“Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz sea con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado.
“Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”.
“Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.
1. LA TRIDIMENSIONALIDAD HUMANA.
“Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: “La paz sea con ustedes”. Dicho esto, les mostró las
manos y el costado.
“Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo
Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los
envío yo”.
“Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A
los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar”.
1.- Muy gentiles amigos: Una triste estampa va llenando las calles de nuestra
ciudad y se va convirtiendo en un elemento más de entre los muchos que hay
en nuestro ya acostumbrado paisaje urbano, se trata de una especie de mueble
adicional en la habitación del mundo actual.
Su caminar es lento y su porte es lamentablemente extraño. Engendra pena el
encontrarle al recorrer los caminos y llegar a los entrecruces,... genera dolor e
impotencia verle llegar a un punto de su existencia, como si fuera un
encontrarse en un permanente callejón sin salida.
Su fastuosa y presuntuosa riqueza se ha convertido en la más miserable de las
pobrezas. Sus ambiciones se han transformado en su propia tumba. Su anterior
laboriosidad traía consigo el disfraz y el maquillaje del engaño y, como si fuera
Mozart, en sus largas e interminables jornadas diurnas y nocturnas, en el
insomnio irracional que provoca el mezquino interés de lo económico, ha ido
escribiendo su propio requiem sobre la superficie de la mesa del billar y en el
imparable compás de las esferas de marfil que chocan y regresan al tope de las
barandas. Es posible que él quisiera darle marcha atrás a las manecillas del
reloj y si estuviera en sus manos le regresaría las hojas al calendario; sin
embargo, va experimentando su propia incapacidad al estarse impactando una
y otra vez contra el grueso muro de la inexorabilidad del tiempo, y de todas
aquellas situaciones irreversibles que él mismo ha generado por la comisión o
que, por lo menos, ha permitido en el descuido o en la omisión.
Se le ha llamado pomposamente el hombre unidimensional. Se trata, en la
realidad, de un ser humano que ha polarizado su existencia, y en lo
comprensible se trata de aquel hombre que no ha comprendido la necesidad de
equilibrar la vida, sus intereses, sus trabajos, sus intenciones, sus motivaciones
y sus acciones.
3.- Y es que, todos nosotros debemos ser conscientes, de que las
polaridades pueden tener diferentes expresiones; sin embargo, nuestro tiempo
1
2. ha favorecido a los que, ambicionando lo material, han llegado a descuidar
otras áreas también importantes de su vida. Y todos los días, nos vamos
encontrando en el peregrinaje de la existencia con esos nuevos rostros de
personas que, embriagados por los licores de la codicia, atraídos por la
mercadotecnia de la seducción y el engaño de las luces de neón, han
embotado su entendimiento y han adquirido, en la peor de las inversiones, la
costosa membresía de este triste privilegio.
El hombre unidimensional al que me refiero es aquel que se encuentra
narcotizado por lo material y que vive sus alusinaciones evadiendo las
realidades. Es el ser ambicioso, se trata de aquel que vive obsesionado por
hacer acopio desmesurado de los beneficios económicos, provocando el
detrimento, la pérdida o el abandono de los otros bienes verdaderos que se le
han heredado, y que por el afán de las apropiaciones va renunciando a sus
propiedades, que en la lucha de las adquisiciones ha ido descuidando sus
pertenencias, y que en la búsqueda de lo deslumbrante ha perdido el control de
lo real. Se trata de un hombre que se ha encontrado con nuevos alucinógenos
que le estimulan, y que al mismo tiempo le van mintiendo, entorpeciendo y
degradando.
4.- Este hombre unidimensional, en unión de otros miembros activos de tan
selecto status, se ha encargado de construir una próspera y confortable
metrópoli, en la que habita una sociedad que también adolece por la
unidimensionalidad. Para esta sociedad, la productividad ha adquirido su carta
de ciudadanía, y se ha ubicado paulatinamente y sin competencias reales, en el
lugar supremo dentro de su escala de valoración.
Esta sociedad tiene su propia Constitución Política y sus propias Tablas de la
Ley: Producción, trabajo, excelencia, éxito, puntualidad, laboriosidad, ahorro,
calidad, eficiencia, certificación, globalidad, libre comercio, competitividad,
porstgrados,... se han convertido en su obsesión, en su juez y en su verdugo.
En más ocasiones de las que te puedieras imaginar: la productividad de la
industria ha caminado al mismo ritmo de la fractura interna de las personas; la
consolidación de los comercios ha ido de la mano con la destrucción de las
familias; y los éxitos empresariales y esos ascensos laborales se han
acompañado de la pérdida del verdadero rostro de la humanidad.
Hemos hipotecado nuestra propia vida, al dejar en el rincón del olvido las otras
dimensiones que componen nuestro existir. Hemos renunciado a la sabiduría
de Dios, quien, como Creador nuestro, hoy quiere explicarnos el proceso que
tuvo la creación de aquella que considera como su obra maestra.
5.- Y es que la afirmación primera de la visión cristiana del hombre reza así:
el hombre es el centro y la cúspide de la creación. Este hombre no es
unidimensional, sino que a diferencia de las demás creaturas tiene un triple
2
3. componente: Carne, el aliento o el alma y el espíritu. El hombre bíblico, el
hombre cristiano es tridimensional.
La dimensión carnal nos relaciona con el mundo inanimado, el cual también es
obra de Dios. Y mientras que el alma es un elemento que relaciona al hombre
con sus semejantes, el espíritu es un factor que le concede la apertura a Dios y
que le dirige hacia la eternidad, que le permite trascender.
La carne nos relaciona con el mundo mineral, vegetal y animal, el alma nos
relaciona con el hermano y el espíritu nos relaciona con Dios.
6.- En la celebración del Pentecostés cristiano, simplifiquemos lo anterior en
las siguientes palabras: Desde el principio de la creación el Espíritu que hemos
recibido nos muestra quién es el hombre. El hombre no es sólo barro, sino
barro y espíritu.
De esta manera, en Pentecostés acontece una nueva creación, este hombre
que a lo largo de la historia se había dejado guiar por su propio barro recibe la
infusión del Espíritu Santo y se puede manifestar como creatura nueva.
Hoy, San Juan nos está hablando del anochecer en el día de la resurrección, se
trata del domingo, se trata del primer día de la nueva creación, en el que el
hombre nuevo recibe el don del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo actuará de manera invisible, más no inverificable y se
encargará de transformar al hombre desde su interior: penetra en las almas de
sus fieles, consuela, da paz en el corazón, sacia, lava, riega, sana, doma y
encamina.
La enseñanza cristiana de nuestra Liturgia deberá ir dirigida en torno a este
camino: Dios nos está invitando para que mostremos quienes somos en la vida.
La exhortación que se nos hace, es a que dejemos ver en la vida lo que
llevamos en el interior de cada uno de nosotros: Somos barro es cierto, pero
también somos espíritu, y somos hijos de Dios.
7.- ¿Sabes? En la actualidad, son varios los autores que nos hablan de la
tridimensionalidad del hombre. Uno de ellos es Zig Ziglar, en su conocido libro:
CÓMO CRIAR HIJOS CON ACTITUDES POSITIVAS EN UN MUNDO
NEGATIVO, y lamenta el autor el que los padres de familia se preocupen tanto
sólo por el crecimiento físico e intelectual de sus hijos, pero olvidando el
crecimiento espiritual.
Otros autores nos llegan a hablar de la tetradimensionalidad, es decir de cuatro
dimensiones en la vida humana. Tal es el caso de Rumer Godden quien
escribe un libro titulado: LA CASA DE LOS CUATRO CUARTOS, afirmando
que cada uno de los hombres es como una casa de cuatro habitaciones: la
física, la mental, la emocional y la espiritual: “Lo lamentable es que solemos
3
4. pasar la mayor parte del tiempo en una sola de ellas, pero si no visitamos las
cuatro todos los días, aunque sea para ventilarlas, algo nos falta.”
Y esta es en verdad nuestra historia. Somos pocos en realidad, entre nosotros,
los que utilizamos al máximo las capacidades que Dios nos ha dado. Al vivir y
darle importancia solamente a una dimensión en nuestra vida, somos como
esas personas que poseen mansiones, y que sólo aprovechan el sótano en su
existencia.
8.- No obstante, el pecado del hombre actual estriba en el querer ser
unidimensional. Los viejos Maniqueos han adquirido su visa internacional y ya
se han cruzado la frontera que se encuentra entre la concepción de la
espiritualidad del hombre, y residen hoy en el país de la sola corporeidad en el
olvido de los espiritual. Los Maniqueos modernos han olvidado que la cárcel se
ha convertido en templo, y que lo importante en el templo será ciertamente su
hermosura, su dignidad, el decoro, el confort, el mueblaje, pero que al principio
y al final de cuentas lo verdaderamente importante en un Templo, es Aquél que
habita en él.
El hombre unidimensional es frágil e inconsistente. Se trata de una construcción
sostenida en una sola columna, que enfrenta el riesgo del ocasional deterioro
de ese monolito y, esto se convierte, al mismo tiempo, en su propia amenaza y
en su propia ruina.
9.- ¿Saben? No se me olvida aquella expresión escrita por aquel novelista
católico Morris West en su libro de “Las Sandalias del Pescador”:
“Cuesta tanto llegar a ser plenamente humano
que son muy pocos los que poseen
el esclarecimiento o el valor necesarios
para pagar el precio requerido...”
10.- Hermanos muy queridos:
Todos aquellos que queramos sostener nuestra vida sobre un solo pie de apoyo
estamos corriendo el riesgo de la destrucción total cuando éste pie se destruya,
y esto es lo más seguro sin duda y al mismo tiempo lo más lamentable.
¡Ven, Espíritu Santo!
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5. LO NATURAL Y LO SOBRENATURAL.
“Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: “La paz sea con ustedes”. Dicho esto, les mostró las
manos y el costado.
1.- Muy queridos amigos:
Es hoy la fiesta de Pentecostés, es nuestra solemnidad del Espíritu Santo.
El secreto de esta fiesta del Espíritu Santo estriba en el desarrollo de nuestra
capacidad para así reconocernos como personas ante Dios, ante los demás y,
quizá lo más difícil, ante nosotros mismos. El mensaje universal del día de
Pentecostés se debe traducir en una llamada personal que Dios nos está
haciendo para vivir conforme a nuestra dignidad.
Hoy tenemos que hablar acerca del Dios que le ha hablado a los hombres y que
les está revelando su apreciación acerca de nuestra dignidad.
2.- Ante la presencia de Dios solamente podremos llegar cuando valoremos
nuestra persona, nuestra existencia irrepetible, ese obsequio divino que nos ha
distinguido al ofrecernos nuestras facultades espirituales identificadas como
naturales: voluntad, libertad e inteligencia; y también aquellas sobrenaturales
como son los virtudes que mencionaremos más adelante.
Hoy se nos invita para que no caigamos en esos determinismos ofensivos a
Dios, de tal manera que estemos abiertos a la relación con los demás y con
apertura a Dios.
Pero, debemos cuidar el no quedarnos sólo en el caracol hermético de nuestra
persona, ya que el secreto de Pentecostés también estriba en valorar realmente
la persona de los demás. El secreto de Pentecostés no se ubica en el
conquistar las masas sino en el conquistar a las personas. En el secreto del don
de Pentecostés: No nos servirá de nada el aprender la diversidad de las
lenguas de esta humanidad, si antes no hemos aprendido la lección que nos
aclara sobre la diversidad de personas.
3.- El ser humano es un proceso. No es una cosa acabada como la piedra o
como el automóvil. Las potencialidades para nuestro crecimiento son casi
infinitas, a causa de la generosidad y alta estima que nos ha tenido Dios. En
este tenor tenemos que aprender que toda persona puede y debe superar sus
desequilibrios, sus condicionamientos, sus limitaciones. Por desgracia, tenemos
que aceptar que muchos hombres todavía no hemos llegado a conocer todas
nuestras potencialidades, esto es, la completa riqueza de nuestros valores en
germen.
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6. Es por ello que quisiera proponerte el recuperar esas cuatro verdades que se
predican de cada persona humana, en donde estamos tú y yo, y todos aquellos
que nos rodean:
4.- LA INVIOLABILIDAD:Hay terrenos en los que los otros no pueden
penetrar sin el permiso expreso de cada persona, se trata de un espacio interior
que nos pertenece, y que es inviolable. Esa misma experiencia, a lo largo de
todas las épocas, es la que les ha impedido a los esclavos resignarse a la
condición de ser sólo unos objetos de mercancía. Por eso mismo, toda forma
de imposición, de degradación y de tortura para violar las conciencias, nos
provoca indignación.
5.- LA DIGNIDAD Y EL VALOR: Aquello que es inviolable sueles ser aquello
que se reconoce como un valor. La mayor desgracia de alguien radica en el ser
miserable, en el vivir en la mendicidad cuando Dios nos ha ofrecido todosu
tesoro. No existe mayor pobreza que la se genera en un alma menesterosa, y
que se autodevalúa en el minosprecio.
La toma de conciencia de la dignidad de las personas, o sea, de su valor
insustituible, imposeíble, se manifiesta a veces en gestos muy sencillos, pero
que trascienden en la apreciación del hermano.
El otro merece nuestro respeto. La dignidad de la persona se basa en el valor
que ella es y que se impone a todos, por ser participante de un valor absoluto
que le da fundamento, es decir, Dios de quien procede el hombre a su imagen y
semejanza.
6.- LA INTERIORIDAD: Otro factor que distingue a la pesona de las cosas
u objetos es el de la interioridad. Esta realidad es sagrada, por lo cual se
convierte en profanación cualquier intento por someterla bajo una presión
exterior.
Se trata del hombre mismo, en cuanto que se conquista y se construye. Los
animales tienen una interioridad ya totalmente terminada y constituida, pero
nosotros no, nuestra programación radica en la no programación.
El hombre como lo decía Nietzche es alguien interminado e indeterminado. Sólo
y en la medida de que el hombre sea capaz de liberarse de sus determinismos,
heredados o adquiridos será más hombre, y mediante un don de sí mismo, en
el amor, que es apertura al otro, cada vez más amplia y mucho más acogedora
podrá obtener la realización del proyecto que Dios ha trazado en su interior, que
es al mismo tiempo un no-proyecto o un proyecto por escribir en la inteligencia,
la voluntad y la libertad.
7.- LA LIBERTAD: El paso de fuera hacia dentro jamás puede ser un atraco,
debe ser por el contrario un encuentro respetuoso. Esto lo conoce Dios y lo ha
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7. querido respetar. La libertad en el hombre es una experiencia original e
inalienable. Podríamos afirmar que matar la libertad es matar al hombre.
No obstante, la libertad siempre será una conquista. En este aspecto es
conveniente que jamás se confunda nuestra libertad con la anarquía. A fin de
que el hombre se libere de las esclavitudes que vienen de fuera, tiene
necesidad de aprender a liberarse de aquellos apegos que le son más
dominantes y tiránicos: los que vienen de dentro, es decir, nuestras pasiones y
apegos.
Debido a lo anterior, será necesario y conveniente que no se confunda la
libertad con la independencia: Hoy hacen falta más que declaraciones de
independencia que se hagan declaraciones de interdependencia. O cómo lo
firmaría Victor Frankl el problema en Occidente no es otro sino el que haya
ereguido una estatua de la Libertad sin haber levantado una estatua de la
responsabilidad.
8.- Todo lo anterior es referido a los elementos naturales de la persona, pero
quisiera no quedarme en un puro naturalismo sino que nos abrieramos a la vida
sobrenatural, a la vida de la gracia, a nuestra vida cristiana.
¿Por dónde sopla el Espíritu Santo? ¿Por dónde sopla el viento de Dios? El
viento silva rabioso, revuelve, levanta, arrastra, desbarata, bufa, desordena,
sacude, arranca de raíz, barre, abofetea. Ese es su oficio.
Dejemos que sople con fuerza, consintámosle que hoy haga volar los
sombreros de nuestras cabezas.
Hagamos la prueba, al menos por esta vez, de acogerlo como elemento de
turbación, improvisación, verdadera inspiración, desorden, desbarajuste de
todas nuestras reglas prefijadas, desaparición de todos los programas ya
definidos, como portador de cosas jamás vistas, jamás oídas, jamás
experimentadas antes.
El viento tiene una característica: es incontrolable, imprevisible, no programable.
Así es el Espíritu Santo. Lo anterior lo atestiguamos y lo profesamos, no
obstante es necesario atender algunos elementos que nos pueden ayudar a no
caer en los equívocos de los que somos propensos todos los cristianos.
9.- El Espíritu Santo no sólo santifica y dirige al Pueblo de Dios mediante los
sacramentos y los ministerios y le adorna con virtudes, sino que también va
distribuyendo gracias especiales entre todos los fieles, dando a cada uno según
quiere sus dones, con los que les hace aptos para ejercer las diversas obras y
deberes que pueden ser útiles para la renovación y la mayor edificación de la
Iglesia, según aquellas palabras: “A cada uno se le otorga... la manifestación del
Espíritu para común utilidad”. Estos carismas, tanto los extraordinarios como los
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8. ordinarios, deben ser recibidos con gratitud y consuelo, porque son útiles a las
necesidades de la Iglesia.
Recordemos que el criterio esencial para juzgar el valor de cualquier carisma
jamás será su carácter espectacular ni la intensidad de la experiencia espiritual
personal que se presupone a los mismos o se presume en los mismos, sino su
utilidad con vistas a la edificación de la comunidad en la Iglesia.
Es por ello adecuado el que recordemos que por encima de todo carisma, válido
tanto para la vida personal como para la comunidad, está el don de la caridad,
que es auténtica participación del Espíritu Santo, ya que proviene de él.
10.- Como nos lo demuestra la experiencia, todos los carismas, aunque sean
buenos en sí mismos y estén originalmente ordenados al bien común, pueden
encerrar el peligro de una autobúsqueda o de una autocomplascencia, en vez de
una verdadera preocupación del servicio a los demás. Los carismas pueden
también estar en contraste con el espíritu del evangelio, que es un espíritu de
mansedumbre, discresión y humildad.
Contrario a lo anterior, el don de la caridad discierne todos los demás; su
presencia da vida a todas las virtudes y asegura la autenticidad de la vida
espiritual. Dilata el corazón y supera los límites que se derivan del egocentrismo;
es además la plenitud de la ley nueva, cuya fuente inmediata es la presencia del
Espíritu Santo en nuestros corazones. La vida en el Espíritu deberá mostrarse a
través de los frutos del Espíritu.
Fue el mismo Jesús el que dio a la imagen del fruto un sentido espiritual
dinámico, desconocido en el Antiguo Testamento: “El que permanece unido a
mí, como yo estoy unido a él, produce mucho fruto” (Jn 15,5). Al decir esto,
sugería al mismo tiempo el misterio del crecimiento del reino en nosotros y su
fuerza de manifestación.
11.- El Espíritu Santo, al derramarse en nosotros en la plenitud de sus variados
dones, produce unos efectos deleitables que se han dado en llamar los frutos
del Espíritu Santo, por comparación con la vida vegetal.
La imagen evangélica del fruto indica siempre, junto con la realidad interior, una
manifestación que puede percibirse desde fuera ¿No es acaso el tipo de fruto
producido por el árbol el criterio de discernimiento que enseñó Cristo a los
apóstoles cuando les dijo: por sus frutos los conoceréis? ¿Acaso se recogen
uvas de los espinos o higos de los abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos
buenos, pero el árbol malo da frutos malos.
El fruto evangélico está ligado eminentemente a la actividad apostólica pero
también a la vida cotidiana, todo ello dirigido a la glorificación final del Padre: “Mi
Padre recibe gloria cuando producís fruto en abundancia” .
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9. Fruto es lo que se recoge al final de las ramas, provenientes de una sabia
vigorosa, y con los que nos deleitamos. Fruto es lo que se recolecta de un
campo sembrado y cultivado. Se trata de la cosecha del Espíritu Santo.
La Palabra de Dios en la carta del Apóstol san Pablo a los Gálatas nos dice que
"el fruto o cosecha del Espíritu" es: amor, alegría, paz, comprensión,
benignidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, templanza (Gal 5,22).
En el fondo se trata de vivir la caridad. Los frutos del Espíritu Santo en nosotros
son una imitación frágil del amor de Cristo, manso y humilde de corazón,
hombre para Dios y hombre para los hombres, libre y verdadero, exigente y
misericordioso, recogido y abierto a todos.
Los frutos del Espíritu Santo son la vivencia de las bienaventuranzas.
12.- Resultado de ello es el gozo anticipado de la posesión de Dios. El Espíritu
no es sólo una garantía de la herencia que se nos debe como a hijos de Dios,
sino que es un verdadero anticipo de la misma; es como un borbotón de agua
que brota en lo más profundo de nuestro ser y que llega, que se prolonga hasta
la vida eterna, conforme lo dicho por Jesús: "El agua que yo le daré se hará en
él manantial de agua que brotará para vida eterna".
Y puede surgir una pregunta: ¿Quién percibe los frutos del Espíritu Santo en
nuestras personas? ¿Nosotros o aquellos que nos rodean?
Santo Tomás de Aquino dice que somos nosotros, y nos menciona que la vida
en el Espíritu restaura a sus poseedores con santa y sincera delectación.
Sin embargo, el absolutizar lo anterior podría conducirnos hacia una
perspectiva individualista. El fruto al percibirse en el actuar debe ser captado
por los reciben nuestro actuar apostólico o el beneficio de una vida cristiana en
lo cotidiano.
Para comprender la vida espiritual es suficiente reconocer esta manifestación
de la presencia del Espíritu en sí mismo y fuera de sí. Bajo múltiples formas, es
la señal de que la vida cristiana es una verdadera vida. Una pequeña semilla va
creciendo, se convierte en un gran árbol que produce frutos, y esos frutos son
sabrosos para uno y para el prójimo.
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10. LAS MANIFESTACIONES DEL ESPÍRITU SANTO
“Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaro de alegría. De nuevo les dijo
Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así tam bién los
envío yo”.
1.- Muy queridos hermanos:
Quisiera en esta fiesta de Pentecostés hablar sobre las manifestaciones del
Espíritu Santo en nuestras personas.
Nuestro Bautismo nos ha infundido la gracia santificante y los dones del Espíritu
Santo. Y esto incluso en los niños pequeños; porque, aunque no pueden
ejercitar actualmente estas virtudes y esos dones, los reciben en forma de
hábitos para disponerlos a los actos futuros.
Se trata de nuestra vida sobrenatural que se desarrolla a través del principio
operativo humano, que es el espíritu, elevado a un plano sobrenatural por el
Espíritu de Dios. Esta elevación se realiza a través de las llamadas fuerzas
sobrenaturales, que son las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo.
2.- Las virtudes infusas se dividen en teologales y morales. Las virtudes
teologales ordenan al hombre a su último fin, que es Dios; las virtudes morales
remueven los obstáculos que el hombre encuentra en la consecución de dicho
fin, de tal modo que las fuerzas naturales del hombre, sigan el dictamen de la
razón, guiada por la fe.
Las virtudes teologales sabemos que son tres: FE, ESPERANZA Y
CARIDAD . La FE nos da a conocer a Dios y nos une a él, como Primera
VERDAD . La ESPERANZA nos hace desearlo como el Sumo BIEN y nos da
la seguridad de alcanzarlo. La CARIDAD nos une a Dios con amor de amistad,
en cuanto que es la Suprema BONDAD .
Las virtudes morales son cuatro: PRUDENCIA, JUSTICIA, TEMPLANZA Y
FORTALEZA. Cada una de ellas tiene un cortejo de virtudes derivadas y
anexas.
La PRUDENCIA remueve los obstáculos que entorpecen al
ENTENDIMIENTO ; la JUSTICIA , los de la VOLUNTAD ; la FORTALEZA
suscita en nuestro interior el VALOR y la AUDACIA , y la TEMPLANZA
modera la inclinación a los placeres sensibles.
3.- Pero a pesar de todo lo anterior, las virtudes infusas resultan insuficientes
para llevar al hombre a la santificación: esta insuficiencia no proviene de las
virtudes, sino del sujeto que las recibe, es decir del hombre.
Es por lo anterior que todos necesitamos de un agente superior que venga a
perfeccionarlas virtudes morales y teologales. Y ésta es precisamente la
finalidad de los dones del Espíritu Santo. Movidos, no por la razón humana, sino
por el Espíritu mismo de Dios, proporcionan a las virtudes infusas, sobre todo a
las teologales, la atmósfera divina que necesitan para desarrollar toda su
potencialidad.
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11. 4.- ¿Qué diferencia existe entre virtudes y dones? La diferencia se comprende
fácilmente mejor con unos ejemplos que refieren varios autores kerigmáticos.
Practicar las virtudes es navegar a remo; usar los dones es navegar a vela o
mejor a motor; con éstos se avanza más y con menos trabajo.
Otro ejemplo: El niño que da algunos pasos, sostenido por su madre, es símbolo
del cristiano que practica las virtudes con ayuda de la gracia; el niño, a quien la
madre toma en sus brazos para que avance más de prisa es imagen del
cristiano que usa de los dones del Espíritu Santo.
Un último ejemplo: el músico que pulsa las cuerdas, para sacar de ellas dulces
sonidos, es imagen del cristiano que practica las virtudes; mediante los dones,
es el Espíritu Santo quien hace vibrar las cuerdas de nuestra alma. De esta
comparación han echado mano los Santos Padres cuando, para expresar la
acción del Señor Jesús en la Virgen María, afirman: "era como una cítara
suavísima de la cual se sirve Cristo para satisfacer al Padre".
Los dones nos colocan bajo la acción directa del Espíritu Santo, quien, viviendo
dentro de nosotros, ilumina nuestro entendimiento, enciende nuestro corazón y
fortalece nuestra voluntad, por lo que nuestros actos adquieren caracteres
verdaderamente divinos.
Es propio de un artista poner su estilo, su inspiración, y por decirlo así, su alma
en aquello que ejecuta; de modo que los conocedores, por el estilo, sacan el
artista. Cada quien tiene su propio estilo, y el estilo es el reflejo de la propia
personalidad. Con mucha propiedad se dice: "el estilo es el hombre". ¿No será
esto lo que afirmaba San Juan XXIII al referir que todo santo es una obra
maestra del Espíritu Santo?
De esta manera, cuando el Espíritu Santo obra en nosotros por medio de sus
dones, pone su sello, un sello divino, un sello inconfundible. Cuando los
hombres obramos, ponemos un sello de fragilidad; cuando el Espíritu obra en
nosotros, pone un sello divino de seguridad, de perfección, de elevación y, por lo
mismo, tales actos tienen un modo enteramente celestial.
5.- El nombre y el número de los dones del Espíritu Santo los hemos
encontrado en Isaías 11,1-2. La Iglesia tomó las siete cualidades señaladas en
dicho texto y elaboraron la teoría de los siete dones. En la Escritura el número
siete significa plenitud. Al decir que los dones son siete está indicando la
plenitud del Espíritu Santo.
El don de entendimiento vuelve a la fe más lúcida y luminosa, y nos da una
penetrante intuición de las verdades reveladas; pero sin declararnos el misterio.
Además nos comunica una sensibilidad para conocer, en cada acontecimiento,
la acción de Dios.
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12. El don de ciencia, por su parte, hace que el hombre conozca y ame a las
criaturas bajo la luz de Dios y con el mismo amor con que Dios las ama. Toda
criatura viene de Dios, y refleja a Dios y, por lo tanto, nos lleva a Dios.
El don de sabiduría es como un rayo de sol: rayo de luz, que ilumina, esclarece
y da brillo a los ojos del alma; y rayo de calor que calienta el corazón, lo abraza
en amor y lo colma de gozo. Se relaciona con la virtud teologal de la caridad. Se
diferencía del don de entendimiento en que éste es una mirada del espíritu, en
cambio el de sabiduría es una experiencia del corazón; el entendimiento es luz,
la sabiduría es amor. El don de sabiduría es más perfecto porque el corazón va
más allá que el espíritu: penetra más hondo y entiende o adivina lo que la razón
no atisba. El don de sabiduría es el que más enciende y aviva en nosotros la
llama de amor divino; y nos hace experimentar las dulzuras y la bondad del Dios
Uno y Trino que misteriosamente mora en lo más íntimo de nuestro ser,
invadiéndolo totalmente,
Por el don de temor de Dios el hombre se siente penetrado de un sentimiento
de dependencia de Dios; es decir, siente que por sí mismo no tiene nada, que
todo lo ha recibido de Dios y que de él depende en cada momento. Por ello no
se atreve a levantarse contra Dios, antes bien se mantiene en una actitud de
humildad y de agradecimiento. Este sentirse criatura de Dios hace que el
hombre se esfuerce por aceptar en todo su voluntad, viviendo en una actitud
reverencial por no ofenderle.
El don de piedad hace que nos sintamos y vivamos como hijos de Dios. El
Espíritu Santo nos une, nos transforma en Jesús, el Hijo del Padre, y por sus
méritos y unión vital con El, nosotros somos también hijos. Sentirnos hijos de
Dios, gozarnos de serlo, tal es el fruto del don de piedad. Y al sentirnos hijos de
Dios y hermanos de Jesús, nos sentimos también hermanos de todos los
hombres y los amamos como tales.
El don de consejo, por su parte hace perfecta la virtud de la prudencia,
dándonos a entender pronta y seguramente, por una especie de intuición
sobrenatural, lo que conviene hacer, sobre todo en los casos difíciles. El don de
consejo produce también en el espíritu ese equilibrio que se necesita en el
ejercicio de las diversas virtudes, a las que, sin este precioso recurso que regala
Dios, es muy difícil de poner en su justo medio.
Por último, el don de la fortaleza nos ayuda a vencernos a nosotros mismos y
superar todos los obstáculos que encontramos en el camino del amor. También
nos ayuda a trabajar con constancia y acierto en las obras de apostolado, sin
desfallecer.
6.- Los dones del Espíritu Santo los tenemos todos los cristianos; nos han
sido infundidos en el bautismo y en la confirmación. Pero, los dones, lo mismo
que las virtudes, son preciosas semillas que necesitan ser cultivadas. Nuestro
12
13. trabajo, nuestro esfuerzo de cristianos consiste en ir cultivando con exquisito
cuidado estos gérmenes preciosos que Dios ha querido depositar en nosotros.
Este cultivo podemos hacerlo de tres maneras principalmente:
Primero: sentir hondamente nuestra incapacidad y acudir con frecuencia al
Espíritu Santo, diciéndole con el Salmista: "Señor, muéstrame tus caminos y
enséñame tus sendas. Guíame en tu verdad; enséñame tú, que eres mi Dios y
mi Salvador" (Sal 25, 4-5).
Segunda: Desarrollar en nosotros las virtudes; éstas se hallan a nuestra
disposición, son los instrumentos de nuestro trabajo espiritual. Por medio de las
virtudes infusas, que recibimos con la gracia de Dios, podemos ir
perfeccionando una por una todas nuestras facultades y disponiendo toda
nuestra vida interior. Y a medida que las virtudes crecen se va preparando el
terreno para que el Espíritu Santo tome su lugar y, con un trabajo, más digno,
consume nuestra obra, que es su obra. Toda obra de artesanía requiere una
preparación o una mano negra; ésta corresponde a nosotros. Después viene el
trabajo fino, que corresponde al artista, que en nuestro caso es el Espíritu Santo.
Y finalmente: Ser dóciles a las inspiraciones del divino Espíritu. Cuando le
prestamos atención amorosa y constante a esa voz misteriosa del Espíritu de
Dios; cuando nuestro corazón es dócil, entonces podemos escuchar mejor la
voz del Espíritu, podemos recibir con mayor perfección sus inspiraciones. Y
cuanto mejor recibamos éstas, más se irán perfeccionando y afinando en
nosotros esas emisiones misteriosas, que son los dones del Espíritu Santo.
¿MANOS O TENTÁCULOS?
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14. “Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban al Espíritu Santo. A
los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar”.
1.- Muy queridos radioescuchas:
Decía el Cardenal Fulton Shenn, uno de los clérigos que mejor uso le dio a la
radio: “pensar en la fraternidad de los hombres sin pensar en la paternidad
de Dios es hacer de los hombres un linaje de bastardos”.
El Espíritu Santo nos une, nos transforma en Jesús, el Hijo del Padre, y por sus
méritos y unión vital con El, nosotros somos también hijos. Sentirnos hijos de
Dios, gozarnos de serlo, tal es el fruto del don de piedad, que ya hemos referido.
Y al sentirnos hijos de Dios y hermanos de Jesús, nos sentimos también
hermanos de todos los hombres y los amamos como tales.
La ausencia de una conciencia de lo anterior, es posiblemente la más grande
deficiencia en un cristiano, y nuestra másgrande desventaja.
Hablábamos en los anteriores segmentos de esa necesidad que tenemos los
unos de los otros, y quizá la triste constatación de que el egoísmo en la
actualidad ha evolucionado en tal manera hasta convertirse en soledades
compartidas.
2.- Enrique Rojas, Psiquiatra Matritense, refiere el siguiente pasaje en una de
sus conferencias:
“ Una tarde de domingo me encontraba visitando a un amigo que vivía con su
hijo de cinco años; en medio de nuestra charla el niño se acercó y le dijo a su
padre:¿hoy viene mamá?, el padre responde: No. Mañana hijo. -(Nuevamente
habla el niño) Pero yo quiero verla hoy y quiero estar con ella... Su padre
tratando de consolarlo lo abraza y le dice que falta poco y la verá.
Muchas situaciones similares podemos escuchar, leer o presenciar en donde se
vive el sufrimiento de no contar con la familia completamente constituida. Sin
entrar en juicios sobre las personas, es una realidad que la formación natural y
espiritual de las familias está siendo víctima de un resquebrajamiento. ¿Por qué
víctima? Porque hay victimarios, y ellos son los que promueven una cultura en
donde los valores y los principios éticos no se enseñen y no se vivan,
difundiendo así la idea de que la familia sea concebida cual si fuera moda y no
la unión física y espiritual de un hombre y una mujer que en matrimonio para
toda la vida se comprometen a colaborar con la obra natural y creadora del
Amor, y junto a sus hijos lleven a la plenitud la misión de ser padres y madres
de familia”.
¡Ven Espíritu Santo! Y ayúdanos a ser más afectuosos, danos el don de la
sabiduría, que es una luz tuya no en el entendimiento sino sobre nuestro
sentimientos. Y es que todos necesitamos del afecto de alguien, tenemos
necesidad de ser importantes para alguien, sentirnos personas.
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15. 3.- Te quería comentar que en la primavera del año 1961, el psiquiatra Dr.
Robert Coles estudiaba la lucha de los niños negros del sur para la integración
racial de las escuelas, con muy pesimistas posibilidades para lograrlo. El doctor
entró como maestro a una de las escuelas de Louisiana para observar por
dentro el fenómeno. Hay algo que llamó poderosamente la atención del
psiquiatra, al ver el Dr. Coles la forma en que cuatro niñas negras de seis años
respondían a las constantes provocaciones con tranquilo valor, se puso a
pensar qué daba a estas pobres y vulnerables niñas tanto valor y tanta
resistencia. Ninguna de sus entrincadas explicaciones sociológicas daba razón
de ello. Entonces escuchó a la madre de Nathalie, una de las niñas de color:
"Mi niña regresa a casa de la escuela, y oye a todos esos niños blancos
gritándole, y no les va a dar el gusto de mostrarles que sí está asustada, ni por
un momento; pero sí lo está. Yo sé que así es. Y lo primero que de verdad hace
al llegar de la escuela es venir conmigo, y yo la abrazo, le agarro su cabeza, le
agarró su brazo y la aprisionó junto a mí, después de un momento, se va
entonces a comer algo, a tomarse un jugo, a jugar... Yo también me perturbaría,
pero gracias a Dios mi mamá todavía vive con nosotros, y voy con ella, para
que ponga su mano en mi cabeza y en mi brazo, para que me abrace, a fin de
que me tranquilice de nuevo; entonces yo también puedo abrazar a mi hija. Mi
madre por su parte todas las noches reza ante un Cristo que tiene en su
habitación y yo sé bien que Él la abraza".
La verdad es que los abrazos suelen tener capacidades terapéuticas de tal
manera que cualquier médico, cualquier pedagogo y cualquier psicólogo nos
podrían decir que en su justa dosis los brazos de una madre es la mejor fuente
de seguridad en la formación del carácter de una persona. ¿Y quién de
nosotros no ha sentido un abrazo medicinal? Uno de esos abrazos que todo lo
curan desde un raspón hasta un corazón destrozado?
4.- Helen Colton refuerza esto con investigaciones que indican que: "Cuando
se toca a una persona, la cantidad de hemoglobina en la sangre aumenta en
forma significativa. La hemoglobina es la parte de la sangre que transporta el
abastecimiento vital del oxígeno a todos los órganos del cuerpo... incluyendo el
corazón y el cerebro. Un incremento en la hemoglobina tonifica todo el cuerpo,
ayuda a impedir la enfermedad y apresura la recuperación de un padecimiento”.
Y no obstante, es lamentable nuestra insensatez y con ello viene nuestra
degradación. ¿No te parece lamentable que una jovencita en la ciudad de
México esté necesitada de notoriedad y para ello se desnude en una gasolinera
mientras que los socorristas están atendiendo a las víctimas de un lamentable
accidente automovilístico? ¿Cómo puede un corazón encontrarse tan vacío?
¿Te acuerdas de esa escena en la historia urbana?
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16. Pero no vayamos tan lejos ¿No te parece dolorosamente escándaloso el hecho
de que una jovencita que apenas está cruzando el umbral de la adolescencia a
la juventud, en un estadio de futbol americano se sienta necesitada de ser
popular aunque sea por un momento, de llamar la atención, de convertirse en el
centro de la atención de alguien, de quien sea, aunque sea por el despojo de
sus ropas exteriores e interiores, permitiendo que los que le rodean manoseen
unos pechos aún en flor? ¿Te acuerdas o ya has olvidado esa escena en la
prensa?
5.- ¿Sabes? Hay quien ha afirmado que la promiscuidad de muchos de
nuestros jóvenes tiene su fuente en la carencia de ternura de la que han
padecido. Resulta interesante ver que se convierten en "una presa fácil". Hacen
cosas que son totalmente inusuales en ellos y que están fuera del perímetro de
sus sistemas de valores. Y todo por experimentar un poco de afecto que se les
ha negado.
Los adolescentes reconocen que la carencia de ternura en sus vidas a menudo
los lleva a conductas promiscuas.
El secreto de Pentecostés estriba en reconocernos personas ante Dios. El
mensaje de Pentecostés se traduce en una llamada personal. Hoy hablamos
del Dios que habla a los hombres y que nos trata como a hijos.
Ante Dios solamente podemos llegar cuando valoremos nuestra persona,
nuestra existencia irrepetible, que tenemos facultades naturales: voluntad,
libertad e inteligencia; pero también facultades sobrenaturales.
De la visión antigua, en la que se veía al cuerpo como la cárcel del alma, el
cristiano tiene que resaltar que el cuerpo se ha convertido en Santuario. Y así
podemos recordar a Leonidas hacia finales del siglo II besando el pecho de su
hijo Orígenes que acaba de ser bautizado, por ser este ya un Templo del
Espíritu Santo y de la Trinidad completa.
6.- Me llama la atención la explosión de libros sobre técnicas sexuales o de
artículos en cualquier revista de los supermercados. Hoy testificamos que en la
televisión abierta y que hasta por tonos de celular sobreabundan los consejos
sobre posiciones en aquello que es sagrado al vivirse en el amor más auténtico.
Leía sobre el fenómeno de este pansexualismo, la opinión de dos psiquiatras y
los dos coincidían en que se debe a la separación entre la sexualidad y el
verdadero afecto.
La sexualidad humana con el transcurso de los años ha perdido su relación con
el afecto. La sexualidad puede estar por completo divorciada de cualquier
semejanza con el amor; puede ser simplemente un acto de satisfacción genital.
El cuerpo de un ser humano se utiliza simplemente para la satisfacción de las
necesidades de otro, nada más. Al igual que una droga, el sexo sin amor se
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17. convierte simplemente en la expresión de una necesidad física básica y de un
deseo personal.
7.- Durante los últimos diez años, la literatura ha estado repleta de
implicaciones de que la causa primordial de las relaciones insatisfactorias entre
los adultos es la falta de conocimientos o de técnicas sexuales. El resultado ha
sido la interminable producción de manuales sexuales, que han llegado a
convertirse en verdaderos best-sellers. El doctor Theodore Isaac Rubin en su
libro Uno a Uno critica lo que él ha llamado: el atletismo sexual, la actitud de
aquellos que buscan nuevas técnicas en torno a la intimidad y se olvidan de
cultivar el amor:
"Esta actitud de hacer hincapié en lo mecánico resulta destructiva. Conduce a
superficialidades y a una inversión de orgullo en el desempeño, en vez de llevar
a un interés sano en una forma más rica de relacionarse. El atletismo sexual
simplemente no proporciona satisfacciones más profundas ni perdurables y el
hecho de esperarlas es buscar un desengaño... una decepción que resulta
destructiva en todas las áreas de la relación".
8.- El psiquiatra Rollo May, en su obra clásica El amor y la Voluntad,
confirma esta opinión, al decir:
"Una segunda paradoja es que el nuevo énfasis en la técnica del sexo y de
hacer el amor, a menudo hace que el tiro nos salga por la culata. Con
frecuencia se me ocurre que existe una relación inversa entre el número de
libros de cómo hacerlo que analiza una persona, o una impresión a gran escala
en una sociedad, y la cantidad de pasión sexual o incluso de placer que
experimentan las personas involucradas. Equivale a una actitud mecánica hacia
el acto de hacer el amor y todo eso va unido a una enajenación, a sentimientos
de soledad y despersonalización”.
¡Ven, Espíritu Santo! Enseñanos a ser personas y a vivir como hijos de Dios.
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