El documento relata la historia de dos chicos que entraron al panteón de noche por diversión y empezaron a excavar una tumba reciente. Los vecinos escucharon ruidos, creyeron que eran fantasmas y atacaron a los chicos con piedras, machetes y disparos, matándolos. Al día siguiente se dieron cuenta que habían matado a personas en lugar de fantasmas, aunque nadie fue culpado legalmente. Según la leyenda, desde entonces los espíritus de los chicos aterrorizan el cementerio.