2. • Es una depresión de moderada a intensa en una
mujer después de que ha dado a luz y se puede
presentar poco después del parto o hasta un año
más tarde. La mayor parte del tiempo ocurre dentro
de los primeros tres meses después del parto.
3. • El hecho de que el embarazo haya sido planeado y
deseado no impide que algunas mujeres acusen un
considerable bajón de su estado de ánimo en las
semanas o meses que siguen al parto.
• La visión idealizada de la maternidad que se percibe
en nuestra sociedad, a través de frases como «ser
madre es una experiencia maravillosa» o «tener un
hijo es lo más bonito que me ha pasado en la
vida», dificulta que muchas mujeres se atrevan a
expresar sus sentimientos con sinceridad.
4. ¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA
DEPRESIÓN POSPARTO?
• Los síntomas de la depresión posparto son los mismos que los de una
depresión que ocurre antes o durante el embarazo. Se podría tener
depresión posparto si se experimenta cinco o más de los siguientes
síntomas casi todos los días, durante la mayor parte del día, y por dos o
más semanas consecutivas:
• Llanto constante.
• Sensación de tristeza profunda, vacío o desesperanza.
• Pérdida de interés en actividades que antes resultaban agradables.
• Dificultad para dormir de noche o mantenerte despierta durante el día.
• Pérdida de apetito o consumo excesivo de alimentos, o cambio de peso
no intencional.
• Sentimiento abrumador de inutilidad o culpa excesiva.
• Agitación o pereza.
• Dificultad para concentrarte o tomar decisiones.
• Sensación de que vivir no vale la pena.
5. • Otros síntomas que también podrían indicar
depresión incluyen:
• Irritación o enojo.
• Evitar los amigos y la familia.
• Preocuparte excesivamente por el bebé.
• No interesarte por el bebé o no lograr cuidarlo.
• Sentirte tan exhausta que eres incapaz de salir de la
cama por varias horas.
6. FACTORES DE RIESGO
Algunas mujeres tienen más posibilidades que otras de desarrollar
depresión posparto.
Los factores de riesgo más importantes son:
• Crisis frecuentes de ansiedad o depresión durante el embarazo,
particularmente durante el tercer trimestre.
• Haber sufrido de depresión o ansiedad previamente.
• Historial de depresión o ansiedad en la familia.
• Estrés causado por el cuidado infantil.
• Falta de apoyo social.
• Dificultades en el matrimonio.
• Estrés por eventos externos como problemas financieros o la pérdida de
un trabajo.
• Cuidar a un niño con un temperamento difícil.
• Una baja autoestima.
• Otros factores de riesgo menos predecibles, incluyen:
• Un embarazo no deseado o planeado.
• Bajos recursos financieros.
7. PREVENIR LA DEPRESIÓN POSPARTO.
• Es conveniente tener un sueño reparador.
• Es necesario ser realista.
• Sería conveniente buscar el contacto con otras
madres.
• Sería adecuado salir a pasear a diario.
• Es conveniente pensar que “tu bebé te quiere a ti y
no se le ocurre compararte con otras.
• Es bueno simplificar la vida.
• Sería acertado intentar posponer las visitas hasta
después del primer mes.
• Y lo más importante aprender a pedir ayuda.
8. TRATAMIENTO DE LA DEPRESIÓN POSPARTO
• Los médicos recomiendan tratar la depresión posparto desde el principio.
Si no se trata adecuadamente puede persistir durante meses e incluso
años.
• La depresión posparto tiene un tratamiento parecido a cualquier otra
depresión. La terapia psicológica es lo más indicado, sobre todo, cuando la
madre está dando el pecho a su bebé. No obstante, en algunos casos, es
necesario combinarla con medicamentos.
• El tratamiento empieza desde el momento en que se sospecha la
presencia del trastorno. Se anima a la paciente para que exprese cómo se
siente, y los terapéutas intentan ayudarle para que vea sus problemas a
través de una actitud positiva, comprensiva, tolerante, y no con reproches
o culpas.
• La misión de los terapéutas es hacerle ver que este trastorno tiene cura y
le enseñarán como enfrentarlo. Primero, la nueva mamá necesitará apoyo
y tranquilidad, luego debe concienciarse de su problema para iniciar la
recuperación. Es muy importante que la pareja de la paciente esté
involucrada en su tratamiento. El marido también participará de las
terapias, y se sentirá más aliviado al saber de lo que se trata, y por recibir
consejos sobre cómo actuar y ayudar a su esposa. En cuanto al
tratamiento farmacológico, será siempre el médico quien prescribirá el
tratamiento.