la ansiedad.
11. • Hablar con alguno de sus padres o con otro adulto sobre sus sensaciones físicas,
preocupaciones y temores. Como los trastornos de ansiedad no desaparecen a menos
que se traten, es importante decírselo a alguien que pueda ayudar. Si tus padres no te
entienden, habla con un consejero escolar, con un religioso o con otro adulto en quien
confíes.
• Acude a hacerte una revisión. Ve a ver a un médico que te asegure que no hay
ningún problema físico que pueda estar causando los síntomas.
• Trabaja con un profesional de salud mental. Pide a un médico, enfermera o
consejero escolar que te recomienden a alguien que pueda tratar problemas de
ansiedad. Averiguar qué está causando los síntomas puede ser un gran alivio.
• Haz ejercicio de manera regular y come y duerme bien.
Esto proporcionará a tu cuerpo y tu cerebro el combustible y e
l tiempo necesario para recargarse.
12. Es el sentimiento que experimentamos cuando sin motivo nos preocupamos
en exceso por la posibilidad de que en el futuro nos ocurra algo temido sobre lo que
no tenemos control y que, en caso de que sucediera consideraríamos "terrible" o
haría que nos consideráramos personas totalmente inútiles. También se puede definir
la angustia como un sentimiento de amenaza cuya causa es por el momento
desconocida pero que puede aparecer en el momento en que menos lo esperamos y
revelar a todos sin excepción que somos unos incompetentes o personas totalmente
ridículas.
es un círculo vicioso. Una vez que se ha experimentado la angustia "sin
razón alguna", aparece una actitud angustiada ante la perspectiva de sentir angustia.
Aparecen pensamientos del tipo de "sería horrible si empezara a sentirme
angustiado". Pensar de ese modo nos provoca la angustia. Inmediatamente, notamos
la angustia y pensamos algo así como "es terrible, me estoy angustiando". Esto lleva a
incrementar la angustia, que a su vez nos hace pensar cosas tales como "Estoy
perdiendo el control. ¿Y si me desmayo (o me coge un ataque de pánico, o cometo una
locura, o me da un ataque al corazón)? Sería terrible." La angustia crece por
momentos y nos conduce a pensamientos cada vez más angustiantes. El proceso se
desarrolla con gran rapidez y de lo único que somos conscientes es de un progresivo
sentimiento de pánico. La característica principal de la ansiedad es que, poco a poco,
se generaliza y cada vez hay más cosas que producen ansiedad.
13. Según el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales, una crisis de angustia
(panic attack) es definida como la aparición temporal y aislada de miedo o malestar
intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician
bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos:
• 1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardiaca
• 2. Sudoración.
• 3. Temblores o sacudidas.
• 4. Sensación de ahogo o falta de aliento.
• 5. Sensación de atragantarse.
• 6. Opresión o malestar torácico.
• 7. Náuseas o molestias abdominales.
• 8. Inestabilidad, mareo o desmayo.
• 9. desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de
uno mismo).
• 10. Miedo a perder el control o volverse loco.
• 11. Miedo a morir.
• 12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo)
• 13. Escalofríos o sofocaciones.
14. En cuanto al trastorno de angustia, el manual
señala que "La característica esencial del trastorno de
angustia es la presencia de crisis de angustia
recidivantes e inesperadas, seguidas de la aparición,
durante un período como mínimo de 1 mes, de
preocupaciones persistentes por la posibilidad de
padecer nuevas crisis de angustia y por sus posibles
implicaciones o consecuencias, o bien de un cambio
comportamental significativo relacionado con estas
crisis (Criterio A)". Hay que distinguirlas de los efectos
que producen algunas substancias como la cafeína o
enfermedades médicas como el hipertiroidismo.
La angustia es un veneno psicológico que
puede causar mucho daño, sin embargo, con la ayuda de
un profesional es posible aprender a controlar los
síntomas de la restricción mental y corporal de la
reacción de angustia, e incluso eliminar las fuentes que
originan temor y tensión nerviosa dañina en la vida.
Escuelas como la cognitivo conductual ofrecen buenos
resultados.
15. El tratamiento para la angustia puede abordarse de diferentes formas dentro
de una estrategia terapéutica. Aquí veremos los principales tratamientos y formas de
intervención para resolver el problema de la angustia y la ansiedad, que a menudo la
acompaña.
Los mejores tratamientos para la angustia son aquellos que integran diferentes
disciplinas, que ajustan sus métodos de intervención, en función de la particularidad
de cada sujeto.
En los abordajes multidisciplinarios para el tratamiento de la angustiase tiene por un
lado:
Un equipo médico que realiza un diagnóstico.
Este diagnóstico se basa en explorar los diferentes aspectos vitales del individuo, a fin
de determinar hasta qué punto se encuentra alterado el sujeto.
16. Además va a ser importante el tratamiento farmacológico en el caso de ser
necesario, para por ejemplo, calmar la ansiedad o la depresión, que presente la
persona con una sintomatología de base con angustia.
Integrando el equipo multidisciplinario para abordar la angustia de un sujeto, van a
estar los psicólogos quienes con su mirada van a aportar también al diagnóstico y la
construcción de una estrategia terapéutica en conjunto.
Lo ideal que se da en pocos casos es que hubiera este tipo de equipos
interdisciplinarios para los tratamientos de la angustia con: médicos,
psicólogos, asistentes sociales, entre otros.
Sin embargo, aún en la mayoría de dispositivos clínicos no se aborda de esta
manera, sino que hay una hegemonía médica que integra en algunos casos al psicólogo,
pero como parte del dispositivo médico de intervención.
Ante esta realidad de las instituciones públicas y privadas, existen algunos
casos en los que las personas pueden acceder a tratamientos para la angustia, donde
no solamente van a encontrarse con terapeutas tradicionales como psicólogos, sino que
además, verán integrados los tratamientos y abordajes, con terapias alternativas.
17. Dentro del espectro psicológico tenemos tratamientos para la angustia que
apuntan a:
• Un reaprendizaje de conductas (abordaje cognitivo comportamental)
• Un abordaje familiar (terapias sistémicas o desde la psicología social)
• Terapias psicoanalíticas (a grandes rasgos, abordaje histórico del sujeto y de la
conformación subjetiva de su angustia)
• Bioenergéticos (integran técnicas corporales, ejercicios de respiración y otros que
junto a la técnica de la entrevista y el grupo abordan la problemática).
• Psicodramáticas (integran técnicas expresivas representacionales con base
psicoanalítica)
• Técnicas de expresión plástica (integran mediadores plásticos para el tratamiento,
por ejemplo, pintura, collage, barro, entre otros)
Sin duda, para un tratamiento del trastorno por angustia, lo más
recomendable es un enfoque integral que se ajuste a la particularidad del sujeto. Esto,
tanto para un enfoque médico como psicológico que integre varios especialistas, dentro
de la amplia gama de abordajes posibles.