Discernimiento de Pedro y pablo sobre el liderazgo clase 5.pptx
Como el lápiz blanco
1. Como el lápiz blanco
A menudo cometemos agravios con aquello que menos digno se ha mostrado para
ello. Aún peor si gastan cabellera, siendo terrenales. No perdiendo pelo las calvas
frondosas, sino la naturalidad del piadoso porque pretenda ser inmortal. Cuando no nos
damos cuenta de que hay que estar en los ápices de cualquier aspecto, surgen situaciones
como las del lápiz blanco. Desafuero con guante del color exacto. Al lápiz blanco le sucede
como al patito feo: juzgamos sin deber a los demás por su apariencia. Sin miras, Sin
levantar la vista. Conformándonos con el déficit inmediato, de noticia. Ese sensacionalismo
de campiña tan superficial con la primicia como un juego de azar. Para quienes no saben
perder y ganar, ¡¡claro está!!
Es como el agujero del mango del cazo: teniendo todo lo que necesitamos a un tris,
complicamos, por nuestros bastardos instintos, buscarnos otras maneras, en otros lugares
y entretejiendo con otros propensos. O la forma cónica de la base de las botellas de vino
con sus mellas: las cuales, que sirven para distribuir uniformemente la presión dentro de la
botella cuando se coloca el tapón, no fueran a estallar entre las manos. Ni tan siquiera
somos conscientes de que nos están salvando la vida, o al menos alguna falange.
Hacernos los graciosos con lo que ignoramos, es a menudo una situación recurrente
para salir del paso. Aunque el apeadero encontrado es un desastre para el conocimiento.
Desgasta, sobre todo la mollera. Sí, aquella que sujetaba estoica la dócil cabellera. No será
la primera vez que escuchar me obstruye las yugulares. Preguntar retóricamente cuál es el
uso de un lápiz blanco, mientras sueltas una risotada atenta con la necedad. ¡Cómo
podemos ser a veces tan idiotas! No darnos cuenta de las cosas, hasta incluso solventarlo
callándonos la boca. Para qué queremos pintar sobre papel blanco, ¡¡ja, ja, ja!!
Es de todos los recientes conocido: el blanco tiene que ver con la luz, con la
ausencia de color. Es verdad que con la raza caucásica o indoeuropea, pero se trata de una
construcción e interpretación social. Superando su utilización supremacista, repelente en el
vientre cuando mal fermentado. Tiene miga. Sin mucho cuajo por cierto, en polvo es
limpio y claro.
El blanco tiene que ver con lo níveo. De nieve o semejante a la nieve para quien lo
quiera menos poético. Cuando el azul se muere de frío. Cuando el agua quiere quedarse
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2. un ratito. Cuando las montañas se tiñen y adornan las cumbres. Lo siento en el alma si
querías que fuera menos lírico, el blanco acompaña.
Me huele a alba, a albor, al destello de una cana despierta por la mañana. A la luz,
tras la madrugada. Al comienzo, al principio, al quebramiento del amanecer. A la albura por
desmesura de lo perfecto con placer. Para responder a quien pregunta lo evidente, le
decían los frailes entre dientes: _ No, sino el alba...
No es lo hueco ni lo vacío, no es lo hondo en el fondo, es lo puro e inocente, es
lechoso para la vida cuando principal ingrediente. No es la mancha, es La Mancha, es la
imagen de una tierra reflejada en la armadura, de la cal en la molienda. Impoluta. Siendo
inmaculada la postura de nuestro querido y aletargado Sancho Panza. No es la nada, es el
todo; es el centro de la diana. Aunque es lo pálido y macilento, es el aviso colérico de que
al tono blanco es a continuación al primero que rematan.
Al lápiz blanco le ha tocado uno de los cometidos más bonitos y felices. Para
terminar de verlo todo con realce, real, como es, menos triste. Sirve para dar color a la
noche. A la luna salpicada por su retrato cristalino en el mar. Para conocer dónde
caprichosamente se ubican los brillos que nos unen y nos desunen. Persigue la intensidad,
a veces balbucea para darle claridad. Consigue delineamientos en todas las texturas. Nos
sugiere los acabados, algo menos miserables y desgraciados. Es la sombra que nos
persigue, y el humo y la niebla con el que apenas a unos metros se distingue. Son reflejos,
y matices, son estrellas donde nada existe. Es la imagen que refracta si la dirección del sol
afecta a su cara. Es la forma de dotar de distinta tonalidad a los colores más potentes, y a
los amos de la nostalgia.
Pero en definitiva, hay una última razón por la que el lápiz blanco se halla entre
nosotros cual divinidad pura y acrisolada. ¿Quién se iba a atrever a escribir letras sobre
papeles, lienzos o láminas negras, marrones o moradas? Porque cuando sean igualmente
blancas, tan solo debemos pasar cualquier otro color por encima para descubrir crónicas
de calma o desgarradoras del alma. Reservando un humilde espacio para alzar la voz
caligráfica, como si fuera un mensaje secreto.
Quedan muchos lápices blancos que vamos descubriendo conforme el tiempo
severo nos quita años de vida. La realidad es todo lo que sucumbe a nuestro irreflexión y
ligereza. Solemos omitir que existe algo más de lo que sabemos y creemos que sabemos.
La ignorancia nos persigue, no hagamos que nos abata en una trampa presuntuosa. Somos
a veces tan arrogantes que creemos, discutimos o imponemos que nuestra percepción es
la única realidad. Y así nos luce el color de la cagada de un pájaro fugaz y certero.
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3. Afirmaba Cicerón con su estilismo depurado en prosa, utilizando la retórica como
arma, además de como crespón:
• No basta con alcanzar la sabiduría, es necesario saber utilizarla.
• El primer precepto de la amistad es pedir a los amigos solo lo honesto, y solo lo
honesto hacer por ellos.
• Cuanto más altos estamos, más debemos bajarnos hacia nuestros interiores.
• La confidencia corrompe la amistad; el mucho contacto la consume; el respeto es lo
que la conserva.
Los ámbitos generadores de problemas sociales donde existen lapices blancos sin
haberlos pasado alguna vez por el sacapuntas, son todos los que continúan teniendo que
ver con el trato a los demás: contrataciones abusivas, violencia descarada y encubierta,
venderse a la indecencia, callarse las miserias. En su fase más indecente, la trata de
personas, paradójicamente humilladas de blanco.
Quiero ser tu lápiz blanco, aunque algunos se mofen de su finalidad y existencia.
Jueves, 15 de noviembre de 2018
Félix Sánchez
Un ciudadano más.
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