1. espedida
Un día de estos levaré anclas, izaré las
velas
Y partiré proa al horizonte infinito.
Tú quedarás en la playa despidiéndome,
ilusionada con mí pronto retorno,
Y yo desde el puente de mando te
corresponderé con el corazón estrujado,
Las manos apretadas y la mente inundada por
una sola idea:
¿Por qué no te llevo conmigo?
Pero, es que no sería justo que me
acompañaras,
Porque yo mismo no sabré adónde me dirijo.
Simplemente pondré proa a la nada
2. n una locaaventura por alcanzar ese
límite ás allá del horizonte
on el que soñaba en la infancia cada vez que,
ugando en la arena, veía alejarse algún
arco.
Envuelto en la misma misteriosa fascinación
de entonces me iré,
¿Adónde? ¿Por qué? ¿Para qué?, no sabré decirlo.
Sin medir consecuencias, como seducido por
cantos de sirena, me iré.
Sin embargo, puedes estar segura que
Cuando sólo pueda ver a mi alrededor agua y
horizonte
Y me agobien los avatares de esa demencial
aventura,
En ese momento percibiré tu energía y mi único
consuelo será
3. Rememorar toda la esencia de tu inefable
hermosura.
En ese momento, consciente de todo lo que he
perdido,
Llorando pronunciaré tu nombre.