1. De silencios que dañan
“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”(Marco Tulio Cicerón)
Solo le refutaría al gran y famoso jurista, escritor, político y orador romano, que el
silencio no solo corrompe la verdad, sino que además daña.
Testigo de eso son los más de once millones de judíos asesinados, víctimas del
abuso, locura y crueldad del infausto Adolfo Hitler, cuya megalomanía y trastorno
narcisista de personalidad, mezclado con un afán desmedido de poder compartido con
sus amigos, subalternos y otros- que solo veían su provecho personal- los llevaba a
mentir, engañar con cinismo, insultar y actuar en forma grotesca durante su periodo de
gobierno en el Tercer Reich. Y consiguieron con mentiras la anuencia, silencio solapado
de los países que pudieron haber frenado tanto dolor y muerte a gente civil e inocente;
mismos países que al final tuvieron que defenderse, al comprobar que Hitler y su
pandilla los invadían, avasallaban y eran verdaderamente criminales sin escrúpulos; el
punto de culminación fue el Juicio de Nüremberg, donde la respuesta de quienes fueron
responsables de tal hecatombe les hacia disculparse diciendo cobardemente: “solo
obedecía órdenes”.
Testigo de eso son todos los días las miles de mujeres que son maltratadas en sus
hogares con palabras soeces y golpes, aceptando todo en silencio por un afán tonto de
proteger a los hijos, buscando mantener una unidad familiar distorsionada porque
mientras el maltratador luego de la paliza pide perdón y dice que cambiará, a pocas
horas vuelve a patearla, y hasta se ríe del maltrato perpretado con la seguridad que le da
la impunidad del silencio en que vive y que su pareja mantiene en el autoengaño y deseo
de mantener una falsa unión e ilusión de que todo va a cambiar, hasta que acaba siendo
ella portada de diario sensacionalista y noticia triste de programa dominguero ante la
crítica del público que reclama: “¿pero porqué no hizo o dijo nada antes?.
Testigo de eso es Malala Yousafzai que a sus 14 años supo enfrentarse con valentía
ante la horda de talibanes que quisieron callar su verdad: las niñas y mujeres deben ser
educadas. Esa verdad era su única arma, les dolía a quienes no les convenía y por eso le
dispararon, quisieron así torpemente silenciarla.
Para los despistados que no tienen las cosas claras, los acostumbrados a mentir,
quienes le temen a la verdad o viven de mentiras puede parecerles (o les conviene creer
y hacer creer) que la verdad esconde afán de figuración, es mejor no decirla, o
calumniarla y hacerla pasar como mentira. Están errados terriblemente. O quizás
simplemente ellos se proyectan en esa imagen, porque ellos así lo hacen normalmente.
Resulta peor imaginar que actúan solo por seguir órdenes y consignas, no porque su
conciencia y su capacidad crítica ante hechos o pruebas fehacientes los lleva a
expresarse así, pues eso es difamación y calumnia al puro estilo del infame Joseph
Goebbels.
La verdad es simple, sin dobleces, se ríe de quienes tratan de disfrazarla, minimizarla,
negarla, silenciarla o maquillarla pues las caretas se caen solas ante las evidencias
2. palpables, y para quienes deseen ver la verdad las pruebas cantan por sí solas siempre
sin intervención de nada ni nadie. Y tanto duele y da miedo la verdad que Hermann
Göring – líder nazi y amigo íntimo de Hitler- se suicidó en la víspera del dictado de su
sentencia en Nüremberg.
Es que la verdad asusta a quienes saben cuánto vale, la verdad les resulta dolorosa a
quienes están acostumbrados a pisar por encima de todo sin respeto, a masacrar el
raciocinio en su propio beneficio, a quienes siguen de forma obediente- casi ovejuna- sin
capacidad de análisis, a dar golpes no de frente sino por detrás de la espalda y encima
esconder la mano y que quienes se supone deben enfrentar bajan la cabeza y callan por
miedo, por no perder réditos o ganancias de cualquier tipo.
Más bien a quienes son responsables y están refrendados con la verdad, jamás la
verdad les cuesta, al contrario, es su modo de vida tan normal que extraña que otros no
sigan el mismo camino y solo queda pensar que algún problema evolutivo en su
desarrollo hay de fondo en aquellos seres humanos cuando la verdad les cuesta o resulta
mala de decir. Por eso, el silencio ante el abuso jamás será una alternativa.
Iliana Romero Giraldo
Médico Pediatra INSN
CMP 27837