1. La imagen nos muestra un retrato romano. El retrato junto con el relieve histórico
constituyen las dos expresiones más originales de la escultura griega.
Aunque la imagen aparece recortad, podemos deducir que se trata de una escultura de
cuerpo entero, de bulto redondo y esculpido en mármol blanco.
En cuanto a los aspectos formales, distinguimos un gran naturalismo en la obra, sin duda
busca la copia del natural. La conseguida anatomía y los pliegues del manto nos dan
muestra de ello. La obra está esculpida para ser vista de frente, sin embargo el plano frontal
se rompe, con el escorzo del brazo inferior (hoy desaparecido) y suponemos del brazo
superior (también desaparecido), esa ruptura del espacio abre sin duda, una multiplicidad
de puntos de vista. Por otro lado suponemos una gran influencia de la estatuaria griega
clásica, ya que seguramente adoptaría una postura con contrapposto o similar. En cuanto al
tratamiento suponemos cierta idealización en la talla de la anatomía, de hecho, pensamos
que sigue las proporciones y los cánones griegos, mientras que el rostro muestra mayor
realismo, centrándose en los detalles faciales del modelo, para que sea reconocible, aunque
es posible que esconda algunos defectos. La función de la obra no sólo sería la de
representar al emperador, sino simbolizar el poder del emperador y por ende del Imperio
Romano, incluso, la representación semidesnuda del Emperador supone una vinculación
del mismo con la divinidad.
El retrato romano parte de dos influencias diferenciadas, por un lado la escultura funeraria
etrusca, que tiene origen en las máscaras funerarias realizadas con cera sobre los difuntos,
conocida como Images Maiorum. Este tipo de escultura había estado presente desde la
monarquía etrusca y había terminado por convertirse en una práctica común entre los
patricios de la República. Las máscaras de cera representaban a los difuntos de forma
totalmente realista, ya que representaban el rostro tal y como era, el gusto por el realismo
en el retrato debe por tanto su origen a las Images Maiorum. Por la otra influencia fue el
arte griego, bien clásico o helenístico, había influido notablemente en la estética romana,
que asumió su estilo para sí, incluida la idealización. Los escultores romanos, a veces,
griegos, que trabajaban para los romanos, adoptaron proporciones, cánones, contraposto y
otros rasgos típicos de la escultura griega que adaptaron al gusto romano por el retrato.
2. Desde época de Augusto, final siglo I a. C., aparece el retrato del emperador como imagen
de poder, se manifiesta con cuatro tipologías básicas, con toga a modo de pretor,
normalmente con una mano alzada arengando al pueblo y otra con un pergamino con las
leyes; con coraza a modo de guerrero, ejemplo conocido de este tipo es el Augusto
Primaporta; como Pontificex Maximus con toga y la cabeza cubierta, o divinizado, como en
el ejemplo que tenemos donde se muestra desnudo o semidesnudo. El retrato imperial se
mantendrá dentro de estos parámetros durante la etapa del Principado, donde las
diferencias se observan en modas como la barba o el tipo de peinado.
Pero a principios del siglo III d. C. con la crisis del modelo esclavista, el final de las ciudades
y la penetración de nuevas religiones como el Crist ianismo o el Mitraísmo, el modelo de
representación naturalista comienza a cuestionarse y aparecen otros modelos, donde el
natural o la realidad, la simetría, la proporción o la perspectiva perderán importancia en pro
de una arte más conceptual y simbólico que trata de representar conceptos o ideas, más
acorde con los nuevos tiempos, ejemplos de este tipo de escultura lo encontramos en los
Tetrarcas o la monumental escultura de Constantino.
Esta escultura la situaríamos, por todo lo dicho, dentro del periodo de Alto Imperio,
concretamente en la etapa de la dinast ía Claudia-Flavia, en el siglo I d. C., ya que con la
dinast ía de los Antoninos se impone la moda de la barba como se observa en los retratos de
Trajano o Adriano. En cuanto al autor, decir que durante el Imperio Romano, los escultores
y los artistas plásticos en general fueron considerados como meros artesanos, simples
ejecutores de un refinado trabajo manual, las obras carecen de firmas y no existen
referencias a los mismos, ya que en la mayoría de los casos las esculturas eran realizadas
por un taller, donde se realizaban múlt iples copias que se distribuían por todo el territorio
del Imperio.
A modo de conclusión diremos que el retrato reflejó mejor que ningún otro arte, la sociedad
romana, desde la austeridad patricia de la época republicana, la magnificiencia y poderío de
los emperadores, hasta la crisis tardorromana y el nuevo sentir religioso cristiano. Con la
desaparición del Imperio Romano asistimos también al ocaso de un modo de representar
bien de forma realista o bien de forma idealista la naturaleza. Deberán pasar diez siglos para
que conceptos como la proporción, la simetría o la armonía vuelvan a ser los criterios que
definan la belleza y que reaparecerán con el Renacimiento.