1. Floristería
Productos de la Floricultura
Los cultivos en floricultura incluyen: plantas para uso en canteros
(petunias, violas - pensamientos-, salvias, tagetes, prímula, etc);
plantas para flor cortada que se vende luego en atados o bunch
para ser usadas en la decoración del ambiente personal, de fiestas,
interiores; ejemplos de flores cortadas: rosa, clavel, crisantemos,
gladiolo, lilium, alstroemerias, lisianthus; plantas de follaje
decorativo: potos, dieffembachia, otón; plantas con flor en macetas
para uso final en ese contenedor de buen nivel decorativo:
crisantemo, pointsettia -Euphorbia pulcherrima-, cyclamen, azaleas,
orquídeas. La producción de plantas leñosas con troncos
ramificados o no, como árboles, arbustos y palmeras, es otra
especialidad que contribuye a la floricultura. La obtención de
plantas en estadio juvenil originadas en semillas, es una actividad
creciente y está en manos de propagadores. Las plantas de semillas
crecen en pequeños potes unitarios pero generalmente en
bandejas celulares, en cajas maniobrables, usualmente dentro de
ambientes internos controlados y vendidos a floricultores para su
cultivo hasta planta adulta. El semillero o almáciga es ahora una
comunidad de plantas creciendo cada una, dentro de recipientes
individuales. El conjunto es llamado bandejas multiceldas o
bandejas alveoladas, aunque para semillero también se usan
durante un período, los almácigos comunitarios tradicionales tipo
cajón rectangular de fondo plano. Las plantas llamadas bulbosas
permiten producir flores cortadas, plantas en macetas y plantas
para jardín a partir de tallos modificados subterráneos.
El cultivo es el crecimiento microbiano en un medio nutritivo
sólido o líquido; el aumento del número de microorganismos
2. facilita su identificación. El cultivo también facilita la realización de
pruebas de sensibilidad a antimicrobianos.
La comunicación con el laboratorio tiene una importancia esencial.
Aunque la mayoría de las muestras se cultivan en medios
generales (p. ej., agar con sangre o chocolate), algunos patógenos
requieren la inclusión de nutrientes o inhibidores específicos
(véase tabla Medios selectivos para el aislamiento de bacterias
comunes ) u otras condiciones especiales para la incubación (p.ej.,
una temperatura específica, concentración de oxígeno o dióxido
de carbono, o duración). Si se sospecha uno de estos patógenos de
cultivo más difícil o si el paciente ha estado tomando
antimibióticos, se debe informar al laboratorio. También se
informa el origen de la muestra para que el laboratorio pueda
diferenciar los patógenos de la flora normal específica de esa
localización.
La toma de la muestra es importante. Para el diagnóstico de las
enfermedades infecciosas, la regla general es tomar la muestra
donde está la infección. En las lesiones cutáneas, se deben tomar
muestras de los bordes, y no del centro.
Se desaconseja el uso de hisopos. Sin embargo, si se utiliza un
hisopo, se prefiere uno flocado, ya que permite recolectar más
muestra. Los hisopos utilizados para los ensayos
moleculares deben ser compatibles con el ensayo molecular
específico que se desea realizar. Un tipo erróneo de torunda o un
mal hisopado pueden producir un resultado falso negativo. Los
hisopos con aplicador de madera son tóxicos para algunos virus.
Los hisopos de algodón son tóxicos para algunas bacterias, como
Chlamydias.
Los hemocultivos requieren la descontaminación y desinfección
de la piel (p. ej., con yodopovidona, secado y eliminación con
3. alcohol al 70%). Por lo general se usan varias muestras, cada una
obtenida de un sitio diferente; se las toma simultáneamente con
los picos de fiebre si es posible. La flora normal de la piel que crece
en una sola muestra de hemocultivo generalmente se interpreta
como contaminación.
Las pruebas de sensibilidad o antibiogramas determinan la
susceptibilidad de un microorganismo frente a los medicamentos
antimicrobianos, a partir de la exposición de una concentración
estandarizada del germen a estos fármacos. Las pruebas de
sensibilidad pueden hacerse para bacterias, hongos o virus. Para
algunos microorganismos, los resultados obtenidos con un
fármaco permiten predecir los resultados que se obtendrán con
fármacos similares. Así, no todos los medicamentos
potencialmente útiles necesitan probarse.
Las pruebas de sensibilidad se realizan in vitro, y no tienen en
cuenta numerosos factores que afectan al fármaco in vivo (p. ej.,
la farmacodinámica y la farmacocinética, las concentraciones del
medicamento en el sitio de acción, el estado inmunitario del
huésped, las defensas específicas de sitio) y que influyen en el
éxito de un tratamiento. Por ello, las pruebas de sensibilidad no
siempre predicen los resultados de la terapia.
Las pruebas de sensibilidad pueden ser cualitativas,
semicuantitativas o con métodos basados en los ácidos nucleicos.
Las pruebas también pueden determinar el efecto de la
combinación de distintos antimicrobianos (pruebas de sinergía).
Métodos cualitativos
Los métodos cualitativos son menos precisos que los
semicuantitativos. Los resultados generalmente se informan en
una de las siguientes formas:
4. Susceptible (S)
Intermedia (I)
Resistente (R)
Algunas cepas que no tienen criterios establecidos para la
resistencia pueden informarse solo como susceptibles o no
susceptibles. La determinación de qué concentraciones específicas
de fármaco representan S, I y R se basa en múltiples factores,
especialmente en datos farmacocinéticos, farmacodinámicos,
clínicos y microbiológicos.
El método de difusión en disco más comúnmente usado (también
conocido como prueba de Kirby-Bauer) es adecuado para los
microorganismos de crecimiento rápido. Se basa en la colocación
de discos impregnados con antibióticos en placas de agar
inoculadas con el microorganismo que está probándose. Después
de la incubación (por lo general de 16 a 18 h), se mide el diámetro
de la zona de inhibición que rodea a cada disco. Cada combinación
de microorganismo-antibiótico tiene diámetros diferentes que
implican que es S, I o R.
Métodos semicuantitativos
Los métodos semicuantitativos determinan la concentración
mínima de un antibiótico que inhibe el crecimiento de un
microorganismo en particular in vitro. Esta concentración
inhibitoria mínima (CIM) se informa como un valor numérico que
luego puede traducirse en una de 4 clases: S (sensible), I
(intermedio), R (resistente), o a veces no susceptible. La
determinación de la CIM se usa principalmente para aislamientos
de bacterias, incluidas micobacterias y anaerobios, y a veces para
hongos, en especial del género Candida.
La concentración bactericida mínima (CBM) también puede
determinarse, pero es técnicamente más complicado y no se han
5. definido aún los estándares para su interpretación. El valor de la
prueba de CBM radica en que establece si un fármaco puede ser
bacteriostático o bactericida.
El antibiótico se diluye en agar o caldo de cultivo, que luego se
inoculan con el microorganismo. La dilución en caldo es el
estándar de referencia, pero es más trabajosa porque puede
probarse sólo una concentración del fármaco en cada tubo de
ensayo. Un método más eficiente se basa en el uso de una tira de
película de poliéster impregnada con el antibiótico en un
gradiente de concentraciones. La tira se coloca sobre una placa de
agar que contiene el inóculo, y la CIM se determina a partir del
lugar de la tira en donde comienza la inhibición. Pueden probarse
varios antibióticos en una misma placa.
La función de una flor es producir semillas a través de
la reproducción sexual. Para las plantas, las semillas son la próxima
generación y sirven como el principal medio a través del cual las
especies se perpetúan y se propagan.