El documento describe el proceso de semiosis. Un signo es algo que representa otra cosa y causa un efecto en un intérprete. La semiosis implica un signo, lo que representa (designatum), un intérprete y el efecto en el intérprete (interpretante). Por ejemplo, una foto (signo) representa a un novio (designatum) y causa una emoción (interpretante) en la novia (intérprete). La semiosis es la consideración mediada de un objeto a través de un signo. Los objetos solo son signos si participan en
1. El proceso de la semiosis
Un signo es algo (una cosa, un objeto, un conjunto de cosas, una
configuración, una palabra, un texto, una expresión, una imagen…)
que presta su ser para que otro algo aparezca. Un signo tiene la
capacidad de evocar lo que no está presente; lo que, sin su ayuda, no
podría aparecer ante nosotros como lo real. La realidad existe por
fuera de nosotros pero la única manera de percibirla es por medio de
signos.
Un signo alude a algo para alguien y causa en ese alguien un efecto,
un aprendizaje o un cambio de conducta. El proceso en el que algo
funciona como signo se llama semiosis. Ese proceso implica cuatro
factores:
1. Lo que actúa como signo. Vehículo sígnico. S.una foto
2. Aquello a lo que el signo alude. Designatum. D. el novio
3. El sujeto humano para quien el vehículo sígnico alude algo.
Intérprete. I. Alejandra ( novia)
4. El efecto que se produce en el intérprete en virtud del cual la
cosa en cuestión es un signo para él. Interpretante. I’.
( emoción)
S es un signo de D para I en la medida en que I tome en
consideración (I’) D en virtud de la presencia de S. En la semiosis
algo toma en consideración otro algo mediatamente, es decir, a
través de un tercer algo. La semiosis es, en consecuencia, una
consideración mediada. Los mediadores son vehículos sígnicos, las
consideraciones son interpretantes, los agentes del proceso son los
intérpretes y lo que se toma en consideración es el designatum (o los
designata).
Los términos “signo”, “designatum”, “intérprete” e “interpretante”, se
implican mutuamente puesto que hacen parte del proceso de la
semiosis. Algo es un signo si, y sólo si, algún intérprete lo considera
signo de algo; la consideración de algo es un interpretante sólo en la
medida en que es evocado por algo que funciona como un signo; un
sujeto es un intérprete sólo si, mediatamente, toma en consideración
algo. Las propiedades que conlleva ser un signo, un designatum, un
intérprete o un interpretante son propiedades relacionales que las
cosas asumen al participar en el proceso funcional de la semiosis. La
semiótica, por tanto, no se ocupa del estudio de un tipo de objeto
particular, sino del estudio de los objetos ordinarios en la medida en
que (y sólo en la medida en que) participan en la semiosis.