La hipersexualidad o adicción al sexo puede desarrollarse como consecuencia de la actividad dopaminérgica en el cerebro, que se ve estimulada por la gratificación sexual al igual que ocurre con las drogas. Los síntomas incluyen la masturbación y el sexo excesivos que descuidan otras responsabilidades, y estudios de neuroimagen muestran activación de las mismas áreas cerebrales de recompensa que en los adictos a sustancias cuando ven pornografía. Aunque se requieren más investigaciones, esto sugiere que la hipersexualidad podría consider
2. LA HIPERSEXUALIDAD APARECE
CUANDO SE CREA UNA DEPENDENCIA
INCONTROLABLE A LA GRATIFICACIÓN
SEXUAL
Las personas con hipersexualidad o adicción al
sexo, antiguamente conocida como ninfomanía en
mujeres y como satiriasis en hombres, sienten la
necesidad de obtener gratificación sexual continuamente.
No obstante, no lo hacen tanto buscando placer como
intentando aliviar la tensión y el malestar emocional que
sienten.
3. Ninfomanía, adicción al sexo e hipersexualidad
Se define la hipersexualidad como el incremento frecuente, excesivo e
incontrolable del deseo y de la actividad sexuales. Si bien el término no está
recogido por las clasificaciones diagnósticas, ‘hipersexualidad’ es el
concepto oficial para hacer referencia a las alteraciones de este tipo.
También se conoce la hipersexualidad como ‘adicción al sexo’.
Las adicciones son alteraciones conductuales y/o cerebrales que consisten
en la búsqueda compulsiva de estímulos recompensantes o que provocan
alivio del malestar emocional. Esta compulsión llega a ocupar la mayor
parte de la vida en detrimento de otros aspectos, como el funcionamiento
social y el laboral.
"Ninfomanía" es una palabra arcaica que se utilizaba para denominar
específicamente la hipersexualidad femenina, pero ha pasado a ser un
sinónimo coloquial de ‘adicción al sexo’. En el caso de los hombres se usaba
principalmente el término ‘satiriasis’. La CIE-10 aún recoge estos dos términos
dentro de la categoría ‘Impulso sexual excesivo’. En el DSM-5 no se incluyó
la hipersexualidad por falta de evidencia científica.
Se considera que una persona es hipersexual o adicta al sexo cuando su
preocupación por la actividad sexual le provoca malestar o interfiere con su
funcionamiento normal. Se calcula que entre un 3 y un 6% de la población
tiene algún grado de adicción al sexo.
4. Causas
Si entendemos la ninfomanía o hipersexualidad como una adicción al sexo,
podemos explicar el desarrollo de este trastorno a partir de la actividad
dopaminérgica cerebral. La dopamina es un neurotransmisor implicado en
el placer y el refuerzo; nuestro organismo la secreta cuando comemos,
cuando consumimos algunas sustancias o cuando tenemos un orgasmo.
El componente biológico de las adicciones se atribuye a la búsqueda de las
sensaciones asociadas a la dopamina. Cuando una persona se vuelve
adicta a una conducta
o estímulo, adquiere
una dependencia de
tipo físico y/o
psicológico y desarrolla
también tolerancia al
objeto de adicción;
esto significa que para
obtener el mismo
efecto fisiológico
requiere una dosis
cada vez mayor.
La hipersexualidad
también puede darse
como consecuencia del consumo de fármacos agonistas de la dopamina,
como los que se usan para tratar la enfermedad de Parkinson, así como de
lesiones en los lóbulos frontal y temporal del cerebro, que se ocupan de
regular el impulso sexual.
En muchos casos la ninfomanía aparece como un síntoma secundario de
otros trastornos psicológicos. En particular destacan las demencias, el
trastorno límite de personalidad, el autismo, el trastorno bipolar y los
síndromes de Klüver-Bucy y de Kleine-Levin. La adicción al alcohol y otras
drogas también puede facilitar el desarrollo de hipersexualidad.
5. Síntomas de la adicción al sexo
Al no ser considerada oficialmente un trastorno, la adicción al sexo no tiene
criterios diagnósticos propios. No obstante, los expertos han identificado
diferentes signos y síntomas característicos de la hipersexualidad.
La masturbación y la práctica de sexo excesivas son el síntoma principal de
la adicción al sexo. La persona ocupa la mayor parte de su tiempo en la
búsqueda de gratificación sexual, por ejemplo, visitando páginas
pornográficas e intentando encontrar parejas sexuales (incluyendo
profesionales de la prostitución), y es incapaz de abandonar estas
actividades a pesar de que lo intente en múltiples ocasiones.
Las personas con ninfomanía descuidan sus obligaciones y
responsabilidades en favor de su adicción, y mantienen sus conductas
compulsivas a pesar de las consecuencias negativas que estas tienen para
su vida; entre otras, es habitual que quienes tienen hipersexualidad sean
infieles de forma repetida a sus parejas o que les resulte difícil conectar de
forma íntima con ellas.
La adicción al sexo facilita la aparición de parafilias, es decir, la obtención
de placer sexual a partir de fuentes atípicas (como el dolor u objetos
específicos), y de conductas clasificables como acoso, sobre todo si el
deseo sexual se focaliza en personas concretas.
6. ¿qué ocurre en el cerebro de un adicto al sexo?
La mayoría de profesionales de la salud mental coinciden en su explicación
sobre la adicción al sexo: no se trataría de una adicción química ni
fisiológica, como ocurre con la mayoría de drogas (cocaína, alcohol.
tabaco), sino que la causa se halla en algún tipo de desorden de la
conducta.
¿Qué ocurre exactamente en el cerebro de un adicto al sexo?
Para arrojar más datos al respecto de la naturaleza de la hipersexualidad, la
Cambridge University ha aportado un novedoso estudio. Se realizaron
escáneres cerebrales a diecinueve hombres mientras veían escenas de
películas pornográficas.
Datos sorprendentes
La investigación mostró que las regiones cerebrales que se activaron fueron
los mismos centros de recompensa que se activan en el cerebro de los
drogadictos cuando visualizan la sustancia a la que están enganchados.
Algunos de los sujetos estudiados estaban cerca del perfil de adicto al sexo.
De hecho, dos de ellos habían perdido recientemente su puesto de trabajo
7. por consumir pornografía en la oficina, y cuatro de los demás sujetos
afirmaron que consumir porno era su forma de evitar recurrir a irse de
prostitutas.
En definitiva, la muestra fue seleccionada expresamente para que los sujetos
experimentales estuvieran, en algún grado, obsesionados con el sexo. Más
que una adicción típica, los investigadores creyeron preciso sugerir que este
tipo de adicción al sexo está más cercana a un trastorno obsesivo-
compulsivo.
Escaneando el cerebro
El grupo de investigadores que realizaron el estudio observaron ciertos
cambios en la actividad del cerebro gracias a las imágenes que obtuvieron
del escáner cerebral. Así pues, pudieron constatar que se producen una
serie de cambios en el cerebro cuando los sujetos experimentales veían
porno.
Más tarde compararon los resultados mostrados en el escáner con los
resultados obtenidos en un grupo muestra, con una conducta sexual dentro
de la normalidad. Los resultados y conclusiones, publicados en PLoS One,
reportaron unos niveles de activación más altos entre los “adictos” en hasta
tres regiones específicas del cerebro: el córtex del cíngulo anterior, la
amígdala y el estrato ventral. Estas áreas son exactamente las mismas que
registran un auge de activación cuando los adictos a sustancias prohibidas
ven la droga.
¿Es la hipersexualidad una adicción?
Una de las coordinadoras del estudio, Valerie Moon, comentó: “todavía
serán necesarios más estudios para poder sostener que estamos ante una
adicción”. “Desconocemos si algunos de estos efectos en el cerebro están
causados por predisposiciones que ayudan a desarrollar conductas de
adicción al sexo, o bien es simplemente un efecto de la pornografía… es
difícil de decir y habrá que seguir investigando”.
Por su parte, el doctor John Williams, director del departamento de
neurociencia y salud mental de la fundación Welcome Trust, agrega que
“las conductas compulsivas, como ver porno en exceso, las apuestas
deportivas o comer mucho, son cada vez más habituales en nuestra
sociedad. El estudio de la Universidad de Cambridge nos conduce a una
8. posición algo mejor a la hora de comprender por qué razón algunas
personas son propensas a repetir algunos comportamientos sexuales que
saben que son perjudiciales para ellos.
“Tanto si se trata de una adicción sexual, un abuso de drogas o trastornos
de la alimentación, es clave para los profesionales conocer el momento y el
modo en que intervenir”, finaliza Williams.