1. MAESTRÍA EN SISTEMA PENAL ACUSATORIO
MODALIDAD PRESENCIAL
DERECHO PENAL Y PENITENCIARIO
TITULO DEL TRABAJO
El Ideario Penitenciario de Michel Foucault
Participante: Ulises Manuel Calvo Echavarría
Profesor: Diomedes Kaa
Panamá 15 de octubre de 2016
2. INTROITO
La obra de Michel Foucault constituye un hito de primer orden, en la deconstrucción
de paradigmas anidados en el imaginario colectivo, con relación a la existencia,
perdurabilidad y función del sistema penitenciario, es decir, los centros de reclusión de
hombres y mujeres, como entidades dirigidas a la práctica de justicia retributiva o
correctiva y resocializadora.
En el propósito de facilitar la intelección del opúsculo, procederemos a establecer
premisas analíticas, cuya orientación enervan algunos criterios hegemónicos o
impuestos de manera pacífica y de manera cultural , por la formación social dominante,
al decir de Gramsci, pero que por comportar parte de criterios ancestrales e inoculados
sin violencia, se muestran como ejemplos de un “deber ser” sempiterno, a los que
puede arribar cualquier ciudadano sin mayor formación académica, o en otros
términos, los denominados dictados del “sentido común”.
3. I-PREMISA:
Las cárceles como lugares de castigo siempre han existido.
Si bien los crímenes, delitos y faltas han acompañado a la humanidad,
con independencia de que algunas felonías e injurias como la
corrupción, sean conductas aprendidas de grupo y compartidas por
grupos no humanos como las abejas, no es cierto que los centros de
reclusión como lugar donde se deposita al infractor sentenciado para
que cumpla su pena, han existido siempre.
4. Foucault
Explica que las cárceles eran destinados a la detención preventiva o
provisional como se le denomina hoy, hasta que el procesado era
sentenciado, cuya pena generalmente era la muerte o el destierro, de
manera que es partir del siglo XVIII que se institucionaliza la cárcel
como lugar de cumplimiento de la pena, dentro de un criterio
retribucionista de la pena, de manera que la cárcel era el escenario
de expiación del castigo por la afrenta cometida.
5. II-PREMISA:
La cárcel resocializa al individuo. Luego de una pertinaz etapa retribucionista
donde la pena era concebida como un castigo, los positivistas crearon la idea
de rehabilitación y readaptación del infractor, con lo que pasamos a la fase
“correccionalista”, de manera que los centros penitenciarios funcionarían
como escuelas donde hombres y mujeres serían preparados para su
reinserción en la sociedad.
Foucault describe que la idea “correccionalista” fracasó de raíz y la mayor
parte de sujetos inmersos en centros penitenciarios, luego de salir reinciden
o perpetran acciones delictivas de mayor envergadura.
6. .
III-PREMISA:
Paralelo a la humanización del proceso penal, la cárcel se
humaniza: La experiencia demuestra que es totalmente falso, los
centros penitenciarios continúan durante más de dos siglos ya,
como lugares de hacinamiento y mientras los países suscriben
luego de las dos guerras mundiales, convenios y tratados
destinados a la priorización de los derechos humanos, al punto
que hoy día hablamos de la sexta generación, los centros
penitenciarios continúan sin devolver seres rehabilitados al seno
social.
7. Es en este punto que Foucault explica el destino y
función de los centros de reclusión, dentro del orden
social, que dista mucho de la corrección de conductas, al
menos de propio infractor. Para el autor, los violadores
del contrato social, los inadaptados y en general quienes
no pueden funcionar en forma adecuada y ordenada en la
sociedad, deben ser segregados en lugares marginales,
sin que ello implique al menos formalmente, un ejercicio
de discriminación.
8. Es esa la labor que cumplen los centros reclusorios y no por casualidad su población
está compuesta por amplias porciones de minorías sociales como negros,
extranjeros y en general, los sectores desfavorecidos por el reparto económico de la
formación social.
Foucault es tan agresivo en su planteamiento que describe los excesos de
violencia y violaciones a los derechos humanos en los centros carcelarios, como
conductas normales y deliberadas de un sistema que busca mantener el orden social
a través de dos mecanismos fundamentales entre otros:
•La invisibilización de los excluidos, quienes al permanecer en las cárceles, no
cuentan para la sociedad y su hacinamiento y lucha diaria por la subsistencia en el
centro de reclusión, impide su unidad y reenfoque de su esfuerzo, en pos de
emerger del presidio y retornar a la sociedad.
9. •B. La diseminación del miedo al incremento de la
delincuencia, ayuda a mantener el respeto de los
asociados a las fuerzas policiales y hasta
convienen en el cercenamiento de libertades en
aras de la seguridad.
•En este segmento, Foucault acota que la crónica
roja no es un factor aleatorio ni producto de una
cuestionable ética mediática, sino una política
razonada para que la sociedad comprenda con
normalidad, la existencia y reforzamiento de las
fuerzas policiales que mantienen el orden social.
10. CONCLUSIÓN
Como muchos planteamientos hegemónicos
construidos a lo largo de años de educación y
“culturización”, la idea de los centros
penitenciarios como lugares de readaptación y
reeducación de los delincuentes, no es más
que otro eufemismo social, que asume ribetes
de falacia al momento de ser confrontado con
la función que en realidad cumplen las
cárceles, como depósitos humanos de
desclasados, “lúmpenes” y en general los
descartables de la sociedad, quienes no se
avienen o conforman al ideario
Rousseauniano del contrato social.