2. • En esta ocasión nos vamos a enfocar en las alteraciones que afectan fundamentalmente al
“lenguaje”, es decir, a la calidad y el contenido de los mensajes, al simbolismo de la lengua, tanto
en su vertiente comprensiva como expresiva, y no en la calidad de la articulación de los sonidos del
habla, fonación, ritmo y fluidez.
3.
4. AFASIAS
• La afasia suele ser definida como una pérdida total o muy significativa del lenguaje expresivo o
comprensivo/expresivo, a causa de lesión cerebral. Se asocia a una gran dificultad en la capacidad
simbólico-lingüística, consecuencia del daño (tumores, traumatismos, infecciones, problemas
vasculares) y afecta en forma severa la conducta adaptativa e interacciones de la vida diaria.
5. DISFASIA
• Hay niños que se encuentran muy por debajo de sus pares en cuanto a desempeño lingüístico, sin
embargo, no presentan retardo mental, déficit auditivo u otra condición que explique tal retraso,
suele tener problemas a la hora de construir frases y encontrar palabras. La difasia no obedece a
retardo mental, sordera, daño cerebral o alteraciones neurológicas, condiciones socio-ambientales
adversas, etc.
• Ya que puede ocurrir sin que se vean seriamente afectados otros aspectos del desarrollo (lo que ha
resultado ser discutible), se le ha catalogado como trastorno específico del lenguaje. Se trata de un
trastorno del desarrollo del lenguaje, de tipo predominantemente expresivo o receptivo/
expresivo, que puede darse con una capacidad intelectual normal (medida con pruebas no
verbales), pero que interfiere de manera significativa el aprendizaje académico o las interacciones
de la vida cotidiana.
6. TIPOS DE DIFASIA
• La disfasia puede ser de tres tipos diferentes:
• Disfasia expresiva: este tipo de disfasia se clasifica en dos. Por un lado, dispraxia verbal, que es la incapacidad
para realizar los movimientos concretos para generar los sonidos de manera que el lenguaje es poco fluido. Y por
otro lado, la alteración en la producción fonológica, que se caracteriza por una mala articulación dentro de las
palabras u oraciones, de manera que el discurso es muy fluido, pero es difícil entenderlos.
• Disfasia de recepción o evolutiva: muestra problemática a la hora de entender al propio niño o de este para
comprender a los demás, de manera que el niño muestra poco interés para comunicarse con los demás.
• Disfasia combinada: la disfasia combinada se caracteriza por una alteración en la comprensión del lenguaje y se
clasifica en sordera verbal y déficit sintáctico fonológico. La sordera verbal es la alteración más grave, porque el
niño no puede analizar e interpretar los sonidos y su discurso resulta escaso. Y el déficit sintáctico fonológico es la
incapacidad de analizar frases largas o conceptos abstractos, de manera que los discursos están formados por
oraciones simples.
7. TRASTORNOS DEL LENGUAJE SECUNDARIOS A
OTRAS CONDICIONES
• Son alteraciones del lenguaje (y del habla) que se asocian o son consecuencia o
manifestación de otros problemas que justifi can el diagnóstico principal. Ingram
en el punto 4 de su clasifi cación enumera varios de tales problemas, los que,
advierte, se pueden presentar combinados:
• • Defectos mentales.
• • Defectos de la audición o pérdida auditiva.
• • Trastornos “psiquiátricos”: aquí incluye las psicosis, el autismo y el mutismo
selectivo.
• • Deprivación social grave.
8. LENGUAJE PSICÓTICO
• El lenguaje psicótico, por otra parte, por ejemplo el esquizofrénico, acusa los
trastornos más de fondo en un cuadro que se ve acompañado de alucinaciones,
incoherencia, desvarío del pensamiento, delirio, pobreza de contenido, falta de
lógica, conducta desorganizada (Sarason y Sarason, 1996). Ello se traduce en un
vocabulario estereotipado, jerga o invenciones sin sentido, perseveraciones,
expresión emocional inapropiada, fonología distorsionada, etc.
9. MUTISMO SELECTIVO
• El mutismo selectivo o “electivo” consiste en la incapacidad del niño para hablar
en situaciones sociales específi cas, en las que se espera hable, pese a tener la
capacidad de hacerlo, como lo puede evidenciar, de hecho, en otras situaciones.
Sin embargo, aparte del mutismo selectivo, hay otras explicaciones posibles
frente al caso de un niño que no habla y que no presenta sordera o trastorno
generalizado del desarrollo. La manera como Gallardo y Gallego (1995) defi nen
al niño que no habla, supone una noción más amplia del concepto: “es aquél
cuyo lenguaje oral no se manifi esta a una edad en la que los demás niños hablan
normalmente, siendo esta ausencia del lenguaje la única alteración evidenciable”.
10. MUTISMO SELECTIVO TRATAMIENTO
• Para su tratamiento integran un modelo lingüístico que apunta a la
“desmutización” con tareas de diferente tipo; el modelo conductual, que incluye
técnicas de desensibilización sistemática, de moldeamiento e imitación; el
modelo clínico, de carácter psicoterapéutico, y proponen, finalmente, estrategias
de intervención psicomotriz
11. MUTISMO TOTAL
• El mutismo total implica una desaparición del lenguaje, repentina o progresiva.
Puede ser de tipo histérico, tras un fuerte choque afectivo, o por enfermedad
laríngea. (Ajuriaguerra, 1979, citado en Gallardo y Gallego). También existe la
logofobia o miedo a hablar, que puede darse, por ejemplo, en el tartamudo.
12. TRATAMIENTO
• El tratamiento de los trastornos de la comunicación, al igual que la evaluación y el diagnóstico,
debe
plantearse desde una perspectiva multidisciplinar, estableciendo una coordinación terapéutica
perma-
nente entre los diferentes profesionales implicados en la asistencia y la familia, con el propósito
de alcanzar objetivos comunes, reducir las dificultades específicas y favorecer el desarrollo
integral. El
tratamiento es principalmente logopédico y la intervención ha de ser multifuncional e iniciarse
lo antes
posible, puesto que demanda un proceso de reeducación individualizado y específico. El
objetivo primordial ha de ser ofrecer herramientas para comunicarse competentemente a pesar
de las dificultades del lenguaje y programar una terapia sobre todos aquellos aspectos
específicos que están más alterados, teniendo en cuenta los síntomas según el grado de
desarrollo del niño y su estadio evolutivo
13. COORDINACIÓN INSTITUCIONAL
• Debe ser una condición ineludible para establecer sinergia y complementariedad
entre los diferentes profesionales, con el objeto de garantizar el apoyo asistencial,
especialmente si tenemos en cuenta que tanto unos como otros tienen una
entidad psicobiológica y social propias y que las diferentes instituciones (sanidad,
educación, servicios sociales) en su conjunto deben ofrecer una respuesta
individualizada que garantice la salud y el desarrollo integral
14. EVALUACIÓN PSICOEDUCATIVA
• La evaluación psicoeducativa de los trastornos de la comunicación se plantea tras
haberse detectado una situación que no ha podido resolverse mediante recursos
ordinarios o cuando se requiere una opinión técnica para tomar decisiones. Debe
tener un carácter preventivo y correctivo y estar orientada hacia la identificación
precoz de posibles alteraciones del habla y/o del lenguaje ya que desde una
perspectiva evolutiva el desarrollo del lenguaje se inicia a partir del nacimiento del
niño y suele consolidarse en torno a los 5-6 años, aunque sigue desarrollándose a lo
largo de la infancia y la adolescencia. El objetivo de la evaluación será tratar de
determinar qué procesos tiene alterados o deteriorados un alumno, y qué
componentes de esos procesos tiene afectados, cuál es el alcance real de su
disfuncionalidad y si existe variación alguna con respecto a la norma para su grupo de
referencia o nivel académico. También es fundamental especificar los procesos que
funcionan correctamente