Este documento describe las nuevas realidades de las mujeres embarazadas en situación de alta vulnerabilidad social en Colombia. Muchas madres solteras tienen que sacar adelante a sus hijos sin apoyo, y enfrentan altas tasas de desempleo y pobreza. La protección a la maternidad es insuficiente, exponiendo a las mujeres embarazadas a la discriminación y violencia. Se requieren nuevas políticas para promover la igualdad de género y proteger los derechos de las mujeres y sus hijos.

1. NUEVOS REALIDADES PARA LA MUJER EN EMBARAZO EN
SITUACIÓN DE ALTA VULNERABILIDAD SOCIAL: LA PROTECCIÓN A
LA MATERNIDAD EN COLOMBIA
Por: Gloria Elena Restrepo Toro
“Era una noche oscura, sin estrellas que iluminaran aquel camino en el oscuro; sólo se oían los
llantos apagados de aquel pequeño grupo de mujeres que caminaba rapidamente sin guía, sin
rumbo, solo tratando de alejarse de aquel pequeño caserío en el municipio de Urrao,
Antioquia1. Se sentía en el alma un tristeza abrumadora; ya no se oian los gritos y llantos de
sus vecinos y sus amigos, ante la crueldad de los machetes, las balas y el fuego de los
paramilitares. Solo silencio en monte... Alicia tenia el rostro compungido por el llanto y el
dolor que sintió al tener que huir, abandonando toda su vida, su familia, en un abrir y cerrar
de ojos. En ese instante, con 15 años, sentía que había vivido 100 por el gran peso que la
soledad y la amargura habían taladrado en su vida.
Quince años después, sentada en una pequeña butaca en la cafetería de una esquina
cualquiera en el comuna 12, Alicia me contaba con lágrimas en sus ojos, de aquel infierno
vivido esa oscura noche de 1998, y de cómo logró sobrevivir al desconsuelo y la deseperanza.
De aquella noche de horror había llegado a su vida Julián, su amado hijo de solo 15 años, de
ojos azabaches y sonrisa que ilumina. Él era su vida, su motor, su aliento para seguir adelante.
Ahora con 4 meses de embarazo y sin un padre para este nuevo bebé, sabía que aquel puestico
de aseadora en unas tiendas del centro, se iba a terminar. “Es que las maternas somos una
carga pa´las empresas, me dijo mi patrón; ayer me entregó la carta y me tengo que ir. Ya no sé
que vamos a hacer porque mis hermanas dependen de mi.”
Como Alicia, existen miles de mujeres en Colombia que viven una realidad similar; una
realidad agravada por una elevada desintegración familiar, en la que muchas madres solteras
1
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2. tienen que sacar adelante a sus hijos sin tener una compañía o apoyo significativo para tal
labor.
El Foro Mujer y Responsabilidad Social (2012), aclara que las mujeres-madres en Colombia
cuentan con las siguientes características:
• “Más del 30% de los hogares en Colombia tienen como jefe de hogar a una mujer”.
• “Son las organizadoras básicas del consumo, la producción doméstica, la salud y la
educación de los hijos en la vida familiar”2.
• “Se encuentran en sectores que tienen muchas barreras de entrada y bajos niveles de
remuneración”.
El elevado número de madres cabeza de familia, su impacto directo en el consumo familiar y
sus condiciones, que limitan el acceso a unos ingresos adecuados, hacen particularmente
retador el tema de apoyar a la mujer-madre en Colombia. Además de este panorama, la crísis
económica y de empleabilidad actual va tejiendo un velo de incertidumbre que hace pensar
que vienen unos años duros, donde sabemos que las oportunidades para estas mujeres,
especialmnete aquellas en embarazo, serán cada vez más difíciles de encontrar.
Esta situación se vé agudizada porque pocas de ellas se encuentran en una clara vinculación al
sistema de seguridad social, a pesar de que la ley les da prelación en la afiliación al régimen
subsidiado. Su situación se agudiza aun más, porque tienen otros hijos que han sido
abandonados por sus padres. Las leyes frente al derecho de alimentos suelen ser
prácticamente ineficaces para combatir la inasistencia.
La subcultura del facilismo impuesta por parámetros antiTODO (antivida, antiesfuerzo,
anticompromiso) y los medios de comunicación, van afectando la forma como se mira la
maternidad; la cual en muchos casos se convierte en privilegio de las mujeres pudientes o
económicamente estables, mientras que para las mujeres con realidades económicas menos
afortunadas, siempre se mirará como una carga, en vez de lo que podría y debería ser: una
oportunidad de vida.
En la ponencia "Maternidad y empresa: Hacia nuevos marcos de protección social" (2012)
dictada por el Master en Economía y abogado, Daniel Toro Restrepo, este explica que la
maternidad, mirada como una carga o “vergüenza social”, implica que muchas renuncien a sus
empleos antes de que se sepa que se encuentran en embarazo. Es motivo también para que
sean retiradas de sus hogares por sus padres, en la época del embarazo3.
2
Correa, Margarita. “Bancamía: Un banco social comprometido con la mujer.” Bogotá, 9 de febrero de 2012. Presentación
de Diapositivas. En: Foro Mujer y Responsabilidad Social. Diapositiva 9.
3 Toro, Daniel. “Maternidad y empresa: Hacia nuevos marcos de protección social" Congreso Economía y dignidad humana: un
reto para América Latina” Agosto 1-4 de 2012. Universidad de la Sabana, Bogotá.

3. Mujeres como Alicia se han visto afectadas dia a dia por un estado que desconoce la esencia de
la protección de la maternidad. Unos empleadores que amenazan e intimidan las mujeres para
que renuncien y una sociedad que las discrimina por su mismo estado, cuando las condiciones
económicas y sociales no son las ideales. Unos compañeros, novios o esposos que no apoyan,
que abandonan o maltratan porque estas mujeres se encuentran en situación de desigualdad
frente al sustento económico de ella y a su(s) hijo(s).
La violencia doméstica se intensifica en los hogares cuando la mujer está en embarazo y sin
posibilidad de generar ingresos. Esta dependencia origina en muchos hombres de nuestra
sociedad, y de cualquier clase social, un sentimiento de poder que muchos no saben manejar.
Según el informe de Violencia de Género en Colombia del Minsiterio de Salud. 4
Se ha encontrado una relación de magnitud moderada entre el embarazo no planeado y la
violencia intrafamiliar, la cual se puede explicar porque algunas mujeres quedaron
embarazadas en forma no intencional como resultado directo de un caso de abuso sexual. Sin
embargo, el maltrato físico también se relaciona con un elevado riesgo de tener un embarazo
no planeado.
Analizando las cifras del Dane para el trimestre comprendido entre febrero y abril de 2015, el
país registró una tasa de desocupación de las mujeres del 12,4 por ciento, frente al 7,1 por
ciento de los hombres. Esto significa que entre ambos sexos hay una brecha de 5,3 puntos
porcentuales en materia de desempleo y que va en contra de la mujer. O en otras palabras, por
cada hombre desocupado en edad de trabajar que hay en territorio colombiano, casi dos
mujeres lo están.5
Según el Dane, la principal rama de actividad para las mujeres ocupadas en Colombia en dicho
periodo fue comercio, hoteles y restaurantes, con 33,6 por ciento; en tanto que para los
hombres ocupados fue agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca, con 22,5 por ciento.
Con estadísticas como estas se evidencia la disparidad laboral y el desbalance que tienen las
economías del mundo para incluir el rol de la mujer en el desarrollo económico. Esta situación
se ha visto agravada, en los últimos años, por el incremento cada vez mayor del desempleo en
Colombia. Pero entonces, ¿Qué podemos hacer para proteger a nuestras mujeres, nuestros
niños de estas y situaciones de desigualdad y de injusticia, que aumentan la brecha de
pobreza y violencia en nuestro país?
“Mujeres Valientes frente a la vida, a la opción del amor sobre el egoismo y el miedo. Mujer
fuerte y entregada que no abandonas la esperanza y no ahogas el futuro en un sin fin de
disculpas y evasiones. Mujer más mujer que ninguna... más poderosa que todas! Fidelidad,
esperanza, dulzura, fortaleza, valentía.. reunes todo lo que eres en una sola palabra: AMOR.”
Fundación Educares, 2016.
4 https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VS/ED/GCFI/Salud-Violencias-Genero-Resultados.pdf
5 http://www.vanguardia.com/colombia/315616-mujeres-siguen-siendo-relegadas-por-la-economia