1. LapalabradeINCIDE
Desnutrición y Malnutrición Infantil
En Venezuela se encienden las alarmas por la inminencia de un estado
generalizado de desnutrición. No sólo en los estratos más pobres de la
población, sino ya entre quienes son o eran de las clases media. Esto
como consecuencia de un, no declarado, estado de hambruna, que se
evidencia en la ausencia de expendios masivos de alimentos, la casi
inexistente producción nacional que fue sustituida por una política de
importación y distribución de bolsas de alimentos, que sólo cubren, de
acuerdo a lo anunciado por voceros oficiales, a tan sólo el 28% de la
población en el estado Sucre. Empaques de alimentos que no cubren las
necesidades nutricionales reales de la familia, y que, con suerte, llegan
de forma mensual a algunos hogares.
Al respecto, la nutricionista Susana Raffalli, experta en seguridad
alimentaria y asesora de Cáritas de Venezuela, realizó en diciembre de
2016, un estudio en el cual se hizo medición aplicada a niños menores
de cinco años, en Distrito Capital, Miranda, Vargas y Zulia. Esto reveló
que 5 de cada 10 niños se encuentran en “estado de delgadez. Raffalli
indicó que ya había un daño nutricional importante que se
evidencia sobre todo en población infantil. Tenemos registrado
déficits nutricionales entre un 10 y un 12% en cascos urbanos y
hasta de un 16% a 19% en zonas periurbanas y, en zonas muy
pobres, sean urbanas o rurales, ya tenemos déficits nutricionales
hasta de un 20 ó 23%”.
2. En Incide nos preguntamos, si la nutrición adecuada y la salud son
un derecho fundamental de toda persona, consagrado en la
Constitución Nacional, ¿cuáles son las medidas que ha adoptado el
Estado para solventar esta situación y si estas medidas adoptadas han
sido eficientes? ¿O si la situación más bien se está agravando?
Si sabemos que un niño mal alimentado, es decir mal nutrido, no puede
acudir a las escuelas o asimilar sus estudios. Entonces, ¿qué venezolano
estamos construyendo para el futuro?
¿Cómo ciudadanos, qué podemos hacer ante tan dura realidad? ¿Ser
indiferentes? ¿Quedarnos en la sola crítica o concertar con las
autoridades públicas, soluciones que garanticen el acceso y la calidad de
alimentos de todas las personas, especialmente para la población
infantil?