3. 1. ¿QUÉ ES?
El infarto de miocardio es una patología caracterizada por la muerte de una porción del
músculo cardíaco que se produce cuando se obstruye por completo una arteria
coronaria, es decir, se cierra o tapona el conducto por el cual pasa la sangre hacia el
corazón.
En las circunstancias en las que se produce la obstrucción, el aporte sanguíneo se
suprime. Por lo tanto, si el músculo cardíaco carece de oxígeno durante demasiado
tiempo, el tejido de esa zona muere y no se regenera.
La importancia del infarto de miocardio dependerá de la cantidad de músculo cardíaco
que se pierda.
El infarto suele ser un evento inesperado que se puede presentar en personas sanas,
aunque generalmente es más frecuente en quienes tienen factores de riesgo y en
enfermos que ya han padecido otra manifestación de cardiopatía isquémica.
El infarto de miocardio representa más del 50% de la mortalidad cardiovascular total.
El infarto se manifiesta por un dolor en el pecho de similares características a la angina,
pero mantenido durante más de 20 minutos. Puede ir acompañado de fatiga, sudor frío,
mareo o angustia. Va asociado con frecuencia a una sensación de gravedad, tanto por la
percepción del propio enfermo, como por las respuestas urgentes que habitualmente
provoca en el entorno sanitario que lo atiende. Pero la ausencia de esta sensación no
excluye su presencia. Puede ocurrir en reposo y no remite espontáneamente.
La necrosis del territorio que se queda sin riego sanguíneo es progresiva. El daño se
incrementa con el tiempo y, una vez muere la porción de músculo cardiaco, es
imposible recuperar su función. Sin embargo, el daño sí se puede interrumpir si el
miocardio vuelve a recibir sangre por medio de procedimientos que desatascan la arteria
bloqueada.
Por ello, es fundamental que la persona con un infarto llegue al hospital lo antes posible.
Lo ideal es que reciba atención en el transcurso de la primera hora desde el inicio de los
síntomas. Si esto no es posible, durante las horas siguientes al infarto deberán aplicarle
tratamientos como trombolisis (fármacos administrados por vía intravenosa que
disuelven el trombo) o angioplastia (recanalización mecánica con catéteres de la arteria
obstruida). Cuanto antes sea atenido el paciente, mayores posibilidades tiene de evitar
daños definitivos.
4. 2. SÍNTOMAS
En la mayoría de ocasiones no se presentan todos los síntomas, sino una combinación
variable de algunos de ellos.
Lo más habitual es que el paciente presente un dolor opresivo en el centro del pecho.
Pero este dolor no siempre aparece en el tórax; otros lugares donde puede localizarse
son: a nivel del estómago (confundiéndose frecuentemente con una indigestión), en los
brazos, en la espalda, en la mandíbula o en el cuello. Esto es una sensación subjetiva del
paciente. En algunos el dolor a veces se transforma en opresión; en otros, en malestar.
Debido a estas diferencias subjetivas, los sanitarios tienen la obligación de que, ante
todo malestar que ocurra de cintura para arriba y que está afectando al paciente, realizar
un electrocardiograma que revelará si el corazón está en su estado normal.
Los síntomas habituales son:
. Dolor torácico intenso y prolongado, que se percibe como una presión intensa y que
puede extenderse a brazos y hombros (sobre todo izquierdos), espalda e incluso dientes
y mandíbula. El dolor se describe como un puño enorme que retuerce el corazón. Es
similar al de la angina de pecho, pero más prolongado y no cesa aunque se aplique un
comprimido de nitroglicerina bajo la lengua. Se puede asociar a sudor frío y mareo.
. Dificultad para respirar.
. Sudoración.
. Pérdida de conocimiento.
. Palidez.
.Debilidad.
. Mareos en 10% de los casos.
También pueden aparecer náuseas, vómitos y desfallecimiento.
INICIO DEL DOLOR.
El inicio del cuadro puede producirse mientras la persona permanece en reposo, o
incluso mientras duerme, provocando su despertar. También podría aparecer, aunque es
menos frecuente, después de realizar un ejercicio, pero cuando este se interrumpe no
desaparece el dolor (a diferencia de la angina de pecho).
CUADROS ATÍPICOS
5. Es importante destacar que una parte de los pacientes sufren el infarto de manera
silenciosa; es decir, que no presentan el cuadro anteriormente descrito y el diagnóstico
se establece de manera tardía al realizarles pruebas por cualquier otra razón.
En otras ocasiones, como ocurre en los ancianos y diabéticos, el dolor que aparece no
presenta las características típicas, retrasando muchas veces el diagnóstico de infarto.
En algunas personas, la primera manifestación del infarto es la sensación de falta de aire
o ahogo, acompañándose o no de dolor torácico. Hay también un pequeño grupo de
pacientes cuyo único síntoma es un desmayo repentino.
EXPLORACIÓN DEL PACIENTE
La exploración física es muy variable en el infarto de miocardio. Mientras se está
produciendo el dolor, es frecuente que el paciente se encuentre pálido, sudoroso y
nervioso, intentando aplacar su dolor con cambios de postura frecuentes. El pulso de
estos pacientes suele ir más rápido de lo normal.
6. 3. DIAGNÓSTICO
El paso más importante en el tratamiento del infarto de miocardio es su detección
anterior para recibir la asistencia sanitaria lo antes posible. Para realizar este diagnóstico
son necesarias algunas pruebas especializadas, las principales son:
1- Electrocardiograma: En cuanto existe la mínima sospecha de infarto, se procede
a realizar un electrocardiograma que confirme o descarte dicha sospecha. Es la
prueba fundamental para diagnosticar el infarto agudo que, además, permite
analizar su evolución. Durante el electrocardiograma se mantiene monitorizado
en todo momento al paciente. Esta prueba es indolora y suele realizarse con el
paciente estirado y tranquilo, excepto cuando se hace durante una prueba de
esfuerzo. El electrocardiograma sólo detecta alteraciones en el momento en que
se produce el dolor. Con posterioridad, se emplea únicamente para confirmar o
descartar si se ha producido daño en el corazón. Cuando existe una zona del
corazón lesionada, o que recibe menos aporte sanguíneo del necesario, queda
reflejado en el registro electrocardiográfico, poniendo en alerta al personal
sanitario.
2- Análisis de sangre: Además de conocer los niveles de ciertas sustancias como
son el colesterol, la glucosa (la diabetes aumenta el riesgo de cardiopatía) y las
hormonas tiroideas (un tiroides hiperactivo puede producir alteraciones
cardiacas) en el momento del infarto interesa especialmente estudiar las
concentraciones de algunas enzimas cardiacas. A través de un análisis de sangre
se puede detectar el aumento de la actividad sérica de determinadas enzimas que
se liberan dentro del torrente sanguíneo a causa de la necrosis que se produce
durante el infarto. Las enzimas son proteínas que intervienen en las reacciones
químicas que tienen lugar en los tejidos vivos. Cuando hay una lesión en el
corazón que se debe a la falta de aporte de sangre, se produce un característico
aumento de algunas enzimas como la creatininquinasa (conocida como CPK) y
la troponina, lo que permite diagnosticar el infarto. Para dar este dato con
seguridad, los valores enzimáticos se toman por series durante los tres primeros
días.
3- Prueba de esfuerzo: Se puede hacer sobre una bicicleta estática o una cinta
rodante. En la prueba el especialista colocará electrodos en el cuerpo del
paciente, para registrar de forma continua el electrocardiograma, y un manguito
de tensión. Mientras el paciente pedalea o anda por la cinta rodante, el médico
que supervisa la prueba observará los cambios de tensión arterial, pulso y
trazado del electrocardiograma. La prueba se completa en media hora y se
abandona si aparecen cambios que sugieran enfermedad en los parámetros
7. observados o si el paciente no la tolera físicamente, por agotamiento o por
dificultad para respirar.
4- Estudios isotópicos: Estos estudios están asociados a la prueba de esfuerzo y
consisten en el análisis del corazón con isótopos. Durante el ejercicio sobre la
bicicleta o sobre la cinta rodante se inyecta una pequeña dosis de isótopo
radiactivo en la vena. Mientras, un dispositivo especial registra una serie de
imágenes de las localizaciones del isótopo en el corazón (las áreas oscuras
indican las partes donde no llega bien el flujo de sangre). El punto negativo de
esta prueba es que los isótopos no dan información sobre la arteria bloqueada en
concreto. Existen diferentes modalidades de exploración isotópica: la
escintigrafía, que aumenta la sensibilidad y la especificidad de la prueba de
esfuerzo en varones; la ventriculografía, que permite determinar con gran
rapidez los volúmenes ventriculares y detectar zonas de movilidad anormal a
causa de la isquemia, muy útiles de cara al pronóstico; y la gammagrafía, que
puede detectar defectos en la expansión o contracción de la pared del corazón,
señal de que las arterias no transportan la suficiente cantidad de sangre
oxigenada a la zona.
5- Cateterismo cardiaco y coronariografía: Se considera la prueba definitiva para
detectar la enfermedad coronaria porque muestra las zonas de estrechamiento en
las arterias coronarias. Consiste en insertar un catéter en una arteria de la ingle o
la muñeca, para deslizarlo hasta el corazón. A continuación se inyecta un medio
de contraste que permita visualizar la arteria coronaria deseada. Este estudio de
las arterias coronarias se conoce como angiografía coronaria o cateterismo
cardiaco. La coronariografía permite determinar la localización y grado de
obstrucción de las lesiones arteriales coronarias que puedan haberse producido.
No puede realizarse cuando el paciente presenta trastornos de coagulación,
insuficiencia cardiaca o disfunción ventricular.
8. 4. CAUSAS
La principal causa del infarto de miocardio es la obstrucción de las arterias coronarias.
Para que el corazón funcione correctamente la sangre debe circular a través de las
arterias coronarias. Sin embargo, estas arterias pueden estrecharse dificultando la
circulación. Si el corazón se expone a un sobreesfuerzo pueden aparecer trastornos y
formar un coágulo que, a su vez, puede tapar una arteria semiobstruida. Esta
obstrucción, interrumpe el suministro de sangre a las fibras del músculo cardiaco. Al
dejar de recibir sangre estas fibras mueren de forma irreversible. Normalmente el infarto
de miocardio no sucede de forma repentina. Puede llegar causado por la ateroesclerosis,
un proceso prologado que estrecha los vasos coronarios. Existen factores que pueden
acelerar que las arterias se deterioren y propiciar que se obstruyan. Destaca el tabaco, el
colesterol, la diabetes y la hipertensión como algunos de los factores de riesgo
cardiovascular que obligan al corazón a trabajar en peores condiciones.
En la actualidad han aumentado los infartos de miocardio en jóvenes en España y, según
especialistas, este aumento está ligado al consumo de drogas. Está comprobado que la
mayoría de los infartos que se producen en edades jóvenes se relacionan directamente
con el consumo de cocaína. Cuando se detecta un infarto por debajo de los 40 años
siempre se comprueba si hay cocaína en el organismo
Aunque la causa de un ataque cardíaco no siempre se conoce, se puede dar en diversos
casos:
Cuando estamos descansando o dormidos.
Después de un aumento súbito en la actividad física.
Cuando hacemos actividad física con clima frío.
Después del estrés emocional o físico súbito e intenso, como una enfermedad.
9. 5. TRATAMIENTO
Cuando se sospeche un ataque cardíaco, se debe acudir inmediatamente a los servicios
de emergencias más cercanos. Pueden tomar una aspirina, ya que tiene efectos
antiplaquetarios, e inhibe la formación de coágulos en las arterias.
Uno de los mayores problemas derivados del infarto es que se produzca una arritmia
maligna y que el paciente fallezca. Si está delante el servicio sanitario, las
consecuencias pueden ser menores porque pueden activar el protocolo de actuación ante
un infarto.
El electrocardiograma marcará el tipo de tratamiento. Así, si se produce un infarto con
elevación del ST, los médicos activarán todos los mecanismos para intentar abrir esa
arteria lo antes posible. En caso de que el infarto no tenga elevación del ST, el médico
tendrá que estudiar cómo está la anatomía coronaria, la capacidad de bombeo del
corazón, decidir si conviene realizar una coronariografía y actuar en consecuencia, ya
sea a través del mismo catéter o por medio de una cirugía. Los especialistas insiste en
que tanto si realizan un intervencionismo percutáneo coronario, como si hacen una
cirugía es necesario que el paciente siga un tratamiento médico de por vida. Esos
tratamientos están indicados para facilitar la cicatrización, disminuir el trabajo del
corazón para que pueda funcionar adecuadamente y evitar que se produzcan nuevos
infartos.
Se realizan una serie de tratamientos incluso antes de que se confirme en diagnóstico,
para prevenir posibles daños, como por ejemplo:
La aspirina citada anteriormente, el oxígeno, la nitroglicerina, para disminuir el
trabajo del corazón y mejorar el flujo de sangre a través de las arterias coronarias,
analgésicos para aliviar el dolor torácico,
Una vez confirmado el diagnóstico, se aplican otras medicinas más eficaces, como por
ejemplo:
Betabloqueantes: Impiden el efecto estimulante de la adrenalina en el corazón. De
esta forma, el latido es más lento y tiene menos fuerza.
Trombolítico: Disuelven los coágulos que impiden que fluya la sangre. Para que
sean eficaces deben administrarse en la hora siguiente al inicio de los síntomas y hasta
las 4,5 horas aproximadamente.
Anticoagulantes: Hacen que la sangre sea menos espesa y previenen la formación de
coágulos en las arterias.
Antiagregantes plaquetarios: impiden que las plaquetas se junten unas con otras y
formen coágulos indeseados.
Calcioantagonistas. Son bloqueadores de los canales del calcio. Impiden la entrada
de calcio en las células del miocardio. De esta forma disminuye la tendencia de las
arterias coronarias a estrecharse. También reducen la tensión arterial.
10. Nitratos. Disminuyen el trabajo del corazón. En la fase aguda de un ataque al
corazón suelen usarse por vía venosa y/o sublingual.
Digitálicos. Estimulan al corazón para que bombee la sangre.
Bypass coronario. La intervención consiste en seleccionar una sección de una vena o
arteria de otra parte del cuerpo para unirla a la arteria coronaria por encima y por debajo
del área bloqueada. Así se genera una nueva ruta o puente por la que puede fluir la
sangre al músculo cardiaco.
Intervención coronaria percutánea. El objetivo es abrir la luz de la arteria bloqueada.
El especialista determinará el vaso infartado con un angiografía inicial y posteriormente
realizará una angioplastia con balón del segmento trombosado pudiendo a la vez
implantar un stent. En algunas ocasiones pueden extraer el trombo con un catéter
aspirador.
11. 6. PRONÓSTICO
La mayoría de los pacientes que padecen un infarto agudo de miocardio se recuperan
con rapidez y lo suficiente como para poder desempeñar una vida prácticamente normal.
Los pocos que no lo consiguen también pueden ser sometidos a procedimientos de
revascularización percutánea o ser intervenidos, con lo que se consiguen recuperaciones
muy aceptables.
La única diferencia entre el paciente que ha presentado un infarto respecto del que no lo
ha tenido es que se debe ser mucho más estricto en lo relativo al abandono del tabaco, la
práctica de ejercicio físico regular, la alimentación adecuada (incluyendo restricción de
grasas de origen animal y mantenimiento del peso correcto) y el control de las cifras de
tensión, del colesterol y de azúcar en sangre.
Generalmente hay que tomar medicinas después del infarto. Aunque la recuperación del
infarto sea satisfactoria, la persona que lo padeció debe prevenir la aparición de otras
complicaciones cardiovasculares (otro infarto, accidente cerebral), a las que es
ligeramente más propenso que otras personas sin infarto por razón de sus factores de
riesgo particulares.
La mejora de la enfermedad está supeditada a la obesidad que también repercute
negativamente en otras, como la hipertensión arterial y la diabetes.
La obesidad es uno de los problemas más importantes que hay en la actualidad. El
aumento de la incidencia ya se ve tanto en los grupos de edades infantiles, como en los
juveniles y en los adultos. Esta patología aumenta la tensión arterial, la diabetes, los
índices de colesterol y, por sí misma es un factor de riesgo. A pesar de que con todos los
tratamientos vamos mejorando el pronóstico de vida del infarto, factores como la
diabetes provocan que se produzcan los infartos a edades más tempranas.
Los especialistas especifican que el pronóstico de la enfermedad es que el conocimiento
sobre la misma está aumentando aunque siga matando sin que en muchos de los casos
los médicos puedan hacer nada.
Todavía hay un porcentaje elevado de pacientes que se mueren antes de llegar al
hospital y, este porcentaje aumentará con los factores de riesgo que no se controlan.
12. 7. SECUELAS
Con bastante frecuencia aparecen arritmias ventriculares o bloqueos del corazón que por
lo general pueden ser controlados con el uso de dispositivos especiales: desfibrilador,
marcapasos…
Durante los primeros días puede presentar varias complicaciones:
Las complicaciones más frecuentes son los trastornos del ritmo cardiaco. El corazón es
un órgano que está controlado por un sistema eléctrico, que es el que le hace contraerse
en cada latido. Si una lesión por un infarto provoca una alteración en este circuito se
producen las llamadas arritmias cardiacas, donde el corazón no se contrae de una
manera rítmica, lo que provoca graves consecuencias a nivel general. Estas arritmias
pueden ser de distinta intensidad y forma. Una de las más frecuentes es la extrasístole
ventricular, que consiste en la presencia de latidos extras que alteran el ritmo normal del
corazón. En la mayoría de los casos estas arritmias no crean problemas, el único peligro
radica en su capacidad para provocar taquicardia y fibrilación ventriculares, donde el
corazón se contrae de una forma tan desorganizada que hace que estas arritmias sean
letales si no se inicia enseguida el tratamiento adecuado.
Insuficiencia mecánica: Debido a la gran cantidad de zona dañada por el infarto, el
músculo cardiaco pierde parte de su función y no envía la cantidad de sangre suficiente
al resto del cuerpo. Aproximadamente el 50% de todos los pacientes con infarto de
miocardio presentan signos de insuficiencia cardiaca durante la fase aguda del infarto
(durante el ataque de dolor).
La presencia de insuficiencia cardiaca implica una peor evolución del enfermo, y el
grado de insuficiencia que exista se relaciona directamente con la mortalidad. La forma
más grave dentro de este cuadro recibe el nombre de shock cardiogénico, cuya
mortalidad llega a alcanzar el 80-90% a pesar del tratamiento.
También hay otras complicaciones que como consecuencia del infarto también se
pueden producir, aunque con menor frecuencia, las siguientes situaciones: la rotura
cardiaca, un aneurisma ventricular (dilatación de una zona del corazón que provoca un
peor funcionamiento de este), el tromboembolismo pulmonar (se forma un coágulo de
sangre que viaja hasta el pulmón, donde impide la llegada de flujo sanguíneo) o la
pericarditis (inflamación de la cubierta del corazón).
Los pacientes que han sufrido un infarto de miocardio presentan un riesgo mayor que el
resto de la población de tener un nuevo infarto en el futuro.
13. Hay algunos factores que van a determinar la evolución a largo plazo de estos enfermos
como son la gravedad de la lesión coronaria, la capacidad del ventrículo cardiaco que ha
quedado después del infarto y la presencia de arritmias graves.
Uno de los principales objetivos en el tratamiento de estos pacientes será prevenir
nuevos infartos. Para esto, es necesario conocer cuál es el riesgo que presenta cada
paciente. En este sentido, la prueba de esfuerzo o ergometría desempeña un papel
importante, ya que va a permitir conocer si el músculo cardiaco funciona bien, si recibe
el riego sanguíneo necesario, así como determinar la magnitud de la enfermedad
coronaria. La prueba consiste en colocar unos electrodos sobre diferentes puntos del
tórax y, seguidamente, pedir al paciente que ande sobre una cinta eléctrica mientras se
le realiza un electrocardiograma. Así, a medida que aumenta la intensidad del ejercicio,
aumentará el consumo de oxígeno, lo que permite conocer cómo responde el corazón.
En aquellos enfermos en los que se encuentren datos indicativos de una mala evolución
se continuará el estudio mediante un cateterismo.
14. 8. PREVENCIÓN
Se puede prevenir un infarto de miocardio cuidando al corazón y evitando los factores
de riesgo, para ello se deben seguir unas pautas, tales como:
.Prescindir de la nicotina.
.Seguir una dieta adecuada.
.Practicar ejercicio con regularidad (por ejemplo, paseos diarios de al menos 30
minutos).
.Hacer deporte de manera controlada. Las actividades más aconsejables para prevenir un
ataque al corazón son:
Esquí de fondo
Footing
Ciclismo
Natación
.Tatar llevar una vida libre de estrés.
.Reducir el sobrepeso si se padece, o controlar el peso.
.Asegurarse de beber suficiente líquido (cada día entre 1,5 y 2 litros de agua).
Es importante consumir pocas grasas animales y pocos alimentos con azúcar. En su
lugar son muy recomendables las frutas y las verduras. También es conveniente
renunciar a las comidas rápidas por el bien del corazón.
ALIMENTOS CARDIOSALUDABLES:
La dieta mediterránea, en la que debe predominar el consumo de frutas y verduras e
hidratos de carbono complejos. Las grasas saturadas y trans, los azúcares simples y la
ingesta de sal debe de ser limitada así como el consumo de alcohol.
Aceite de oliva. La grasa culinaria que mayoritariamente se debe usar es la de tipo
insaturada, como el aceite de oliva que es monoinsaturada y que ayuda a bajar el
colesterol LDL. En cambio, los ácidos grasos saturados pueden favorecer el colesterol
malo y por lo tanto elevar el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular.
Avena. La avena y los cereales integrales son ricos en fibra que ayudan a controlar el
peso y la diabetes. Además, contienen ácidos grasos insaturados, es decir, elevan el
colesterol bueno. También es destacable su contenido en minerales, vitaminas del grupo
B y antioxidantes.
15. Fruta y verdura. Es muy importante para mantener una alimentación cardiosaludable
tomar 5 raciones diarias de frutas, verduras y hortalizas, tanto en crudo como cocinadas.
Estas aportan fibras vegetales y apenas tiene calorías y sodio.
Soja. La soja es rica en grasas poliinsaturadas, fibra, minerales y vitaminas. Algunas
investigaciones han demostrado que la soja ayuda a reducir el nivel de presión
sanguínea y de colesterol.
Legumbres. Comer legumbres es una buena forma de sustituir las proteínas animales
por vegetales, mucho más saludables. Un reciente estudio asegura que consumir una
porción al día de legumbres, podría reducir en un 5% el colesterol LDL, lo que se
traduciría en una disminución del 6% de riesgo de padecer un problema cardiovascular.
Salmón. El pescado azul como la caballa, las sardinas o el salmón son alimentos ricos
en Omega 3, un ácido graso que ayuda a reducir los niveles de colesterol y triglicéridos
y que previene la acumulación de depósitos grasos en las paredes de las arterias.
Vitamina C. Algunas investigaciones apuntan a que la vitamina C, presente en los
cítricos o en verduras como el pimiento, podría proteger el corazón y el sistema
circulatorio. Así, ayudaría a prevenir los coágulos en las venas y las arterias, los ataques
al corazón, la hipertensión o el colesterol alto.
Almendras. La mayoría de los frutos secos tienen beneficios para la salud del corazón,
ya que son ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas. Además, contienen
también antioxidantes como la vitamina E, fibra, proteínas y ácido fólico, entre otros.
Chocolate. Algunos estudios han afirmado que el cacao puro tiene efectos antioxidantes
antihipertensivos o antiinflamatorios, así como la capacidad de mejorar la resistencia a
la insulina.
Condimentos. Para reducir la hipertensión arterial es necesario el control en el consumo
de sal. Cambiar o añadir a las recetas tradicionales más condimentos y especies, ayudará
a dar más sabor a los platos y a evitar los aliños, el sodio o los azúcares.