El documento resume el significado de la frase "recibir el doble por sus pecados" mencionada en Isaías 40:1-2. Explica que originalmente esta frase se refería a la práctica de doblar la lista de deudas de una persona a la mitad para darles un nuevo comienzo, no a un doble castigo. De forma similar, Jesucristo pagó todos los pecados de Jerusalén a través de su muerte en la cruz, por lo que la ciudad recibió el perdón representado por tener su lista de pecados doblada y borrada.
LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
El doble por_el_pecado_isaias_40.1-2
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El Doble por el Pecado
Isaías 40:1-2
¡Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios! ¡Hablad al corazón de
Jerusalem! ¡Gritadle que su dura milicia ha terminado, Y su culpa ha sido
cancelada! Pues de mano de YHVH ha recibido el doble por sus pecados.
(Isaías 40:1-2 BTX3)
Heb. ֶּכלפ kéfel (H3718): Doblez, doble, su raíz primaria es kafál (H3717) כפל
que significa doblar, ver Éxo_26:9. (Diccionario Chávez)
Recibir el doble, en nuestra lengua castellana, significa recibir dos veces más. Si un hombre
trabaja el domingo o en vacaciones, como se requiere en muchos contratos de trabajo, él obtiene
dos veces la cantidad que recibe en un día normal. Si un juez requiere dar una pena doble para
un acusado reincidente en el mismo delito dos veces, la sentencia debe ser, por ejemplo, de
sesenta días en vez de la normal de treinta.
Basado en los pensamientos de las mentes Occidentales, muchas personas están convencidas
de que Dios estaba exigiendo una doble culpa por los pecados del pueblo de Israel. Yo te puedo
asegurar que esta interpretación de este pasaje está equivocada.
Cuando tratas solamente con el lenguaje, es muy fácil malinterpretar las escrituras. Pero una
vez que conoces algunas cosas acerca de los antecedentes culturales, lo que aparentemente parece
ser una contradicción, desaparecerá. Este relato que estamos considerando ahora es un buen
ejemplo de eso.
Puedo ver y darme cuenta de cómo surge la dificultad para aquellos que lo malentienden.
Porque esta escritura con toda claridad establece proféticamente que el pecado de Jerusalén ha
sido ultrapasado. Su iniquidad perdonada. Entonces, en el momento siguiente, el escritor dice que
Jerusalén ha recibido el doble por todos sus pecados. Si eso significa doble castigo, entonces
tenemos entre manos un problema.
Y, sin embargo, nosotros sabemos que el Señor no perdona y después entonces castiga otra
vez más. Ciertamente que no lo hace dos veces, o dos veces más que antes. Dios quita nuestros
pecados y los olvida. Y el mar de Su plenitud de perdón es tan profundo, que ni siquiera Dios
mismo puede recuperar los pecados que se han lanzado en él. Así que, entonces, ¿Cuál es la
respuesta? Los ancianos de la puerta eran hombres elegidos por el pueblo, y ellos tienen un cargo
de autoridad. Se reunían en un edificio que se encontraba justo en el interior de la puerta de la
ciudad. Tenían ciertas horas para considerar los casos que las personas les presentaban. Podían
ser cuestiones de peleas entre marido y mujer, hijos desobedientes, personas que violaban la ley,
o un desacuerdo entre vecinos o dos asociados comerciantes. Los ancianos de la puerta consideran
cada caso y deciden qué es lo que tiene que hacerse con respecto a decisiones y castigos.
El presidente de los ancianos de la ciudad mantiene su mente abierta con Dios y depende de
Él para vigilar que se dé la interpretación de un juicio apropiadamente adecuado. Muy a menudo
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se le podrá ver garabateando con su dedo en el suelo. Esta es la manera que utilizan las personas
en el Oriente practicando el arte de no distraerse con nada, y guardar la mente concentrada en
Dios. Esto es lo que Jesucristo estaba haciendo cuando le trajeron ante él a la mujer acusada de
adulterio. Jua_8:6
La puerta de la ciudad es más o menos un local que sirve de servicio de boletín público.
Suponte que alguien haya contraído una deuda tan grande, que ya no pueda satisfacer a sus
acreedores. Así las personas pueden descubrir si una persona es, o no es de fiar, dirigiéndose a la
puerta de la ciudad.
Allí es donde se encuentran todas sus deudas listadas. Se encuentran a la vista de cualquiera.
La humillación es increíble. Y el registro se mantendrá allí hasta que los acreedores reciban su
dinero.
Frecuentemente un hombre nunca llega a pagar esa enorme cantidad por sí mismo.
Simplemente no tiene la posibilidad de poder levantarse por sus propios pies. Por lo menos la
posibilidad se ve muy remota.
Ellos (los acreedores) entonces traían la lista donde se encontraban enumeradas sus deudas,
y "la doblaban por la mitad" antes de devolvérsela a los ancianos de la puerta. Ahora ya, nadie
que venga a mirar o preguntar, puede encontrar nada en las listas en contra suya. Tiene una hoja
limpia, un fresco y nuevo comienzo. Todas las cosas viejas pasaron.
Este es el cuadro de Jerusalén que Isaías vio proféticamente. Jesucristo sería quién pagaría
sus débitos a través de su muerte en la cruz. A través de él, sus iniquidades vendrían a ser
perdonadas. Jerusalén recibiría el "doblez" por todos sus pecados. Nadie sería capaz de ir a ver la
lista de sus pecados porque habían sido quitados de en medio por él.
Mi querido amigo, ya ha sido hecho. Cristo ya pagó tu deuda. No hay necesidad de que
continúes con el pecado en tu memoria. Jesús pagó por él del todo.
Pero lo que él hizo en el Calvario solamente pasa a ser efectivo para ti cuando te acercas en
comunión con él y por confiar en él como Salvador y cuando te sometas a él como tu Señor.
Entonces todo lo que él es, eres tú también. - ¿Cristo es justo? - pues justo también eres tú, porque
su justicia se te ha imputado. La semilla, Cristo en ti la esperanza de gloria, es sin pecado y reúne
toda la justicia requerida de Dios. ¿Justicia? Él Se encuentra satisfecho, porque por la fe tú moriste
con Cristo. - ¿Gracia a Sus ojos? - Es tuya y la tienes debido a lo que él cumplió por ti.
Todo esto es tan maravillosamente expresado por el Apóstol Pablo en Col_1:1-14:
Mientras vosotros estabais muertos en los delitos y en la incircuncisión de vuestra carne,
Dios os dio vida juntamente con él, perdonándonos todos los delitos. El anuló el acta que había
contra nosotros, que por sus decretos nos era contraria, y la ha quitado de en medio al clavarla
en su cruz. (RVA1989)
Una vez que Dios te ha perdonado -doblando la lista o acta de todos tus pecados- nadie tiene
más el derecho de sostenerlos contra ti. - Si lo hiciese así, se estarían sobreponiendo a Dios. Tú
tampoco tienes el derecho de condenarte a ti mismo por el pasado. Debes perdonarte a ti mismo,
por lo que Dios ha quitado de ti.
(Adaptado de «LUZ A TRAVES DE UNA VENTANA ORIENTAL» del Dr. Pillai)