2. Había una vez un emperador muy presumido, que deseaba ser el mejor
vestido de todos los reinos del mundo.
3. Un día llegaron dos pícaros muchachos diciendo ser famosos
sastres de tierras lejanas, con una tela maravillosa que sólo los
inteligentes podrían ver.
4. El emperador pidió a los falsos sastres, que inmediatamente le hicieran un
traje con aquella tela.
Pagando mucho dinero y joyas por la vestimenta.
5. Cortaban y cosían, cuando en realidad no cosían nada.
Y aquellos que los veían, para que no les llamaran
ignorantes decían que era un traje muy original.
6. Cuando el emperador fue a probarse el famoso traje quedó admirado.
¡No veía traje alguno! Pero decidió disimular para no quedar como una persona
con poca inteligencia.
7. Todo el pueblo esperaba que pasara el emperador con su
majestuoso traje.
Un gran silencio se hizo en la calle al ver pasar al emperador
casi desnudo. Pero nadie se atrevió a decir nada.
8. Sólo un niño inocente dijo:
-¡Mirad, mirad el Emperador está desnudo!
Ante eso todo el pueblito dijo lo mismo.