(feb.2022) Cada día podemos reescribir nuestra propia historia, disolver las costras que nos laceran, la desazón que nos perturba, reconociendo que hemos venido a ser imperturbables, pues no somos la suma de nuestros errores, sino de nuestros aciertos. Así podemos renacer de nuevo a cada nuevo momento.
Textos, fotografía y producción original: Carlos Rangel
2. Si eso que la vida hoy me da
yo lo tomo como dicha,
con solo sentir tu belleza
puedo decir
que comienzo a amar,
a llenarme de esa luz
que me desborda,
como imán
que absorbe del mundo
solo aquello que pienso,
solo aquello que digo,
solo aquello que hago.
3. Entonces escucho y siento,
capturo al vuelo
la música sin sonido
y le llamo premonición
y reescribo mi historia
haciendo este instante
congruente
con la más excelsa
de las posibilidades.
4. Sin usar demasiado la balanza
vuelvo a mirar las páginas antiguas
y resplandecen
ausentes de números rojos
al no mojar mi pan
en las lágrima de nadie,
ahuyentando el viento
de la mediocridad,
escuchando la voz
de las señales,
para recorrer el camino
con sandalias vivas
sin dudar jamás
de la victoria.
5. Y me apresuro con lentitud
desde mi conciencia inmortal,
con decisión pero sin necedad
elijo disolver permanentemente
esas costras invisibles que laceran,
arrepintiendo mis tropiezos
perdonando tus agravios
gestionando uno a la vez
hasta que todos los tintes
de todas mis vidas
se hayan fusionado
en un solo haz luz.
6. ¿De qué sirve lavar
exhaustivamente mi piel
si no lavo la desazón
que me lacera por dentro?
7. Recibo y agradezco
la dicha de lo bello
sin el menor rechazo,
sin el menor exceso,
sin la menor adicción,
permitiendo al genio
salir de la botella,
desarmando todo desatino,
purificando
toda fuente de dolencia
para que en la película final
aparezca mi historia
reconstruida con luz dorada
más coherente
y perfecta que la anterior.
8. Mejor ver cada día
la película del día
felicitándome sin vanidad
por mis escenas geniales,
reconociendo mis desaciertos,
alimentándolos plácidamente
con esa chispa que les faltó
para no repetirlos más,
pues las incorrectas
escenas de los otros
ya las ajustarán ellos
cuando estén listos.
9. No es fácil
domesticar mis impulsos
y a la vez mantener
el agua en movimiento
para que no se estanque
ni se pudra
y solo permitir
el desbordante el deleite
que mi alforja eterna
lleva dentro
sin teatralizar impulsivamente
lo que ni siquiera he vivido.
10. Y no acabo de darme cuenta
que aquello que tanto me turba
cumple reglas diferentes a las mías
que con ligereza critico
sin querer conocerlas,
ocultando que he venido
a ser imperturbable,
objetando la perfección
del orden cósmico,
olvidando la amorosa paz
de las reglas Divinas.
11. Aunque han sido muchos,
no soy mis errores cometidos
sino la suma de mis aciertos,
por pocos que hayan sido.
…Basta ver mi mirada
para saberlo…
12. Así, en libre elección
se iluminó el Peregrino
al entregarse al brillante
sol del desierto
sabiendo que el camino
llama al caminante,
sin jamás perder
su pincelada de inicio,
haciendo suya
esa luz complementaria
que hasta ese día
no había tenido.
13. Yo sé que un día
volveré a conectar
mi insignificante destello
con la Gran Conciencia Universal
al sonreír inalterable en el caos,
al recorrer –a mi propia cadencia–
el legendario Sendero del Sabio,
al hacer luz en la oscuridad,
para renacer de nuevo
a cada nuevo momento.
Carlos Rangel
Junio de 2020