1. República Bolivariana de Venezuela
Instituto Universitario de la Frontera
IUFRONT Sede San Cristóbal
Asociación Latinoamericana de Integración
(ALADI)
VS
Unión de Naciones Suramericanas
(UNASUR)
Mercado Común del Sur
(MERCOSUR)
Integrante;
Efrain E. Berbesi A.
C.I. 16.958.709
Deisy J. Olarte R.
C.I. 19.664.157
San Cristóbal, Junio de 2015
2. ENSAYO
Colocar las instituciones regionales en la onda de la nueva realidad mundial y
de los desafíos que plantea es una prioridad para los países sudamericanos y para
sus otros socios latinoamericanos. En tal perspectiva cabe interrogarse sobre el papel
que pueden desempeñar las instituciones regionales que ya existen, y a las que
pertenecen la Argentina y sus socios sudamericanos. Especialmente si es que ellas
logran trabajar en forma articulada en el plano del diagnóstico y de propuestas
concretas para la acción.
Tres instituciones regionales que hoy existen pueden destacarse al respecto.
No son las únicas. Pero son las que, por sus ámbitos de acción, más potencial tienen
para trabajar en forma articulada. Son la ALADI, la UNASUR y el Mercosur. Son
instituciones regionales que tienen objetivos, funciones, alcances geográficos e
incluso historias diferentes. Pero son complementarias. Pueden potenciarse
mutuamente. Hechos recientes parecen reflejar la intención de iniciar una nueva era
de estas tres instituciones regionales.
Se percibe voluntad política de coordinar a los países de la región en sus
estrategias para navegar la nueva realidad mundial, enfrentando sus desafíos y
aprovechando sus oportunidades. Esas tres instituciones tienen un papel destacado a
cumplir al respecto. Una articulación en sus actividades, aprovechando la reciente
designación a su frente de personalidades con fuerte experiencia política, permitiría
potenciar los servicios que ellas pueden prestar a sus países miembros.
Circunstancias externas que plantean claras necesidades de acción concertada
entre países de la región. Instituciones regionales que existen y pueden ser utilizadas.
Personalidades políticas de amplia experiencia a cargo de ellas. Diagnósticos
elaborados por instituciones de prestigio. Todo indica entonces que están reunidos los
elementos necesarios para actuar con eficacia.
Son estos tiempos de fuertes desafíos internacionales que hay que saber
diagnosticar y encarar. En tal perspectiva cabe interrogarse sobre el papel que
3. pueden desempeñar las instituciones regionales que ya existen, y a las que
pertenecen la Argentina y sus socios sudamericanos. Especialmente si es que ellas
logran trabajar en forma articulada en el plano del diagnóstico y de propuestas
concretas para la acción. Esto es, si se transforman en los ejes de la concertación de
un esfuerzo institucional orientado a procurar respuestas eficaces a los desafíos que
se están enfrentando. Eficaces por sus resultados y por contemplar los distintos
intereses nacionales en juego. Requiere, por cierto, que cada uno de los países
miembros tenga sus propias estrategias para navegar en las nuevas realidades
globales y regionales. Sin ellas lo que se intente realizar en el plano de la
coordinación regional podría carecer del suficiente sustento.
Para intentar respuestas al interrogante antes planteado, cabe partir de la
constatación de que el contexto mundial en el cual se insertan la Argentina y los
demás países de la región está sufriendo cambios que son estructurales. Como
hemos señalado en otras oportunidades, resultan de un complejo de fenómenos, que
si se los considera en forma aislada no permiten captar en su plenitud las nuevas
realidades que ahora comienzan a ser evidentes. Por ejemplo, si se intenta
comprenderlos sólo en la perspectiva de la crisis financiera que ha sacudido al mundo
en los últimos años. En tal sentido, todo intento de interpretar lo que está ocurriendo
dejando de lado la lógica del poder, sea a escala mundial, regional o interna de los
países, puede ser un camino seguro a no entender lo esencial de muchos de los
acontecimientos relevantes que pueblan las noticias diarias.
Son cambios que probablemente demandarán tiempo en madurar y producir
todos sus efectos. No se expresarán a través de recorridos lineales. Si bien es feo
decirlo, cabe recordar que en la historia larga -esa que siempre enseña mucho-
transformaciones profundas y guerras han estado con frecuencia estrechamente
vinculadas. En todo caso, los alcances de sus impactos sobre el desarrollo económico
y social de los países del "barrio" en el que vivimos -Sudamérica en particular, pero
también América Latina- son aún difíciles de apreciar en su plenitud.
4. Se están manifestando en torno a dos procesos simultáneos que son cada vez
más notorios a escala global. Ambos en su interacción tienen efectos actuales y
potenciales en el intercambio mundial de bienes y de servicios. También los tienen en
las negociaciones comerciales internacionales -especialmente en la anémica Rueda
Doha en la OMC- y en las relacionadas con el cambio climático. Y en muchas otras
cuestiones relevantes de la agenda global. Si bien conectados entre sí, son procesos
que requieren diagnósticos y abordajes a la vez diferenciados y coordinados.
Uno es el de la actual crisis financiera y económica con las conocidas
consecuencias, entre otros, en la producción y el consumo, y en el comercio
internacional de bienes y de servicios. En los últimos tres años, la crisis ha impactado
en el nivel de empleo y en el estado anímico de las poblaciones, transmitiendo en
algunos países sus efectos al plano social y político. Y se sabe que, según sea la
intensidad de tales efectos, una crisis internacional puede generar problemas
sistémicos que afecten la estabilidad política de los países más vulnerables. Ello a su
vez puede tener efectos en cadena sobre otros países, especialmente de la misma
región. Se trata de un proceso con efectos inmediatos muy visibles y con fuertes
requerimientos de respuestas en el corto plazo - especialmente en el plano nacional,
pero también en el de la coordinación entre países a nivel global y regional -,
precisamente por sus potenciales consecuencias sociales y políticas.
El otro es el de los desplazamientos del poder relativo entre las naciones. Tiene
raíces muy profundas. Se nutre en la historia larga. Es un fenómeno que se ha
acelerado en los últimos veinte años. Se refleja en el surgimiento de nuevos
protagonistas - países, empresas, consumidores, trabajadores - con gravitación en la
competencia económica global, y también en las negociaciones comerciales
internacionales. Pero sus plenos efectos, incluso en el plano de la seguridad
internacional, probablemente sólo se observarán en un largo plazo, a veces a través
de movimientos poco perceptibles, casi de cámara lenta.
Estamos entonces frente a una crisis sistémica mundial que recrea la histórica
tensión dialéctica entre orden y anarquía en las relaciones internacionales. Se
5. manifiesta en la dificultad de encontrar en el ámbito de instituciones provenientes de
un orden que colapsa, respuestas eficaces a problemas colectivos que se confrontan
a escala global. Y el verdadero peligro es que ello se refleje -como ha ocurrido en el
pasado- en el surgimiento de problemas sistémicos en el interior de países que han
sido y son aún, protagonistas relevantes en el escenario internacional. Crisis
sistémicas que produzcan un efecto dominó en distintos espacios regionales y,
eventualmente, a escala global. Ello puede ocurrir en la medida que en distintos
países, incluso los más desarrollados, los ciudadanos no sólo pierdan su confianza en
los mercados, pero también en la capacidad de encontrar respuestas en el marco de
los respectivos sistemas democráticos.
Entonces se "indignan". Es un peligro más tangible en el caso de algunos
países europeos. Si así fuere, los pronósticos sombríos de algunos analistas, podrían
ser pálidos en relación a lo que habría que confrontar en el futuro.
En tal contexto mundial, desarrollar un clima de confianza recíproca entre los
países de la región y, a la vez, impulsar una cooperación regional renovada,
especialmente aquella que permita conectar los sistemas económicos e incentivar la
proliferación de redes productivas transnacionales, parecen ser dos cursos de acción
prioritaria que las actuales circunstancias imponen en América Latina y, en particular,
en el espacio sudamericano. Ambos están vinculados entre sí. Uno alimenta al otro
generando un círculo virtuoso entre confianza recíproca y densidad del tejido de
intereses cruzados de todo tipo.
Tales circunstancias son la resultante de los efectos sobre la región de la crisis
financiera y económica global. Pero resultan en especial de las antes mencionadas
profundas transformaciones que se están operando en la distribución del poder
mundial, con sus impactos en la competencia económica global y en las
negociaciones comerciales internacionales. Implican transformaciones estructurales
que están generando gradualmente un amplio abanico de oportunidades para cada
uno de los países de la región, cualesquiera que sean su dimensión económica y su
poder relativo - tanto en términos de comercio exterior como de flujos de inversiones
6. productivas y de conocimientos técnicos -. Pero a la vez pueden generar diferencias
de perspectivas sobre cómo aprovecharlas e, incluso, con respecto a las lecturas que
predominen sobre sus reales alcances e impactos. De ahí la importancia del clima de
confianza recíproca entre los países de la región.
Pero si la confianza recíproca es una condición necesaria para la
gobernabilidad regional, parece existir consenso que no es suficiente para lograr el
predominio de la paz, la democracia y la estabilidad política en el espacio geográfico
sudamericano.
Es por eso que impulsar una cooperación regional renovada es un segundo
curso de acción necesario. Tiene sentido político y no sólo económico. Si es encarada
con sentido práctico, de ella puede resultar una mayor densidad en el tejido de
múltiples intereses cruzados que sustenten, a su vez, el clima de confianza recíproca.
Tal tejido tiene entre sus protagonistas centrales a las empresas que internacionalizan
sus operaciones a escala transnacional - especialmente articulando cadenas
productivas - y que contribuyen a la conectividad física de los respectivos mercados.
Pero también se nutre de redes en campos diversos, tales como la energía, la
innovación y el desarrollo tecnológico, la educación y la solidaridad social. Es mucho
lo que se puede aprender del Asia al respecto.
La CEPAL en varios de sus recientes informes ha insistido en la idea que el
impulso a una cooperación regional renovada implica construir sobre lo ya adquirido, y
de aprovechar todo lo disponible en materia de acuerdos y mecanismos regionales.
Más que objetivos ambiciosos difíciles de concertar y de alcanzar en las actuales
circunstancias, la realidad parece imponer la necesidad de reconocer diversidades y
diferencias, incluso las disonancias conceptuales - utilizando a tal fin una amplia
variedad de aproximaciones de geometría variable y de múltiples velocidades -; de
capitalizar experiencias y activos provenientes de cincuenta años de experiencias de
integración regional -muchas veces frustrantes-, y de poner el acento en algunos ejes
prioritarios referidos a la conectividad física y económica, a la solidaridad en todos los
planos, y al otorgamiento de tratamientos económicos preferenciales compatibles con
7. los compromisos asumidos en el ámbito de la OMC. Concretamente el nuevo contexto
mundial demandará una mayor cooperación regional, tanto para controlar los
eventuales efectos de la crisis financiera y económica, como para desarrollar una
estrategia asertiva de inserción en los mercados mundiales, con todo aquello que los
países pueden ofrecer en bienes y servicios competitivos con el mayor valor agregado
posible.
Es en tal perspectiva que cobra toda su importancia la articulación entre la
ALADI, la UNASUR y el Mercosur. Son instituciones regionales que tienen objetivos,
funciones, alcances geográficos e incluso historias diferentes. Pero son
complementarias. Pueden potenciarse mutuamente.
La ALADI es la más antigua. Se originó en una transformación de la ALALC
creada en 1960. En aquel momento el gobierno de Arturo Frondizi tuvo un
protagonismo central en su génesis. Respondía a una clara visión sobre el papel de la
región en el desarrollo de la Argentina. Tanto la ALALC como ahora la ALADI tienen
un acento puesto en el comercio intra-regional, concebido en todas sus ramificaciones
e implicancias, incluso políticas. Entre otras funciones relevantes, la ALADI permite
cubrir las preferencias comerciales entre los países miembros sin que sea necesario
extenderlas a terceros países en el marco de los compromisos asumidos en lo que es
hoy la OMC. Pero siempre tuvo en la mira objetivos más ambiciosos para impulsar la
integración regional.
La ALADI, que representa en conjunto 20,4 millones de kilómetros cuadrados y
más de 455 millones de habitantes, está integrada por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
Colombia, Cuba, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. El Comité
de Representantes puede otorgar la categoría de Observador a los países y
organismos internacionales que así lo soliciten. Los Observadores pueden participar
en las sesiones públicas del Comité de Representantes y acceder a su
documentación cuando ésta no tenga carácter reservado. Los países que forman
parte como miembros observadores son la República del Salvador, La República de
8. Honduras, España, Portugal, Guatemala, República Dominicana, Costa Rica, Corea
del Sur, Nicaragua, Suiza, Federación Rusa, Rumanía, República Popular de la China
La UNASUR es la creación más reciente. Sus objetivos son amplios y no se
limitan por cierto a lo económico. Penetran hondo en los requerimientos de
gobernabilidad de un espacio geográfico de paz y estabilidad política. Es un
organismo en plena construcción y desarrollo, sus miembros ya son conocidos por
actividades ya calificadas en los módulos anteriores
A su vez, el Mercosur tuvo desde su origen un contenido económico que sólo
cobra su pleno sentido en el marco de objetivos políticos y sociales más amplios, que
tienen sus raíces profundas en la relación estratégica bilateral enhebrada desde la
década de los ochenta por la Argentina y el Brasil. Fue concebido, por lo demás, con
un potencial alcance sudamericano y como parte integral del marco institucional de la
ALADI.
Hechos recientes parecen reflejar la intención de iniciar una nueva era de estas
tres instituciones regionales. El primero es la creación del Consejo Sudamericano de
Economía y Finanzas en la UNASUR. Tuvo su primera reunión en Buenos Aires en
agosto pasado (ver el texto completo del comunicado final de los Ministros de
Economía y Finanzas y de los Presidentes de los Bancos Centrales, en el n° 67 de la
revista Veintitrés Internacional) y se acordó -entre otras cuestiones- abordar en forma
coordinada y concertada el actual escenario internacional signado por la crisis en los
principales países desarrollados. Pocos días después los Cancilleres de la UNASUR,
reunidos también en Buenos Aires, avalaron la idea de impulsar el uso de las
monedas locales en el comercio interregional y de revisar el Convenio de Pagos y
Créditos Recíprocos que existe en el marco de la ALADI. El segundo hecho, es la
decisión política de designar al frente de cada una de las tres instituciones, a
personalidades de amplia experiencia en la gestión pública de sus respectivos países.
En la UNASUR fue designada como Secretaria General, María Emma Mejía, ex
Canciller de Colombia. En el Mercosur fue nombrado Alto Representante General, el
Embajador Samuel Pinheiro Guimarães, ex Vicecanciller y Secretario de
9. Planeamiento Estratégico durante la Presidencia de Lula. Y en la ALADI, fue elegido
Secretario General, Carlos Chacho Álvarez, quien además de haber sido
Vicepresidente en la Argentina se desempeñó como Presidente del Comité de
Representantes Permanentes del Mercosur.
Se percibe entonces voluntad política de coordinar a los países de la región en
sus estrategias para navegar la nueva realidad mundial, enfrentando sus desafíos y
aprovechando sus oportunidades. Esas tres instituciones tienen un papel destacado a
cumplir al respecto. Lo planteó al iniciar su gestión el nuevo Secretario General de la
ALADI, quien se refirió a la necesidad de articular las actividades de la organización
con las de las otras instituciones regionales.
Una articulación en las funciones que desempeñarán los tres funcionarios
antes mencionados, permitiría potenciar los servicios que ellas pueden prestar a sus
países miembros. Existen temas como, entre otros, los de la facilitación del comercio,
la conectividad física y económica, el empleo de las monedas locales en el comercio
recíproco y los mecanismos de pagos, la articulación productiva con fuerte
participación de empresas pymes, el tratamiento de las asimetrías económicas, la
coordinación en las estrategias de negociaciones inter-regionales y la definición de
una nueva arquitectura del sistema económico y financiero global, que cruzan por las
agendas de las tres instituciones regionales.
A su vez la CEPAL acaba de producir un diagnóstico sobre el impacto de la
realidad internacional en los países latinoamericanos, incluyendo una agenda de
cuestiones que requieren acciones concertadas (ver el documento mencionado en la
Sección Lecturas Recomendadas de este Newsletter). Pueden extraerse de tal
diagnóstico hojas de ruta para nutrir las acciones concertadas que se requieren para
enfrentar la actual crisis económica y financiera y, en general, las nuevas realidades
de la competencia económica global. Son acciones que entran en la esfera de
competencias y en las agendas posibles de las tres instituciones mencionadas.
10. DIFERENCIAS.
Mercosur es una realidad asentada en compromisos jurídicos ya asumidos por
sus países miembros. Si bien son compromisos imperfectos e incompletos, difícil
sería dejarlos de lado, teniendo en cuenta las corrientes de comercio y de inversión
que se han desarrollado entre los socios en los años transcurridos desde la firma del
Tratado de Asunción.
La UNASUR, en cambio, debe aún superar el proceso de ratificación de por lo
menos 9 de los países signatarios. Es posible que ello ocurra y en plazos cortos. Pero
no es necesariamente probable. -ALADI. Hasta ahora han sido esencialmente
precarias. Al ser así es muy difícil que incidan sobre decisiones de inversión
productiva que sean significativas.
La Unión de Naciones Suramericanas tiene como objetivo construir, de manera
participativa y consensuada, un espacio de integración y unión en lo cultural, social,
económico y político entre sus pueblos, otorgando prioridad al diálogo político, las
políticas sociales, la educación, la energía, la infraestructura, el financiamiento y el
medio ambiente, entre otros, con miras a eliminar la desigualdad socioeconómica,
lograr la inclusión social y la participación ciudadana, fortalecer la democracia y
reducir las asimetrías.
ALADI una de las razones por las cuáles se concentró el esfuerzo en un
espacio más restringido y en el cual existían poderosas razones políticas para
desmantelar, lo que había sido hasta entonces la tendencia a una relación tensa e
incluso conflictiva.
EL Mercosur La defensa de la democracia y los derechos humanos, entre otros
objetivos especialmente en el plano social, por ejemplo, fueron incorporándose
gradualmente en la agenda del Mercosur desde sus orígenes. También ampliándose
11. a otros países sudamericanos especialmente a partir de su adopción del status de
miembros asociados. En el caso de Venezuela.
SEMEJANSAS.
El Mercosur es un bloque económico comercial para hacer crecer las
economías a través del comercio conformado por 5 países. UNASUR es un
organismo que está integrado por los 12 países de sur América y donde se discuten
los problemas fronterizos, sociales Entre Otros
La ALADI es un bloque de integración económica del que participan Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Nicaragua, Paraguay,
Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela. Entre sus principios generales se destacan el
"pluralismo en materia política y económica; convergencia progresiva de acciones
parciales hacia la formación de un mercado común latinoamericano. Es por lo tanto
más amplio que MERCOSUR y algo diferente de UNASUR.
La ALADI propicia la creación de un área de preferencias económicas en la
región, con el objetivo final de lograr un mercado común latinoamericano, mediante
mecanismos de preferencias arancelarias. La presencia de México es una
característica diferencial, pues hay que tener en cuenta que los tratados comerciales
de México con Estados Unidos hacen que esa relación sea muy distinta que la del
resto de países latinoamericanos. El comercio de los países integrados en ALADI ha
tenido un crecimiento considerable en los últimos años. Sin embargo el desarrollo
comercial de México con Mercosur requiere por lo tanto acuerdos comerciales
específicos. ALADI trabajará para impulsar un cambio, "una suerte de renovación, de
inyección, para colocarla al nivel de la nueva etapa de Latinoamérica".
12. Concluyendo: circunstancias externas que plantean claras necesidades de
acción concertada entre países de la región; instituciones regionales que existen y
pueden ser utilizadas; personalidades políticas de amplia experiencia a cargo de ellas;
diagnósticos elaborados por instituciones de prestigio. Todo indica entonces que
están reunidos los elementos necesarios para impulsar una concertación eficaz de los
esfuerzos regionales.
13. EFRAIN EDUARDO BERBESI
RESUMEN
Como se pudo observar estos 3 organismos son muy importantes para
Latinoamérica y parte del mundo entero que quieren consolidar los pueblos hermanos
y la unión. Por medio de grande acuerdos comerciales y así obtener un desarrollo
aprovechando esos recursos con que cuenta cada país, Mercosur a sufrido muchos
golpes comerciales y económicas, que se llegan acuerdos para salir de esta crisis. En
cuanto Venezuela se amostrado una economía muy floja en los últimos tiempos sin la
capacidad de competir con otros países. La Unasur ha surgido con el pasar de los
años donde los países del sur. Discuten mecanismos de los derechos humanos,
donde se pueden expresar sus soluciones con características peculiares a las del
Mercosur lo que se plantea es dejar las diferencias entra las naciones hermanas.
Mediante reuniones apoyando las normativas y leyes que se plantean, en cuando
ALADI es un organismo lo cual está conformado por buena parte de los países del
sur, se le suman también 2 países de centro América que es una buena ventaja como
lo es México una potencia económica que busca su desarrollo aportando su comercio
impulsivo. Lo cual esto organismo llama a otras naciones a que se unan a la
asociación latinoamericana de integración.
14. DEISY JANETH OLARTE RUEDA
RESUMEN
La Asociación Latinoamericana de Integración (ALADI) se conoce como un
organismo intergubernamental que promueve la expansión de la integración de la
región con la finalidad de asegurar su desarrollo económico y social. Dicha
organización fue fundada en 1980 mediante el Tratado de Montevideo, y tiene como
objetivo final es el establecimiento de un mercado común latinoamericano. Entre sus
principales objetivos se encuentran: promover el intercambio de conocimientos entre
sus entidades asociadas y procurar los recursos necesarios para el desarrollo y
crecimiento permanente de la Asociación. Luego de realizar el análisis comparativo de
la ALADI con otras organizaciones formadas a nivel de Latinoamérica para unificar la
region en cuanto a parámetros económicos y comerciales, se puede concluir que
cada una de estas organizaciones se apoyan entre ellos formando enlaces que las
ayudan a desarrollarse y crecer cada día.
15. Bibliografía
Archivos del Presente, "Revista Latinoamericana de Temas Internacionales",
Año 15, Número 55, Buenos Aires 2011.
Baldwin, Richard, "Sequencing Regionalism: Theory, European Practice, and
Lessons for Asia", Asia Development Bank, ADB Working Paper Series on
Regional Economic Integration, N° 80, May 2011, en http://www.adb.org/.
Bhattacharyay, Biswa Nath, "Institutions for Asian Connectivity", Asian
Development Bank Institute, ADBI Working Paper Series, N° 220, June 2010,
enhttp://www.adbi.org/.
Blainey, Geoffrey, "Uma Breve História do Mundo", Editora Fundamento
Internacional, São Paulo 2011.
Bland, J.O.P., "Li Hung-Chang", Henry Holt and Company, New York 1917.
Boorman, Scott A., "The protracted game. A wei-ch'I interpretation of maoist
revolutionary strategy", Oxford University Press, London-Oxford-New York
1971.
Capannelli, Giovanni, "Institutions for Economic and Financial Integration in
Asia: Trends and Prospects", Asian Development Bank Institute (ADBInstitute),
ADBI Working Paper Series, N° 308, September 2011, en http://www.adbi.org/.
CEPAL, "Panorama de la Inserción Internacional de América Latina y el Caribe,
2010-2011", Santiago de Chile, Agosto 2011, en http://www.eclac.org/.
Chellaney, Brahma, "Water. Asia's New Battleground", Georgetown University
Press, Washington D.C. 2011.
Dromi, Roberto, "Políticas para Gobernar. Programa Argentina 2011-2016",
Ciudad Argentina-Hispania Libros, Buenos Aires-Madrid-México 2011.
Friedberg, Aaron L., "The Weary Titan. Britain and the Experience of Relative
Decline, 1895-1905", Princeton University Press, Princeton-Oxford 1989.
Friedberg, Aaron L., "A Contest for Supremacy. China, America, and the
Struggle for Mastery in Asia", W.W. Norton & Company, New York-London,
2011.