Observar con atención los cambios en el cuerpo de la persona que habla, como postura, movimientos y expresiones, para sacar conclusiones sobre el significado real de sus palabras teniendo en cuenta el contexto de la comunicación. Por ejemplo, si una mujer dice estar interesada en un tema pero su lenguaje corporal muestra señales de aburrimiento, eso indica que en realidad no le interesa.